Juan Simó ( posiblemente la persona que mejor ha estudiado la evolución presupuestaria del sistema nacional de salud) lleva desde principios de año aportando su contribución personal al análisis de situación de la Atención Primaria en España. A través de un cuestionario semiestructurado cumplimentado por profesionales procedentes de diversos ámbitos ( clínico, docente, investigador, gestor,…) ha ido construyendo un rico tapiz que permite hacerse una idea quizá aún borrosa, de la percepción dominante respecto a la Atención Primaria de nuestro país. Por su blog han pasado gente tan relevante como Benjamín Abarca, Vicente Baos, Julio Bonis, Francesc Borrell, Verónica Casado, Josep Casajuana, Enrique Gavilán, Juan Gervas, Francisco Hernansanz, José Luis Listerri, Rosa Magallón, Amando Martín Zurro, Luis Palomo, Benjamín Pérez Franco, Albert Planes, José Ramón Repullo, Ángel Ruiz Téllez, Roberto Sánchez, Andreu Segura, el propio Juan Simó, José Luis Turabián, y José Ramón Vázquez Díaz, Esta semana Salud , dinero y Atención primaria publica mi punto de vista sobre la cuestión que pare el interesado puede consultarse aquí. Aún quedan por pasar Carlos Álvarez Daudet, Rogelio Alitisent, Beatriz González, Juan José Rodríguez Sendín, Ricard Meneu, Ana Clavería y Josep Basora.
La fotografía que se obtiene es deprimente: la atención primaria dista mucho de ser el centro del sistema, el conductor del sistema sanitario, ni tan siquiera la `puerta de entrada al mismo. Incluso alguno de los entrevistados llega a definirla como “ el culo del sistema sanitario”, algo de lo que nadie quiere estar cerca pero todo el mundo lo considera necesario. Una descripción algo escatológica, quizá excesiva, pero sin duda significativa de cual es la percepción existente.
Por desgracia los últimos datos procedentes del propio Ministerio de Sanidad ( y demás hierbas), la Estadística de Gasto Sanitario público de 2012, confirma que hay razones para el desaliento. Para empezar y por si alguien aún tenía dudas , el gasto sanitario público consolidado pasó de ser de 66.918 millones de euros en 2008 a 64.150 millones en 2012; el gasto por habitante descendió de 1450 euros a 1357, siempre a la espera de que las nuevas medidas estrucrurales que preconiza e impone el FMI a sus obedientes siervos, vuelva a darle un definitivo hachazo en los próximos años. Todo ello sin contar con aspectos “menores”, como que la reducción del gasto sanitario público sea más acentuada que la reducción del PIB, o que el inevitable crecimiento de los costes en ese escenario haga cada vez más insostenible la situación. La demolición del sistema público marcha viento en popa con la inestimable colaboración de todas las comunidades autónomas.
El deliberado proceso de proletarización y precariedad de los profesionales también progresa adecuadamente, algo que cualquiera puede comprobar comparando estos días sus declaraciones de Hacienda con la de hace unos años. En datos globales la remuneración de personal ha descendido de 29.186 millones de euros en 2008 a 27984 en 2012.
Pero volviendo a la atención primaria y su comprometida situación, el informe del Ministerio confirma ese gran interés que tienen todos los políticos de este país por la atención primaria cuando inauguran congresos: mientras el gasto sanitario público en servicios hospitalarios y especializado aumentó de 37.018 millones de euros en 2008 a 38.908 en 2012 (un 5% ), el correspondiente a atención primaria se redujo de 10.396 a 9.505 millones de euros en el mismo periodo ( un 9% de reducción ). De paso se redujo globalmente otro 0.7% del porcentaje del gasto de atención primaria con respecto al gasto sanitario público global, porcentaje que lleva reduciéndose sin descanso desde hace más de una década. Si hay que recortar, mejor hacerlo en esa gente callada y obediente que nunca se entera ( ni se queja) de lo que pasa, en lugar de hacerlo en los prestigiosos especialistas que dan a los políticos las únicas alegrías en el telediario en esta época de zozobra; no hay que incomodar a los que practican procedimientos de vanguardia ( aunque no hayan demostrado su efectividad) y promocionan todo tipo de tratamientos y cribados innecesarios.
