viernes, 7 de septiembre de 2012

Heterónimos sanitarios

O poeta é um fingidor
Finge tão completamente
Que chega a fingir que é dor
A dor que deveras sente.
E os que lêem o que escreve
Na dor lida sentem bem,
Não as duas que ele teve
Mas só a que eles não tem.
Autopsicografía. Fernando Pessoa.


Cuentan que en la época en que los conciertos de los Beatles despertaban una expectación rayana en la histeria, el griterío de la gente impedía entender nada de lo que el grupo cantaba. En un concierto en el Shea Stadium en Londres delante de 50.000 gritones que no escuchaban nada, Lennon empezó a tocar I’m down aporreando el órgano con uno de sus codos: nadie apreció la diferencia. Una buena composición creada por un hombre de gran talento, tuvo un resultado horrible del que nadie se dio cuenta.
La anécdota era comentada por Robert Hirchstick ( del departamento de Medicina de Nortwestern University) en JAMA hace unas semanas, como ejemplo de los cambios que están suponiendo las historias electrónicas en la práctica de la medicina.
En los tiempos en que solo existían historias en papel, su redacción era trabajosa e incómoda, por lo que tendía a evitarse lo superfluo; la información era a veces demasiado esquemática, pero solía ser relevante.
La escritura a través de ordenador tiene diabólicos y tentadores recursos: uno de los más peligrosos es el inevitable corta y pega al que todos recurrimos. Pero su uso abusivo está convirtiendo las historias electrónicas, al menos en Estados Unidos, en jardines cubiertos de inútil hojarasca , en el que cada vez es más difícil discriminar el grano de la paja. La afición a recolectar y depositar todo tipo de dato, descripción o farfolla no es exclusivo en modo alguno de la cumplimentación de la historia electrónica. El virus del “corta y pega” se propaga de forma masiva a la hora de redactar cualquier tipo de trabajo científico, informe o memoria. Estamos llegando a la paradójica situación en que escuelas de negocios y cursos de gestión, recomiendan que cualquier informe vaya siempre precedido de un resumen ejecutivo de apenas 1 o 2 páginas, en la certeza de que es lo único que se leerá aquel a quien debemos entregar nuestro trabajo.  Ni siquiera la obligación a ajustarse a los 140 caracteres del NNT ( Number needed to tweet) ha modificado nuestro impulso natural a llenar nuestros escritos de “corta y pegas”, como señala Hirchstick.
Según éste, es cada vez más habitual que en cada registro de la historia de un paciente ingresado aparezcan datos e información de encuentros previos, de pruebas realizadas y reflejadas una y otra vez , hasta el punto en que resulta difícil establecer la secuencia temporal de la atención y evolución del paciente. El objetivo del registro parece no tanto el de poder ser leído y consultado, como el de tener siempre preparado el informe de alta. Al margen de cualquier otra consideración, las posibilidades de error se multiplican y las amenazas a la seguridad clínica aumentan.
Según informaba el Pais la semana pasada, la  entrada en vigor del Real Decreto Ley 16/2012 puede llevar a personas con derecho a la asistencia a ceder su tarjeta sanitaria a familiares, amigos o conocidos en situación irregular para poder acceder al sistema. En este caso, las historias clínicas podrían acabar convirtiéndose en batiburrillos de datos procedentes de una retahíla de pacientes, en  los que la gripe de uno, podría mezclarse con la diabetes del otro o la leismaniosis del de más allá.
El maravilloso poeta portugués Fernando Pessoa construyó su obra poética diversificando su talento en múltiples heterónimos, cada uno con una voz y estilo propio: si no resulta fácil en un poema suyo diferenciar si lo escribe el heterónimo Caeiro o el no menos brillante Reis, aún más difícil resultaría identificar en una historia  española a que emigrante indocumentado corresponde un determinado párrafo.
Una historia compartida, no con un paciente sino con una comunidad, sería en cualquier caso puede ser una grave amenaza para la seguridad de los pacientes. Pero a estas alturas de la película, ¿a quien importa ya la seguridad?

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