miércoles, 26 de marzo de 2014

"Fracasados" antes de empezar

No ha cumplido aún los 18 años. Siempre fue buena estudiante, aunque sus notas no son de las que le situarían en la categoría  de “ genios”. Desde hace muchos años fantasea con la idea de estudiar Medicina, una carrera que nadie ha cursado en su familia. Cuando aún quedan tres meses para examinarse de Selectividad ha decidido repetir. No lleva mal el curso; de hecho ha aprobado todos los exámenes hasta la fecha, algunos con muy buenas notas. Pero su problema es que en el primer curso de bachillerato solo alcanzó un 7.5 de media, y con esa calificación la única opción que tendría para poder estudiar Medicina sería alcanzar una media de 10 en el segundo año, y una calificación semejante en el examen de selectividad. De forma que solo se presentará este año a aquellas asignaturas con  posibilidades de sacar sobresaliente.
Algo muy grave está ocurriendo en el sistema educativo español cuando un curso antes de realizar las pruebas de acceso a la universidad, un alumno no tiene ya ninguna posibilidad de poder realizar la carrera elegida. Algo grave ocurre cuando están dispuestos a perder un año académico con tal de poder alcanzar la nota necesaria. Algo muy grave sucede cuando antes de empezar su trayectoria vital y profesional, personas de 18 años se sienten ya fracasadas por no tener 13 puntos sobre 14, o  9.5 sobre 10.
En mi generación hay profesionales de todo tipo: algunos acabaron siendo socios de algunas de las consultoras más importantes del mundo, otros dirigen servicios hospitalarios punteros, los de más allá llevan realizando desde hace décadas un trabajo tan  anónimo como admirable en consultas de atención primaria. Todos eran buenos estudiantes , pero ninguno hubiera podido acceder a medicina en esta época. En el año que accedí a la facultad se entraba con un 6.5 sobre 10. Hoy no daría para apenas nada.
¿Es esta exigencia un signo de la mejora de la calidad de la enseñanza de la medicina en España? En modo alguno. La Facultad de Medicina de la ciudad en la que vivo es de las que exige una nota más alta por razones ajenas al prestigio académico ( salvo que en éste se incluyan celebraciones como las fiestas de primavera). Con escasas excepciones la formación en Medicina en la mayor parte de las facultades españolas sigue siendo tan mediocre como hace 30 años, quizá con la salvedad de que los últimos años están centrados en preparar el MIR. No existe enseñanza basada en problemas, rotaciones regulares por atención primaria, formación en materias tan fundamentales en la práctica de la medicina moderna como la búsqueda y valoración crítica de literatura científica, la ética, gestión del tiempo, razonamiento clínico, política sanitaria o gestión, materias que Yediddia ya consideraba esenciales para la formación en medicina hace más de diez años. Los decanos de facultad españoles se felicitaban del “éxito” que supone haber mantenido la duración de la carrera de medicina en 6 años, vulnerando los principios del Espacio Europeo de Educación Superior. Que el grado de Medicina dure en Estados Unidos cuatro años y en McMaster tres ( una de las facultades de medicina más prestigiosas del mundo, cuna del movimiento de la Medicina Basada en Pruebas ), a ellos les trae al pairo. Al fin y al cabo de lo que se trata es de seguir repartiéndose créditos y horas, una muestra más de la endogamia y el nepotismo académico.
Para muchos jóvenes españoles el futuro ya no existe. A pesar de todos el esfuerzo que realizan, de forma especial en sus años de bachillerato, las opciones de elegir una carrera tienden a cero. Y mientras unos centros académicos inflan las notas de los alumnos que  piensan hacer medicina , rebajando por el contrario los que aspiran a realizar grados de menor exigencia ( al margen de la competencia individual de cada uno), otros castigan a los aspirantes con calificaciones muy bajas, sin consideración aparente de lo que se juegan.
La brecha se amplía, la tijera se abre. De forma especial con los más jóvenes. A los que ya estamos instalados confortablemente en el sistema no parece preocuparnos que se hayan cerrado para cualquier residente las puertas a un trabajo que no sea precario, de los que se interrumpen al llegar el fin de semana. Tampoco que el acceso a determinadas carreras se haya convertido el algo similar a preparar notarías. Con el agravante de que en aquellas no existen segundas oportunidades. 

