martes, 14 de enero de 2014

Un Balón de Oro...para la ONT


“Es un fenómeno común que los pacientes hospitalarios sean utilizados en proyectos de investigación cuyo propósito fundamental no es beneficiar a los pacientes, sino mejorar la carrera profesional de los médicos”
Petr Skrabanek. La muerte de la medicina con rostro humano

La noticia del día, solo superada por la concesión del Balón de Oro 2013 a Cristiano Ronaldo, es el récord conseguido por la Organización Nacional de Transplantes (ONT) en número de transplantes realizados. Si en el primer caso el jugador portugués marcó 69 goles ( por delante de los 42 de Messi y los 22 de Ribery), en el segundo la organización española alcanzó la cifra de 4.279 transplantes realizados en 2013. No hay ningún futbolista en la historia ( ni tan siquiera Messi) capaz de aproximarse al grado de hegemonía español en materia de transplantes: 22 años consecutivos liderando la clasificación mundial de tal competición.
Como si de cualquier medallero olímpico se tratara, la conferencia de prensa realizada por el incombustible director de la ONT y la inefable Secretaria General de Sanidad aporta nuevas marcas en la materia: el número de donantes de médula ósea se ha duplicado hasta alcanzar los 29.446, el transplante pulmonar alcanza máximos históricos, y el número de donantes alcanzó los 1655 donantes ( 12 más que en 2012), aunque cualquier número es siempre insuficiente para el director de la ONT. Pero “también se ha producido un récord en la edad de los donantes; tres de ellos tenían 90 años” señaló el Dr. Matesanz. En la particular liga española el campeón del año 2013 fue la Rioja  (55.9 donantes por millón) , seguida por Cantabria (55,8) y Castilla León (52.8). Como se ve, hemos vuelto a pulverizar los registros.
En sus 25 años , la ONT ha realizado 90.000 transplantes de órganos, 300.000 de tejidos y cerca de 50.000 de médula ósea. Son datos sin duda impresionantes, que dan forma a la joya de la corona del sistema sanitario español , envidia del resto del mundo si de esta intervención hablamos.
No hay medio de comunicación que no publique los progresos de nuestro modelo de transplantes con el mismo entusiasmo que se jalean los campeonatos conquistados por “ La Roja”. Las opiniones que en algún momento  realizaron algún análisis crítico de la cuestión se cuentan con los dedos de la mano  (Costas Lombardía, Javier Padilla y Juan Gervas lo hicieron).
No deja de ser llamativo que quien presenta tan excelentes resultados en materia de transplantes, Dª Pilar Farjas, sea una de las personas responsables de la aplicación de uno de los mayores recortes en materia de derechos y prestaciones sanitarias realizados en el sistema nacional de salud español. Mientras se excluye del derecho a la asistencia sanitaria , no solamente a los “prescindibles” inmigrantes en situación administrativa irregular o a los españoles que permanecen fuera del territorio durante más de tres meses (aunque sea para algo tan frívolo como buscar un trabajo) no hay límite para el gasto cuando de transplantes se trata, como señaló en su día Costas Lombardía . Por el contrario, se introducen copagos de nula rentabilidad económica ( reconocido por el propio Consejo de Estado) ,   y se recorta sin límite la financiación de los servicios “poco vistosos” ( como la atención primaria,) sabedores de que su fomento no reuniría ni a media docena de periodistas de los considerados “expertos en la materia”.
Es muy difícil no creer que el objetivo último de intervenciones que reciben  tal grado de propaganda no tenga como finalidad el progreso profesional de determinadas personas, como decía Skrabanek.
Si no queremos que la sombra de la duda impregne cada vez más la estrategia nacional de transplantes hay muchas preguntas, como las que en su día planteó Juan Gervas, que precisan respuesta. Como él señalaba necesitamos menos Medicina Basada en la Sensiblería ( y en los Balones de Oro) y más  Medicina Basada en la Equidad. Hoy más que nunca.

miércoles, 8 de enero de 2014

Los riesgos de la méritocracia

“ La selección de uno es el rechazo de muchos”.
(Every selection of one is a rejection of many)
The rise of Meritocracy. Michael Young.

