“La vigilia la inventó un Papa que tenía un hermano pescadero”
Dicho popular, al que era muy aficionado mi abuela.
Hacíamos referencia ayer a los aparentes “olvidos” que genera la vacunación contra el VPH: olvidar las evidencias existentes, olvidar la pesquisa respecto a los efectos secundarios, olvidar que los intereses son muchos y poderosos….
En el mes de junio apareció en las noticias de Nature Biotechnology un interesante artículo de Cormac Sheridan analizando en profundidad la evolución de las vacunas como producto financiero, donde los recientes “pelotazos” de nuevas vacunas de última generación han modificado radicalmente un mercado hasta entonces moribundo: la aparición de Prevnar ( vacuna antineumocócica conjugada septavalente) en el 2000 y, sobre todo la comercialización de Gardasil supusieron el cambio de tendencia en este sentido, al que se ha añadido recientemente las grandes expectativas generadas por la “necesidad” de vacunación masiva contra LGE ( "la gripe esa" en palabras de Rafa Bravo). Las ventas de Gardasil han supuesto ingresos, según Sheridan, de cerca de 1.5 billones americanos de $ anuales para la compañía.
En la puerta esperan “nuevos descubrimientos científicos” que, de la mano de nuestros magníficos telediarios de las 9, solucionarán nuestras vidas. Según John Savopoulos, director de Vac Zine Analytics, los nuevos “caladeros” serán las nuevas vacunas pediátricas, las relacionadas con la prevención de las enfermedades del viajero, y aquellas destinadas a evitar infecciones antiguamente llamadas "nosocomiales", al que hay que añadir ahora el inevitable negocio de la gripe A /H1N1.
Los argumentos en estos casos, como ya pasó con la promoción de los llamados “Modelos de atención a enfermedades crónicas” suele ser siempre el mismo: es más rentable pagar mucho por una vacuna cara que evite una enfermedad que precise ingreso hospitalario, que realizar dicha atención. Lo que está bien en la teoría, pero queda por demostrar que sea cierto.
En el mismo número de JAMA al que nos referíamos en el último post, aparecía también un artículo de Rothman y Rothman en el que se describe el nivel de implicación de las empresas que manufacturan las vacunas en la financiación de programas formativos organizados por asociaciones médicas profesionales en USA en relación con la infección por VPH, el cáncer de cuello y los beneficios de la vacunación.. Para los autores es razonable que los médicos promocionen las intervenciones en las que creen, pero tienen dudas respecto a la forma de presentar la información: ¿es suficientemente objetiva? ¿refleja equilibradamente los pros y contras? El editorial de JAMA de Charlotte Haugh ponía también de manifiesto ciertos aspectos sorprendentes en la historia de implantación en el mercado de la vacuna: mientras que la primera autorización para el uso de la vacuna en USA se realizo en junio de 2006 (recomendando ese mismo mes el Advisory Comité On Immunization Practices la vacunación generalizada de las niñas de 11 y 12 años), los primeros resultados de ensayos de fase 3 con endpoints clínicamente relevantes (CIN 2/3) no fueron reportados hasta mayo de 2007, no habiéndose publicado resultados a largo plazo desde entonces. Así mismo la relación entre infección en jóvenes y desarrollo de cáncer 20 o 30 años después es desconocida: a pesar que la infección por VPH es una de las Enfermedades de Transmisión Sexual más prevalente la mayor parte de las infecciones son controladas por el sistema inmune. Y de la misma forma que no es posible predecir en que mujeres la infección persistirá, causará lesiones precancerosas o cáncer, tampoco es posible predecir que efectos tendrán la vacunación generalizada en la incidencia de cáncer de cuello dentro de treinta años . Haugh comenta que el verdadero efecto de la vacuna solo podría determinarse a través de ensayos clínicos y seguimientos a largo plazo. ¿Dónde están?
Para acabar, Sheridan da la clave en su articulo en Nature BT a través de las palabras de Savopoulos: si no se consigue incluir una vacunación en la recomendación sistemática ( léase calendario vacunal), la vacuna no se convertirá en blockbuster ( superventas).
No parece dificil adivinar quien puede ser pescadero y quien papa.
