"A más cómo, menos por qué" es un aforismo que da título a uno de los magníficos libros de Jorge Wagensberg, el profesor de física de la Universidad de Barcelona, que incluye "747 reflexiones con la intención de comprender lo fundamental, lo natural y lo cultural". Algunas absolutamente magistrales, aunque por desgracia, poco practicadas. Por ejemplo:
- “ una buena organización humana es la que inspira a sus funcionarios a ser exigente con sus superiores y comprensivos con sus inferiores.
- “El primer gesto de un científico antes de levantarse por la mañana, es reírse de su maestro”. “ El último gesto de higiene de un científico antes de acostarse por la noche es reírse de sí mismo”.
Si hay una palabra sobreutilizada en este país es Innovación: da nombre a líneas de investigación, ministerios, consejerías, o proyectos diversos, pero en muchas ocasiones no deja de ser una declaración de buenos propósitos. Wagensberg en su libro define la innovación superflua: "la que supera la selección natural sin aportar ninguna ventaja contra la incertidumbre del momento".
Richard Smith reflexionaba sobre este tema en su blog del BMJ hace unos días: “Time for medicine to move from “why questions” to “ how questions”. Porque si hay un sector donde se precisa pasar del Qué al Como, es el sanitario.
Utilizando el ejemplo de la financiación en Estados Unidos de proyectos de investigación en nutrición, Smith aporta los datos esclarecedores de Alan Berg, del Banco Mundial: el 67% de los proyectos se dedicaban a investigar el “Qué” y menos de un 2% al “ Cómo”. Sin embargo es el “cómo” el que cambia el mundo. Porque las respuestas al “qué y al por qué” no sirven de nada si no sabemos “como” hacerlo. Como señala Smith, una idea que no es implementada , no es que sea inútil, es peor que inútil, porque estimula el cinismo : “¿ por qué molestarse en implantar una nueva idea, puesto que antes de implementarla ya habrá otra nueva? “
Los servicios sanitarios y sus responsables han abusado durante años de ese exceso de innovación superflua: con cada cambio de gobierno se aspira a pasar a la posteridad inventando de nuevo la rueda, cuando aún no se ha implantado la anterior. El resultado es cada vez más frustrante para los profesionales, exhaustos de tanto cambio como decía el BMJ hace años.
Buena parte de esa responsabilidad recae también, como señala Smith, en las revistas científicas, siempre deslumbradas por la investigación del “por qué”, centrada en las ciencias básicas. Es casi imposible encontrar publicaciones de implementación de ideas en las revistas más prestigiosas, como es difícil que los planes, modelos o innovaciones que aspiran a poner en marcha las organizaciones se acompañen de formación adecuada en implementación. Es llamativo que buenas ideas sobre el papel ( desde políticas de uso adecuado de medicamentos a procesos de audit clínico, desde introducción de tecnologías de la información a procedimientos de centralización de compras ) carezcan a menudo de un adecuado plan de operaciones, algo que sería impensable en otro tipo de organizaciones , mucho menos complejas.
- “El primer gesto de un científico antes de levantarse por la mañana, es reírse de su maestro”. “ El último gesto de higiene de un científico antes de acostarse por la noche es reírse de sí mismo”.
Si hay una palabra sobreutilizada en este país es Innovación: da nombre a líneas de investigación, ministerios, consejerías, o proyectos diversos, pero en muchas ocasiones no deja de ser una declaración de buenos propósitos. Wagensberg en su libro define la innovación superflua: "la que supera la selección natural sin aportar ninguna ventaja contra la incertidumbre del momento".
Richard Smith reflexionaba sobre este tema en su blog del BMJ hace unos días: “Time for medicine to move from “why questions” to “ how questions”. Porque si hay un sector donde se precisa pasar del Qué al Como, es el sanitario.
Utilizando el ejemplo de la financiación en Estados Unidos de proyectos de investigación en nutrición, Smith aporta los datos esclarecedores de Alan Berg, del Banco Mundial: el 67% de los proyectos se dedicaban a investigar el “Qué” y menos de un 2% al “ Cómo”. Sin embargo es el “cómo” el que cambia el mundo. Porque las respuestas al “qué y al por qué” no sirven de nada si no sabemos “como” hacerlo. Como señala Smith, una idea que no es implementada , no es que sea inútil, es peor que inútil, porque estimula el cinismo : “¿ por qué molestarse en implantar una nueva idea, puesto que antes de implementarla ya habrá otra nueva? “
Los servicios sanitarios y sus responsables han abusado durante años de ese exceso de innovación superflua: con cada cambio de gobierno se aspira a pasar a la posteridad inventando de nuevo la rueda, cuando aún no se ha implantado la anterior. El resultado es cada vez más frustrante para los profesionales, exhaustos de tanto cambio como decía el BMJ hace años.
