jueves, 7 de noviembre de 2013

¿Quien le pone el cascabel al ga(s)to hospitalario?

La noticia  sanitaria de la semana es la recomendación del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a través de la  Organización Nacional de Transplantes (ONT),  de eliminar aquellas unidades de transplante cardiaco que realicen menos de 15 intervenciones al año. La ONT, en su documento de “Criterios de planificación de transplantes” considera que una unidad de esas características debería realizar al menos 20 transplantes anuales para garantizar la competencia necesaria para realizar bien su trabajo. Sin embargo hay seis de ellas ( Murcia, Navarra, Valladolid, Zaragoza, Asturias y el Clinic de Barcleona) que llevan desde hace cinco años sin alcanzar esa cifra.
Como era de esperar los centros “ineficientes” no están por la labor. Según publicaba el Pais, portavoces del  hospital Virgen de la Arrixaca (que ha mantenido cifras entre 2 y 10 al año desde 2007) declaraban: “ estamos intentando optimizar este tipo de intervenciones y seguir creciendo”. No sabemos si a través de la eliminación de tratamientos farmacológicos en pacientes con insuficiencia cardiaca o bien poniendo trampas camboyanas en las carreteras de la región. Los responsables políticos de Asturias y Aragón, también han sacado rápidamente pecho, para señalar que no van a privar a sus ciudadanos de una cartera de servicios como el resto de los españolitos ( aunque sea a costa de tener una peor competencia técnica) . Pronto se lamentarán también algunos periodistas apocalípticos.
La necesidad de tratar un número mínimo de casos de una determinada condición para garantizar la competencia en su manejo, se conoce desde hace mucho tiempo.  En un artículo clásico, que sigue plenamente vigente, publicado en Medicina Clínica en 1996, Ortún y Gérvas señalaban que el médico “necesita una frecuencia mínima de aparición de un problema determinado para mantener la capacidad de tratarlo”. Como señalaban, el mantenimiento de la competencia exige atender en atención primaria cada tres meses un problema determinado; o lo que es lo mismo , si un médico de familia atiende un cupo de 2000 pacientes, la frecuencia mínima anual requerida para mantener la competencia sería de 1 por mil. En ese sentido, las pretensiones de ciertos médicos de familia de tratar enfermedades raras, con el argumento de que han rotado un par de meses por alguna unidad especializada del hospital de turno, supone un grave riesgo para sus pacientes, que pueden ser privados de una derivación al especialista absolutamente necesaria simplemente para engordar el ego del “mal” médico de familia.
Por desgracia, los criterios de frecuencia mínima anual de eventos, a la hora de planificar la atención sanitaria no tienen valor alguno cuando nos adentramos en la selva hospitalaria.
En estos casos los criterios de aplicación son generalmente dos:
-    el grado de prepotencia e influencia del jefe de servicios correspondiente, capaz de utilizar todos sus recursos ( confesables o inconfesables) para montar una nueva unidad de hipertensión, tiroides, lípidos, menopausia o rodilla.
-    La atrevida ignorancia del responsable político de turno capaz de aceptar cualquier propuesta, por peregrina que sea, con tal de salir en los medios y presumir ante la comunidad autónoma vecina de que en la suya están en la vangurdia mundial de cualquier avance tecnológico .
En el debate sobre los tres ejes del cubo de sostenibilidad del sistema sanitario ( nivel de cobertura, grado de copago y servicios ofertados) está bien abrir de una vez el melón sobre qué servicios se deben prestar y dónde. Pero la discusión no puede quedar en las unidades de transplante cardiaco, ni siquiera en las unidades de transplante ( en su conjunto) , sino que debería abordar cualquier tipo de servicio hospitalario, los ratios de cada especialidad y la actividad de los mismos.
La discusión en realidad no es en donde podar el árbol salvaje del transplante, sino más bien en cuando vamos a inclinar de una vez la balanza del gasto sanitario desde la atención hospitalaria hacia la atención primaria.  Starfield, Shi, Gorber y Macinko ya publicaron en Health Affairs en 2005 que mientras existía   una relación negativa entre oferta de atención primaria y mortalidad por todas las causas, altos ratios de especialistas se asociaban con aumento de mortalidad por todas las causas, cáncer , enfermedad cardiaca, y mortalidad neonatal, en Estados Unidos.
En realidad nadie quiere ponerle el cascabel al ga(s)to hospitalario. Y  todos los políticos sanitarios de este país seguirán prefiriendo tener unidades especializadas inefectivas e ineficientes a ampliar la cobertura sanitaria a cualquier persona que resida en España. Al fin y al cabo el poder de influencia de estos pobres diablos nunca será el de los jefes de servicios.

