“El 1 por ciento más alto dispone de las
mejores casas, de la mejor educación,de los mejores médicos y del mejor estilo
de vida, pero hay una cosa que aparentemente el dinero no ha conseguido
comprar:la constatación de que su destino está ligado a cómo vive el 99% restante.
Se trata de una lección que, a lo largo de la historia,el 1por ciento acaba
aprendiendo.Sin embargo a veces lo aprende demasiado tarde”.
Joseph
Stiglitz.El precio de la desigualdad. 2012.
Casi
tres semanas después del inicio de los conflictos sociales en Chile la
situación está lejos de solucionarse. En este periodo se han sucedido las
mayores marchas multitudinarias de la historia de Chile ( cerca de milló y
medio en Santiago) , con frecuentes saqueos incontrolados ( curiosamente tras
la implantación del toque de queda), la declaración de estado de emergencia y
la toma de las calles por el ejército, situación que no se conocía desde el
golpe militar de Pinochet. El conflicto tiene muy difícil solución puesto que
la protesta no es solo contra el gobierno del actual presidente ( neoliberal,
de derecha) sino contra toda la clase política a la que no se permite hacer
ostentación de sus símbolos en las manifestaciones. Una protesta que es extensa
en el espacio (abarca a todo el arco parlamentario) y el tiempo ( sus raíces
hay que buscarlas en el experimento económico implantado en la dictadura)
El
reflejo en los medios de comunicación españoles ha sido tangencial, cuando no
inexistente, muy distante del despliegue con el que se cubren otros conflictos
en países latinoamericanos. El gobierno español (supuestamente socialista) no
ha realizado ninguna declaración respecto a la situación allí, cuando hay
indicios solventes de violaciones de los derechos humanos por parte del
ejército y los carabineros. Es más han asumido como si se debiera a una
catástrofe natural, la celebración de la Cumbre del Clima que Chile no ha
podido realizar ante la incapacidad de su gobierno de controlar la situación. Paralelamente
el Parlamento europeo impidió la realización de un debate sobre la posible
conculcación de los derechos humanos allí, con los votos a favor de los
partidos liberales (populares, liberales, socialistas) y de la extrema derecha
¿ Y
España? Como señala Stiglitz este país realizó un importante esfuerzo de
reducción de la desigualdad en el periodo 1985-2000, tanto en las retas netas
del trabajo como en las rentas de las familias. Los gobiernos de entonces
corrigieron las desigualdades de renta a través de políticas sociales y mejoras
en la sanidad pública. El actual presidente del gobierno español (en funciones)
presume de que España crece económicamente al doble de la media europea. Pero sin
embargo es uno de los países más desiguales de Europa, fruto de los tres
jinetes del apocalipsis: desempleo, pobreza y precariedad laboral, que afectanespecialmente a las poblaciones más vulnerables, niños (en cuanto a pobreza),
jóvenes y mujeres (en cuanto a desigualdad y precariedad). España presume mucho
de su nivel de vida antes sus hermanos americanos, pero la realidad es que unacuarta parte de la población española se encuentra bajo el nivel de pobreza (una
tercera parte en Andalucía), siendo España el país con mayor desigualdad de
renta media per cápita de Europa, es decir cuántas veces gana más el 10% que más
ingresa.ver gráfico).
Por
tanto la inequidad no es un problema específico de los países latinoamericanos,
sino que afecta a un número cada vez mayor de países, paralela al predominio de
los partidos políticos que defienden el modelo neoliberal.
Como
señala Thomas Piketty las últimas décadas han sido testigos de una apertura continuada
de la desigualdad de ingresos entre el 10% más rico y el resto de las
poblaciones en Europa y Estados Unidos, paralelo al descenso de la recaudación
de impuestos en las citadas regiones, así como del gasto público vinculado al
mismo.
En el
debate electoral celebrado el día 4 en España ante sus elecciones legislativas
del domingo 10 de noviembre, los tres partidos liberales ( popular, ciudadanos
y socialistas) , así como el partido fascista, coincidieron en buena parte de
las medidas en materia económica: compromiso a no incrementar la presión
fiscal, incluso a reducir impuestos a los más ricos (bien reduciendo la tasa
impositiva a los más ricos, bien eliminando el impuesto de sucesiones), aceptación
de los compromisos en materia de estabilidad y reducción del gasto público,
mantenimiento de la reforma laboral ( y la precariedad correspondiente), reducción
de las protecciones frente al desempleo( mediante la llamada mochila austriaca),o admiración ante la
filantropía de los multimillonarios como Amancio Ortega, al que parece que hay
que agradecer su intervención en el establecimiento de las prioridades del
sistema sanitario.
Hace unas
semanas recogíamos la pregunta que se hacía Piketty sobre por qué la democracia es incapaz de
reducir la inequidad.Y sin duda es cierto que la globalización (tan alabada por
los partidos liberales antes citados) dificulta en buena medida la
redistribución vertical, favorecida por acuerdos de libre comercio que todos estos
países defendieron hasta ahora. Pero Piketty también señalaba otra posible
causa: la mutación del electorado de los partidos socialdemócratas de la clase
trabajadora hacia élites intelectuales ( los brahmanes) , siendo el caladero
de los votos de la derecha las clases más acomodadas (los mercaderes).
Sólo
así puede entenderse que el político que dimitió al frente del partido
socialista solicite a los partidos de la derecha que realicen aquello por lo
que él dimitió ( la presión a facilitar con su abstención un gobierno del
partido rival), que lleve meses buscando la coalición de gobierno sugerida por
los mercados ( en contra de su propio electorado), o que antes de formar
gobierno nombre ya como Vicepresidenta para Asuntos Económicos a su más firme
defensora del modelo neoliberal en materia de empleo y empresa.
¿Y los
antiguos electores de la clase trabajadora? También lo señala Piketty: muchos
de los que no abandonan definitivamente, buscan en partidos populista y
xenófobos la simplificación de sus problemas a través del narcótico
nacionalista y la demonización del extranjero. El partido fascista español llena
hoy el aforo en el antaño feudo socialista andaluz, Dos Hermanas.
Aquí
también la guerra de bajo coste va perfilándose, por las mismas causas que en
el resto del mundo.
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