De la misma forma que los estudiantes de medicina dedican buena parte de su carrera a preparar el MIR como si fueran aspirantes a notario, los estudiantes de bachillerato se han convertido en los opositores más precoces del estado. De lo que se trata, no es de conocer la historia de Europa, ni tampoco de conseguir una panorámica general de las alternativas filosóficas que la humanidad creó, sino de preparar a los estudiantes para alcanzar la nota más alta en esa oposición llamada Selectividad. Para ello se estudia a Platón pero no a Aristóteles ( no caerá), se simulan exámenes, o se califica por debajo de lo real para estimular el rendimiento. Aparentemente todos ganan: los que reciben mejores calificaciones podrán elegir su carrera preferida, y los colegios e institutos podrán presumir de que algunos de sus alumnos son los mejores expedientes de la ciudad de turno. Se rebaja la nota de los alumnos que no optan a medicina (para qué, si no necesitan tanto ) mientras que los que aspiran a ella observan una inflación de sus calificaciones en ciertas instituciones; en definitiva , una aplicación moderna del principio de los vasos comunicantes.
Por el contrario, los que no alcancen el nivel necesario apenas importan. Demostración de que no han dado la talla. Lo importante, una vez más, es el resultado. La educación en este sentido debería pasar a tener la consideración de deporte olímpico, puesto que lo importante es alcanzar una buena marca en PISA. Un estudiante de 18 años que alcanza un 8 sobre 10 se considerará un fracasado porque no ha conseguido el 9,5 necesario para poder hacer medicina, la carrera que se ha convertido en el destino final de todos los “cerebros” de este país.
Hace unos meses tuve la suerte de compartir una mañana con estudiantes de 2º de bachillerato durante la celebración de la Semana de la ciencia. Buena parte de ellos aspiraban a estudiar medicina, pero la mayor parte no se consideraban suficientemente brillantes para poder acceder a ella. El grado de penetración de la "meritocracia" en nuestra sociedad es prácticamente absoluto; afecta incluso a los propios candidatos a poder desarrollar una carrera universitaria. El dogma de que solo los mejores tienen derechos no se discute. Muchos de los que gobiernan las instituciones de este país (y que no pasaron del aprobado cuando eran adolescentes), afirman con rotundidad que hoy en día un joven universitario debería tener un expediente de matrícula, haber realizado algún máster en una universidad americana de prestigio y hablar con fluidez un mínimo de cuatro idiomas, si quiere optar a un trabajo (precario, por supuesto, y de menos de 900 euros). Exigimos a nuestros hijos que alcancen ese nivel como si nosotros lo hubiéramos alcanzado alguna vez, imbuidos por  el sacrosanto principio del mérito.
Hace más de 50 años un sociólogo británico escribió un premonitorio ejercicio de política ficción llamado The rise of meritocracy para la Fabian Society. Rehusaron publicarlo. Se llamaba Michael Young. En ella imaginaba la situación en Inglaterra en el año 2034 tras casi un siglo de política educativa basada en la priorización de la inteligencia y el mérito sobre todo lo demás, y que acababa generando una amplia revuelta social. Young escribió en The Guardian poco antes de morir lamentándose de que muchas de sus predicciones se hubieran convertido en realidad en la era Blair.
La meritocracia, en teoría, permite que el status de un individuo sea adquirible y no determinado por la herencia que recibió al nacer. Poco se puede objetar ( como señala Young) a que se asignen los trabajos en función del mérito. Pero el planteamiento no es tan defendible cuando los que son considerados gente de mérito proceden siempre de la misma clase social. Defendiendo el mérito, los conservadores ganaron la partida a la izquierda, anticuados en su simple defensa del igualitarismo. El discurso sobre la igualdad entre las personas deja así de tener sentido. Se impuso un nuevo paradigma que avanza sin oposición: el de la necesidad de igual estatus…pero para igual inteligencia. Se trata en definitiva, de hacer aún mayores las diferencias establecidas por la naturaleza, como señala Young.
El amplio reconocimiento del mérito como árbitro omnipotente, condena a la desesperanza a las personas que carecen de él, especialmente porque su resentimiento ya no puede dirigirse contra la sociedad, sino únicamente contra sí mismas.
Frente a la idea creciente de que los jóvenes son borrachos preocupados únicamente por el próximo botellón, yo veo muchos adolescentes maravillosos dedicando buena parte de sus mejores años a estudiar lo que yo nunca estudié, para aprobar una oposición. Con la idea subliminal de que no valen nada si no consiguen 13 sobre 14 puntos. Y de que por lo tanto, como bien se empeñan en repetir los sinistros energúmenos que nos gobiernan, solo podrán aspirar a empleos precarios, sueldos de miseria y ausencia de cualquier tipo de protección social.
Young escribía: “Necesitamos por supuesto igualdad de oportunidades, pero para que todos, al margen de su inteligencia, puedan desarrollar las virtudes y talentos que tengan, todas sus capacidades para apreciar la belleza y profundidad de la vida humana, para poder, en definitiva, vivir plenamente. Cada niño es un individuo precioso, no un potencial funcionario de la sociedad. Necesitamos buenos maestros que estimulen a cada niño a trabajar a su propio ritmo. La escuela no debería ligarse a la estructura ocupacional, preparando a la gente para los trabajos importantes, sino más bien a fomentar todo el talento humano, sea o no necesario. Artes y habilidades manuales deberían ser tan importantes como las ciencias y la tecnología”.
Los deseos de Young no se han cumplido. Nuestras sociedades han aceptado sin rechistar  la dictadura del mérito.

