jueves, 9 de febrero de 2017

Los siervos



“El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras parezcan ciertas y el asesinato respetable, dando aspecto de solidez a lo que solo es humo”
George Orwell.

La Dr. Suha Abushamma es residente de medicina interna en la Cleveland Clinic; tiene 26 años, es musulmana y nació en Sudán. Hace unos días marchó de vacaciones a Arabia Saudí, pero anticipó su regreso ante las noticias que llegaban de Estados Unidos, tras la promulgación por parte de Trump de la orden que impide la entrada allá de ciudadanos procedentes de 7 países (Irán, Iraq, Libia,Siria, Somalia, Sudán, y Yemen).Con todos los papeles en regla la Dra. Abushamma tomó un avión con destino a Estados Unidos en la mañana del pasado sábado. Al llegar a Nueva York y mientras esperaba para pasar el control de pasaportes, fue conducido por la Policía de Fronteras a una habitación, donde se le prohibió el uso del teléfono, siendo deportada doce horas después de nuevo a Arabia Saudí. Más de 1500 personas, estudiantes, médicos y enfermeras, residentes y titulares han firmado ya una carta solicitando la retirada inmediata de la orden de Trump.
Su caso no es una  excepción.Tampoco es más relevante que el de la inmensa mayoría de refugiados, migrantes o estudiantes que llegan cada año a un país cuya sociedad (guste o no a los defensores de la supremacía blanca), es esencialmente multicultural. En algunos casos las personas que entran acabarán trabajando allá: a pesar de los infundios respecto a que los graduados extranjeros son menos competentes, la evidencia (que también la hay y reciente) demuestra que lo son tanto como los respectivos nativos.; en otros caso regresarán a sus lugares de origen para atender las necesidades en salud de sus países, intentando aportar su grano de arena a una situación imposible. Algunos de los más brillantes expertos en múltiples campos del conocimiento proceden de alguno de esos países, o bien de otros que quizá acabe engrosando la lista de “lo ajeno”. Pero eso al necio le trae sin cuidado
Michael Marmott escribe esta semana en The Lancet sobre la consistente inconsistencia de Trump: “haber dicho algo ayer no es obstáculo para negarlo hoy”. El problema de la inconsistencia es que anula la posibilidad de debatir: el debate se construye con hechos y argumentos que, una vez presentados, obligan a reflexionar sobre si éstos confirman nuestras afirmaciones, o por el contrario las refutan. Esa es, para Marmot y el editor de Lancet, el fundamento de la ciencia. Trump desborda ese planteamiento sobre el que se ha fundado el progreso humano, ya sea filosófico o científico. Si los hechos no se corresponden con su realidad (como en el recuento de asistentes a su toma de posesión) simplemente se buscan hechos alternativos.
El Presidente del gobierno de España habló con Trump hace dos días. La postura del gobierno ( por boca de su portavoz) es defender una relación con Estados Unidos sin gritos ni estridencias: si se levanta un muro que impide la movilidad de seres humanos, si se prohíbe a personas buscar un lugar de trabajo, reencontrarse con sus familiares o simplemente huir de la guerra lo prudente es permanecer expectantes: no es cosa de molestar al amo. Por ello, el máximo responsable del gobierno de España se ofreció como mediador ante el resto del mundo  pero por supuesto no osó preguntar al amo por el muro. Pero el amo sí que instó a Rajoy a aumentar el gasto de defensa hasta el 2% del PIB, un 1% que perfectamente se puede reducir del gasto sanitario , tal y como prometió el gobierno a la Troika.
Si asombrosa es la conducta del que dice representarnos ante el mundo, no lo es menos el del señor portavoz de la gestora del partido socialista “marxista” (“si no les gustan mis principios tengo otros”). Sin inmutarse afirmó que “la inmensa mayoría de españoles están indignados y enfadados con que el presidente de España”. En pleno ejercicio de la máxima orwelliana, parece olvidar que fue precisamente él y su partido los que permitieron que un personaje así nos represente.
( Viñeta de El Roto en El Pais)

2 comentarios:

  1. La renuncia a la libertad conduce a la servidumbre voluntaria. Esa parece la situación generalizada que ha permitido que alguien como Trump sea presidente de EEUU. Como indicas, es un amo; un amo solicitado por quienes mayoritariamente le votaron. Y una vez alcanzada esa cota de poder, el amo se considera a sí mismo (ya lo había expresado antes) omniscientey omnipotente.
    Sólo él sabe qué es justo y bueno y así lo declarará en sucesivos “tuits” y no los jueces y ni siquiera los científicos en un país que adora la tecno-ciencia. Sólo él se cree el único amo universal, opinión respaldada por otros presidentes serviles como el patético ejemplo que indicas.
    Dios salve a América a la que hay que hacer grande de nuevo. Pero ocurre que América sólo es EEUU y no el resto del continente al que habrá que amurallar, exceptuando Canadá.
    Llevamos tiempo viviendo en un mundo que, como bien apuntas, es ya orwelliano. Con sus hechos cambiantes y su neolengua. El “presentismo” facilita estas cosas.
    Pero hay algo bueno que tienen en EEUU. Hay jueces dignos y hay periodistas que también lo son, así como muchos ciudadanos que siguen sabiendo del bien y del mal, más allá de la mera obediencia aplaudidora. Aquí, mientras tanto, vivimos en un estado que, más que laico, es light, acogedor del cinismo servil como forma de vida.

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  2. Eric Fromm describió bien esa relación en el Miedo a la libertad. resulta más cómodo renunciar a la libertad que luchar por ella. Trump ssocava los principios de una forma racional de abordar los probelmas , al cuestionar la ciencia o la ley si no coincide con el sentido común, que siempre es el suyo por supuesto.
    Esperemos que esa oposición civilizada que comienza a articularsse en América sea capaz de parar el desatino.
    Aqui mientras tanto seguimos a lo nuestro.

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