Dicho popular, al que era muy aficionado mi abuela.
Hacíamos referencia ayer a los aparentes “olvidos” que genera la vacunación contra el VPH: olvidar las evidencias existentes, olvidar la pesquisa respecto a los efectos secundarios, olvidar que los intereses son muchos y poderosos….
En el mes de junio apareció en las noticias de Nature Biotechnology un interesante artículo de Cormac Sheridan analizando en profundidad la evolución de las vacunas como producto financiero, donde los recientes “pelotazos” de nuevas vacunas de última generación han modificado radicalmente un mercado hasta entonces moribundo: la aparición de Prevnar ( vacuna antineumocócica conjugada septavalente) en el 2000 y, sobre todo la comercialización de Gardasil supusieron el cambio de tendencia en este sentido, al que se ha añadido recientemente las grandes expectativas generadas por la “necesidad” de vacunación masiva contra LGE ( "la gripe esa" en palabras de Rafa Bravo). Las ventas de Gardasil han supuesto ingresos, según Sheridan, de cerca de 1.5 billones americanos de $ anuales para la compañía.
En la puerta esperan “nuevos descubrimientos científicos” que, de la mano de nuestros magníficos telediarios de las 9, solucionarán nuestras vidas. Según John Savopoulos, director de Vac Zine Analytics, los nuevos “caladeros” serán las nuevas vacunas pediátricas, las relacionadas con la prevención de las enfermedades del viajero, y aquellas destinadas a evitar infecciones antiguamente llamadas "nosocomiales", al que hay que añadir ahora el inevitable negocio de la gripe A /H1N1.
Los argumentos en estos casos, como ya pasó con la promoción de los llamados “Modelos de atención a enfermedades crónicas” suele ser siempre el mismo: es más rentable pagar mucho por una vacuna cara que evite una enfermedad que precise ingreso hospitalario, que realizar dicha atención. Lo que está bien en la teoría, pero queda por demostrar que sea cierto.
En el mismo número de JAMA al que nos referíamos en el último post, aparecía también un artículo de Rothman y Rothman en el que se describe el nivel de implicación de las empresas que manufacturan las vacunas en la financiación de programas formativos organizados por asociaciones médicas profesionales en USA en relación con la infección por VPH, el cáncer de cuello y los beneficios de la vacunación.. Para los autores es razonable que los médicos promocionen las intervenciones en las que creen, pero tienen dudas respecto a la forma de presentar la información: ¿es suficientemente objetiva? ¿refleja equilibradamente los pros y contras? El editorial de JAMA de Charlotte Haugh ponía también de manifiesto ciertos aspectos sorprendentes en la historia de implantación en el mercado de la vacuna: mientras que la primera autorización para el uso de la vacuna en USA se realizo en junio de 2006 (recomendando ese mismo mes el Advisory Comité On Immunization Practices la vacunación generalizada de las niñas de 11 y 12 años), los primeros resultados de ensayos de fase 3 con endpoints clínicamente relevantes (CIN 2/3) no fueron reportados hasta mayo de 2007, no habiéndose publicado resultados a largo plazo desde entonces. Así mismo la relación entre infección en jóvenes y desarrollo de cáncer 20 o 30 años después es desconocida: a pesar que la infección por VPH es una de las Enfermedades de Transmisión Sexual más prevalente la mayor parte de las infecciones son controladas por el sistema inmune. Y de la misma forma que no es posible predecir en que mujeres la infección persistirá, causará lesiones precancerosas o cáncer, tampoco es posible predecir que efectos tendrán la vacunación generalizada en la incidencia de cáncer de cuello dentro de treinta años . Haugh comenta que el verdadero efecto de la vacuna solo podría determinarse a través de ensayos clínicos y seguimientos a largo plazo. ¿Dónde están?
Para acabar, Sheridan da la clave en su articulo en Nature BT a través de las palabras de Savopoulos: si no se consigue incluir una vacunación en la recomendación sistemática ( léase calendario vacunal), la vacuna no se convertirá en blockbuster ( superventas).
No parece dificil adivinar quien puede ser pescadero y quien papa.
( Foto: pescadería en les Halles. Richelieu, Francia)
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