martes, 31 de diciembre de 2013

6 millones de "piezas dañadas"

“En el curso del progreso económico ( la principal línea de montaje/desmontaje de la modernización), las formas existentes de “ganarse la vida” se van desmantelando sucesivamente, se van separando en sus componentes destinados a ser montados otra vez ( “reciclados”) de nuevas formas. En el proceso, algunas piezas resultan dañadas sin arreglo, en tanto que, de aquellas que sobreviven a la fase de desmantelamiento, solo se precisa una pequeña cantidad para componer los nuevos "artilugios trabajadores", por regla general más rápidos y ligeros”.
Zygmunt Bauman.

Cuando esta noche abramos nuestras botella de vino preferida para acompañar al festín de turno, no deberíamos olvidar que  tres millones de compatriotas están sufriendo pobreza severa, y que cerca de un tercio de la población (más del 31%) se encuentra bajo el umbral de la pobreza, siendo el país “desarrollado” con mayor tasa de pobreza infantil tras Letonia, Estados Unidos y Rumania. De los cerca de 6 millones de parados de nuestro país, cerca de 630.000 familias no reciben ya ningún ingreso. Pero el problema fundamental es que todas esas personas, y quizá algunas más que están andando por el alambre son “las piezas sin arreglo” de Bauman.
Santiago Niño Becerra es un economista consultado cotidianamente por casi cualquier medio de comunicación.. Escribía hace unos días en Twitter, donde es seguido por más de 64.000 personas: “¿Por qué los salarios menores son los que experimentan la proporcionalmente mayor reducción?, pues porque cada vez se precisa de menos factor trabajo y el que en proporción más se necesita es generador de menor valor y obviamente, está remunerado con un menor salario. Es rentable invertir en tecnología para sustituir a trabajadores con salarios medios y altos, pero esa necesidad disminuye a medida que la remuneración decrece: a esos niveles lo que hay que invertir para ganar algo de productividad no compensa con el valor generado por esos trabajadores”.
Respecto al reciente informe de la OCDE sobre España Niño decía: “El informe de la OCDE sobre el mercado de trabajo en España es educado y respetuoso, pero pienso que lo que dice y quiere decir está muy claro: sobra oferta de trabajo; hay que reducir los costes laborales (salarios, cotizaciones sociales, indemnizaciones y prestaciones por desempleo); hay que facilitar, a todos los niveles, los despidos; hay que reducir las exigencias para la contratación; hay que tomar las medidas legales para que la demanda de trabajo cuente con un marco jurídico laboral óptimo. ¿Para qué? pues para que España pueda hacer lo único que puede hacer: exportar y atraer turismo, da igual qué y de qué tipo, y como España no puede mejorar su productividad buena para ganar competitividad, la poca que pueda ganar ha de ser degradando las condiciones laborales de la oferta de trabajo de España que, insisto, es excedentaria”. Es decir sobran (o sobramos) un tercio de la población activa.
El que tendría la responsabilidad de encontrar una solución, cree a lo sumo que en 2014 habrá menos gente en las listas del paro y más gente cotizando a la seguridad social. Y es muy posible que sea cierto, pero no porque consigan trabajo sino porque sencillamente hayan desaparecido.
Juan Carlos Martínez escribía en Economía Digital que en 2013 posiblemente habrán salido de España 500.000 personas, y 350.000  habrán dejado de estar inscritos en los registros públicos de empleo, sin esperanza ya de conseguir un trabajo
Santiago Carbó es otro economista mediático (el domingo opinaba en dos medios escrito diferentes por ejemplo). No da ninguna esperanza para el futuro: sus previsiones son de mantenimiento del paro ( 15% para el país , 20% para Andalucía y 25% en Granada) puesto que “ no vamos a tener un sector de la construcción ni ningún sector intensivo que pueda absorber tanta mano de obra parada”.
La siniestra Presidenta del FMI Christine Lagarde  en una entrevista en El País en la que dio muestra de la soberbia, prepotencia y autoritarismo con que se comporta esta gente, respondía a una pregunta sobre el incrementote las desigualdades de la siguiente manera: “ ciertamente las desigualdades no se han reducido con la crisis, eso es seguro”. Es un asunto que no parece le importa lo más mínimo.
Ninguno sin embargo, se atreve a decir que hay que hacer con “las piezas dañadas”. Las políticas económicas que defienden no permiten que éstas puedan vivir indefinidamente del estado a base de subsidios  o subvenciones de toda índole ,que solo serviría para aumentar su indolencia. Pero entonces, ¿Qué opción se propone para ellos?
Bauman escribía: “ ser superfluo significa ser supernumerario, innecesario carente de uso. No existe razón palmaria para tu presencia ni obvia justificación para tu reivindicación del derecho de seguir ahí. Que te declaren superfluo significa haber sido desechado, cual botella de plástico vacía o jeringuilla usada; una mercancía poco atractiva sin compradores o un producto inferior o manchado, carente de utilidad, retirado de la cadena de montaje por los inspectores de calidad. El destino de los residuos es el basurero, el vertedero”.
Los que piensan que no hay alternativas para los 6 millones de parados españoles deberían explicar ya cual es su solución. Su solución final
(Viñeta de El Roto en El Pais)

