Cada año el Departamento de Medicina Comunitaria y Familiar de Duke University se enfrenta a una tarea difícil: seleccionar a los cuatro residentes que iniciarán ese año su programa de especialización entre un total cercano a los 700 aspirantes. La responsabilidad que supone poder dejar fuera algún candidato especialmente brillante, les obliga a revisar reiteradamente los méritos, en un proceso de selección muy complejo en el que participan desde el Jefe del Departamento hasta los residentes mayores. Pero una vez concluido un proceso de selección y formación tan caro y complejo, lo que a nadie se le pasa por la cabeza allí ,es perder todo ese derroche de trabajo y talento como “lágrimas en la lluvia” que diría el gran Batty en Blade Runner.
El sistema de formación de residentes español ha sido una de las razones ( en mi modesta opinión, la más importante) por las que nuestro sistema sanitario alcanzó el alto nivel que ahora desmonta a toda velocidad. Permitió disponer de médicos adecuadamente capacitados, tan competentes como sus pares de cualquier otro país occidental .El sistema MIR es de las pocas cosas que se han mantenido constantes en este país a lo largo de más de 30 años, al margen de reyertas políticas, sin sospechas sobre su transparencia. Mantener un sistema que forma cada año a un número elevado de profesionales sanitarios, para todo el abanico de especialidades, no es barato. Es una inversión que tiene sentido si existe una visión de futuro, de recuperar para el país el dinero empleado. Debería tenerse en cuenta para qué queremos formar profesionales , donde van a trabajar, que aportará al estado su desarrollo como profesionales altamente cualificados.
Es cierto que no es fácil planificar las necesidades de profesionales sanitarios con tantos factores inestables como los que hay que introducir en la ecuación. Pero aún así, hemos pasado de considerar que deberían abrirse facultades de medicina casi en cada provincia, a abandonar cualquier esperanza de que los residentes de la próxima generación puedan tener trabajo…Aquí, claro.
Porque el gobierno brasileño ha decidido paliar su déficit de médicos ( que estima cercano a 54.000) mediante una política de “importación” masiva de médicos extranjeros, especialmente cubanos, portugueses y españoles. Sagazmente se dirige donde (aparentemente) sobran. Las condiciones de trabajo para los colegas españoles fue concretada por el portavoz de la presidenta brasileña, Dilma Roussef a Ana Pastor, la Ministra española de Fomento ( fomento de emigración suponemos).
El Ministerio de Salud de Brasil ya viene organizando reuniones informativas en España para exponer la oferta de trabajo a médicos españoles: contratos de un par de años, con retribuciones por debajo de lo que podía cobrar aquí un especialista recién concluido el MIR, solo para las zonas más desfavorecidas y remotas del país, y con el aliciente de realizar un curso previo de inmersión en el portugués. No es una oferta de futuro, puesto que al acabar su contrato deberían convalidar su titulación, lo que es de todo menos fácil allí.
No parece que recibirán la bienvenida de sus colegas brasileños precisamente. Los gremios locales ya se han opuesto frontalmente a una medida que en su opinión supone introducir en el país a competidores altamente cualificados, que pelearán por los mejores trabajos. El presidente del Consejo Federal de Medicina tampoco cree que sirva de nada llevar a médicos muy competentes a zonas remotas “ donde no hay condiciones para atender a las personas. Lo que el gobierno debe llevar al interior no es solo al médico; es la salud y las políticas públicas”
Muchos están dispuestos a aceptar las condiciones. De ellos una proporción importante son excelentes médicos, algunos excepcionales. Talentos que ningún país dejaría marchar. Pero que nosotros animamos a emigrar o, como alternativa a reingresar cada cuatro años en otro proceso de especialización médica.
Este país, siempre en la vanguardia de la innovación, es maestro en aplicar un curioso sistema de selección de personal: selecciona por cohortes, nunca por méritos. En el actual sistema siguen trabajando una proporción no desdeñable de médicos holgazanes, sin compromiso con su trabajo ni vocación profesional , pero que tuvieron la suerte de nacer en la “caja de reemplazo” correcta. A los que pertenecen a cohortes posteriores a 1980 les espera "el tren de la bruja" del sistema MIR ( saliendo y entrando una y otra vez en el túnel para pasar el rato) o disfrutar con ilusión de esa movilidad externa que tanto gusta a Fátima Bañez, para pelearse con colegas de otros países por las migajas de un contrato.
Mientras tanto, todos los demás asistimos a ese destino con ese impotente fatalismo tan ibérico, convenciéndonos a nosotros mismos de que no hay otra opción. De que estamos condenados al infierno por haber sido tan malos.