13 comentarios:

  1. Amén. Enhorabuena por tener suficiente coraje para denunciar este sistema estúpido.

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  2. Otra coto privado, gremial l, en una sociedad cerrrada.Con beneficios colaterales para la nueva hornada de facultades privadas , con criterios de admisión menos exigentes en lo académico que contribuyen a hinchar la burbuja sanitaria. Con la indiferencia complice de la mayoría de la profesión y de los responsables sanitarios.
    Antoni Agustí

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  3. La obsesión métrica desprecia lo cualitativo y frustra algo esencial al ser humano: el deseo, en este caso el buen deseo de servicio a otros desde una profesión como la Medicina.
    El ejemplo mostrado en este post revela la irracional dinámica en que nos hallamos y que supondrá muertes, así de crudo, porque es una evidencia, para cualquiera que tenga el ya raro don del sentido común, que la relación entre nota de corte al iniciar la carrera de Medicina y ser un buen o mal médico es nula, como el propio post indica. Habría que dar notas de corte a las facultades, a ver con cuántas nos quedábamos en España.
    Quien quiera ser médico hoy en día ha de partir de la idea de que lo que menos importará cuando lo logre será lo que sepa de Medicina. Primero habrá de esforzarse por tener buenas notas en secundaria, magníficas notas, en todas las materias, gusten o no, desde las matemáticas hasta la historia del arte (supongo que ahora también en religión y no sé si en gimnasia y música). Una vez iniciada la carrera, el objetivo no será aprender sino estudiar para el MIR y tener buenas notas… también para el MIR. No se trata de saber para diagnosticar y curar, sino de prepararse para el gran examen. Y, nada más empezar la formación MIR, el objetivo no cambiará en esencia, pues simplemente se tratará entonces ya no de estudiar, cosa tan inútil como saber multiplicar, que para eso están Google y los smartphones, sino de “hacer curriculum” para ser adjunto, para lo cual no se precisa saber sino reunir comunicaciones, publicaciones si es posible, y también agradar (que no es lo mismo que ser agradable). Después de todo ese periplo, ¿se pondrá a estudiar la gente, tratando de estar al día? Parece poco probable. Estoy convencido de que hay médicos que no han leído un libro de Medicina en su vida (sólo “apuntes” e impresos de “créditos”). El futuro previsible, de no remediar la estupidez reinante, es nefasto. En el mejor de los casos acabaremos teniendo buenos técnicos es áreas muy concretas, y alguna gente con muchas publicaciones de impacto, pero no propiamente médicos. Eso, unido a la inteligencia tan dudosa de los gestores que rigen el sistema, ofrece un panorama sobradamente inquietante.
    Llevo casi cuarenta años en mi hospital. No veo que la gente que inicia el MIR venga más preparada ahora que antes de la memez de las notas de corte; más bien al contrario. Eso sí, el embobamiento de los gerentes cuando ven que una especialidad de su hospital que dicen dirigir es elegida por MIR con buenas notas trasciende enseguida a la prensa local.
    La industrialización progresiva de la Medicina requiere técnicos y eso puede explicar tantos absurdos. Y técnicos llamados doctores ya los hay; abundan, caracterizados por sus anteojeras y su frialdad.
    Conozco también buenos médicos, tan buenos como escasos. El elemento común a todos ellos es su pasión por la Medicina, algo que pueden contagiar a otros. Sólo desde la pasión, desde el deseo no cuantificable jamás, puede alguien llegar a ser un buen médico, que implica saber Medicina y ser también buena persona. Cuando me encuentre enfermo, lo que menos me importará será la nota de corte, la puntuación MIR y las publicaciones del médico que me atienda. Tampoco su “eficiencia” en términos de objetivos gerenciales. Sólo me importará lo que sepa y cómo me trate.

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  5. Estoy de acuerdo con la mayor parte de lo expuesto en esta entrada. Pero, ¿qué sistema selectivo más justo y objetivo que el actual podríamos establecer para el acceso a las limitadas plazas del grado? ¿O seguimos aumentando las plazas en esta época de escasez de recursos y con unos centros sanitarios ya extraordinariamente masificados? Por otra parte he de decir en respuesta al comentario anterior, del que también suscribo parte importante, que como recién licenciado a punto de escoger plaza no tengo tan mal concepto de mis compañeros. Hay de todo, como en botica, pero la mayoría son gente sensata, humana, comprometida, entusiasta, inteligente, consciente y con los pies en la tierra.