domingo, 29 de diciembre de 2013

De la atención centrada en el paciente a la Atención centrada en las Instituciones ( y sus historias electrónicas)

Trisha Greenhalgh es una de las mejores investigadoras sobre servicios sanitarios del mundo. No solo por los temas abordados,sino también por las metodologías utilizadas. En las organizaciones sanitarias no es factible realizar ensayos clínicos randomizados para comprobar la efectividad de una innovación, y Greenhalgh lleva años demostrando que se puede realizar muy buena investigación organizativa con métodos diferentes a los que se emplea en la clínica.
Una de sus principales áreas de investigación es la relativa a la utilización de la historia clínica electrónica, de escaso interés en España ,donde se considera mayoritariamente que todo lo electrónico es intrínsecamente bueno. Greenhalgh publicó junto a Deborah Swinglehurst y Celia Roberts un excelente trabajo en BMJ Open sobre la forma en que la estructura  de las historias electrónicas moldea la forma en que los médicos generales atienden a los pacientes crónicos. Para ello realizan un estudio de etnografía lingüística combinando el registro de notas sobre el terreno con el análisis de videos.
Priorizando la profundidad sobre la amplitud, analizan dos centros de atención primaria, desde el funcionamiento en las áreas administrativas hasta las consultas de 36 enfermeras.
Los resultados obtenidos deberían habernos hecho reflexionar: observan que “las consultas se centran de forma explícita o implícita en los protocolos basados en la evidencia que están insertos en las planillas de la historia clínica. Dichas planillas no solamente identifican las tareas a realizar, sino que contribuyen a moldear lo que se supone que son o deben ser las enfermedades crónicas, quçe cuidados deben ser prestados y lo que significa ser paciente o profesional en este contexto. Las historias de los pacientes se transforman en bytes, lo particular se generaliza, lo complejo se hace discreto, simple y manejable, la incertidumbre se categoriza y almacena. Muchas consultas parecen encuentros exclusivamente burocráticos, fundamentalmente orientados a la recolección de información”.
Concluyen insistiendo en que “a pesar de la amplísima utilización de las historias clínicas electrónicas muy poco se está investigando sobre los efectos que tiene el uso de sus herramientas en la práctica. Las planillas y formularios incluidos en ellas no se limitan a registrar los resultados de la gestión de las enfermedades crónicas, sino que están modificando profundamente la naturaleza del trabajo. Habiendo sido diseñados para garantizar el cumplimento de estándares de calidad están contribuyendo a la burocratización de la atención, pudiendo marginalizar aspectos de ésta que se encuentran fuera del foco de atención de dichos estándares. Se precisa de trabajo creativo para evitar priorizar la atención centrada en las instituciones a la atención centrada en el paciente”.
Como señala Greenhalgh el proceso de protocolización de lo que se considera la correcta atención a una patología concreta, con su consiguiente establecimiento de indicadores de control ( que son además, adecuadamente incentivados) permite identificar a través de los diferentes modelos de historia electrónica  a aquellos pacientes fuera de rango, “pájaros fuera de la jaula”
Un nuevo concepto de paciente emerge: “alguien cuyos datos son incompletos, o  están fuera de un rango”. Y sin embargo “desde la perspectiva del paciente, la enfermedad crónica es una experiencia personal única, que pede implicar dolor,  discapacidad, pérdida de estatus, pérdida de ingresos y una lucha heroica por mantener la dignidad, reconstruir su identidad y vivir una vida moral enfrentándose a la adversidad”. Para Greenhalgh et al  “ cada consulta es una oportunidad para cada paciente de contar su historia a alguien capaz de escuchar, quien a su vez puede dar forma a lo escuchado y actuar como testigo de ello, porque construir una narrativa en el contexto de una relación terapéutica es una de las formas de que un paciente puede encontrar un sentido a su padecimiento
Los registros electrónicos están determinando, como señala el trabajo de Swinglehurst et al, lo que es enfermedad, como debe ser prestada la atención, y lo que aún es más importante, lo qué es ser clínico o ser paciente.
No son efectos menores, de los que aquí parece que no somos conscientes. Pero aquí también las administraciones, a través de sus 17 historias electrónicas, están determinando lo que es la enfermedad, el buen médico y el paciente correcto. Con la colaboración de sociedades, colegios y buena parte de los profesionales sanitarios, que asisten y callan a cambio de seguir cobrando incentivos
Seguimos creyendo que la historia electrónica nos hace la atención más simple, cuando, como señalan Swinglehusrt, Greenhalgh y Roberts, es justamente lo contrario
(Viñeta de El Roto, en El Pais)

