Hace una semana en uno de sus post de imprescindible lectura,
Miguel Ángel Mañez se hacía esta pregunta: ¿debería la evidencia en política
tener en cuenta la opinión social? ¿Incluso si la opinión de los ciudadanos es
contraria a la evidencia? No es una pregunta sencilla, entre otras razones por
lo difícil que resulta precisar cual es esa opinión: ¿la de las redes sociales,
con el riesgo de que las voces que más griten sean las que monopolicen el
debate?, ¿las del número de manifestantes que acuden a una convocatoria?, ¿o
las de las opiniones de los políticos que “dicen” representar la opinión de
esos ciudadanos?
En materia de asistencia sanitaria no hay ámbito territorial
de esa ciudadanía que no reclame por encima de todo disponer de un hospital de
referencia al lado de su domicilio: ya pueda existir otro a menos de 10, 20 o
30 minutos, siempre será reivindicado uno nuevo, más cercano, más completo. El
mapa sanitario español no está construido en base a criterios de eficiencia en
la distribución de recursos, sino de interés electoral de los partidos, que
lleva con frecuencia a despilfarrar el dinero de los ciudadanos en los
caprichos o las exigencias de algunos de ellos.
Esto no tendría mayor problema, si no fuera porque lo que se
invierta en ello deja de invertirse en otra actividad o instalación,
generalmente las menos visibles, las menos deslumbrantes, pero posiblemente las
más necesarias.
Hace un par de años Emmanuel Pierard demostró en un trabajo
publicado en Health Policy a partir del análisis realizado en las diferentes
regiones canadienses, algo que ya había publicado el equipo de Starfield una
década atrás: la mayor inversión en hospitales ( medida a través de la
contratación de especialistas) se relacionaba con peores resultados en salud,
justo al contrario de si lo que se realizaba era una mayor inversión en atención primaria (
medida a través de la contratación de médicos de familia). Solo
excepcionalmente la ciudadanía reclama más y mejor Atención Primaria, entre
otras razones porque nadie ( ni políticos ni medios de comunicación) le ha
explicado para que sirve y por qué es importante, probablemente porque para
ellos no deje de ser un parapeto inevitable para que lo que de verdad les
importa ( el hospital) no se colapse.
A raíz de las protestas ciudadanas contra el “ocurrente”proceso de integración hospitalaria de la ciudad de Granada, el secretario de
organización del Partido socialista andaluz, comunicaba hace unas semanas que
ya se habían tomado medidas para “incrementar en 75 personas las urgencias e
incorporar otros 300 profesionales a ambos hospitales”, en un intento de
rectificar la decisión inicial y volver a la casilla de salida de dos
hospitales completos.
Paralelamente, los centros de atención primaria de la misma provincia deben justificar,
por el contrario, la necesidad de que cada plaza que vaya quedando vacantes (
por jubilación generalmente) sea cubierta por un nuevo profesional.
Cuando llega una situación de crisis social, y sobre todo de
posible impacto electoral, salta por los aires cualquier criterio de
planificación, austeridad y ahorro, y de donde no existía dinero ni para gasas,
aparecen por arte de magia los fondos necesarios para contratar tanta plantilla como la que existe en un
hospital comarcal. Con la paradoja
de que los responsables de haber diseñado aquel proceso de integración son hoy
los que determinan la asignación
de los recursos.
Al costoso proceso de integración de los hospitales
granadinos se añadirá en este año el no menos costoso proceso de rectificación.
Y esos fondos inevitablemente vendrán de reducir las partidas destinadas a
otros fines, menos mediáticos, menos incómodos y más resignados. No es difícil
aventurar que la atención primaria pagará parte importante de la factura.
En 2012 el grupo de Joshua Fenton publicó en Archives of
Internal Medicine un trabajo, a partir de una encuesta nacional realizada en
Estados Unidos, sobre la relación entre satisfacción del paciente, uso de
servicios sanitarios, gasto y mortalidad. Lo titularon el coste de lasatisfacción.
Una mayor satisfacción de los usuarios del sistema se
asociaba a menor uso de las urgencias, mayor uso de servicios hospitalarios,
mayor gasto sanitario y mayor mortalidad. Hemos conseguido generar un estado de
opinión social que para satisfacer las necesidades de la ciudadanía en materia
sanitaria resulta indispensable construir hospitales, llenarlos de personas ,
realizarles múltiples tipos de intervenciones e incrementar el gasto que todo
ello supone. Si todo ello empeora su salud y aumenta su mortalidad, ¿a quien le
importa?
La ciudadanía ( como el cliente) siempre tiene razón.
(Fotografía: Hospital del parque Tecnológico de la salud. Granada)
Extraordinara exposicion. Clarividente. Pero da rabia a los que llevamos años reclamando la importancia de la A P. Yo lo doy ya por perdido. Ademas en Andalucia el caos organizativo hospitalario lo pagará la ap . Al tiempo
ResponderEliminarSi. Lo esta pagando ya de hecho. Desde hace tiempo. Yo tambien lo doy por perdido por desgracia
EliminarMuchas gracias por tus acertados comentarios. A pesar de que muchos, tras larga travesía, somos escépticos respecto a la atencion primaria, reconfortan tus lecturas. Gracias
ResponderEliminarPues tienes toda la razón. ¿Pero quién lo explica, lo frena y asume el coste político? ¿Quien explica a la población que con los recursos que tenemos no se pueden tener hospitales convertidos en hoteles de 5 estrellas, muchos con gestión y beneficios privados y que con el dinero que se derrocha se podría dedicara a más recursos sociales para la dependencia y las enfermedades crónicas en los sectores de población más desfavorecidos?. ¿Quien les convence, a pesar de lo recientemente publicado, que con más médicos de familia que se dedicaran a su cuidado se podrían evitar ingresos y atención especializada y hospitalaria?
ResponderEliminarPues nadie lo va a hacer. Nadie va a evitar el abuso sobre la segunda opinión, aunque se demuestre que esto genera más listas de espera. Nadie va a denegar pruebas de imagen costosas y con riesgo porque ahora ya nada puede diagnosticarse y tratarse con TAC y/o RM (hasta los esguinces de tobillo grado I)
Nuestro deber, no obstante es seguir comunicando que es coste-eficiente y coste-oportuno. Los políticos harán de su capa y sayo, no vatya a ser que no les voten
Siento estar tan completamennte de acuerdo contigo. No importa mejorar la salud de la población. Solo importa ganar eleccciones. Asi nos va
EliminarEl problema de Granada es muy complejo, aquí podéis aclarar un poco este asunto. Saludos.
ResponderEliminarhttps://www.redaccionmedica.com/opinion/hospitales-para-personas-y-no-para-enfermedades-2877
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMuchas gracias. Es cierto Es un problema muy complejo
EliminarY un desatino máximo lo ocurrido
Y que la falta de información hace dificil saber lo que realmente va a suponer el terminos de gasto...y despilfarro
Siempre aportando conocimiento y reflexión. Vamos a ver como salimos de este atolladero, ya seguro con más costes, espero que al menos se permita encontrar un camino que no sea volver atrás matemáticamente la reordenación hospitalaria en Granada. Y si Primaria tiene que despertar para dejar de ser la pagana ahora y en el futuro....Gracias por tus luces de concocimiento..
ResponderEliminarMuchas gracias Jesús
EliminarEn mi modesta opinión tan delirante fue lo que hicieron cuando impusieron la fusión como lo que se pretende hacer ahora de volver a un punto de partida que es sencillamente imposible
La Primaria sigue a lo suyo. Vegetando mientras desaparece