domingo, 5 de julio de 2015

El abominable "sentido común"

Si hay una palabra que repite sin cesar el Presidente del Gobierno español , hasta el punto de convertirse en su principal programa de actuación, es “sentido común”. En especial si trata de diferenciar su oferta de la de sus adversarios, rara es la comparecencia ( de las escasas que realiza) en que no parezca esa matraca: “ El Partido Popular es el refugio del sentidocomún y la cordura”,Rajoy apela al sentido común de Más”; hasta 210.000 resultados aparecen en Google si se asocia Rajoy a sentido común.
Hay que reconocer que el concepto, en cualquier caso, tiene buena fama. No hay madre que se precie que no recurra al término para intentar prevenir el alocado comportamiento de cualquiera miembro de su prole,  ya sea a la hora de salir por la noche, ir de vacaciones, escoger estudios, o elegir pareja.
Tan buena fama tiene que una vez escuché a un alto directivo sanitario decir que lo más importante para un directivo era tener sentido común.
Sin embargo el “sentido común” es un bonito caballo de Troya relleno de diminutos operarios cuyo único fin es cercenar cualquier posibilidad de cambio real de la situación.
No lo digo yo, lo dice alguien que sabe infinitamente más y que es capaz de argumentarlo como nadie. Escribe John Berger en su indispensable El Hombre Afortunado ( por cierto acaba de publicarse una nueva edición inglesa con aún más fotografías):
Se suele creer que el sentido común es práctico. Pero sólo es práctico a corto plazo. El sentido común te dice que es una locura morder la mano que te alimenta. Pero sólo es una locura hasta el momento en que te das cuenta que  de que podrías estar mucho mejor alimentado . A largo plazo, el sentido común es pasivo, porque está basado en la aceptación de una visión periclitada de lo posible. La masa de sentido común se cumula muy despacio. Todas sus preoposiciones tienen que ser demostradas muchas veces antes de ser incuestionables, es decir tradicionales. Y cuando devienen tradicionales adquieren la misteriosa autoridad de los oráculos .De ahí el fuerte elemento de superstición siempre presente en el sentido común práctico.”

Y no contento con esto , insiste: “ El sentido común constituye la ideología doméstica de aquellos a los que se ha privado de unas enseñanzas fundamentales, de aquellos a los que se ha mantenido en la ignorancia. Esta ideología está compuesta de fuentes diversas: supervivencia de la religión y conocimiento empírico, escepticismo protector y ciertos elementos de la enseñanza superficial que se provee. Pero el hecho es que el sentido común no aprende, nunca puede superar sus propios límites pues en cuanto se corrige la carencia de unas enseñanzas fundamentales, se ponen en tela de juicio todas esas fuentes y su función termina por desaparecer.”
En palabras de su protagonista, el médico general británico John Sassall escribe: “ Hace muchos años que el sentido común es para mi un tabú, excepto tal vez cuando se aplica a problemas muy concretos y fáciles de evaluar. Es mi mayor enemigo en el trato con los seres humanos, y mi mayor tentación. Me tienta a aceptar lo obvio, lo más fácil, la respuesta que está más a mano . Me ha fallado casi siempre que lo he utilizado y sólo Dios sabe cuantas veces he caído y todavía caigo en la trampa”.
Confiar en el sentido común en la clínica lleva a aceptar las opciones más fáciles, previsible , rutinarias. Donde el error acecha tras la puerta.
Seguir el sentido común en la política y la gestión lleva a resignarse a la situación actual al precio que sea, a no intentar nunca ningún cambio, ningún avance. La humanidad progresó cuando fue insensata.
Si Europa es un proyecto fallido es porque le sobra sentido común.

Seamos razonables. Seamos insensatos.

5 comentarios:

  1. La expresión “sentido común”, como el menos común de los sentidos, tuvo su valor, pero desde que Rajoy hace gala de poseerlo, nada parece más sensato que la insensatez de rechazar ese sentido común que, en su caso, es común también a muchos aplaudidores necios.
    No sólo es de “sentido común” lo que dice Rajoy; también lo que induce a seguir los protocolos clínicos como si se trataran de un libro sagrado y lo que transforma la investigación en una burocracia regida por la confección de memorias y publicaciones en líneas “productivas”. Nada como la productividad para apuntar al sentido común neoliberal. Nada como ella para cuantificar todo lo concerniente a nuestras vidas, incluso los años que duramos, en términos de “eficiencias”.
    Con ese sentido común, viviríamos hoy en el marco de la mecánica newtoniana, considerando la relatividad una chiquillada sin sentido (común). Y con ese sentido común podríamos seguir sin creer incluso en la existencia de los microbios.
    Hay algo que precisamos, como bien señalas en el post, y es un grado de insensatez, de aventura, de juventud aunque nos caigan años encima. Mal iríamos si no tuviéramos jóvenes. El valor de la juventud reside principalmente en su capacidad de asumir riesgos, de aventurarse, de pensar de otro modo. Lo que no quita que haya mucho joven que ya ha nacido viejo y como tal vivirá toda su vida, a la vez que algunos viejos sólo lo son en su cuerpo, reteniendo y haciendo crecer en su mente la frescura de la juventud.
    Me quedo con ese magnífico y sólo aparente oxímoron con que cierras el post: “Seamos razonables. Seamos insensatos”.

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    1. Querido Javier. Como bien señalas lo importante es mantener esa mentalidad fresca capaz de cuestionar la mecánica newtoniana aunque sea lo que se ha hecho toda la vida. Porque como dices hay mucho joven que lleva cien años a sus espaldas de la misma forma que también hay anciano que parecen adolescentes ( de nuevo Bauman)
      Que admitamos todos con esa docilidad cualquier planteamiento destinado a "estandarizar" lo que hacemos sin la mas mínima reflexión da idea del adornamiento que padecemos
      Eso si, basado en el sentido común

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  2. Acabo de publicar tu magnífica entrada en twitter y me temo que, como siempre, no tendrá repercusión alguna. Me gustaría hacerme con el libro de Berger pero todavía no está disponible en la red.
    Gracial y un cordial saludo.

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  3. Buenos días, espero que no te moleste, pero acabo de reseñar tu entrada en mi blog personal, me ha parecido tan certera que no he podido resistirme a divulgarla entre mis amigos.
    Nos falta valor, ganas, atrevimiento y no hay mejor excusa que el miedo disfrazado cómo no de razonable "sentido común".
    Gracias

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  4. Sentido común es apoyarse en una frase hecha para no hacer nada. Al señor Rajoy le va como anillo al dedo. Si la juventud, en todos los tiempos de la humanidad, hubiese tenido sentido común, ahora estaríamos en las antípodas del progreso.

    Vengo del blog Abalorios de Pilar.

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