sábado, 20 de diciembre de 2025

El malestar de los médicos

 


El malestar de la profesión médica no está limitado a un continente, país o modelo sanitario. Se mire a Reino Unido, Estados Unidos, Latinoamérica o Europa un profundo sentimiento de irritación y traición crece cada año entre los médicos. Una visión superficial del fenómeno lo achacaría a la siempre creciente demanda de más salarios y menos trabajo. Por desgracia creemos que el problema es mucho más complejo. A partir del extraordinario trabajo de Caroline Engen ( que ya comentamos en este blog), Iona Heath y el autor de este blog publicamos en el British Medical Journal un artículo el pasado miércoles 17 sobre ello , que afecta de manera especial a la gente más joven (¿Qué está haciendo la sociedad a los jóvenes médicos?).

Los países de ingresos medios y bajos padecen un problema endémico con la profesión médica: el coste personal y económico de realizar los estudios de medicina lleva a los que lo consiguen a buscar la forma más rápida de recuperar la inversión realizada, lo que significa su concentración en las grandes ciudades de dichos países ( donde más fácil es alcanzar salarios altos), abandonando a su suerte a las personas que viven en lugares lejanos, pobres o de especial violencia. Y en cuanto hay posibilidad, se busca la salida a los países de ingresos altos generando una auténtica sangría de recursos humanos para sus países (brain drain).Pero en el otro extremo del espectro, los países más ricos, el hartazgo de los médicos con el ejercicio de la profesión alcanza niveles nunca vistos. En el estudio de la Commonwealth Fund del año pasado ( club exclusivo que sólo incluye a Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Países Bajos, Alemania, Francia, Suecia y Suiza) el porcentaje de los médicos de Atención Primaria mayores de 55 años que pensaban dejar de ver pacientes en los próximos 3 años superaba en todos ellos el 40% (salvo Australia y Países Bajos que andaban cerca), llegando al 67% en Reino Unido. En los menores de 55 el porcentaje alcanzaba el 10% en la mayor parte de ellos, alcanzando de nuevo el 20% en Reino Unido. En otro de los países en la cima del desarrollo, Noruega , el suicidio de una residente por las circunstancias en que ejercía su trabajo generó un movimiento de reflexión profesional sobre el sufrimiento de los médicos (Doctors must live) que dio origen al trabajo de Engen. El fenómeno de decepción, agotamiento, renuncia y huida de los médicos es común a casi cualquier país

Engen centra precisamente su análisis en el sufrimiento: primero porque es necesario un alto nivel de sufrimiento para que alguien abandone la profesión que voluntariamente eligió, máxime si dicha profesión es tan exigente como la carrera de medicina y sus especializaciones. Y segundo porque teóricamente el alivio del sufrimiento se encuentra entre las razones de ser de dicha profesión. Pensar que todo ello se debe a la búsqueda de más salario y la espiral interminable de reivindicaciones frente a los gobiernos de turno es demasiado simplista. La reciente situación de fenómenos de protesta y huelga en países como Francia, Reino Unido o España, con modelos sanitarios muy diferentes y condiciones de trabajo tan distintas, pone de manifiesto que el problema es mucho más estructural, casi existencial. En todos ellos la irritación hacia sus respectivos gobiernos supera una mera demanda salarial, y tiene que ver con el sentimiento de abandono, desesperanza y traición percibida por buena parte de los médicos en el ejercicio cotidiano de su trabajo. Y la desmoralización crece conforme las condiciones laborales se deterioran cada año.

Una primera mirada, superficial, consideraría esta situación como recurrente, la continua demanda de los médicos de más dinero, más estatus, más poder. Pero si se mira con más detenimiento se observa que ya sea en la urgencia, la consulta de Atención primaria, el quirófano o la guardia, el sentimiento dominante es de extenuación, de agotamiento, no ocasional sino continuado y creciente, derivado de una necesidad de sobreproducción y de respuesta a cualquier demanda o requerimiento ( ya sea de pacientes o autoridades) frente a la que no sólo no hay posibilidad de cuestionamiento, sino que además se acaba aceptando como inevitable, como describía Han en su sociedad del cansancio. Cuando ,además, buena parte de esa demanda de trabajo no está directamente vinculada a la atención a la persona enferma, sino a ese “perimundo” creado alrededor de la medicina basado en indicadores, objetivos, acreditaciones y programas, de utilidad más que discutible.

En casi cualquier sistema sanitario se tiende a considerar cada vez más el ejercicio de la medicina como una actividad más, estandarizable, simplificable, abaratable, cosificable como se fuera el modelo de negocio de Amazon. Algo que con la irrupción de la Inteligencia Artificial alcanza su completo delirio al suponer que ésta hará innecesarios a tipos tan molestos como los médicos.

Pero como escribía hace poco más de un año, también en el BMJ Andrew Elder “la medicina es difícil”. Sencillamente es muy difícil de practicar “bien”porque cada ser humano al que trata o atiende es único, no estandarizable, no uniformable. Su biografía y su biología hacen a cada persona distinta a todas los demás: “requiere escucha, observación, pensamiento cuidadoso, juicio y tiempo. Frecuentemente prevalece la incertidumbre, y la habilidad para manejarla no se aprende en los libros de texto”.

