domingo, 24 de diciembre de 2023

Calidad mental, por Iona Heath (quinta parte)

 

1.      5.  Pensamiento/Sentimiento

La tensión dialéctica entre pensamiento y sentimiento tiene que ver con la razón y la emoción y refleja, en gran medida, la tensión entre teoría y práctica. A Ian le preocupaba el descuido de los sentimientos en la medicina: tanto los sentimientos de los pacientes como los de los médicos.

Citó a Samuel Taylor Coleridge:

"El pensamiento profundo, sólo es posible para un hombre con sentimientos profundos. El intelecto y el sentimiento son dos aspectos inseparables de una personalidad completa. Nuestro moderno sistema de educación médica, al desarrollar sólo una parte de la persona, ha producido una generación de médicos analíticamente brillantes, pero en otros aspectos atrofiados e ingenuos” (27).

Nunca me han acusado de ser analíticamente brillante, pero mis pacientes a menudo me han hecho sentir atrofiada e ingenua. Y volvemos con la pierna que nos falta: tanto el pensamiento como el sentimiento son esenciales:

“Las tareas centrales de la vida de un médico son comprender la enfermedad y comprender a las personas” (28).

Pensar para comprender la enfermedad; sentir para entender a las personas.

“La experiencia involucra tanto nuestros sentimientos como nuestro intelecto. Las emociones desempeñan un papel muy importante en la práctica general y, como sostengo, son seriamente descuidadas en la medicina en su conjunto” (29).

Y pasó a presentar dos ejemplos de las implicaciones prácticas de este abandono.

“Se han utilizado todo tipo de argumentos técnicos y económicos en contra de las visitas domiciliarias. Pero, ¿con qué frecuencia oímos hablar del hogar como una extensión de la personalidad, del conocimiento personal que se obtiene al ver a un paciente en su propia casa, de la calidad de la relación que se desarrolla entre médico, paciente y familia en el ámbito domiciliario, de la calidez y comodidad de ser atendido por una enfermedad en el propio hogar? Me temo que hemos subordinado tanto los valores humanos a los valores tecnológicos y económicos que ni siquiera cuentan en nuestras discusiones” (30).

Y no podría estar más de acuerdo: tiene que ser significativo que pueda recordar visitas domiciliarias específicas mucho más claramente que incluso las consultas más dramáticas en la práctica,siempre hay algo que ver, siempre algo nuevo que aprender, siempre una relación un poco más profunda. Recuerdo que decidí dedicarme a la medicina general porque quería ver a mis pacientes con su propia ropa en lugar de con esos horribles delantales de hospital. ¿Cómo no iba a disfrutar del increíble privilegio de las visitas domiciliarias?

Y el segundo ejemplo:

“Una gran cantidad de evidencia indica que las emociones pueden influir en la función inmune, proporcionando así un vínculo fisiológico entre la experiencia de la vida y el curso y resultado de la enfermedad. …. El aislamiento social, por ejemplo, aumenta la mortalidad por prácticamente todas las causas de muerte. Por tanto, la noción de un grupo separado de enfermedades psicosomáticas está obsoleta” (31).

Lamentablemente, la noción de enfermedades psicosomáticas aún no está obsoleta, más de un cuarto de siglo después, ¡pero ciertamente debería estarlo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario