Hablábamos
en el último post del reciente trabajo publicado en The Lancet por un grupo de
investigadores de la Universidad de Oxford sobre la sobrecarga clínica que
sufren y padecen los profesionales de Atención Primaria en Inglaterra. Durante
años ésta ha sido una queja fundamental de la profesión, basada a menudo más en
percepciones que en hechos. Pues bien, aquí están los hechos.
Gracias
a un acceso a datos sobre el ejercicio clínico inimaginable en España, los
autores realizaron un análisis retrospectivo de las consultas a médicos
generales y enfermeras de los pacientes registrados en 398 centros ingleses
entre abril de 2007 y marzo de 2014: 7 años en total, precisamente además el
periodo de mayor crisis económica de las últimas décadas. La base de datos
contiene más de 101 millones de consultas correspondientes a la atención de más
de 20 millones de personas. Durante este periodo de tiempo la población
británica ha aumentado en un 5,7 % ( de 51,4 en 2008 a 54,3 millones en 2014),
pero el número de consultas por años se ha incrementado sin embargo en más de
10% ( entre 2007 y 2014). Cabría pensar que semejante aumento se habría
acompañado de un incremento proporcional de los recursos, pero no es así.
El número de médicos en Inglaterra
aumentó de 14554 en 2007 a 15062 en 2014, un 3,5%, lo que significa que al
comparar con la población a la que atienden el número de médicos generales por
100.000 habitantes a tiempo completo se ha reducido significativamente durante el mismo periodo.
Mucho más trabajo, más población, menos recursos.
Los
datos son contundentes:
- -
El número de días de cita por 10.000 habitantes pasó de 1095 (2007) a
1270 ( 2014)
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La duración de las consultas aumentó un 5% de media, tanto en medicina
como en enfermería.
- -
El número de consultas totales se incrementó en un 13,67% en el
periodo estudiado, de 3,35 a 3,80 consultas por paciente y año).
-
- La tasa anual cruda de consultas por persona aumentó un 10,51% ( de
4,67 a 5,16).
El
incremento en las consultas se produce especialmente en dos tramos etarios ,
niños entre 0 y 4 años y ancianos mayores de 85 años. Y es sensiblemente mayor
el aumento de presión sobre médicos que ssobre enfermeras ( 12,38 por 10000
personas/año frente a 0,0,9%).
Llama
especialmente la atención el incremento de las consultas telefónicas, cuyo
número se ha duplicado en ese periodo, con un incremento anual constante de más
de un 11%, pero de nuevo exclusivamente en médicos ( en enfermería se han
reducido paradójicamente las consultas telefónicas, al igual que las consultas
a domicilio, algo sorprendente). El aumento de las consultas telefónicas no ha
significado en modo alguno reducción de la consulta presencial, falacia de
Barrio Sésamo que comienza a extenderse por los sistemas sanitarios: no es “
una forma alternativa de consulta, es más consultas de otro tipo”
Los
autores consideran que si las consultas al médico general se han incrementado
en un 12,4% y el tiempo de consulta por paciente ha aumentado 4% la sobrecarga
clínica directa ha aumentado en un 18,2% . Además de ello está el tiempo
dedicado a actividades burocráticas incluido a la atención y alimentación del
ordenador ( creciente), las actividades docentes, la atención domiciliaria o la
coordinación y derivación con el segundo nivel asistencial.
Por
todo ello no es de extrañar que los autores señalen que se está llegando al “punto
de saturación” en la atención primaria ( y de forma más acusada en la medicina
general) británica: si las consultas se estiran al máximo, si las citas crecen
y crecen , si no existe tiempo para tomarse un simple respiro no es de extrañar
que crezca el desánimo en la profesión y que las nuevas generaciones de médicos
no quieran incorporarse a un trabajo extenso e intenso, de bajo prestigio
profesional y permanentemente en entredicho
Las
causas son múltiples, las soluciones difíciles. Estamos generando una sociedad
en que la salud es la permanente protagonista, a cuyo cuidado se dedican Días
como anteayer, espacios en los medios a cualquier hora, empujando a acercarse al
sistema sanitario ante cualquier nimiedad y para intervenciones preventivas que
no han demostrado que reduzcan muertes. Mientras consejeras y consejeros de
todo signo se han estado ufanando por salir en los medios con su cirujano
estrella presumiendo de trasplantes chocantes, animaban a sus votantes aa
acudir a su médico de cabecera ante la más mínima duda sobre ya no su salud ,
sino sobre su felicidad. No promocionaban en cambio acudir inmediatamente al maxilofacial
ante cualquier caries.
En
España ni sabemos ni contestamos: no sabemos porque las administraciones se
encuentran mucho más cómodas sin aportar la información que tienen, y que
servirían para poder identificar sus vergüenzas, como han hecho los ingleses. Y
no contestamos porque los profesionales y sus supuestos representantes estamos
también mucho más cómodos sin exigir, protestar y oponerse al deterioro lento y
progresivo de nuestro sistema sanitario.
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