domingo, 22 de abril de 2012

El futuro no es lo que solía ser

Poner en valor lo que tiene mucho en valor, puesto que no hay cosa que tenga más valor que una medicina que cura enfermedades. Hemos adoptado una medida que ya estaba adoptada…”

Este interesante discurso no forma parte de un capítulo de Barrio Sésamo ni tampoco a ninguna antología del gran Yogi Berra ( el autor de aquellos maravillosos aforismos como “el juego no se acaba hasta que se termina” o el no menos grande de "el futuro no es lo que solía ser"), sino de la reciente comparecencia de la actual Ministra de sanidad española, Ana Mato, ante la aprobación de las medidas del gobierno español para incrementar el copago farmacéutico. La medida aprobada dista de ser sencilla de entender y aún menos de aplicar. En un sistema sanitario “balcánico”, con diecisiete sistemas sanitarios sin coordinación, conseguir establecer diferentes tramos de copago en función de la renta de los ciudadanos no parece que vaya a ser tarea fácil.
El propio ministerio considera que el cambio estará en vigor en un par de meses, previsión bastante optimista, teniendo en cuenta que requiere poner a disposición del sistema sanitario la información fiscal sobre la renta de pensionistas y activos. Al margen de las consideraciones de carácter legal sobre la medida, es razonable pensar que implantar una medida semejante no será ni fácil ni barato, y además hará aún más farragosas y burocráticas las consultas de los médicos de familia, ya de por si bastante  colapsadas.
Es hilarante comprobar con que facilidad ven el proceso de implantación de la medida los generadores de opinión pública, periodistas y tertulianos de los medios de comunicación españoles, esos sabios que de todo saben gracias a algún extraño milagro (en la tertulia de Julia Otero sobre los recortes, por ejemplo, participaban tres grandes expertos en la materia: un militar retirado, un aficionado al arte, y un periodista). Curioso país en los que buena parte de la decisión y la información sobre asuntos tan complejos como es el sistema sanitario y su financiación esté en  manos de personas con tan escasos conocimientos sobre el terreno que pisan.
En uno de los trabajos realizados por los alumnos de nuestro Máster de Salud Pública, analizaron la formación, previa a su nombramiento, de los ministros de sanidad españoles  a lo largo del periodo democrático. Es ilustrativo repasarlos.
De los 18 ministros de sanidad y hierbas afines ( consumo, bienestar social, servicios sociales, igualdad) 7 eran licenciados en derecho, 3 en economía, 1 en derecho y economía, 1 en economía e ingeniería industrial, 2 en medicina, 1 en físicas, 1 en sociología, 1 sin licenciatura alguna y otra con dudas de que llegara a culminarla.
Por supuesto llama la atención que solo 2 de 18 hayan sido médicos. Es impensable imaginar un gobierno donde el ministro de Economía pueda ser sociólogo,  y mucho menos carecer de estudios superiores. De Guindos es un tipo que me produce recelo, con esa pinta de tiburón de Wall Street, y esos oscuros antecedentes con el lado oscuro de la economía ( Lehman Brothers). Pero aparenta saber de lo que habla. Lo que no ocurre con su compañera Mato, metida en un traje que le viene grande, como ocurrió con su antecesora, la no menos célebre Pajín.
Albert Jovell siempre ha defendido la idea de que el ministerio de sanidad debería ser dirigido por  un médico, opinión con la que coincido en buena medida. Pero siendo sorprendente el hecho de que solo 2 de 18 ministros de sanidad procedan del ámbito sanitario ( el 10%), aún sorprende más la escasa relevancia del conjunto de ministros, donde el número de éstos que han dejado cierta huella y muestras de competencia se cuentan con los dedos de una mano. No deja de ser llamativo que el informe sanitario de mayor trascendencia lleva el nombre de un ministro de Economía (Abril Martorell). En este país ha habido, hay y habrá, afortunadamente, muchas cabezas brillantes que sepan de sanidad y sean capaces de gestionarla con acierto, de todas las tendencias políticas. Pero lo llamativo es que casi siempre, la sanidad es considerada como una cuestión menor que puede ser dirigida, casi, por cualquiera. Las consecuencias, como vemos, las pagamos todos.

