the past is a burden, not a means of guiding judgement.
John Pickstone. BMJ 2011
Aunque los programas televisivos y buena parte de las noticias de salud en medios de comunicación parezcan desmentirlo, mucho se ha avanzado para erradicar la plaga del curanderismo en los sistemas sanitarios. Bien es cierto que siguen existiendo “ expertos” entusiastas de medidas preventivas sin fundamento, vendedores de dietas milagrosas para perder peso, y famosos aficionados a pulseras magnéticas. Pero es indudable que la necesidad de que las intervenciones médicas se sometan a experimentación científica, está cada vez menos cuestionada.
Sin embargo sigue existiendo un último reducto, un importante "santuario" donde la ciencia no entra y la rendición de cuentas no existe: son las reformas organizativas de variado pelaje y contenido, que cada cierto tiempo ( cada vez más breve) asolan los sistemas sanitarios. Aunque el cambio de partido político dominante es el principal factor de riesgo de esta costosa enfermedad, no están exentos de sufrirlo servicios en que se mantiene el mismo partido gobernante, pero cuyo nuevo consejero se siente en la obligación de pasar a la historia como estadista.
De todo ello hablaba en un artículo contundente publicado en el BMJ hace un par de meses John Pickstone, profesor del Centre for The History of Science, Technology and Medicine de la Universidad de Manchester , trabajo de máxima actualidad ante la ola "azul "de cambios políticos que sufrirá el país en estos meses.
Obviamente Pickstone analiza en su artículo la reforma florida de los conservadores británicos, pero sus reflexiones son perfectamente trasladables a España.El sistema británico ( al igual que el español) lleva inmerso más de veinte años en todo tipo de reformas de modelo y organización, cuyos resultados ( al igual que los crecepelos) no han demostrado en modo alguno ser más efectivos, eficientes o simplemente menos costosos, que los modelos precedentes. No solo eso, sino que además interfieren y dificultan el trabajo clínico cotidiano, alterado continuamente por la “última moda” que decide implantar el político de turno ( en un clásico artículo de Nigel Edwards sobre el alto grado de infelicidad que supone hoy en día la práctica de la medicina, señalaba como uno de las causas más relevantes el “estar exhaustos de tanto cambio” por parte de los clínicos) .
En tiempos de austeridad como los que vivimos, a la espera de copagos o tasas que van calando como la "gota malaya" en la opinión pública, tal vez habría que empezar reclamando “austeridad organizativa” en los gobiernos autonómicos, pidiéndoles expresamente que dejen los inventos innovadores ( desde los modelos público privados a los modernos modelos de gestión de crónicos) para mejores tiempos, habida cuenta de que no existe suficiente evidencia de su efectividad ( y mucho menos de su coste efectividad).
Como bien señala Pickstone ( y al margen de la satisfacción de la vanidad personal para el líder visionario), los únicos beneficiados de tanto batiburrillo son los consultores profesionales, que reconocen ser expertos en el proceso de cambio y no en su contenido ( hermosa forma de decir que no saben de nada).
Al importante gasto, no cuantificado, que suponen estas reformas, hay que añadir la hipoteca que implican muchas de ellas para el servicio sanitario en que se introducen ( los ejemplos de Valencia y Madrid son los más ilsutrativos), “ endeudamiento” que sin embargo apenas merece atención.
Como señala Pickstone, necesitamos mucho más “evolución” basada en la evidencia que “revoluciones”.
Sin embargo sigue existiendo un último reducto, un importante "santuario" donde la ciencia no entra y la rendición de cuentas no existe: son las reformas organizativas de variado pelaje y contenido, que cada cierto tiempo ( cada vez más breve) asolan los sistemas sanitarios. Aunque el cambio de partido político dominante es el principal factor de riesgo de esta costosa enfermedad, no están exentos de sufrirlo servicios en que se mantiene el mismo partido gobernante, pero cuyo nuevo consejero se siente en la obligación de pasar a la historia como estadista.
De todo ello hablaba en un artículo contundente publicado en el BMJ hace un par de meses John Pickstone, profesor del Centre for The History of Science, Technology and Medicine de la Universidad de Manchester , trabajo de máxima actualidad ante la ola "azul "de cambios políticos que sufrirá el país en estos meses.