martes, 24 de diciembre de 2013

Cuento de Navidad


Primera estrofa.
“ Y el nombre de Scrooge lo aceptaba la Bolsa como bueno, en todo aquello en que quisiera poner su mano”.
Canción de Navidad. Charles Dickens.

Scrooge & Marley tenía ubicada su sede en la East London Tech City, la nueva ciudad tecnológica construida sobre las ruinas de una de las zonas más pobres de la Londres. Ocupaba un anodino edificio que pasaba desapercibido entre otros, mucho más vistosos, de acera y cristal. Ebenezer Scrooge III había heredado una próspera empresa familiar cimentada en el trabajo de varias generaciones, pero gracias a su brillante gestión se había convertido en algo sustancialmente diferente. Aunque es cierto que cada sucesiva generación de Scrooges había incrementado la fortuna familiar (excepto en un periodo aciago a mitad del siglo XIX en que los remordimientos del primer Ebenezer estuvieron a punto de llevarles a la ruina), el beneficio se había multiplicado por diez mil desde que asumió el mando el tercero de la saga. Cerca de 5.000 personas trabajaban en las instalaciones de la Tech City con un innovador  modelo de organización, motivo de envidia de muchos de sus competidores. Dado el prestigio que suponía trabajar para Scrooge & Marley, todos los empleados pagaban por el privilegio de estar allí durante un periodo máximo de seis meses, una novedosa forma de contrato en prácticas en la que la empresa se eximía de cualquier tipo de responsabilidad, mientras que los trabajadores estaban obligados a indemnizarla en caso de generar cualquier tipo de contratiempo. El pago de los empleados no solo cubría holgadamente  los gastos de mantenimiento del edifico, sino que además generaba un superávit anual cercano al millón de libras. En cualquier caso, los tiempos no estaban para hacer dispendios, y la temperatura media del edificio era cercana a la de la sórdida oficina del primer Scrooge: apenas 10º, temperatura ideal para mantener la mente despierta; si los empleados deseaban trabajar a una temperatura mayor debían llevarse su propio calefactor o estufa, por las que debían pagar el correspondiente canon eléctrico. De tal forma que la imagen de las inmensas naves diáfanas de la empresa era más propia de una planta de producción siberiana que de una de las empresas más punteras del siglo XXI: bufandas, mitones, guantes de nieve, botas de montaña, gorros, orejeras, todo ello dibujaba un rico tapiz  de formas y colores.
Obviamente, EbIII no solía encontrarse en las instalaciones de la Tech City, sino en los confortables despachos de un hermoso edificio de la City construido por su amigo Norman Foster, sede de una de las ramificaciones del holding familiar  (Com. Passion),  una fundación filantrópica que competía ferozmente con la Bill & Melinda Gates Foundation en su carrera para alcanzar la cima de la caridad mundial. De hecho Eb III era conocido fundamentalmente por estas funciones, siendo miembro habitual de los jurados de los premios Nobel o Príncipe de Asturias, además de estar en todas las quinielas para el próximo Nobel de la Paz.