13 comentarios:

  1. Los ministerios que recaudan (Trabajo, Hacienda) siempre son más importantes que los que gastan, como Sanidad. Y más, si gastan poco debido a las transferencias. El peso del ministro de sanidad de turno depende de su poder interno o de su prestigio en el partido (caso de Ernest Lluch o Ana Pastor). Y de su habilidad para gestionar los marrones (meningitis, vacas locas, gripe A). No es tan importante que sea médico, aunque yo prefiero que sea sanitario y licenciado (vale también farmacéutico, veterinario o bioquímico). P. ej. Elena Salgado no fue mala gestora y, desde el punto de vista de la salud pública, tenía las ideas más claras sobre la promoción de hábitos saludables tabaco, alcohol, sal, grasas, etc.)que muchos médicos (me consta que incluso en el Ministerio la tildaban de talibana). En cambio, Ana Pastor, que sí es médico, se dedicó más a impulsar leyes estructurales (Estatuto Marco, Cohesión y Calidad, Profesiones Sanitarias, Autonomía). Lo difícil es encontrar alguien que le dé a todo. Mato lo tiene difícil, pero más que por falta de capacidad personal, porque su equipo no es para tirar cohetes. Al tiempo.

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  2. Hola Sergio. Yo no estoy de acuerdo con que para ser un buen ministro de sanidad haya que ser médico. Igual que para ser un buen ministro de defensa no hace falta ser general o para ser un buen ministro de agricultura haya que haber sido agricultor. En mi opinión un ministro tiene tres tareas principales: (i) impulsar políticas (a ser posible basadas en el programa electoral o al menos en el ideario del partido que sostiene al gobierno); (ii) tomar decisiones en relación a la implantación de esas políticas (a ser posible compatibles con dichas políticas) y (iii) comunicar las dos tareas anteriores a la ciudadanía. Para las tres tareas es imprescindible rodearse de un equipo y de asesores muy técnicos que le ayuden en el día a día. Pero el ministro básicamente debe de ser un buen gestor que tenga claros los principios fundamentales de la política del gobierno (cuando los hay, cosa que no siempre pasa) y aplicarse a las tres tareas que debe ejercer rodeándose y dejándose aconsejar por los mejores técnicos en cada materia. A veces incluso podría pasar que ser médico para sanidad o general para defensa pudiera ser contraproducente desde un punto de vista de toma de decisiones generales objetivas. ¿Por qué? Porque normalmente si ha llegado a ministro normalmente no será el mayor experto en sanidad del mundo por muy médico que sea (o el mayor experto en defensa por muy general que sea) y sin embargo estará mucho más tentado de discutir las cuestiones técnicas con sus equipos técnicos que sí tendrían que estar formados por los mejores de entre los mejores.
    Para mi un buen ministro de sanidad (como de cualquier otra cosa) desde el punto de vista de formación tiene que tener unos conocimientos medio/altos de economía, básicos de derecho e historia y un conocimiento avanzado de inglés. Y luego una serie de habilidades o competencias mínimas en visión a largo plazo, capacidad de análisis, capacidad de comunicación, integridad personal y honestidad. Y por supuesto inteligencia o talento mayor que la media. Por eso tengo dudas de que si la ministra fuera médico no habría hecho las interesantes declaraciones que comentas.

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  3. Yo no sé si es necesario ser médico para ser ministro de sanidad, lo que sí que tengo claro es que ayudaría a saber de qué se habla (cosa que queda claro que no ocurre con la ministra actual... tal sólo basta escuchar el podcast de su intervención tras el consejo interterritorial o la entrevista que le hicieron un día después en Onda Cero...).
    Lo que ocurre con el ministerio de sanidad en sus tres últimas designaciones parece responder a que este ministerio se haya convertido en el "ministerio de los favores prestados", de tal forma que lo importante no sólo no es ser médico/sanitario/competente, sino haber prestado unos servicios al partido en cuestión que hayan sido de notable importancia por algún motivo...

    un ministerio de plastilina con ministros de juguete, la verdad...

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  4. Muchas gracias a los dos por tan pertinentes matizaciones.Es cierto que se puede ser buen ministro de sanidad y no ser médico.De los pocos ministros de sanidad competentes que hemos tenido predominan los que no eran médicos.Quedaría por saber, claro, que hubiera ocurrido si en lugar de los que hemos tenido hubiera habido más médicos competentes. Pero de la misma forma que no debería ser criterio de exclusión el no ser médico, creo que no es dificilmente justificable que en un ministerio tan técnico y complejo solo 2 de 18 pertenezcan al sector sanitario.Posiblemente no sea casual y responda a ese especial recelo que despierta en los políticos la opción de colocar a un médico a dirigir la sanidad del país.
    Pero mi comentario no iba fundamentalmente en esa dirección.
    En mi modesta opinión, el palmarés de ministros de sanidad que ha tenido este país no se corresponde en modo alguno con las posibilidades que ha tenido y tiene. Estoy de acuerdo en que la gestión de un ministerio semejante depende mucho más de los equipos que se formen que de las cabezas visibles que lo representen. Pero, aceptando las competencias que en cierta forma bosqueja Guillermo, considero que un buen ministro debería cumplir aceptablemente los papeles que definía Mintzberg para un buen gestor: representar la autoridad formal, ser lider, cabeza visible, enlace, detector, propagador y portavoz de información, además de resolver problemas, distribuir trabajo y ser capez de negociar. La evalución de estos aspectos en la mayor parte de los ministros que hemos tenido es , desde mi punto de vista, negativa. Y tanto el PP como el PSOE han tenido y tienen gente mucho más cualificada ( sea o no médico) para dirigir algo tan dificil como la sanidad
    Muchas gracias una vez más y saludos cordiales