Sergio,
ResponderEliminarSeparada a menos de una hora de tren de Santiago, A Coruña sigue suspirando por tener facultad de Medicina. Su Universidad, por la que se va a la luz ("hac luce"), no crea médicos, pero sí tiene una facultad, o como se le llame, de "ciencias de la salud".
En ella tenemos catedráticos de eso, y como de salud hablamos, es fácil entender que no tengan enfermos sobre los que enseñar ni alumnos a los que hacerlo. Todos sanos y, a poder ser, muchos médicos doctores y catedráticos.
Estamos en un país en el que abundan las situaciones tan ridículas como costosas. Como bien dices, el MIR era una de las pocas cosas buenas que teníamos. Parece ya apropiado hablar en pasado. De hecho, es habitual que no se tome ese tiempo como período de formación en la especialidad que uno desea, sino como una mera etapa laboral de cuatro o cinco años, tras la que hacer otro MIR y otro... (conozco a quien ha realizado más de dos).
Ante esa formación múltiple, la perspectiva parece "lógica": hacer como en Brasil. ¿Para qué formar médicos especialistas si los podemos importar?
Parece que sólo hay dos opciones para quien quiera ser médico en España (además de pasar esa estúpida nota de corte para iniciar la carrera): nacer en la "caja de reemplazo correcta" o ser de familia pudiente que pueda pagar una especialización en EEUU, Alemania o Inglaterra, como se hacía antes.
Mientras tanto, los que han sido afortunados por su caja de reemplazo siguen incordiando en nuestros hospitales, aun regidos por un sistema piramidal surgido del franquismo y pervertido aun más por una jerarquización complementaria basada en confianzas.
Un abrazo
Totalmente de acuerdo. Las desigualdades aumentan. pero no solo entre clases sociales sino también entre generaciones. Y asi seguimos con profesionales incompetentes refractarios a cualquier tipo de cambio que signifique cualquier pequeña disminución en sus privilegios y gente absolutamente excepcional, con un niveld e compromiso muy grande condenados a emigrar parq ue luego no queiran volver ni en pintura
ResponderEliminarMientras tanto las autoridades encantados de este fenómeno de movilidad externa, que supone una sangría absoluta para el país. Porque no estamos hablando de salir voluntariamente para ir a Oxford. Estamos hablando de ir a la zona más remota de Brasil a pelear con unas infraestructuras inexistentes y unos gremios profesionales que los recibirán de uñas
Que pena.
Hay que tener cuidado de defender buenas causas con argumentos falaces, dicotómicos y generalizadores (tres peligrosas distorsiones cognitivas). Por ejemplo enfrentando generaciones de "profesionales incompetentes refractarios a cualquier cambio que signifique cualquier pequeña disminución en sus privilegios (los que tienen trabajo: los otros) con “gente absolutamente excepcional, con un nivel de compromiso muy grande” (que al parecer merecería desplazar a los anteriores y tener de inmediato un trabajo).
EliminarSobre todo porque eso no resiste un análisis. En cada generación hay gente de todo tipo y muchos de los que ahora son efectivamente incompetentes eran hace años (quizá muy pocos) los que se creían (y así lo proclamaban a los cuatro vientos) gente absolutamente excepcional (“pata negra”, ya se sabe). A veces las evoluciones son muy rápidas. Y es fácil ver como han terminado muchos de ellos. O donde comenzaron y lo que defendían y donde están ahora. O simplemente contemplar como trabajan.
La realidad es que cuando todo parecía que iba bien se abandonó la meritocracia y la organización sanitaria de la sanidad pública fue bastante chapucera. Todo se fragmentó por autonomías, las oposiciones basadas en el saber y en el mérito fueron desapareciendo para virar a OPES amañadas donde se iban repartiendo las plazas que, “los excepcionales del momento”, se creían con derecho a consolidar y que por supuesto no cuestionaron. Nadie protestó ni dijo nada. O muy poca gente a la que se acalló rápidamente.
Y así hemos llegado hasta aquí, a una crisis económica que, ya se sabe, es un fastidio para todos los colectivos. También para los médicos. Una crisis que sufrimos todos de distintas maneras. Y que veremos como salimos de ella.
Pero en 1981, cuando yo terminé la carrera, también había una, con muchos médicos en paro. Te lo aseguro. Y con peores condiciones de trabajo, mucho peores. Ahora tengo un hijo en 5º de medicina. Y tendré que afrontar lo que venga. Así son las cosas.
