viernes, 9 de agosto de 2019

Accesibilidad en Atención Primaria: otro atributo que se resquebraja


En el última entra de este blog resaltaba la opinión de Allen Frances de que “la principal deficiencia de la atención sanitaria es que los médicos de atención primaria no disponen del tiempo adecuado para atender a sus pacientes”. Habrá otros que consideren que los principales problemas de la Atención Primaria son otros, más conceptuales o utópicos. Sin entrar en discusiones bizantinas, es difícil negar que la accesibilidad a la Atención Primaria está en profunda crisis en buena parte del mundo. Y esa dificultad de acceso está en buena medida determinado porque cada día muchos ciudadanos requieren ser atendidos por su médico, y éste a menudo no está disponible porque los pacientes diariamente atendidos son demasiados y el tiempo disponible para cada uno escaso.
El recién nombrado Primer Ministro británico, Boris Johnson, señaló que entre sus mayores en materia sanitaria se encontraba precisamente el elevado tiempo de espera para ser atendido por el GP (médico general). Bien es cierto que acto seguido, el impulsivo político prometió incrementar la inversión en…hospitales. La reacción airada de las asociaciones profesionales de medicina general no se han hecho esperar demandado urgentemente inversión para Atención Primaria (aquí las asociaciones profesionales de médicos de Atención Primaria tienen otras prioridades). Aprovechando la coyuntura de la dificultad de acceso al médico general, crecen y medran en medio mundo nuevos negocios que aseguran el acceso inmediato a un médico en el momento en que uno lo desee, dando respuesta a esa necesidad de inmediatez caprichosa de nuestra época. Ya hemos hablado reiteradamente de GPs at Hand la aplicación de Babylon que era hace unos días comentada en un editorial del BMj por el gran Martin Roland. Iniciativa que parte virtualmente el NHS en dos cohortes: la de los sanos, jóvenes y altamente preocupados por la “pupita” que les ha salido en sus lindos rostros, y la de los pacientes ancianos, recluidos en el domicilio que deberán esperar a ser atendidos semanas o incluso meses. Saldrán pronto los innovadores de turno a señalar que este adelanto de la modernidad aligerará al sistema público de los hipocondriacos obsesionados con su salud dejando espacio para atender a los verdaderamente enfermos. Pero como señala Roland, la consecuencia quizá sea reducir aún más la contratación de médicos generales a tiempo completo (cuando la estimación de necesidades de plantilla en Atención Primaria en Inglaterra para los próximo años es de alrededor de 20.000 nuevos profesionales).
Los clásicos servicios en un centro de salud difícilmente podrán competir con un servicio tan “moderno” y guay como una app en el móvil para llamar a un médico ante cualquier nadería.Sin negar la utilidad como instrumento accesorio y complementario de las nuevas tecnologías y los recursos virtuales los sistemas sanitarios solo serán sostenibles con una Atención primaria resolutiva y protectora de los ciudadanos. Para eso se requiere tiempo adecuado para el médico del Primer nivel de Atención. Por supuesto tiempo que deberá ir destinado a lo que debe realmente hacer: en primer lugar atender casos complejos (y no me refiero a arteritis de Takayasu sino al sufrimiento, el dolor, la dolencia aún incipiente que puede ser algo banal o una catástrofe), y en segundo lugar emprender una ofensiva personal contra la medicalización de la vida. Aumentar el tiempo también tiene sus riesgos: el más evidente, al menos en España es disponer 15 minutos para atender en 2 y acabar antes. Algo que solo se puede evitar con un nuevo profesionalismo hoy inexistente.
No puede haber una buena Atención primaria sin médicos altamente cualificados; simplemente porque no se podrían prestar servicios resolutivos y eficaces. Pero solo con el trabajo del médico obviamente no se solucionarán las necesidades de atención y cuidado que tiene la Atención primaria. Por eso sorprenden y decepcionan tanto posicionamientos como el de la Organización Médica Colegial y el llamado grupo AP25 en que se señala textualmente que “ Es fundamental evitar la intromisión de otras disciplinas como la homeopatía o la enfermería que en ocasiones amenazan con acaparar terreno en el manejo de los anticoagulantes, manejo de insulinas o la propia prescripción farmacéutica…”. Esta gente ignora que en gran parte de los países europeos y en Estados Unidos existen en los equipos de Atención primaria enfermería prescriptora (Nurse Practitioners) con resultados tan buenos o mejores en laatención a determinados problemas que la atención prestada por el médico. Por no hablar de la figura de las y Asistentes del Médico (Physician Assistant) , profesionales de formación específica que atienden buena parte de los problemas menores, consultando al médico de familia los casos más complejos. Esta defensa numantina y rancia del corporativismo médico es la mejor vía para continuar empeorando cada año las condiciones de trabajo en Atención primaria y legitimando su agonía.
Si la Atención primaria tiene algún futuro éste debería pasar por seguir siendo tan resolutiva como accesible. Y eso pasa por más tiempo para los médicos, equipos multiprofesionales y una ofensiva explícita contra la medicalización de la existencia.

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