Com.Passion era la punta del iceberg del holding. Éste se desplegaba en tres grandes ramas de negocio: Finanzas, Gobiernos, y Entretenimiento & Comunicación ( Mind Control). Porque Scrooge & Marley competían en el complicado juego de las "agencias de dominio", un mercado poco visible para los ciudadanos, pero del que dependía buena parte de la construcción de futuros. Financiadas por las principales grupos empresariales del mundo (lícitos e ilícitos) ,aspiraban a moldear la realidad a través de sus tres líneas de acción: la invención de políticas, la generación de hipotecas ( no solamente financieras) y la distracción como forma de ocio.
En la tarde de Nochebuena, Eb III podía sentirse satisfecho. La lista de espera para trabajar en su empresa era de más de un año. Todos los gobiernos de la OCDE ya fueran conservadores o supuestamente progresistas seguían fielmente los dictados y recomendaciones de Scrooge & Marley: las políticas de austeridad no eran ya discutibles ( como lo habían sido en otras épocas ), las constituciones se modificaban para cumplir las instrucciones de las agencias de dominio, las elecciones se compraban o adulteraban mediante coaliciones, y  el reciente acuerdo sobre libre comercio entre Estados Unidos y Europa convertía cualquier aspecto tangible o intangible de la vida humana en un producto susceptible de ser  creado, empaquetado, distribuido y vendido, como escribía Michael Sandel. Los antaño territorios vírgenes de la educación y la sanidad habían sido por fin conquistados, la misma forma que los últimos recodos del Amazonas, abriendo un vasto territorio de transacciones sobre la salud y la enfermedad que, lógicamente ,moldeaban los consultores de Scrooge & Marley.
La línea financiera marchaba viento en popa sin apenas esfuerzo: la acción combinada de las agencias de rating ( una de las líneas de negocio clásicas de Scrooge & Marley), las decisiones de los bancos centrales, las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (buena parte de cuyos funcionarios habían trabajado en S&M en el pasado), y la ejecución del cumplimiento de los compromisos de deuda por parte de los acreedores,  había conseguido generalizar la convicción de que cada persona era poco más que un ratón perdido en un laberinto del que no había forma alguna de escapar.
Para distraer tal presión, la línea de Mind Control había atenuado en buena medida el creciente malestar, gracias a una progresiva homogenización de las medios de entretenimiento: las nuevas aplicaciones de Facebook, el uso generalizado de Whats App, la internalización del fútbol como deporte supremo, la uniformidad de los gustos musicales , permitían manipular  más fácilmente las cabezas antes llamadas pensantes. Por supuesto la compra y control de los medios de comunicación ( que seguían vendiéndose sin embargo como independientes) había jugado también un papel fundamental en todo ello.
A diferencia de su tatarabuelo, Eb III era un hombre profundamente familiar. Felizmente casado tenía tres hijos, estudiantes en Harvard, Oxford e Eaton. Hombre piadoso donde los haya, acababa de ser recibido por el nuevo Papa, y veía con satisfacción las reconquistas religiosas en materia de moral y costumbres.
Tras despedirse amablemente de su secretaria ( una lituana que sería despedida inexorablemente  el día 1 de enero), Eb III se dirigió al City Airport para tomar el jet privado que llevaría a la familia a su casa de Gstaad. No había ningún enclave mejor para ambientar unas buenas Navidades. Había que reconocer que el viejo Ebenezer no sabía vivir.

2ª Estrofa.