Obviamente Pickstone analiza en su artículo la reforma florida de los conservadores británicos, pero sus reflexiones son perfectamente trasladables a España.El sistema británico ( al igual que el español) lleva inmerso más de veinte años en todo tipo de reformas de modelo y organización, cuyos resultados ( al igual que los crecepelos) no han demostrado en modo alguno ser más efectivos, eficientes o simplemente menos costosos, que los modelos precedentes. No solo eso, sino que además interfieren y dificultan el trabajo clínico cotidiano, alterado continuamente por la “última moda” que decide implantar el político de turno ( en un clásico artículo de Nigel Edwards sobre el alto grado de infelicidad que supone hoy en día la práctica de la medicina, señalaba como uno de las causas más relevantes el “estar exhaustos de tanto cambio” por parte de los clínicos) .
En tiempos de austeridad como los que vivimos, a la espera de copagos o tasas que van calando como la "gota malaya" en la opinión pública, tal vez habría que empezar reclamando “austeridad organizativa” en los gobiernos autonómicos, pidiéndoles expresamente que dejen los inventos innovadores ( desde los modelos público privados a los modernos modelos de gestión de crónicos) para mejores tiempos, habida cuenta de que no existe suficiente evidencia de su efectividad ( y mucho menos de su coste efectividad).
Como bien señala Pickstone ( y al margen de la satisfacción de la vanidad personal para el líder visionario), los únicos beneficiados de tanto batiburrillo son los consultores profesionales, que reconocen ser expertos en el proceso de cambio y no en su contenido ( hermosa forma de decir que no saben de nada).
Al importante gasto, no cuantificado, que suponen estas reformas, hay que añadir la hipoteca que implican muchas de ellas para el servicio sanitario en que se introducen ( los ejemplos de Valencia y Madrid son los más ilsutrativos), “ endeudamiento” que sin embargo apenas merece atención.
Como señala Pickstone, necesitamos mucho más “evolución” basada en la evidencia que “revoluciones”.
¿Por qué no pedir entonces ,una moratoria de innovaciones en los servicios sanitarios españoles hasta que pase la crisis? Todos saldríamos ganando.
(Viñeta de El Roto en el Pais)
(Viñeta de El Roto en el Pais)
Buen domingo, totalmente de acuerdo, llevo más de 8 años intentando montar una mesa en un congreso sobre la evaluación de las "innovaciones en gestión", fundaciones, entidades publico/privadas, modelos de gestión descentralizada (gestión clínica, institutos)... Nadie quiere, ¿quien lo va a explicar?.Te meterás en un lió, y otras lindezas. La verdad es que nadie quiere saber de verdad, que pasa, solo interesa vender humo, no verdades. Así no se puede evolucionar, una pena.
ResponderEliminarUna parte del problema es que está de moda el directivo heróico:
ResponderEliminarhttp://maven.wordpress.com/2006/07/19/henry-mintzberg-on-heroic-managers/
El dospuntocerismo sanitario creo que es muy dado a este tipo de directivos. Pese a que su filosofía se supone que es fomentar el bottom-up... al final se convierte en unos cuantos "líderes heróicos" tratando de "revolucionar la organización".
Las dinámicas de reorganización se repiten: consultores externos (tipos que nunca han pasado una consulta definiendo como se debe pasar una consulta), mayor confianza en las ideas de fuera que en las de dentro (el director de Ford dando charlas a gerentes de atención primaria es un ejemplo), "el problema es la resistencia al cambio", "todo por el pueblo pero sin el pueblo" (con honrosas excepciones), etc, etc, etc..
No solo pasa en Sanidad. Las grandes multinacionales sufren el mismo problema, y las que sobreviven lo hacen "pese" a sus directivos heróicos. Las farmaceúticas están todo el día "redefiniendo nuestro negocio" por ejemplo.
Muchas gracias a los dos.
ResponderEliminarOtra buena ocasión de hacerle ver al emperador que está desnudo.
Como bien dice Julio, hay pocas cosas más vistosas que adornar un curso, congreso o seminario de un "experto" de de otro ámbito totalmente distinto, en cuyo tope de gama están los deportistas. Si uno consigue que participe el principe Guardiola o el malvado Mouriño tiene bingo como " innovador".
Hay mucha gente viviendo de este negocio.
Cuando la gente a la que más he admirado simepre en gestión suelen ser tipos modestos, que pasan desapercibidos pero saben hacer su trabajo.