Y por cierto, el sistema MIR es un buen sistema. Soy tutor hace ya algunos años. Pero es manifiestamente mejorable en muchos aspectos. No nos vamos a engañar. De él pueden salir médicos de muy distintos niveles. Algunos habiendo leído o reflexionado bastante poco. Y quizá creyéndose excepcionales. En este país nos subimos enseguida a la parra. Y ya sabes que suelen hacerlo no precisamente los que más saben.
Muchas gracias Sr RGC.Posiblemente no haya sabido precisar con suficiente claridad mi argumento.En modo alguno iba dirigido a minusvalorar los méritos de profesionales de mi generación , anteriores o posteriores. Había, hay y seguirá habiendo entre ellos gente excepcional, con el mérito añadido de que lo llevan siendo desde hace décadas. pero junto a ellos y como escribia en el post "siguen trabajando una proporción no desdeñable de médicos holgazanes, sin compromiso con su trabajo ni vocación profesional , pero que tuvieron la suerte de nacer en la caja de reemplazo correcta".Lo sigo manteniendo.No entro a valorar si fueron excpecionales o no; quizá lo fueron, pero ahora no lo son. Uno de los problemas de nuestra profesión es que ( a diferencia de otros países) no hemos sabido o querido poner esto de manifiesto. Hemos preferido mirar para otro lado a que haya compañeros que llegan tarde, se van pronto y toman mucho café ( sin leer una revista desde hace años). Son minoría, por supuesto ( aviados estaríamos si no lo fueran), pero existen.Y la culpa no es solo de las administraciones para las que trabajan.
EliminarEstoy también de acuerdo en que no todos los residentes recién terminados son excepcionales. De hecho lo que decia en el post es:" una proporción importante son excelentes médicos, algunos excepcionales". Los excepcionales son minoritarios, como en cualquier otra generación. Pero los hay. También los hay mediocres, interesados, escaqueadores. Tan minoritarios como en cualquier otra generación. Pero mientras muchos de los que somos "normales" ( ni vagos ni excelentes) encontramos trabajo, de los medicos de familia recién especializados en diferentes comunidades autónomas que conozco ninguno ha encontrado un trabajo digno de la especialidad que hicieron en España. Los que lo tienen trabajan fuera. Por eso sigo pensando que ahi está uno de los problemas de nuestro sistema: ni hay medios ( ni ganas) de identificar a los que no trabajan, ni medios ( ni ganas) de dar oportunidades a los mejores que acaban.
Sergio
Eliminarel sistema que hemos tenido y tenemos,sobre todo en atención primaria, no ha primado a los profesionales competentes, Eso es un hecho incontrovertible que arrastramos ya décadas y al que veo mala solución. Como sabes las evaluaciones de los contratos programas han sido ridículas y creo que muchos de los mejores profesionales están algo quemados o recluidos en sus consultas tratando de no deteriorarse del todo. Por otro lado algunos de los profesionales más mediocres están o han estado en puestos de responsabilidad y creo que esto no es demagogia barata. Así han sido las cosas. La organización y la planificación han dejado mucho que desear, han estado en manos de poco nivel y con muchas anteojeras ideológicas. O eso es lo que yo he creído ver.
Pero el problema de no encontrar trabajo es un problema de muy poco tiempo. Hace simplemente tres años (antes de quitar las sustituciones y del comienzo de los recortes) no se encontraban médicos por ningún lado y se traían de fuera, a veces con formaciones muy limitadas. Otra cosa es la calidad de ese trabajo o su estabilidad. Acabamos de hacer un trabajillo estudiando lo que ha pasado con los residentes de la unidad docente de C.Real desde su fundación , replicando otro que hicieron en Galicia. Y la mayoría de los médicos de familia trabaja. Eso sí, desde el 2003 esos trabajo dejaron de ser estables. El trabajo es cíclico. Parece inevitable en este sistema económico.
Ahora estamos en crisis. Hay poca agua. Y corremos el riesgo de mordernos entre nosotros como los cocodrilos. Eso ya pasó al principio de la especialidad cuando se generó una tensión estúpida entre los médicos via MIR y los que ya trabajaban. Y creo que solo sirvió para debilitarnos como colectivo y para crear heridas que aún no se han cerrado.
Hay que volver pensar muchas cosas en Atención Primaria. Entre ellas como se accede a los puestos de trabajo o como se demuestra la competencia profesional. Y tener perspectiva histórica. Creo que tu eres uno de los que piensas y por eso te he hecho el comentario. Te felicito por tu blog. Es excelente.
