He blew his
mind out in a car,
He didn't
notice that the lights had changed,
A crowd of
people stood and stared,
They've
seen his face before,
Nobody was
really sure if he was from the House of Lords.
John Lennon
& Paul McCartney. A day in the life.1967.
El hombre es médico pero está en España temporalmente. Su
país está valorando la opción de reformar su sistema sanitario hacia un modelo
como el español, orientando hacia lo público la prestación de los servicios.
Escucha las bondades del modelo español, las continuas referencias a que su
Atención Primaria es una de las mejores del mundo. Acude con su hija al centro
de salud que le corresponde por su domicilio, en el centro de una gran ciudad
de Andalucía. Lleva varias semanas observando que escucha la televisión a gran
volumen y habla siempre en tono muy alto; como tuvo una otitis probablemente
relacionada con los reiterados baños en piscina durante el verano, duda si
dicho problema se haya realmente solucionado, o quizá haya dejado alguna
secuela.
Al solicitar la cita le informan que la pediatra titular
está de vacaciones; si quiere ser atendido en el día la única posibilidad es
ser vista por un médico de refuerzo contratado en ese periodo. Le informan que
la pediatra titular de la plaza regresará en tres semanas; los propios
administrativos le recomiendan que, de no ser muy urgente, espere a que vuelva.
Pide la cita correspondiente. Cuando acude a la misma se
identifica como un colega de otro país; expone el principal motivo de consulta:
la percepción de una posible pérdida de audición. La pediatra titular no
pregunta, simplemente extiende un parte de interconsulta para que el otorrino
realice una audiometría. No pregunta nada más sobre la niña: si está escolarizada,
donde y como vive, si tuvo alguna enfermedad en el pasado, si está
adecuadamente vacunada, si padece otros problemas.
El padre de la niña le expone un segundo problema: ha
observado que la frecuencia cardiaca de su hija es quizá demasiado alta. La
pediatra titular no pregunta; extiende un segundo parte para cardiología para
realizar un Holter. No preguntó cual era esa frecuencia cardiaca alta, no le
toma el pulso, mucho menos le ausculta.
La cita para otorrino es de tres meses después; la de
cardiología infantil para seis meses más tarde. Un día más en la vida, que cantaron
los Beatles.
El colega extranjero me pregunta perplejo que si la
actuación del sistema sanitario con su hija es muestra de una buen sistema
sanitario, aunque sea gratuito, y no haya que pagar por las prestaciones.
Nadie discute la competencia profesional de la pediatra:
quizá en el futuro tocar a los pacientes ( en este caso la niña) no sea
necesario; quizá auscultar sea una tarea inútil; quizá tomar el pulso puede ser
una medida imprecisa. O qquizá también la desidia, el aburrimiento , la
comodidad o el hartazgo nos haga atender a los pacientes de una manera cada vez
más displicente.
España lleva años deteriorando su sistema sanitario público;
quizá sin darse demasiado cuenta de ello, al fin y al cabo no se han cerrado
centros de salud ni hospitales, los profesionales van a trabajar, aunque cada
año aumenta sin pausa la precariedad de los trabajos (cerca de un tercio de sus
trabajadores tiene un contrato temporal según un informe de Comisiones Obreras),
causa a la vez de que cada vez se encuentren para el sistema público menos profesionales
cualificados,aún disponiendo de uno de los sistemas de formación de
especialistas más reconocido en el mundo.
España tiene un gasto sanitario per cápita por debajo de la
media de la Unión Europea, 500 euros menor (2371 frente a 2884 euros). Su gasto
sanitario es 8,9% del PIB también por debajo de la media europea (9,8%). Pero
además solo el 71% de ese gasto es público, mientras la media de la Unión
Europea es del 79%.Este gasto se congeló y redujo desde el inicio de la crisis,
y no va a repuntar dados los compromisos del gobierno de España en materia de
austeridad económica.El perfil sanitario nacional de España en 2019 elaborado
por la Comisión Europea a partir de los datos de la OCDE y Eurostat, muestra
que el gasto hospitalario sigue creciendo mientras el gasto en Atención
primaria sigue estancado o incluso disminuyendo, a pesar de la presión
creciente que soporta.
España tuvo realmente un buen sistema sanitario cuyo
deterioro es palpable, aunque lento: tanto por la deliberada intención de
algunos ( para los que un buen sistema público es el principal obstáculo para
sus negocios privados) y también por la pasividad y resignación de muchos otros
( los profesionales que apenas responden a una situación laboral cada vez más
intolerable). Entre todas la mataron y ella sola se murió.
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