“A quien te aconseja encubrir de tus amigos
más le gusta engañarte que los higos”.
Cuento XXXII. El Conde Lucanor. Infante Don Juan Manuel
El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de salud español (CISNS) acordó esta semana comenzar una “evaluación independiente” de la gestión de la pandemia COVID-19 el próximo mes de noviembre. Todas las comunidades autónomas han decidido participar excepto Euskadi, puesto que el gobierno vasco lo interpreta como un paso más en el proceso de centralización (el lehendakari no se siente aludido por los mensajes de la OMS respecto a la necesidad de coordinación entre territorios habida cuenta de que "cuando los gobiernos difieren la gente muere").
Mediante esa iniciativa el Ministro Illa y sus compañeros de Consejo (el resto de los Consejeros y Consejeras de Salud/Sanidad) pretenden “transitar” (moderna palabra) hacia un Sistema Nacional de salud “más robusto, flexible y resiliente (palabra aún más moderna si cabe).
Con una celeridad digan de encomio( casi dos meses después) el Ministro Illa ha dado respuesta a la solicitud de evaluación independiente de la gestión de la pandemia que publicamos en Lancet y Lancet Public Health, ante los espantosos resultados que presenta España (hasta hace un par de días, tercer país del mundo en muertos por millón de habitantes, sexto en número total de casos, y líder indiscutible en infectados en Europa en esta segunda ola, o pico, o brote, o como le quieran llamar). El Ministro Illa reconoció que no le había gustado nada el hecho de publicar una carta solicitando la evaluación. Una intromisión intolerable. Pero en su magnanimidad ha accedido a realizar la evaluación solicitada.
El Ministro Illa se ha comprometido a realizar una evaluación INDEPENDIENTE. La justificación de esa independencia estriba precisamente en intentar conocer (por medio de personas no implicadas directamente en la gestión de la pandemia), cuales son las razones de unos resultados tan nefastos si disfrutábamos del mejor sistema sanitario del mundo, tal y como afirmó la compañera de gabinete del Ministro Illa, la ministra Montero, el 28 de febrero de 2020, con la pandemia ya iniciada.
Para que no quede la más mínima duda sobre el compromiso del señor Ministro con la "independencia", ha designado a su propia Secretaria de Estado para coordinar y dirigir el trabajo. Difícil encontrar a alguien más independiente, más alejada de la gestión de la pandemia. Pero yendo aún más allá, el Ministro Illa en su búsqueda de la citada independencia de las personas participantes en la evaluación, insta a los Consejeros de Salud/Sanidad de todas y cada una de las Comunidades Autónomas (en definitiva los últimos responsables de la gestión en cada territorio) a que designen a un representante para llevar a cabo el proceso. Nadie puede dudar que los consejeros y consejeras de salud del estado español (en cuyos territorios se alcanzan cifras muy por encima del resto de los países europeos, y cuyos muertos determinan un exceso de mortalidad global de más de 52000 muertos), sean las personas más indicadas para garantizar la independencia de la evaluación de sus propios actos durante la pandemia. Todos y todas ellas son hombres y mujeres tan ecuánimes como el Ministro Illa, y sabrán elegir y designar personas tan independientes como ellos mismos.
La histórica decisión del Consejo Interterritorial español es mucho más que un paso adelante, más que un tímido avance para conocer las causas de nuestro desastre, como algunos comentaristas han comentado con timidez. Va mucho más allá. Una vez más, España (ya líder indiscutible en sistemas sanitarios mundiales, trasplantes y atención primaria), aporta a la comunidad científica un nuevo modelo de INDEPENDENCIA en la evaluación de procesos, que podría denominarse de INDEPENDENCIA DEPENDIENTE. En la que son los propios responsables los que se autoevalúan, en un proceso de evaluación educativa sumamente innovador.
Gracias a ello quedarán completamente obsoletos los procesos de declaración de conflicto de interés que tantos quebraderos de cabeza causan a los pobres investigadores que reciben financiación de la industria farmacéutica para probar sus remedios, puesto que nadie puede pensar que sus vínculos con esas organizaciones pudieran alterar sus conclusiones. También dejan de tener sentido las evaluaciones por pares (peer review) en artículos científicos puesto que nadie mejor que los propios autores para evaluar las entretelas de lo que han escrito. Y sin duda la investigación de accidentes aéreos recogerá con alivio esta iniciativa que les evitará en lo sucesivo el enojoso trámite de investigar por qué un avión se cayó. Aquí llevamos una cifra de fallecidos equivalente a más de 153 aviones estrellados; todo muy lamentable, pero afortunadamente el modelo de evaluación Independiente Dependiente permite realizar estas tareas con mucha mayor rapidez.Mucho tiempo y dinero se habría ahorrado el sector aeronáutico si fuera la propia compañía, o la propia empresa constructora de aeronaves la que hubiera evaluado sus siniestros sin intervención de terceros.
Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) yerra de pleno en su modelo de evaluación independiente, al elegir a dos mujeres sin implicación alguna en la gestión de la pandemia la dirección del proceso: Helen Clarke (antigua primera Ministra de Nueva Zelanda) y Ellen Johnson Sirleaaf (antigua presidenta de Liberia), quienes podrán elegir, sin imposición alguna de la propia OMS, quienes serán los expertos que lleven a cabo el trabajo. Un proceso cuyas conclusiones serán discutidas en la Asamblea Mundial de la Salud el año próximo en mayo. Nosotros aquí las tendremos en apenas un mes.
El Ministro de Sanidad español y los Consejeros de Salud de los servicios regionales, al igual que aquel Emperador Desnudo, podrán seguir pensando que el Traje confeccionado por Guido y Luigi Farabutto les sienta perfectamente, que la gestión española (como su sistema sanitario) es la envidia del mundo. Pero es cada vez más evidente que van en cueros, y que su credibilidad hace tiempo que se perdió en el camino.
Si la situación es esta, no hay duda de que se perderá una ocasión de oro para evaluar el sistema y, con ello, diseñar los planes de mejora requeridos. Una lástima.
ResponderEliminarMuchas gracias por la información Sergio. Lástima que sea tan desesperanzadora!
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