6 comentarios:

  1. Este es el tipo de reflexiones que necesitamos para hacer nuestro sistema viable, Sergio, lista de cosas para desadvertir ya¡

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  2. La pregunta no puede ser más adecuada.
    Se hace tomando la muestra de los trasplantes pero sería ampliable, como se señala, a todo tipo de unidades, sean de lípidos o rodilla.
    Con los trasplantes ocurre, sin embargo, algo especial. Es incuestionable su importancia y han supuesto un gran avance en Medicina, aunque a veces suplan carencias médicas previas que evitarían la necesidad de algunos, cosa que no siempre se tiene en cuenta. Por otra parte, los trasplantes siempre han sido algo “sui generis” en el sentido de que su atención y organización (nacional y no autonómica) han ido separadas del resto de actividades clínicas, lo que ha tenido sus efectos segregacionistas en el seno de los hospitales, llegando a hablarse a veces de “coto cerrado” , haciendo del trasplante un tema tabú. De hecho, llama la atención el silencio que al respecto ha habido hasta ahora en los medios de comunicación a pesar de todos los recortes habidos y por haber en la sanidad pública. Hay intereses aparentes en que la cuestión de los trasplantes permanezca sin tocar. No están regidos exclusivamente por la vocación altruista (y es lógico que así sea, pues debe remunerarse una actividad extraordinaria) y no son ajenos a un interés localista, el mismo por el que cada ciudad de nuestro país parece considerar que debe tener su propio campus universitario y su aeropuerto.
    Mucha gente sigue inmersa en la extraña incoherencia de creer que la buena Medicina es la de los grandes avances técnicos, la que impacta en los telediarios y periódicos, a la vez que en los hospitales que hacen posibles esos logros haya pacientes apiñados en urgencias esperando una cama para una patología que puede ser tan seria como “corriente”.

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  3. Muchas gracias a los tres. Es cierto lo que señala Javier respecto a los transplantes. Un coto cerrado al margen del sistema, que por supuesto es importante y digno de elogio. pero, ¿no hay otras intervenciones sanitarias, otros dispositivos asistenciales, otros profesionales sanitarios, otros enfermeos, que tambiñen merecerían tambi´ne un grado similar de atención y cuidado?

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  4. Hola Sergio.
    Sigo admirando el grado de acierto que tienes en el diganóstico de los problemas de la sanidad pública.
    En el de hoy, veo el atisbo de un sesgo peligroso e inifeciente, la presnta dicotomía o enfrentamiento entre la aistencia primaria y la hospitalaria. Y además lo haces basandote en los recursos que consume cada una de ellas.
    Tu sabes de numeros, y seguro que conoces lo que supone el gasto en farmacia sobre el total de la sanidad pública. Si la añades la novedad del deslizamiento de esta hacia los hospitales, gracias a la dispensación hospitalaria a pacientes externos, y que esta, que no deja de crecer, supone el 50% del gasto de farmacia en algunos hospitales, verás que el asunto no es tan fácil.
    Cuando las arcas comienzan a tener telarañas es fundamental el valorar donde empleamos el dinero que los avarientos especuladores nos siguen prestando.
    Saludos y sigue, por favor.

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  5. Muchas gracias a ti Emilio. Lo he dicho muchas veces: el interés que pudiera tener este blog lo genera los comentarios de tanta gente brillante que pasa por aquí; yosolo pongo anzuelos. Has planteado un asunto crucial que afecta tanto a atención primaria como a especializada; donde la industria es suficientemente inteligente comopara aprovechar las goteras del sistema para seguir vendiendo. La cuestión es que el margen de maniobra es cada vez más escaso y cada euro que se pirede es más precioso que nunca, como muy bien señalas
    Muchas gracias por tus comentarios.
    Un saludo cordial

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