El
residente era un “hippy”: reciben esa categoría, no los que tocan la flauta
acompañados de perro en los mercadillos, aunque esta actividad sea tan digna
como cualquier otra. Para ciertos “tutores” de medicina de familia un residente
hippy es al que acude a los Seminarios del Gervas, asiste a los eventos de la
Cabecera o cualquier otra excentricidad semejante, donde la inscripción es
gratuita o testimonial y se acaba durmiendo en casa de cualquier colega.
El
residente hippy solicitó el permiso docente reglamentario para acudir al evento
“hippy”. El tutor puso cara de pocos amigos, y le preguntó por qué no iba a los
congresos de la semFYC, o incluso SEMERGEN si me apuras, donde hay plazo para
envío de comunicaciones y pósters,que luego son fácilmente computables para las
oposiciones que el servicio regional de turno tenga a bien convocar cuando le
parezca, tal vez cuando el residente hippy esté de verdad tocando la flauta
acompañado de perro, cansado de esperar en vano.
Lo malo
de los residentes “hippies” es que son muy cabezotas, y siguió con la matraca
del evento hippy de turno, como adolescente a la busca de iphone siete: que si
el tema es muy interesante, que si se va a tratar de la comunitaria que apenas
se abarca en el programa docente, que además voy a estar en una mesa como ponente…
De
forma que el tutor, de mala manera, acabó dándole el permiso.
Cuatro
días después regresó el estrafalario. El tutor no le preguntó sobre qué iba el
evento, si había aprendido algo, o tan siquiera si se lo había pasado bien.
Tras pasar la consulta le pidió el power point para poder justificar la
asistencia como actividad docente.
El
residente hippy miró con cara de completa desolación, como cuando olvidas la
foto para sacarte el pasaporte y tienes comprado ya el billete para salir mañana para Nepal.
-
- Es que yo no llevo power point, balbuceó en un susurro
-
- Pero entonces, ¿Qué es lo que cuentas, si puede saberse?
El
residente hippy describió con detalle el contenido de su charla que, no en vano
tenía preparada desde hacía semanas. De nada le sirvió. Tras las consabidas recriminaciones
por seguir al Gervas y gente así que solo hablan y peroratan sin poner ni tan
siquiera una foto, al residente hippy se le planteó un ultimátum: o power point
o se toma el día como vacaciones, sin derecho a reflejarse en el curriculum
De
forma que regresó a casa con la cabeza baja en busca de alguna solución. No le
costó mucho: buscó en google, ppts sobre cualquier tema ( al fin y al cabo ni le
habían preguntado sobre qué demonios había hablado). Encontró una del EPOC
bastante aseada, la descargó con cuidado
y cambió fecha, nombre y fondos.
Al día
siguiente el residente hippy se presentó ante el tutor con los deberes hechos.
Se le consideró actividad docente en congreso ( aunque fuera hippy) y ya tiene
0,002 puntos más en el curriculum). Bien está lo que bien acaba
PD: Obviamente
esta situación, basada en hechos reales, no es afortunadamente mayoritaria
entre los tutores de medicina familiar española. Pero ocurre. Y es una señal
más de que se necesitan cambiar muchas cosas.
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