“¿Qué quieres que haga si vivo en un mundo de tontos como éste?...¿Qué significan para ti las Navidades sino la época en que tienes que pagar facturas sin pagar dinero? Si pudiera hacer mi voluntad, a todos los idotas que ponen en sus labios eso de Feliz Navidad les cocería en su propia salsa y les enterraría con una vara de acebo atravesándoles el corazón".
Cuento de Navidad

Eb III se acostó tarde, tras una cena exquisita, servida por Heston Blumenthal y prolongada a lo largo de seis horas. Le costó mucho quedarse dormido, aunque utilizó todo tipo de artimañas, incluido contar pobres. Tal vez fuera por el exceso de foie gras, o quizá por el efecto del champán, el caso fue que a Ebenezer le invadieron sueños francamente molestos.
Soñó con un primer fantasma que le llevó de la mano hasta su infancia. Pero a diferencia del sueño del primer Scrooge no había recuerdos de privación, sino de una vida regalada , la de alguien que todo lo resolvió con la frase de muchos como él: “usted no sabe quien es mi padre”. Pero esa parte del sueño, tan confortable, se mezclaba con la aparición de un segundo fantasma, bastante más irritante. Parecía que todos los tópicos izquierdistas se habían hecho presentes, él que siempre había tenido buen cuidado de dejarlos fuera de sus noches. En el sueño, Ebenezer asistía a una reunión en Davos donde se había colado un activista peligroso, empeñado en desmenuzar las consecuencias de las políticas que Scrooge&Marley imponía a los jefes de estado. Todos los tópicos comunistas estaban presentes: la diferencia entre los países mal llamados en vías de desarrollo y los desarrollados se reducía cada año más; pero no porque mejorase la situación de los primeros,  sino porque aumentaba en los segundos la brecha entre unos pocos cada vez más ricos y unos muchos cada vez más pobres. Especialmente relevante era el aumento de la pobreza infantil, que en algunos países como España (uno de los favoritos para Eb III) llegaba a afectar a uno de cada cuatro niños La sima de la desigualdad crecía cada año, en todos los países de todos los continentes, consiguiendo convertir en modelos de economía a los países más desiguales, de Chile a Estados Unidos.
El "activista fantasma" seguía con su matraca: las condiciones laborales habían retrocedido un siglo; los contratos eran cada vez más precarios, los horarios cada vez más prolongados, y las facilidades para despedir sin coste adicional  cada vez mayores. De hecho a través de eufemismos y subterfugios llamados contratos en prácticas, o actividades de formación, era ya posible en muchas ocasiones beneficiarse del trabajo ajeno sin obligación de retribución. El paro aumentaba; en algunos países afectaba ya a cerca de un tercio de la población activa (de nuevo con España entre los primeros, donde alcanzaba el 60% en la población más joven). Pero además las prestaciones por desempleo se reducían progresivamente, en duración y cuantía, al igual que ese despilfarro llamado pensiones. Uno de los más aventajados discípulos de Ebenezer , el ministro de Finanzas japonés, había dicho lo que nadie se atrevía a decir, pero todo el mundo pensaba: los ancianos lo que deberían hacer es darse prisa, y morirse pronto.
El "fantasma de Davos", seguía describiendo su rosario de calamidades, aunque en el sueño nadie parecía estar escuchándole: los asistentes ojeaban los periódicos, cuchicheaban entre ellos o atendían a sus ordenadores de última generación. El orador hablaba del endurecimiento de  las condiciones de vida de las familias europeas: aumentaba la proporción de gente pobre (un tercio de la población en países como España, o Grecia), la gente sin hogar no paraba de crecer ( más de 300.000 desahucios solo en España), y el coste de servicios esenciales como la luz, el agua, el gas o los carburantes crecía sin límite.
Eso para los que ya estaban dentro. El fantasma activista denunciaba también las políticas implantadas para los que estaban fuera, que al tercero de los  Ebenezer le parecían sumamente sensatas, ya fuera instalando cuchillas en las alambradas de las fronteras o fumigando a los intrusos antes de devolverlos a sus miserables países. En este aspecto, dos elementos habían llegado en ayuda de los piadosos políticos europeos: las malas condiciones atmosféricas en el Mediterráneo ( que facilitaban la desaparición de tanto residuo) y el  crecimiento de los movimientos xenófobos y los partidos fascistas por toda Europa, ya fuera en partidos autónomos o dentro de los partidos establecidos; una buena muestra de que otros acabarían por hacer el trabajo sucio con este tipo de chusma. Aunque el "fantasma de Davos" proyectaba unas fotografías bastante desagradables sobre algunos de estos deshechos con el evidente objetivo de causar escándalo, apenas ninguno de los asistentes le prestaba ya atención.

