El pasado
30 de diciembre de 2019 el Grupo Parlamentario Popular Andaluz presentó en el
Parlamento de Andalucía una proposición de ley destinada a la creación del
Instituto Andaluz de la Salud (registro de entrada 029609). Éste se constituye,
según la citada proposición, como una Agencia Administrativa resultado de la
fusión de la Fundación Progreso y Salud, la Escuela Andaluza de Salud Pública y
la Secretaría General de I+D+i.
El gobierno
de Andalucía tiene obviamente toda la legitimidad para aprobar y ejecutar una ley de esas
características si consigue los apoyos parlamentarios suficientes, aunque eso
suponga la desaparición de la Escuela Andaluza de Salud Pública o de cualquier
otra institución. Si ello es posible hoy es porque otros tuvieron la
posibilidad de evitarlo en su momento y no lo hicieron (hablaremos de ello en
una próxima entrada). Pero sí es necesario insistir en lo que la aprobación de una proposición de Ley como la descrita implica.
Dicha
proposición no es fruto apresurado de algunas ideas desconexas, ni tampoco
resultado de una declaraciones “fuera de contexto” de algún político deslenguado;
más bien es la consecuencia de un proceso de análisis y reflexión detenido,
bien ordenado y articulado en 5 capítulos, 3 disposiciones adicionales y 2
disposiciones finales; bastante maduro, en definitiva. En una de esas
disposiciones finales se señala textualmente que “ se autoriza a la Consejería
de Hacienda, Industria y Energía para adoptar todas aquellas medidas de orden
económico, financiero, contable y patrimonial que procedan, y a la Consejería
de Salud y familias para adoptar ,dentro de sus competencias, cuantas medidas
sean necesarias para la puesta en marcha del Instituto Andaluz de la Salud y la
efectividad de lo dispuesto en este Ley, incluyendo todas las operaciones
jurídicas conducentes a la extinción y disolución por fusión y transformación
de la Fundación Progreso y Salud y la Empresa Andaluza de Salud Pública SA”.
Sin
duda alguna los inspiradores y autores de esta proposición conocen sobradamente
que en la elaboración de una ley las palabras son clave, puesto que son ellas
las que realmente permiten que se pueda llevar a cabo lo que se pretende. Por
eso (y al margen del pequeño borrón que supone confundir Empresa Andaluza de
Salud Pública SA-inexistente,-con Escuela Andaluza de Salud Pública SA) los
términos fusión, transformación,
extinción y disolución no son banales, equívocos o intercambiables con
otros diferentes, puesto que de ser así hablaría de una incompetencia
manifiesta en el proceso de elaboración de leyes, decretos y demás normativas
que suponen el esqueleto de la actividad política.
Pero
además dichos términos son completamente congruentes con el espíritu y contenido
de la proposición de Ley. Así, en el artículo 1 del capítulo 1 se define que el
Objeto de la misma es “la creación del IAS por fusión y transformación de la
Fundación Progreso y Salud, y de la Escuela Andaluza de Salud Pública, Sociedad
Anónima…”, aspecto que de nuevo se reitera en el artículo 2 sobre creación del
IAS, en cuyo segundo párrafo se habla de “ Esta transformación implica la
cesión e integración global, en unidad de acto, de todo el activo y el pasivo
de las entidades transformadas, con sucesión de derechos y obligaciones”. Así
mismo, ya desde la Exposición de motivos y más adelante en la definición de la “Naturaleza
y consideración de medio propio” se reitera el fin al que va dirigida la
creación del Instituto y que no es otro que la investigación (“El IAS es un
organismo público de investigación del Sistema Andaluz de Conocimiento con carácter
de Agencia Administrativa de la Junta de Andalucía”). La investigación, o mejor
dicho, la gestión de la investigación aparece en la mayor parte de los
Objetivos y funciones (artículo 4): de las 19 funciones especificadas 7 se
refieren exclusivamente a ésta, 9 a la gestión de la calidad y la acreditación,
2 a la gestión de la formación ( que no impartición), y 1 a la evaluación de
Tecnologías. Funciones que hasta la fecha venían siendo realizadas por la
Fundación Progreso y Salud, La Agencia de Calidad sanitaria de Andalucía (ACSA)
y la antigua Agencia Andaluza de Evaluación de Tecnologías (AETSA). La EASP por
supuesto lleva a cabo proyectos de investigación, pero la esencia de su
actividad la constituye la docencia de postgrado, la consultoría y la cooperación
internacional, ninguna de las cuales aparece ni tangencialmente en las
funciones del nuevo Instituto.
¿Olvido?
Cuesta creerlo de legisladores tan competentes. Las organizaciones no dejan de
ser medios para que sus dueños lleven a cabo sus propósitos, conservando
siempre la capacidad de deshacerse de ellas si les resulta conveniente, sean
cual sean los daños colaterales que eso suponga. Pero ese tipo de procesos tienen también consecuencias.
La
extinción de la EASP como empresa pública, con su propio CIF, supone
inevitablemente la pérdida de un centro colaborador de la Organización Mundialde la Salud para Andalucía, y secundariamente para España, proceso que costó varios años en obtener y que va ligado a una entidad concreta e intransferible y se basa en su trayectoria histórica; así mismo implicaría
la desacreditación del Máster Europeo en salud Pública Europubhealth como
título con reconocimiento Erasmus Plus ( acreditado para el periodo 2020-2025)
y que la EASP realiza en coordinación con la Universidad de Granada (UGR), la École de Hautes Studes en santé
Publique francesa, la Universidad de Rennes (Francia), La Universidad de
Sheffield ( Reino Unido), la Liege Université (Bélgica), la Universidad de
Maastrich ( Holanda), la Jagiellonian University of Kracow ( Polonia) y el
University College of Dublin (Irlanda). También implicaría la renuncia a
múltiples proyectos de consultoría y cooperación internacional con
instituciones tan sospechosas como el Banco Interamericano de Desarrollo, o
gobiernos tan bolivarianos como el de Chile o Brasil. En cualquier caso cabría pensar si esta comunidad autçonoma y este país puede permitirse el lujo de perder estos tipos de proyectos. Algunos consideran a la
EASP un “chiringuito”. No digo yo que no, pero sería interesante
saber cuantos chiringuitos de estas características se incluyen en la lista de centros
colaboradores de la OMS o participan en máster internacionales Erasmus Plus.
La creación
del Instituto Andaluz de la Salud implicará además la desaparición de un centro
de conocimiento para la ciudad de Granada que se ubicará desde ahora en
Sevilla, generando un nuevo caso de centralismos autonómico al que tan proclive
fue la administración anterior.
Tras
hacerse público el contenido de la proposición de Ley, los impulsores de la
misma se han apresurado asegurar que la Escuela Andaluza de Salud Pública no desaparece ni se cierra, y que se mantendrán sus puestos de trabajo. Yo les
creo. Pero para ello , o bien deberían excluir a la EASP SA de la proposición de Ley o, bien reelaborar sustancialmente la propuesta. El tiempo dirá quien estaba en lo cierto y quien
miente, si la Escuela sigue formando parte de las especies agónicas en peligro de extinción o
definitivamente se extingue como la pantera nebulosa de Formosa.
El texto de la propuesta es inequívoco, evidentemente que se mantendrán empleos según la vinculación de cada contrato, lo contrario sería de compleja digestión.
ResponderEliminarEl problema es que la EASP es seña de identidad de un modelo sanitario, es el centro de mayor prestigio nacional e internacional en materia de gestión del conocimiento sanitario de todos los que hay en España ,y está precisamente ,en Andalucía.
La EASP ha sido atractor para personas de otras CCAA y de otros países, generando valor para Andalucía.
Nadie sensato se plantearía su desaparición o su dilución en otro ente. La personalidad de la Escuela como institución llena de prestigio al sistema sanitario y a Andalucía. La Escuela ha formado a miles de sanitarios en España y otros países ,ha impulsado cambios y ha liderado la reflexión en el mundo sanitario.
Si sigue adelante la iniciativa, Andalucía perderá una de sus referencias nacionales e internacionales, perderá capacidad de innovación y dejará de recibir a miles de sanitarios para su formación.
Mezclar la EASP con el discurso de la Administración paralela es de una ignorancia supina, la EASP es una década anterior a eso de las nuevas formas de gestión sanitaria y quince años anterior al crecimiento de la Administración instrumental. Ojalá que todos los centros de la Administración instrumental tuviesen la trayectoria transparencia y resultados que puede demostrar la EASP
El paradigma de la simplificación está inundando todos los extremos de la política y, por ende, de la sociedad civil. Desde este punto de vista, "unificar" todo en el IAS no es sino una consumación política de este dañino paradigma que tan fácilmente entra en mentes poco dadas a complicarse la existencia, o en mentes que sospechan de todo lo que lleve la palabra "público" detrás, o en mentes que miren por otros intereses más sustanciosos. Nunca creí que sería testigo de esta desaparición. Triste época.
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