"Tranquilo, no te pongas nervioso, tranquilo
Tranquilo majete en tu sillón"
Tranquilo majete en tu sillón"
Tranquilo majete. Celtas Cortos.1993.
El último post de Juan Simó (altamente
recomendable) describe con claridad la situación de las diferentes serpientes
autonómicas del gasto sanitario, en su inmensa mayoría muy venenosas para la
Atención Primaria. Podría considerarse que parte de esa apertura tan descomunal
de la boca de la serpiente (y del incremento correspondiente del gasto hospitalario) se debe a que en éste se
encuentra incluido el gasto en fármacos de ese nivel de atención. Pero aun
siendo así, la evolución del gasto de personal en uno y otro entorno deja muy poco
lugar a dudas.
La Atención Primaria se desangra presupuestariamente,
alcanzando una situación extrema especialmente en dos de las comunidades más
pobladas de España: Andalucía y Cataluña. En la primera ha pasado de estar un 15% por encima del Sistema
Nacional de salud (SNS) en 2008 a casi un 15% por debajo en sólo 7 años; es
decir es la comunidad autónoma que más ha reducido el gasto per cápita en Atención
primaria durante la crisis.
El problema no es solamente una cuestión de dinero, con ser éste sin
duda importante. La amable y cómoda entrevista realizada en el medio oficial de
difusión, la cadena SER, a la nueva Consejera de Salud de Andalucía, Marina
Álvarez, ilustra con claridad la importancia social que tiene la Atención Primaria
en este país, incluso en una comunidad que presume de su apuesta decidida por
ésta. En la entrevista de casi 15 minutos no se menciona ni una sola vez la
palabra Atención Primaria, invisible para los medios de comunicación salvo en
circunstancias dramáticas. Y las prioridades de intervención señaladas en las
entrevistas se centran en la recuperación de la tecnología y las estructuras
sanitarias perjudicadas por la crisis, los avances en la vuelta atrás del
proceso de fusión-desfusión hospitalaria en Granada, la dispensación del
tratamiento de la hepatitis C, la vanguardia investigadora andaluza o el
desarrollo de esa nueva entelequia llamada medicina personalizada ( “personalizada,
precisa, preventiva, predictiva”), cuya efectividad y eficiencia está por
demostrar.
Un interesante ejercicio de ciencia-ficción sería imaginar que hubiera
ocurrido si el escandaloso deterioro presupuestario hubiera afectado a los
hospitales en lugar de a la Atención Primaria: si por ejemplo en Andalucía el
gasto hospitalario hubiera pasado de estar 15% por encima, a 15% por debajo de
la media del Sistema Nacional de salud. Resulta muy difícil imaginar que los
profesionales de los grandes hospitales de Cataluña o Andalucía hubieran
permanecido resignados ante un deterioro semejante.
Por el contrario la resignación y sumisión de la Atención Primaria no
tiene límite. A pesar de la existencia de una insólita diversidad de sociedades
profesionales de medicina de familia o general, de las correspondientes a
pediatría o enfermería, de la existencia de diversos colegios profesionales o
sindicatos, sus tímidas protestas no pasan de algunas declaraciones en inauguraciones
de congresos (a menudo financiados por la propia administración que yugula por
otras partes sus presupuestos).Siguen entretenidos en sus grupos de trabajo,
sus jornadas científicas, sus cursos de formación virtual, sus premios y guías
de práctica.
Se lamentan de que cada año sea menos atractivo para un joven residente
de medicina, enfermería o farmacia que inicia su proceso de especialización trabajar
en Atención Primaria. Un trabajo que se caracteriza hoy día por estar masificado
y cada vez más estandarizado, despreciado por los políticos, invisible para los
medios de comunicación ignorado por la
población. Cuya carrera profesional tiene por meta alcanzar la ansiada plaza en
propiedad ( nivel II) para pasar al turno de mañana ( nivel III) y acabar cerca
de casa (nivel IV), tras afrontar años o décadas de precariedad y abuso ( nivel
I).
¿Quién en su sano juicio elegiría ese futuro?
Mientras tanto podemos seguir tranquilos en el sillón, viendo cómo se aleja
el último tren.
(Gráficas tomadas del blog de Juan Simó)
Una entrada que sintetiza acertadamente situaciones y actitudes que se deberían corregir por todos los implicados, desde los de las cúpulas a las bases y viceversa.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Amando. Las bases miramos estupefactos y a la vez pasivos. Y las organizaciones tibias y faltas de ideas!! Ojalá estuviéramos de nuevo en los años de crear nuestra especialidad, de crearnos a nosotros mismos... a lo mejor nos tenemos q reinventar ...
EliminarQue vergüenza por la parte que me toca!!!! es mucho más llamativo para el ciudadano un gran hospital con tecnología punta. Los profesionales de atención primaria no hemos conseguido hacer ver a la ciudadanía la importancia de la promoción de la salud y prevención de la enfermedad, transmitiendo que es mucho más importante aprender a cuidarse para no enfermar, para esto, los profesionales debemos estar bien formados y ser un número suficiente que nos permita ofrecer una atención de calidad, no sólo "apagar fuegos" y conformarnos con lo que tenemos en la actualidad.