Es tambien verdad lo que dice Jose Manuel. No hay forma de que se evalue nada. Tal vez por eso podria proponerse que en los congresos profesionales no se invitara a ningún político ( cono lo que les gusta " inaugurar pantanos") si no vienen con una evaluación bajp el brazo ( revisada por pares eso sí, no sea que den gato por liebre)
saludos
No hay mejora sin cambio, ni cambio efectivo sin gestión del cambio efectiva. Y no hay gestión del cambio efectiva sin implicar a los implicados. Apuesto por la incorporación de la perspectiva del clínico en cualquier cambio, y por supuesto, apuesto por evaluar y rendir cuentas sobre el impacto positivo de los cambios promovidos. Gastamos mucha energía en planificar, y mucha más en implantar, pero cuando nos damos cuenta, nos hemos quedado sin energía para evaluar. Por una Gestión Sanitaria Basada en la Evidencia.
ResponderEliminarSobre modas... creo que ya habíamos hablado en temas de calidad y seguridad. Lo mismo aplicaremos en la gestión. Parece que tenemos que ir quemando fases, cada vez a más velocidad, y sin acabar una pasamos a la siguiente... eso sí se busca cada vez más implicar al clínico ¿?, pero el clínico, cada vez está menos implicado...
ResponderEliminarOcurrencia tras ocurrencia, los grandes debates siguen ahí aparcados, los grandes problemas siguen delante y no les hincamos el diente por ser políticamente incorrecto.
Al final vale más no intervenir desde la gestión. He visto cosas increibles, para justificar gestores, pero muchos procesos estratégicos son completamente prescindibles.
Os animo a pasarle SQUIRE a cualquier publicación sobre mejora de la calidad asistencial que os encontréis... no os sorprenderéis.
Por cierto...muy bueno el post de Mintzberg..., pero su investigación desgraciadamente tampoco es un ECA.... jeje...
ResponderEliminarSeguimos con opiniones de expertos...
Meter todos los cambios e innovaciones en el mismo saco no es bueno, como no lo es reconocer que, en algunos casos, se dispone ya de suficiente información para ponerlos en marcha, eso sí evaluando los resultados que se obtienen. Me quedo con el cambio y no con el inmovilismo, aunque, eso sí, reconociendo que hay algo o mucho de moda y también "ceguera en buena parte de la corte del emperador".
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios, sumamente interesantes.
ResponderEliminarAunque seguimos en un nivel de evidencia más que discreto, basado en el mejor de los casos en opiniones de expertos ( como señala Esteban), es cierto también que el campo de la gestión y de lo que en ella habitualmente se inclyye ha generado una importasnte colección de trabajos de alta calidad en los últimos años...pero por desgracia casi exclusivamente fuera de España.
Son malas las generalizaciones, estoy de acuerdo, pero llevamos todo tipo de innovaciones , que se siguen presentando año tras año en todos los congresos que pueden tratar de temas relacionados con gestión ( SECA, SEDAP, SESPAS incluso semfyc...) en que se vueleve a decir lo buenas que son sin un solo estudio serio de evaluación.
Los ingleses, en cambio, publican sus evaluaciones en el BMJ, o el Milbank , y aportan una buena dosis de conocimiento útil para el cambio
Estamos utilizando algo tan sencillo como el SQUIRE en algunos proyectos ( fuera de España claro), un buen instrumento no solo para revisar trabajos cientificos sino para la misma práctica de la gestión. Pero rendir cuentas de lo hecho sigue costando demasiado a las "huestes del emperador"
saludos y gracias de nuevo
En los últimos años con los cambios permanentes el NHS con la finalidad de crear un servicio público y despolitizado. Además con una proliferación de documentación al alcance mediante internet. Mientras en España seguimos con las inercias de la administración pública del siglo XIX y como incapaces de afrontar cambios estructurales nos hemos limitado a copiar mal modelos de colaboración pública y privada.
ResponderEliminarEspaña a diferencia de UK, Suecia, etc el Estado (central y autonomico) se comporta como empresario mayoritario y con un discurso basado en n el maniqueísmo entre la provisión pública y privada. Apuesto por una medicina con decisiones basadas en el rigor, transparente y responsable y me da igual el modelo organizativo si se orefe un servicio público accesible, seguro y con una cubertura que evite las desigualdades.