Un saludo
Muchas gracias de nuevo. Estoy de acuerdo contigo en muchas cosas. La más importante en que hay que volver a pensar en Atención Primaria, más allá de los intereses de cada uno: en primer lugar porque sigo creyendo que una buena Atención Primaria es la base de un buen sistema; la segunda porque creo que buena parte de los que trabajan ( veteranos y jóvenes,sea cual sea su origen) es gente honrada,compremoetida con sus pacientes y competentes.
EliminarTambién estoy de acuerdo en que mientras no se solucione el problema de la gestión sanitaria esto la distancia entre clínicos, gestores y politicos seguira aumentando. Es ya urgente profesionalizar de verdad la gestión,a la manera de Nueva Zelanda ( como decia Gervas hace unos dias) en que las convocatorias son internacionales para atraer a los mejores sean de donde sean, y no a los que sean sumisos con lo que manda el poder.Ya Claveria alertó en un trabajo de la falta de solvencia de los contratos programa, que están llevando a dejar de hacer cosas importantes simplemente porque no figuran entre las prioridades
ES verdad que hace solo unos años era dificil encontrar un médico de familia. Pero no podemos permitirnos dejar marchar en estos momentos a los mejores , sean médicos, arquitectos o filósofos.Creo que debería ser posible hacer compatible premiar a los competentes, penalizar a los vagos y dejar una puerta abierta a los que vienen detrás y lo merecen. Ver las gerontocracias que gobiernan el pais en cualquier organización, sociedad o departamento es sencillamente deprimente.
Gracias de nuevo. Un saludo cordial
Yo creo que RGC apunta muy bien a lo que ha sido desde hace años el reconocimiento del médico en forma de asignación de plaza o de promoción tras ella. Y me parece magnífica la respuesta de Sergio.
ResponderEliminarSi algo bueno tiene el MIR es su punto de partida (mejorable, como todo, por supuesto): es igualitario y pueden concurrir médicos de todo el país y elegir en función de una puntuación.
Después pasamos ya al plano autonómico y los disparates tanto a la hora de consolidar plazas, contratar o promocionar son grandes.
Creo que efectivamente siempre ha habido de todo, aunque también opino que hay promedios mejores o peores en función de la "caja de reemplazo" a la que se refería Sergio. El problema está en esa deriva propiciatoria de la docilidad y adulación más que del trabajo profesional. Es lamentable ver que un sistema de promociones franquista (creo que lo propició Girón) ha permanecido y que su mejora no ha sido tal, sino consolidar sus aspectos negativos y empeorarlo más mediante la designación directa por los gestores de turno. Ahora todo es ya por "confianza" y no precisamente en la valía profesional.
Es, por ello, muy triste ver que algo que podría ser una carrera profesional se ha confundido, al menos en mi autonomía, en un mero reconocimiento económico por antigüedad.
En un mundo globalizado, llama la atención ver cómo puede ser más fácil emigrar a Brasil para ganarse la vida, a pesar de todo, que hacerlo de una región autonómica a otra. Tal vez si las pocas plazas que haya en el sistema público se asignaran por concurso-oposición nacional (algo tipo MIR), nos fueran mejor las cosas. Tal vez si se definiera una carrera profesional que permitiera diferenciar las bondades y defectos que se asocian siempre a juventud y madurez, fueran también mejor las cosas.
En el momento actual, con hospitales de médicos callados y dóciles, con colegios médicos decimonónicos y también en silencio (y casi es mejor que no hablen), y en el que los criterios de verdad se delegan en sociedades no siempre científicas aunque así se llamen, mal futuro se percibe.
Por supuesto, seguirá habiendo médicos excepcionales. El problema es que, tal y como evoluciona esto, cada vez lo tendrán peor y, en parte, precisamente por el hecho de ser así, excepcionales. Estamos en la época del aurea mediocritas.
Si, es la época del aurea mediocritas. Si el nacionalismo se cura viajando, también de esa forma podria curarse la deimonónica cultura profesional que invade este país, sea en sus hospitales, sus centros de salud, sus universidades o sus gerencias. Cuando se comprueba que en cualquiera de de las mejores universidades del mundo nadie tiene asegurado nada, se llame como se llame y sea amigo de quien sea, uno se da cuenta de que en este aspecto seguimos viviendo en una sociedad feudal. Pocos colegas de fuera entienden que aqui uno tenga plaza "en propiedad", que su continuidad no dependa de su rendimento e incluso de los ingresos que genere.
ResponderEliminarY es soprendente como señaslas que sea más facil trabajar en Brasil que en la comunidad de al lado,que valora tus méritos s mitad de precio de los nativos.
Sin reparar estos mimbres pretender que este país tenga arreglo es tarea imposible
Un abrazo