Si una sociedad ignora estas características específicas (que son por las que buena parte de los médicos eligieron esta profesión), si sus gobernantes persisten en la vulneración de la esencia del trabajo médico ( que no es un trabajo industrial sino artesanal) y en la falta de reconocimiento formal y explícito del mismo, seguirá creciendo año tras año la sensación de traición, la renuncia y la ira. El malestar de los médicos requiere tomárselo en serio.

martes, 2 de diciembre de 2025

Una apuesta esperanzadora por proteger la longitudinalidad

 


 

 Ayer, 1 de diciembre fue presentado en el Ministerio de Sanidad de España, la Policy Note elaborada en colaboración entre OMS Europe, el European Observatory on Health Systems and Policies y el propio Ministerio sobre cómo fortalecer la continuidad relacional en España.  El documento (“Strengthening Relational Continuity in Primary Care in Spain: Key Insights and Recommended Policy Actions”) puede encontrarse y descargarse aquí, así como puede revisarse la presentación del mismo en este enlace. Desde mi humilde punto de vista supone un hito en materia de reformas sanitarias.

En primer lugar porque la revisión narrativa sobre la continuidad relacional que realiza es de una solidez metodológica muy relevante, donde es evidente el soporte tanto de OMS Europa como el Observatorio Europeo de Políticas y sistemas. Cualquiera que quiera acceder a una fuente actualizada sobre el impacto de la longitudinalidad tiene aquí una fuente inmejorable de referencia que compila la extensa bibliografías sobre el tema.

En segundo lugar porque no sólo resulta de interés para España , sino para cualquier país, en especial todos aquellos que llevan décadas ignorando que la mejor manera de fortalecer su Atención primaria no son las declaraciones pomposas y laudatorias sobre Alma Ata, sino algo tan simple como facilitar que el contacto regular entre un médico de cabecera y un paciente se prolongue el mayor tiempo posible.

Y en tercer lugar porque aunque no haya habido responsable político ni presidente de sociedad científica que  no se haya llenado su boca de panegíricos sobre la importancia de la longitudinalidad y lo buena que es en España ( no ya más que ver los falsos resultados sobre continuidad en España presentado en el conocido trabajo de Dionne Kringos) la realidad es que la longitudinalidad en España deja mucho que desear. Con datos de otro informe clave, el PARIS ( DoesHealthcare Deliver?: Results from the Patient-Reported Indicator Surveys(PaRIS), OECD Publishing, Paris), sólo el 45 % de la población con enfermedades crónicas mantiene el mismo médicos de familia desde hace más de 5 años ( qué será de los que no tienen enfermedades crónicas).

Por todo ello es un hito, infrecuente e inusual, que unos responsables políticos decidan poner el foco en una de las intervenciones sanitarias de mayor impacto, constituyan un equipo de trabajo para elaborar una propuesta con tiempo suficiente y expertos acreditados ( como José Cerezo, Tomás Zapata o Toni Dedeu), y busquen la participación y el consenso de las comunidades autónomas.

Hay muy pocas intervenciones sanitarias con un impacto tan tremendo en los objetivos de un sistema sanitario que definió inicialmente Berwick y completaron después Leape o Brechat: contención del coste, reducción del uso de urgencias y de hospitalizaciones, reducción de la inequidad, aumento de la accesibilidad, aumento de la satisfacción de ciudadanos y profesionales y hasta una reducción en la mortalidad del 30%, demostrados en estudios poblacionales de toda la ciudadanía de Noruega o Dinamarca. Que si fuera un fármaco o un robot sería materia de debate en los bonitos programas de Francino, Alsina o del Pino. Pero como no genera royalties no merece su atención mediática.

El Policy Note impulsado por la Secretaría de Estado y OMS Europa no se queda en la revisión de la literatura sino que propone recomendaciones concretas para los gestores de este país, algunas nunca escuchadas hasta ahora.

Comienza por donde hay que comenzar, proponiendo medir la continuidad relacional, algo que nunca se ha hecho y para lo cual existe multiplicidad de instrumentos validados y utilizados en otros países que aquí resultan desconocidos. Pero que continua con múltiples propuestas que abarcan desde la política de recursos humanos a la organización del trabajo, de los incentivos de todo tipo a los herramientas digitales.

Y un aspecto capital: se aproxima a la identificación de lo que de verdad fortalece o debilita esa continuidad relacional tan beneficiosa.

Todo ello permitirá conocer cual es la verdadera postura de responsables políticos, sindicatos de diversa índoles, colegios y sociedades científicas ante la longitudinalidad. De su posicionamiento frente a esas propuestas, de sus potenciales reticencias o resistencias se desvelará que podemos esperar de todos ellos respecto a un fortalecimiento real de la Atención Primaria.

En este sentido ocurrencias como la de la Comunidad de Madrid de asignar aleatoriamente cualquier médico de familia con citas disponibles con tal de disponer un acceso inmediato , no sólo no ha tenido efectos beneficiosos donde se ha implantado ( Babylon en Inglaterra) sino que demuestra el nulo conocimiento y poco valor que se le da a la Atención Primaria en esa comunidad.