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    1. Rubén,
      Lamento haber causado la sensación de tener un mal concepto de los compañeros jóvenes. Me limité a decir que "No veo que la gente que inicia el MIR venga más preparada ahora que antes de la memez de las notas de corte; más bien al contrario". En esta expresión, me refería a preparación técnica estrictamente. Es un comentario de pretensión general. Por supuesto, que, como bien dices, "hay de todo, como en botica". Yo hablo de lo que veo y, por consiguiente, con las restricciones inherentes a una mirada subjetiva y desde la cual no percibo esa bondad mayoritaria ni ahora ni antes.
      En cuanto al sistema selectivo, como ya indiqué, creo que sería mejor optar por una selección dentro de la propia carrera (en el primer año por ejemplo, lo que en tiempos era curso selectivo) y no antes de iniciarla, por el motivo que indicaba Sergio y que yo comentaba: no creo que la nota de corte sea un buen criterio para decidir quien puede y quien no estudiar Medicina.
      En cuanto a plazas... depende. Yo creo que al respecto ha habido siempre una mala planificación, con épocas de excesos y otras de déficits de médicos. Por masificación, no sé bien si te refieres a exceso de médicos o de pacientes. Creo que ambos estamos de acuerdo en esto último. Aquí en Galicia han procedido a jubilaciones masivas y abruptas a los 65 que han desporovisto, precisamente por ser súbitas, a una pérdida de conocimiento experiencial importante. Y no se ve que esa jubilaciones se acompañen de contratos de plantilla de compañeros jóvenes, con lo que asistimos además a un déficit no sólo cualitativo sino también cuantitativo en médicos de atención primaria y hospitalaria.
      Ya que dices que eres recién licenciado y próximo a escoger plaza, te deseo lo mejor, tanto en la elección que hagas como en el desarrollo de la especialidad elegida. Y, por supuesto, te presento mis disculpas si algún comentario mío te parece improcedente. Yo trabajo en Coruñ y ahí me tienes a tu disposición para todo en lo que pudiera servirte. Puedes contactar conmigo en Facebook si lo deseas, o podemos seguir comentando ambos los posts de Sergio que siempre son de gran interés.

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  6. Hola Javier. Creo que es indudable que hay que hacer una selección, puesto que los recursos son limitados, y hay gente que se tiene que quedar en el camino. En relación con esto una cuestión interesante es qué justifica la fiebre mediática que de un tiempo a esta parte lleva a tantos jóvenes a solicitar plaza en medicina. En este vídeo se trata la misma: https://www.youtube.com/watch?v=qg-LpHcC6C0 Lo cierto es que me parece muy válida y apropiada la idea que comentas de hacer una selección posterior a la demanda, ya en un curso universitario. Si se planteara bien, seguramente sería mejor forma de valorar aptitudes más deseables en un buen médico, y de cribar a aquellos que tomaron una decisión no suficientemente informada. Con lo de la masificación me refería a lo que yo mismo he vivido en mis prácticas clínicas, donde los pacientes se veían abrumados por un tropel de adjuntos, residentes, estudiantes y personal de enfermería, que invadían las habitaciones por decenas. He llegado a compartir adjunto junto con cuatro compañeros más y la correspondiente residente, que a menudo era la que asumía el papel "docente" porque el primero se desentendía. Por último, mantengo, también subjetivamente, que la formación técnica es buena, e incluso algo mejor que la de épocas pasadas, aunque aún deje mucho que desear. No podemos comparar a los médicos recién titulados con algunos admirables eruditos de vasta cultura y eminente ojo clínico, pero creo que salimos con un espíritu crítico importante y ganas de seguir aprendiendo y formándonos de la mejor manera posible para dar un servicio adecuado a nuestro entorno. Por supuesto, la desorbitada nota de corte no es garantía de nada, toda vez que procede de un sistema donde se premia la memorización hasta el absurdo en detrimento de otras cualidades y habilidades.
    Muchas gracias por tu interesante y amable respuesta.

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    1. Hola de nuevo, Rubén. Gracias por aclararme a qué te referías por masificación. Estoy plenamente de acuerdo en que esa invasión en "tropel" a la que te refieres es inaceptable para el paciente. Obviamente, el avance en Medicina ha de suponer lo que dices, que la formación técnica es mejor que la de hace años, pero a veces se descuida bastante la clínica en aras de pruebas importantes pero que debieran ser consideradas como complementarias. Y reconozco que tienes razón al aludir, aunque no lo hagas claramente, a los divinos, a los dioses de la medicina que se creen imprescindibles. Sí. También hay mucho endiosamiento y se da, justo es reconocerlo, en gente de mi generación o anterior a ella. En ese sentido, bendita sea la frescura juvenil. Ya ves, el diálogo hace que uno tenga una visión más completa. Yo me había olvidado, al "meterme" con los jóvenes, de los vicios de los mayores y sobre ellos, si yo te contara... Pero esto es un blog. Muchas gracias a ti. .Un abrazo

