jueves, 3 de marzo de 2011

Ganó Prescrire

La revista francesa Prescrire es un ejemplo mundial de independencia y ciencia, uno de los mejores boletines que podemos utilizar para formarnos un juicio sobre los medicamentos, su utilidad y su mejor forma de uso.

Prescrire ha terminado en los tribunales por la demanda del laboratorio Astellas Pharma, que juzgaba inadmisible la crítica a la ampliación de indicaciones del tacrolimus tópico, en la dermatitis atópica. Dicho medicamento es un potente inmunosupresor que requiere un uso prudente pues se ha asociado a cáncer de piel y linfomas, entre otros efectos adversos. Prescrire desaconsejaba su utilización en la prevención del eccema atópico ya que la relación beneficio-riesgo es desfavorable.

El triunfo legal de Prescrire no elimina “los efectos secundarios” de tal política de demandas, que sobre todo pretende acallar discrepancias y críticas científicas “en origen”. Es decir, lograr la autocensura y limitar la libertad e independencia científica hasta tal punto que se publiquen sólo comentarios favorables o neutrales respecto a la utilidad, mejor uso y seguridad de los medicamentos.

Los medicamentos tienen un campo de honor en el tratamiento de las enfermedades y de los problemas de salud, y sin ellos la vida sería muy distinta, a peor. Pero tan malo sería la falta como es el exceso de medicamentos, por cuanto no existe el medicamento sin efectos adversos.

Es imposible utilizar un medicamento sin que se produzcan al tiempo beneficios y daños, y el equilibrio es muchas veces sutil (y desconocido frecuentemente en los nuevos medicamentos). Por ello los profesionales y estudiantes sanitarios precisamos de revistas como Prescrire que analicen con independencia el beneficio-riesgo de los medicamentos, solos o asociados, en la indicación principal y en otras indicaciones, y en pacientes con una y con múltiples enfermedades.

Por todo ello rechazamos de plano la política de demandas judiciales que pretenden limitar o evitar la libertad de crítica científica. En España ya tuvimos un ejemplo que también terminó con el triunfo de la independencia (el caso Merck contra Laporte), pero no basta con lograr la absolución judicial pues el fondo de la cuestión no es ni la multa ni la cárcel sino la seguridad de los pacientes y el beneficio social.
(Iniciativa conjunto de diferentes blogs españoles sobre medicina, salud y sanidad)

2 comentarios:

  1. Lo que se comenta en el post es un problema muy serio: la autocensura que surge ante la judicialización de la duda. Pero, más allá de este ámbito, ¿podemos encontrar libertad científica en algún lado? Un científico promedio investiga en líneas productivas, por mera supervivencia que llega al extremo de que si no publica no trabaja; dicho más crudamente, si no publica no come. La Ciencia ha perdido en buena medida su atractivo de goce estético, de mero afán epistémico, para convertirse en una maquinaria productora de información que resulta cada día menos manejable, a pesar del desarrollo de múltiples aplicaciones informáticas. Estamos muy lejos del sueño del gran Sydney Brenner, consistente en hacer una carrera científica al revés, empezando el doctorado cuando somos niños y haciéndonos generalistas de mayores. También nos alejamos de la afirmación de Kornberg: el mejor plan de investigación es que no haya plan alguno. Así nos va: una producción exponencial de artículos oncológicos y un fracaso de la eterna promesa de curaciones próximas del cáncer.

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  2. Muchas gracias una vez más Javier por tus siempre interesantísmos comentarios.
    Creo que es muy preocupante la deriva a la que está llevando el proceso de investigación en su conjunto ( solicitud de ayudas, concesión de éstas, pubbliación, medición de impacto)
    la vieja máxima de Goldrat ( dime como me mides y te diré como me compòrto es de absoluta actualidad en esta materia. Si de la publicación en un determinado tipo de revista depende no solo mi useldo sino mi trabajo, las perversiones son obvias.
    Pero a diferencia de otras áreas, mucho más fiscalizadas, la investigación sigue considerándose algo intrísecamente bueno, que contribuye abnegadamente al bienestar de la humanidad. Y la investigación no está exenta del mismo peligro de fraude, perversión, abuso y corrupción que cualquier otro sector.
    Saludos y de nuevo, gracias

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