“La
lista era lo único importante. Los hombres sólo contaban por su número de
prisionero.Es más, se convertían en un número:estar vivo o muerto carecía de
importancia, porque la vida de un “número” carecía de importancia, porque
la vida de un “número” resulta
completamente irrelevante. Y todavía importaba menos lo que se escondía detrás
de la existencia de aquel número:su destino, su historia, su mismo nombre…”
El
hombre en busca de sentido. Viktor Frankl.1946.
Aunque
han pasado más de 70 años desde que Frankl escribiera aquello al salir de Auschwitz,
la lista sigue siendo lo único importante.En julio la lista de los migrantes que
habían llegado a España superaba los 18.000, rebasando a Italia. Hoy, según cuenta el diario el país, “Seis
países de la Unión Europea han llegado a un acuerdo para repartirse los 141 inmigrantes
rescatados del Aquarius” (sic). El reparto de la lista. El nuevo líder del
partido de la derecha español declaró hace unos días que “no es posible que España
pueda absorber millones de africanos que quieren venir a Europa. Y, como no es
posible, tenemos que empezar a decirlo aunque sea políticamente incorrecto”.
Acoger a las personas que huyen de la guerra, la violencia, el hambre o la
muerte es considerado una manifestación de “buenismo” por parte del otro líder
de la derecha española.
Como
lleva ocurriendo desde 2015, el problema siempre es la gestión de la lista: en
aquel año la Unión Europea, se vio en la necesidad de repartir los más de 120.000
individuos que acababan de saltar las alambradas y encaramarse a los pulcros
muros europeos; algunos países recibieron 10, otros sencillamente se negaron.
España se comprometió a acoger a algo más de 9.000 pero hace algo menos de un
año no había pasado de 1.279.
El tema
de discusión siempre es la lista y el cupo. Nunca lo que se esconde detrás de ese número: el destino, la historia, el nombre…Frankl escribía
que “el sentido de la vida difiere de un hombre a otro, de un día a otro, de
una hora a otra. Por tanto lo que importa no es el sentido de la vida en
formulaciones abstractas, sino el sentido concreto de la vida de un individuo
en un momento determinado”. Sin embargo a los defensores de los grandes
proyectos colectivos,del sentido trascendente de la vida, le traen sin cuidado
esos destinos concretos de los números que componen la lista.
Sense
and sensibility, la maravillosa primera novela de Jane Austen, cuenta la
historia de las tres hermanas Dashwood.
El título tiene compleja traducción al castellano: porque más que a sentido, “sense”
hace referencia a sentido común, a razón; y“sensibility” más que a sensibilidad se
refiere a compasión, a preocupación por el sufrimiento de otros como muy bien
señalaba Marshall Marinker en un libro olvidado ya editado por el BMJ y que
llevaba por título precisamente “ Sense and sensibility in healthcare”. En los años 80 , la sustitución
de la “administración” por el “management” supuso la introducción de conceptos
como eficiencia, productividad, competitividad, relegando los “buenistas”
conceptos de abogacía, beneficiencia, en definitiva humanidad.
Marinker
cita en su prólogo un libro aún más olvidado de Richard Rorty ( Contingency,
Irony and solidarity) en que éste escribe: “Si tu fueras un judío en el periodo
en que los trenes corrían hacia Auschwitz, tus posibilidades de ser escondido
por tus amables vecinos eran mucho mayores si vivías en Dinamarca o Italia que
si lo hacías en Bélgica”. Su conclusión era que la razón última de ello no era que un grupo
nacional tuviera más sensibilidad que otro, sino que por “contingentes” razones, en aquel tiempo
los daneses o los italianos era más probable que vieran a sus
vecinos no tanto como judíos, sino como “alguien como yo”, un milanés o
jutlandés quizá con la misma profesión o gremio.Para Rorty la solidaridad
social viene del reconocimiento de que las diferencias entre personas o grupos
son insignificantes comparadas con sus similaridades: “ Solidarity is an extensión
of the idea of shelf”.
En la
medida en que consideramos que lo que nos separa de otros grupos, otros
pueblos, otras naciones, otras personas es igual o mayor que lo que nos une, nos
aproximamos sin remisión al nazi, al bruto, a la bestia.En la misma medida en
que lo que nos preocupa son las listas, y no las personas que esconden cada
número, con sus historias, sus proyectos, su propio e intransferible sentido de
la vida.
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