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  5. Muchas gracias Javi. Creo que lo has definido perfectamente. Es el ministerio de los favores prestados...al partido.

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  6. Otro paso más hacia la privatización de servicios, como están deseando los colegios. Dinero público gestionado de manera privada (más) descaradamente. Para ser ministro primero hay que saber aguantar chaparrones y saber callar, no dar problemas a los superiores etc., como buen funcionario con cualquier carnet. Si eres un poco analfableto te dan más puntos, las cabezas pensantes están mal vistas por los finaciadores de las campañas políticas (empresarios, banqueros, iglesia y otros entes por determinar).
    Pon de ministro un médico o un farmacéutico sin colegiar, de esos que no tragan a la industria y verás el ahorro en los concursos, sobraría tanto dinero que no sabríamos en qué gastarlo. Pero a esos los crucifican antes de brotar, por si acaso.
    El copago es un parche, al final los pensionistas sin dinero seguirán sin pagar un duro, como huérfanos, madres solteras, gitanos, rumanos, sin papeles varios etc. independientemente de que tengan dinero o no realmente. Pagan los de en medio siempre, como en hacienda que son los menos votos que perderían.
    Quitar el senado, la dotación económica de la casa real, autoabastecernos de medicamentos, implementar la dosis unitaria en todos los nieveles asistenciales, centralizar el sistema de salud e IGUALAR los sueldos de los funcionarios, mandar a la puñetera calle a todos los interinos sin formación sobrinos, primos y cuñados. Eso ahorra dinero, el copago es una bomba de humo, que por lo menos para concienciar los kilos de medicamentos que van al Sigre valdrá, algo es algo.
    Que quiten el tabaco de en medio, verás que gusto de sanidad. Y luego los complementos específicos "difusos" de las nóminas gordas, de los voluntarios a ministro.

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  7. Sergio, permíteme discrepar. Yo sí creo que lo que se ha dicho forma parte de un capítulo de Barrio Sésamo, con sonrisa y todo. Ocurre que la ministra sabe conjugar la gravedad de sus decisiones con la candidez de la infancia que le supone al país. “Poner en valor lo que tiene mucho en valor” es algo que ha de aprenderse en todas las escuelas de España porque es algo importante, de valor, valioso incluso. Todo un descubrimiento.
    Y disiento también de la necesidad de que quien dice esas cosas tan elocuentes haya de ser médico. Casi mejor que no… por serlo nosotros. Yo no me veo con semejante capacidad de llamarle al pan, pan y al vino, vino, como dijo Rajoy que haría (ya vemos que lo está haciendo todos los días) y como hace esta ministra. Al valor hay que llamarle valor, aunque haya hay osados que hagan crítica fácil de ello.
    Los buenos programas de eficiencia, como los que se dieron en lugares de Polonia en los años cuarenta no fueron dirigidos propiamente por médicos, aunque contaran con su excelente apoyo. Hay que recordar que a Himmler, por ejemplo, un claro modelo donde los haya, lo que le gustaba propiamente era la agricultura. No creo que si fuera médico lograra mayor capacidad industrial a la hora de promover una selección acelerada. Ahora nos encontramos con la cuestión de la ineficacia e ineficiencia de los viejos, que son improductivos y gravan la economía como nos han dicho esas lumbreras que nos dirigen. Y no se da entendido que haya que hacer algo. Y es que Lagarde y los demás tampoco van a tener que aclararlo todo al detalle. Como si no tuvieran que dedicarse a lo general. ¿Son valiosos los viejos? No. Son costosos, así que… “a poner en valor lo que tiene valor”.
    Por todo esto discrepo también con el título de tu post (excelente, como siempre); yo creo que el futuro tiene probabilidades, si no lo remediamos entre todos, de repetir el pasado, de ser lo que solía ser; de ser barbarie.