La fotografía que se obtiene es deprimente: la atención primaria dista mucho de ser el centro del sistema, el conductor del sistema sanitario, ni tan siquiera la `puerta de entrada al mismo. Incluso alguno de los entrevistados llega a definirla como “ el culo del sistema sanitario”, algo de lo que nadie quiere estar cerca pero todo el mundo lo considera necesario. Una descripción algo escatológica, quizá excesiva, pero sin duda significativa de cual es la percepción existente.
Por desgracia los últimos datos procedentes del propio Ministerio de Sanidad ( y demás hierbas), la Estadística de Gasto Sanitario público de 2012, confirma que hay razones para el desaliento. Para empezar y por si alguien aún tenía dudas , el gasto sanitario público consolidado pasó de ser de 66.918 millones de euros en 2008 a 64.150 millones en 2012; el gasto por habitante descendió de 1450 euros a 1357, siempre a la espera de que las nuevas medidas estrucrurales que preconiza e impone el FMI a sus obedientes siervos, vuelva a darle un definitivo hachazo en los próximos años. Todo ello sin contar con aspectos “menores”, como que la reducción del gasto sanitario público sea más acentuada que la reducción del PIB, o que el inevitable crecimiento de los costes en ese escenario haga cada vez más insostenible la situación. La demolición del sistema público marcha viento en popa con la inestimable colaboración de todas las comunidades autónomas.
El deliberado proceso de proletarización y precariedad de los profesionales también progresa adecuadamente, algo que cualquiera puede comprobar comparando estos días sus declaraciones de Hacienda con la de hace unos años. En datos globales la remuneración de personal ha descendido de 29.186 millones de euros en 2008 a 27984 en 2012.
Pero volviendo a la atención primaria y su comprometida situación, el informe del Ministerio confirma ese gran interés que tienen todos los políticos de este país por la atención primaria cuando inauguran congresos: mientras el gasto sanitario público en servicios hospitalarios y especializado aumentó de 37.018 millones de euros en 2008 a 38.908 en 2012 (un 5% ), el correspondiente a atención primaria se redujo de 10.396 a 9.505 millones de euros en el mismo periodo ( un 9% de reducción ). De paso se redujo globalmente otro 0.7% del porcentaje del gasto de atención primaria con respecto al gasto sanitario público global, porcentaje que lleva reduciéndose sin descanso desde hace más de una década. Si hay que recortar, mejor hacerlo en esa gente callada y obediente que nunca se entera ( ni se queja) de lo que pasa, en lugar de hacerlo en los prestigiosos especialistas que dan a los políticos las únicas alegrías en el telediario en esta época de zozobra; no hay que incomodar a los que practican procedimientos de vanguardia ( aunque no hayan demostrado su efectividad) y promocionan todo tipo de tratamientos y cribados innecesarios.
Peor aún que las cifras es la tendencia: si en el periodo 2009-2010 se redujo el gasto en AP en un 1,5%, en 2010-2011 aumentó la reducción al 4% y a 6,7% en 2011-2012.Cifras que a muchos no dirán nada, pero que esconden la ausencia de alternativas laborales para jóvenes médicos de familia, la sobreutilización de contratos precarios, la prohibición de sustituciones ante vacaciones, bajas por enfermedad o actividades formativas.
Como le ocurría a Scott Carey en el Increíble Hombre Menguante, la atención primaria ha estado expuesta a algún extraño tipo de nube radiactiva (política en este caso) que le ha hecho perder progresivamente peso y estatura; a pesar de su pequeño tamaño, pretende seguir haciendo las actividades que realizaba cuando fue normal. Y también como Carey, quizá se conforme con no desaparecer del todo
Como le ocurría a Scott Carey en el Increíble Hombre Menguante, la atención primaria ha estado expuesta a algún extraño tipo de nube radiactiva (política en este caso) que le ha hecho perder progresivamente peso y estatura; a pesar de su pequeño tamaño, pretende seguir haciendo las actividades que realizaba cuando fue normal. Y también como Carey, quizá se conforme con no desaparecer del todo
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