El pasado 11 de marzo una Mª Eugenia Moreno, residente de medicina de familia, fue asesinada por un hombre de 74 años en la población de Moratalla ( Murcia). Al margen de las habituales declaraciones de condena, y actos de repulsa de administraciones, sindicatos y sociedades, un mes después del hecho parece diluido en la memoria, devorado por las nuevas noticias. En los días posteriores al crimen, la prensa local dio noticia también de incidentes de agresiones y amenazas verbales a médicos, con referencias al hecho en cuestión: "No me extraña que haya pasado lo de Moratalla. Sólo hacéis caso con una pistola en la cabeza". La reacción inmediata es considerar que son hechos aislados, afortunadamente excepcionales. ¿Pero lo son? ¿ Es anecdótico que sea a un médico, dado que la violencia es endémica en la sociedad? ¿ Es casual también que sea a una mujer médico y no a un hombre?
No disponemos de estudios científicos que permitan conocer la respuesta a esta pregunta, y evitar basarnos en opiniones personales sean alarmistas o contemporizadoras. El primer número de este año del International Journal of Occupational and Environmental Health publica un trabajo del grupo de la Escuela Profesional de Medicina del Trabajo de la Universidad de Zaragoza liderado por Santiago Gascón. La metodología empleada se basó en la distribución de un cuestionario a una muestra estratificada de 1.826 profesionales sanitarios de 3 hospitales y 22 centros de salud del norte y este de España. Un 64% de los respondientes había estado sometido a agresividad verbal, insultos o amenazas. Un 11 % había sufrido alguna agresión ( 5% en más de una ocasión).
Se podrá decir que el trabajo adolece de las limitaciones de estudios de este tipo ( representatividad de la muestra, sesgo de los respondientes,...). No permite sacar consecuencias definitivas y se precisan más estudios. Pero los datos son suficientemente preocupantes como para considerar que hechos como el citado son son circunstancias excepcionales.
Mientras tanto, el Diario Médico daba cuenta esta semana de dos noticias interesantes: el 14 de abril informaba de que solo la mitad de las Facultades de Medicina de España pensaban incluir como asignatutura obligatoria la Medicina de Familia en los nuevos planes de estudio, en un momento tan crucial como la puesta en marcha del Espacio Europeo de Educaión Superior. Por otro lado, el 16 de abril conocíamos que solo 55 aspirantes al examen MIR de este año elegían una plaza de Medicina de Familia entre los 2.575 primeros. La primera de ellas es valorada comoe esperanzadora: la Academia de semFYC considera que podría llegarse incluso al 75%. Respecto a la segunda , se argumenta que otras especialidades de mayor solera tampoco andan mucho mejor. Son argumentos rezonables, pero no hay que olvidar que treinta años depués del inicio de la especialidad de Familia aún estamos así.
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