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  8. En ocasiones la realidad se empeña en hablar de lo que tratamos en los blogs (que también es realidad)... y nos pone a un médico explicando las decisiones del Ministerio de Sanidad: http://www.rtve.es/noticias/20120423/echainz-sobre-tarjeta-sanitaria-extranjeros-se-les-exige-mismo-espanoles-ser-ciudadanos/518018.shtml
    Mucho más claro que la Ministra (la que ocupa el cargo, no sé si la que toma las decisiones), pero el contenido... da miedo...

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  9. Muchas gracias por vuestros comentarios. Insisto en cualquier caso en que el principal objetivo del post era reflexionar sobre si las personas que han dirigido la sanidad española hansido las más cualficadas para ello. Silas que han tenido la responsabilidad de hacerlo en los últimos cuatro años ( los más complicados de nuestra democracia) tiene capacitación acorde a los enormes problemas con los que han de enfrentarse. A mitambién , como dice Javier, me daría pavor asumir una responsabilidad semejante.
    Del repaso de los ministros de sanidad que hicieron los alumnos de nuestro máster me surgí esa pregunta: ¿fueron y son los más comepetentes para dirigir la política sanitaria de este país? Y la respuesta en mi opinión es, salvo honrosas excepciones, no. Ni por su formación previa ni por el legado que dejaron.
    Muchas gracias y saludos.

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  10. Es curioso como siempre que se toman medidas en sanidad y/o salud, nunca estaremos de acuerdo con ellas. Es decir; ¿en que mundo viven los equipos técnicos de los que se rodean nuestros ministros? ¿Lo hacen siempre mal a cosa hecha? Sea cual sea el color del partido.
    Más que que sea médico, farmacéutico, enfermero... es que haya ejercido; que sepa qué se cuece a los niveles más bajos del sistema de salud, que conozca los problemas del trabajo diario en un centro de salud o en un hospital, los 5 minutos por paciente, el diraya que no funciona bien, receta XXI (desde prescripciones de por vida, al "llevese este medicamento, que le toca").

    Por último, no somos capaces de tener una red Nacional de Historiales único; ni de prescripción, ni de compras de medicamentos... ¿De donde, en cuanto tiempo y a que coste vamsos a conseguir un sistema de prescripción que tenga en cuenta la renta de los ciudadanos?

    En fin... reflexiones.

    Saludos

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  11. Lo relevante es que al frente del Ministerio del cual dependa tu actividad el responsable tenga peso político en el gobierno de turno si en tu sector son necesarias realizar reformas estructurales. Por ello, además de tener peso político debería tener conocimiento, "modales" y coraje... Visto lo visto un "mirlo blanco"

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  12. A mí me parece que se da una disociación importante entre muchos gestores (sean o no médicos) y médicos asistenciales. Si bien es una obviedad que alguien ha de tomar decisiones y que debe contar con asesores de confianza, creo que con demasiada frecuencia esa confianza no se da en un saber profesional sino en relaciones de afinidad política o de simple amistad.
    Yo sólo tengo la experiencia de lo vivido en mi hospital, pero no creo que sea única: un gerente y su equipo directivo con sus indicadores y hojas excel incomunicados del hospital que dirigen o recibiendo sólo las noticias que desean oir.
    El problema esencial que he visto con las sucesivas gerencias, con independencia de su afinidad política, es que ni hablan ni escuchan. Las sugerencias que no proceden del círculo de afines (que a veces persisten con independencia de signo político) son vistas como críticas anti-hospital.
    La politización ha discurrido hacia abajo pero en el peor de los sentidos, fomentando silencio y adulación.
    No es extraño que una ministra se permita hablar como en barrio Sésamo.

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  13. buenas noches, recien descubierto el blog a traves de twitter y recien añadido al reader me atrevo a hacer dos consideraciones. En primer lugar, el sistema sanitario cuenta con multitud de profesionales, diplomados y licenciados que hacen posible su funcionamiento. El hecho de que un medico tenga un conocimiento mas exacto sobre que tipo de antibioterapia es la mas adecuada para algun tipo de neumonia no le capacita sobre gestion mas que a un biologo, a un farmaceutico o a un enfermero. Y por otro lado, no estoy de acuerdo en que sea deseable alguna titulacion sanitaria a la hora de tomar decisiones politicas del nivel de consejerias o ministerios, de hecho, algo asi puede incluso ser contraproducente. A esos niveles lo necesario es una etica integra o una jerarquia de valores clara y justa, a la hora de tomar decisiones politicas es lo que importa, y no el hecho de tener determinada formacion. Por lo demas le felicito por el blog, cuenta desde hoy con un follower mas....

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