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  7. Da gustoasistir a una conversación tan interesante como la que mantienen Javier y Rubén, una vez más demostración de que son los comentarios muy a menudo mucho más interesantes que el post. Decía Javier que el buen deseo de servicio a otros ha sido despeciado por la obsesión métrica . Y es verdad. Y dice Rubén que algún sistema de selección deberçia xitir y por supuesto también tiene razón. Pero creo que algo raro está ocurriendo cuando Medicina se ha convertido en un extraño objeto de culto y deseo, que lleva a elegirla a los mejores expedientes, en buena medida no tanto porque responda a una verdadera ilusión por cursarla ( la llamada vocación) sino por el hecho de que elegir con 13 sobre 14 una carrera para la que solo se necesita un 8 parece a todo el mundo ( estudiante, padres o profesores) un simple desperdicio.
    En Francia es el primer año el que es selectivo , como propone Javier. En Reino Unido o Estados Unidos todos los procesos de selección incluyen entrevista. Está claro que no es fácil encontrar un sistema bueno, pero parece cada vez más evidente que el actual es rematadamente perverso.
    El debate sobre en que se ha convertido nuestra profesión da para otro post
    Un saludo muy cordial a todos

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  8. Completamente de acuerdo... Intentaré no redundar en todo lo comentado anteriormente...

    Pero es satisfactorio ver como aun quedan profesionales críticos, porque la verdad sea dicha, o están muy callados discurriendo en los pasillos de hospital o se ven sumamente eclipsados por los eruditos de la medicina, dicho sea de paso, que casualidad que siempre sean los mismos apellidos...

    Lo más lamentable y quizá lo que más refleja este fracaso, es que un licenciado... o más irónico aún, un Graduado en Medicina + Master en Medicina (Que pensarían de esto en una facultad de prestigio a nivel mundial???)... En definitiva, un profesional con 6 años de preparación no sea capaz de ejercer, porque no considero que nadie medianamente responsable o con dos dedos de frente decidiera ejercer solo con lo aprendido en esos 6 años. Y que además tampoco está preparado para el examen MIR, puesto que necesita otro Master en "X" impartido por el CTO, la UV, etc. O cualquier otro ente, para poder presentarse a un examen lleno de "casos reales".

    Los "Hospitales Universitarios" no son tales, puesto que no están adaptados a los estudiantes universitarios, sino a los residentes, que dicho sea de paso no obtienen realmente un post-grado universitario sino una titulación validada a través del Ministerio de Sanidad, obviamente, porque dudo que ninguna universidad podría poner su nombre detrás de una titulación que tiene una evaluación tan errática, afuncional, asimétrica y con una docencia efímera. Y a pesar de esto, a menos que algún día llegues borracho y cometas una gran atrocidad, el escoger plaza en el anfiteatro del Ministerio de Sanidad, técnicamente te asegura la titulación.

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  9. Si tan buenos fuésemos, nuestros profesionales más cualificados no estarían en Stanford o Harvard, no, estarían en Albacete o Melilla, y no hablo de la situación actual, sino la de siempre, la de toda la vida.

    En 6 años de carrera, una carrera dedicada al trato humano, la empatía, con bases fehacientes en la entrevista clínica... Y que solo se pasen 6 meses en el hospital!!! "Prácticas" que no son más que seminarios, extensiones de la teoría...

    Sabemos acerca de afecciones genéticas tipo MEN1 y MEN2, pero no como corregir una hiperglucemia, básicamente porque no sabemos cuantas UI de insulina corresponden a cuantos mg/dL.

    Nos preparan superespecialistas, sabemos mucho de intervensionismo, pero nada de una placa común y corriente, puesto que el docente es un técnico superespecializado.

    Me pregunto si nunca se a contado con un gran apagón o una situación con recursos limitados, porque en mi enseñanza siempre se ha contado con las pruebas princeps de alta tecnología, pero poco poco con la clínica.

    Y, si dicho sea de paso, tienes la oportunidad de rotar en el exterior, la cosa te hunde la moral, puesto a pesar de que no tienen ni el mejor sistema sanitario, ni el famoso MIR, te llevan años luz en todos los sentidos.

    Tampoco entiendo porque siempre te atiende un adjunto en el hospital, cuando está a años luz de tus conocimientos, y ni siquiera entiende o recuerda tu entusiasmo y tus ganas, no ve, que el solo hecho de cateterizar un vaso, escuchar por primera vez un soplo (no el de un maniquí), o por fin ver un fondo de ojo, es un logro, una emoción, una experiencia. O es que acaso ¿A los aspirantes a oficiales en una academia militar les enseñan a marchar los generales de 4 estrellas?.