Buena parte de esa responsabilidad recae también, como señala Smith, en las revistas científicas, siempre deslumbradas por la investigación del “por qué”, centrada en las ciencias básicas. Es casi imposible encontrar publicaciones de implementación de ideas en las revistas más prestigiosas, como es difícil que los planes, modelos o innovaciones que aspiran a poner en marcha las organizaciones se acompañen de formación adecuada en implementación. Es llamativo que buenas ideas sobre el papel ( desde políticas de uso adecuado de medicamentos a procesos de audit clínico, desde introducción de tecnologías de la información a procedimientos de centralización de compras ) carezcan a menudo de un adecuado plan de operaciones, algo que sería impensable en otro tipo de organizaciones , mucho menos complejas.
La difusión e implantación de innovaciones y cambios tiene además un marco teórico sólido. Desde los clásicos trabajos de Everett Rogers a las aportaciones de investigadoras como Trisha Greenhalgh en los sistemas sanitarios, se sabe mucho sobre “el cómo” debe hacerse el proceso de implantación de una innovación.
Para acabar el módulo de gestión de nuestro máster en salud pública ( Europubhealth) los alumnos deben elaborar un plan de operaciones; por ejemplo el de la organización de un concierto. Paradójico que algo que indispensable en cualquier otro sector sea tan difícil de asimilar en el sistema sanitario.
Para acabar el módulo de gestión de nuestro máster en salud pública ( Europubhealth) los alumnos deben elaborar un plan de operaciones; por ejemplo el de la organización de un concierto. Paradójico que algo que indispensable en cualquier otro sector sea tan difícil de asimilar en el sistema sanitario.
Totalmente de acuerdo, Sergio. La implantación de las estrategias es siempre mucho más difícil que su formulación, y me parece que pasa en todas las organizaciones, no sólo en las sanitarias. Intuyo que el motivo es que las preguntas del “qué” o del “por qué”, las que buscan la causa última de cualquier fenómeno, además de que son más glamurosas, como dice Richard Smith, son más fáciles de contestar porque para ello hay que usar básicamente la razón. Sin embargo para contestar a las preguntas del “cómo” hay que usar razón y un componente muy alto de experiencia subjetiva, intuición o incluso emoción. Y esto es muy difícil de formular y una vez formulado casi imposible de acertar.
ResponderEliminarCreo que esto lo comparte Wagensberg, que tiene una visión muy amplia de los componentes que intervienen en la explicación de todos los fenómenos, de los que la razón es sólo uno de ellos. En otro de sus aforismos dice que“La causalidad es la derrota de cualquier otro tipo de inteligibilidad”. Aplicándolo a lo de antes creo que está diciendo que cuando es suficiente con la razón para explicar algo estamos encontrando su causa (el por qué); pero cuando la forma de entenderlo implica aplicar otros componentes de la naturaleza humana además de la razón el resultado ya no es la causa. Esto es lo que pasa cuando buscamos responder al “cómo”.
Por cierto, me imagino que lo sabes, pero Wagensberg acaba de publicar su tercer libro de aforismos hace dos o tres semanas: "Más árboles que ramas: 1116 aformismos para navegar por la realidad". Sólo con sus tres libros de aforismos debería estar en el pódium de los mayores intelectuales españoles de los últimos 25 años. Su capacidad para captar la esencia de las cosas más complicadas y hacerlas inteligibles para cualquiera es envidiable y comparable a poquísimos pensadores, no sólo españoles. Pero curiosamente (o no) no es demasiado conocido por el gran público. Una pena.
Si, Guillermo , tienes razón. Wagensberg es sin duda alguna uno de los mayores intelectuales de este país.Realiza una extraordinaria divulgación científica, la que hace sencillo lo dificil, la que acerca conceptos muy complejos a personas que nunca los entenderían si no fuera por su inteligente manera de explicarla. Sin embargo, apenas es conocido como coemntas por la población.Que yo sepa, escribe esporádicamente en el Pais ( no como esos expertos en todo que escriben de todo a cualquier hora), y aún más esporádicamente en el programa de Onda Cero de Julia Otero. Allí es muy regocijante escucharle: habitualmente la tertulia está monopolizada por los habituales "sabios" que de todo saben: desde la pintura del renacimiento,a los recortes sanitarios, pasando por las piruetas de Messi. Wagebsberg interviene cuando se habla de ciencia. Otros podrian aprender a tener callada la boca y no decir tantas estupideces, pero no aprenden claro.
ResponderEliminarMuchas gracias por la sugerencia. El último libro que leí de él ( también magnífico) fue Yo, lo superfluo y el error
Queda apuntado
un saludo