Tercera estrofa


-    “Son muchos miles los que carecen de lo más necesario, cientos de millares los que no tienen el más mínimo bienestar , dijo el caballero.
-    ¿Y no hay cárceles?-contestó Scrooge.
-    Muchísimas-contestó el caballero
-    ¿Y las casas de Misericordia, ¿funcionan todavía?
-    Claro que funcionan. Sin embargo ojalá pudiera contestar que no…Hay muchos que no pueden ir, y otros que preferirían morirse.
-    Pues que se mueran-contestó Scrooge – y así disminuirá el exceso de población

Cuento de Navidad

El tercer fantasma era todavía más lastimero que el segundo. Pretendía llevarle a Ebenezer a un extraño laboratorio de Prospectiva que trabajaba en aventurar escenarios de futuro para el planeta. Aunque con diferentes nivel de intensidad y rapidez ,ciertas tendencias generaban amplio acuerdo entre los expertos: en el plazo de una generación podría desaparecer el casquete polar, aumentando al menos un metro el nivel del mar y anegando muchas ciudades costeras, con especial riesgo para los más miserables. La elevación de la temperatura terrestre (a la que tanto contribuían las empresas que financiaban a Scrooge & Marley) produciría inevitablemente inundaciones, tornados y huracanes. El Amazonas probablemente dejaría de existir tal y como lo conocimos.  La globalización económica desviará la fabricación mundial a aquellos paraísos en que menor sea el salario, las condiciones laborales, la reivindicación social. Las nuevas generaciones deberán pasar un primer filtro para poder acceder a lo que sus padres lograron sin tanto esfuerzo: la excelencia. Y una vez acreditada ésta, su futuro estará ligado únicamente al aumento de beneficios para las corporaciones para las que trabajen , sea al precio que sea. No volverán a verse contratos indefinidos,ni  fijos”. Los horarios regresarán a la época del primer Scrooge al igual que el nivel de protección social. Y como en aquel tiempo, tal vez no sean necesarias ya  pensiones, cumpliendo los deseos del ministro japonés.
El "fantasma agorero" seguía mostrando sus previsiones: a pesar de ser uno de los modelos de sociedad más fracasados, el americano se convertirá en pocos años en el modelo universal: su ineficiente mercado de educación y sanidad adquirirá en el futuro una dimensión mundial, convirtiendo al conocimiento y  la salud en nuevas mercancías, cuya calidad dependerá de lo que uno pueda pagar. Una sociedad mundial con   inmensas desigualdades entre una minoría obscenamente rica y una mayoría miserable, ociosa, inútil, para cuyo control sería necesario contar con medios de represión y seguridad muy sofisticados universales. Lo cual beneficiaría indirectamente de nuevo a los stakeholders de Scrooge & Marley.
El "fantasma agorero", desesperado por la indiferencia de Ab III le presentó su última y desesperada previsión: en una sociedad como la descrita , en que las masas de pobres y miserables crecían al mismo ritmo que los beneficios de las accionistas de compañías como Scrooge & Marley , las  más  estrictas medidas de orden y represión seguirían siendo insuficientes para resolver el problema fundamental: sobraba gente. No sería posible con el desarrollo tecnológico existente, dar trabajo a tal cantidad de personal escasamente “ cualificado”. Con la desaparición de las guerras como instrumento de depuración periódica ( al margen de los efectos negativos para la industria del armamento)  se había producido un ingente colapso por excedente humano. Tampoco era suficientemente rápido el efecto de la política de austeridad sobre la salud. Parecía inevitable la aparición de un nuevo mercado, el de la gestión del excedente humano que definió Bauman, para lo que se precisaban ideas imaginativas, efectivas, pero a la vez discretas. En definitiva, un escenario espeluznante el que mostró el Fantasma agorero a Ebenezer con la esperanza de que generara algo de compasión en él.
Esa horrible imagen se fue diluyendo progresivamente en un pozo de oscuridad, tan profundo como el olvido, tan negro como la oscura noche de invierno.
Al día siguiente Eb III despertó con un fuerte dolor de cabeza. Parecía preocupado, como lo estuvo en algún momento su tatarabuelo hacía casi dos siglos. Le preguntaron si había dormido mal, si notaba algún dolor, alguna clase de molestia. 
Ebenezer pidió un analgésico. Y esbozando una sonrisa dijo: “Recuérdame que la próxima cena no coma tanto foie gras.. Pero ¿sabes querida? He tenido un sueño que me ha sugerido una nueva forma de negocio. No cabe duda de que las buenas ideas aparecen en sueños”.