    Todo debe ser escalonado y adecuado, quiero decir, aunque se tiende a las relaciones horizontales, el adjunto debe estar por encima del R5, el R5 del R4... El R1 del estudiante de 6º, así el aprendizaje se hace más llevadero y acorde al nivel. Siempre se dispone de las reuniones de servicio, o las diferentes sesiones, para cuando un caso lo amerita y es necesario la opinión y/o supervisión de un gran conocedor.

    En cuanto a la selección de las universidades, he de decir que aparte de lo mencionado anteriormente, algo que me parece fundamental, no estaría de más algún test psicotécnico, porque algún Asperger, psicopatía, asociales y otras cuantas han compartido mesa conmigo, eso sin hacer mención de la mala educación que parece que brilló por su ausencia en las casas de muchos estudiantes, y no es sinceramente lo que esperas de un nivel universitario.

    Por último, no creo que sea difícil imaginar porque todos quieren estudiar medicina, cuando en el matriarcado de nuestros hogares, el conseguir un trabajo público y para toda la vida es el objetivo fundamental, aunque no te guste tratar con la gente. Y en los tiempos que corren pues medicina es de los últimos rescoldos que sobreviven al respecto.

    La vocación es algo que ha pasado de moda, y se ve en la selección de plazas MIR, es evidente la desorientación puesto que no has visto todos los servicios en tu rotatorio, pero prima más la plaza donde haya trabajo o más prestigio que lo que te gustaría hacer de corazón. Al fin y al cabo el consejo de tus mayores, es que "ya te gustará lo que haces"...

    Siento la paliza, pero a veces es frustrante no poder compartir/intercambiar todas estas ideas, que no necesariamente son la verdad absoluta, sino más bien un punto de vista. Porque en el hospital, así como en la facultad, nunca se sabe quien es quien, parece que duermes con el enemigo. Otra triste realidad.

    Un saludo.

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    1. Muchas gracias Xabi. De paliza nada, más bien todo lo contrario. Es fundamental relatar, describir y denunciar un sistema que sigue anclado en la medicina del siglo XIX . En la que el problema comienza en el bachillerato, se extiende en el grado y se deforma en la especialización. Tus dos comentarios son una buena descrpción de donde estamos aun, por desgracia
      Un saludo

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  10. Un auténtico placer leer tanto el post como los comentarios.

    Sobre el sesgo de selección yo pienso que explica todo sobre la situación actual. Para sacar buenas notas durante la formación primaria, secundaria y bachillerato únicamente hace falta memorizar como un idiot savant y estar calladito en clase, lo cual suele implicar o bien una naturaleza sumisa (¿Estatinas en el agua de bebida? ¡Perfecto! ¿Vacuna contra el VPH? ¡Universal!) o bien ser la típica persona que hace funcionar el sistema para sí mismo (futuro trepador).

    Con respecto a la enseñanza en la facultad ya lo decía Goethe hace unos cuantos añitos. "They teach in academies far too many things, and far too much that is useless. Then the individual professors extend their department too much - far beyond the wants of their hearers. In former days, lectures were read in chemistry and botany as belonging to medicine, and the physician could manage them. Now, both these have become so extensive, that each of them requieres a life; yet acquaintance with both is expected from the physician. Nothing can come of this; one thing must be neglected and forgotten for the sake of the other. He who is wise puts aside all claims which may dissipate his attention, confines himself to one branch, and excels in that".

    ¿Cómo esperar que las facultades que así funcionan arreglen "el estropicio" del sistema educativo? ¿Qué resolución de problemas, pensamiento crítico o trabajo en equipo pueden aprender los estudiantes de medicina cuando sólo se les exige memorización, sumisión y habilidades trepadoras?

    ¿Qué vocación puede generar dedicar 200 horas de su vida al ciclo de Krebs, la gluconeogénesis y demás giliestupidices bioquímicas? ¿150 horas para memorizar de veinte maneras distintas de qué color tiene el pili el meningococo? ¿Qué inteligencia emocional han desarrollado los estudiantes cuando por fin llegan a las prácticas clínicas? ¿Con qué ánimos se estudia el MIR después de todo esto? ¿Y con qué criterios se elige plaza?

    A lo mejor exagero, pero creo que pocas vocaciones sobreviven a más de 10 años de una “educación" como esta.

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