ResponderEliminarEs cierto felisa. da un poco ( o un mucho ) de vergüenza
EliminarO cambiamos la prioridad y lo transmitimos claramente a los ciudadnos del riesgo que esto supone o ningun sistema será sostenible
Entiendo, aunque no comparto, el pensamiento de la ciudadanía, cuando le da más importancia al hospital. Entiendo aunque no comparto, al político, porque busca el voto y no, salvo excepciones honrosas, lo mejor para la ciudadanía. Lo que más me duele, y profundamente, son los actitudes y planteamientos de médicos de familia que, conociendo la realidad de la asistencia, contribuyen por acción o,por omisión, desde sus puestos directivos, al desguace de la AP, como bien se califica en un post de Sergio. ¿Tanto cambia a las personas el poder? ¿Acaso no es más honesto dimitir para no seguir participando en este lento derribo? Cuando era un médico de familia joven leía aquello de la reingenienia de procesos, refiriéndose, si no recuerdo mal, a aquellas situaciones, procesos y empresas, que se encontraban en una situación que no admitían reformas, maquillajes y que requerían un cambio radical. La AP precisa recursos, pero sistemas de gestión distintos, muy distintos a los actuales. Comprendo que hay quien piensa que únicamente se precisan recursos y poco más. Sería un grave error.
ResponderEliminarSi, es cierto Daniel. necesitariamos una hoja en blanco, una reingenieria global de lo que estamos haciendo
EliminarPero estamos mas comodos esperando las vacaciones de verano y los dos meses completos de vacaciones pagadas que tenemos por viejunos
Estoy totalmente de acuerdo, Sergio, pero creo que es necesario un enfoque complementario. La atención primaria jamás podrá alcanzar el lugar que le corresponde si no logramos poner en tela de juicio la tecnofascinación reinante, si no logramos hacer ver que la medicina está al servicio de las personas; si no logramos hacer ver la perversión a la que hemos llegado: la perversión de que sea la medicina (la tecnología) la que dicte la vida que han de llevar las personas (muchos mueven los hilos para que eso siga siendo así e incluso para que empeore porque de ese modo aumentan sus beneficios, otros muchos guardan silencio: "¡para qué complicarse la vida"! sin darse cuenta que la vida que llevan es una vida “de rodillas”, claudicada) y muchos pacientes (ciudadanos) sufren el síndrome de Estocolmo: secuestrados por la medicina -complejo médico-industrial, como se le llama ahora- pero agradecidos por ello; y si uno intenta "liberarlos", se ponen de parte de los secuestradores.
ResponderEliminarPrimero es la vida (la vida buena) y luego, sólo luego y a su servicio, la medicina (la tecnología). Si no logramos trasladar este mensaje, no tenemos nada que hacer ante el santuario de la tecnología (el hospital). Necesitamos, sin duda, un cambio cuantitativo (presupuestos adecuados) pero también un cambio cualitativo; más médicos en primaria (tan necesarios como son) no garantizan de ningún modo menos sobreutilización y, por tanto menos iatrogenia y menos despilfarro. Si no ayudamos a la gente afrontar el sufrimiento inevitable y la engañamos haciéndole creer que la tecnología es "la única respuesta", lo único que lograremos es que sufran aún más (es por ese engaño por el que exigen tecnología y derivaciones a las consultas externas del hospital… y desprecian la atención primaria).
El sábado paso Iona Heath escribía de nuevo en el BMJ recordándonos la afirmación de TS Eliot: “¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido en la información?” y añadía “no digamos la sabiduría. La medicina no puede permitirse el lujo de dejar que la sabiduría sea algo de lo que se ocupen sólo los académicos y escritores humanistas”.
Y Des Spence, también en el BMJ hace unos años, escribió: “Poner en tela de juicio a la medicina moderna equivale a ser considerado como un excéntrico herético”.
Necesitamos más médicos “herejes” (al menos un poco) … y haberlos, haylos. Sólo necesitamos dejar de llorar (como tú mismo, recordando a Richard Smith, escribiste hace algún tiempo), reunirnos y comenzar a actuar.
Para terminar, dos citas que quizá vienen al caso:
"Los genios son como los truenos: van contra el viento, asustan a los hombres, limpian el aire" - Søren Kierkegaard (quizá necesitamos un poco más de genialidad para "reinventar" la especialidad y a nosotros mismos -cito la respuesta de JA Prados).
"Nunca dudes de que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes comprometidos pueden cambiar el mundo; de hecho, son los únicos que lo han logrado" - Margaret Mead (quizá necesitamos el convencimiento de Margaret Mead).
Mil gracias Antonio
Eliminar"Primero es la vida (la vida buena) y luego, sólo luego y a su servicio, la medicina (la tecnología). Si no logramos trasladar este mensaje, no tenemos nada que hacer ante el santuario de la tecnología (el hospital)". Esta es la clave de la cuestión y respecto a lo que hay que actuar. Y se que tu lo estás haciendo
pero además de ello la imagen presupuestaria habla bien a las claras el desprecio de todas las administraciones, y especialmente la andaluza en la última década hacia la Atención primaria
La perversión del sistema sanitario, de sus usuarios y proveedores, no es única. La perversión comienza en las familias, continua en la escuela y en la universidad. Y así llegamos a lo que tenemos. Adoramos bueyes de oro. Y si alguien se identifica con Moisés en este relato... Que intente inventar otro final de la historia. Hay quien. Lo busca en la participación ciudadana...(quien sabe..?)
ResponderEliminarSi, estoy de acuerdo. Es un problema general y no particular. Es cierto que adoramos a bueyes de oro
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