viernes, 20 de julio de 2012

Prescindibles

El método estoico de subvenir a nuestras necesidades suprimiendo nuestros deseos equivale a cortarse los dedos del pie para no tener más necesidad de zapatos”.
Jonathan Swift

En la descomunal discografía de Bruce Springsteen , The Ghost of Tom Joad parece una obra menor. Uno de sus discos más intimistas, apenas acompañado de guitarra y armónica, lejos de los triunfales discos con la E Street Band. Pero es una pequeña obra maestra inspirada en las Uvas de la Ira de John Steinbeck. Cuenta el crítico Robert Hilburn que el Boss presentó en Youngstown (una pequeña ciudad de Ohio brutalmente golpeada por el paro resultado del cierre de la acería de US Steel) la canción del mismo título con estas palabras: “esta canción es sobre los hombres y las mujeres que vivieron en esta ciudad y que construyeron este país. Es sobre la gente que dio sus hijos y sus hijas a las guerras y que luego fueron declarados prescindibles”.
Las medidas de ajuste del gobierno español incrementan cada semana el número de personas prescindibles: primero fueron los eventuales, a los que siguieron los interinos, para continuar con becarios o investigadores, a los que por desgracia seguirán muchos otros, hasta convertir este país en otro Youngstown, un pueblo llamado juventud en el que a los jóvenes solo se les invita a coger la maleta y salir fuera. Aunque lleven años ejerciendo su trabajo de médicos o de enfermeras con pleno éxito y satisfacción, aunque exista financiación en los proyectos de investigación  de los que son técnicos altamente cualificados para pagar sus exiguos salarios. Seguiremos cortando los dedos de los pies del que hablaba Swift hasta quedarnos en el muñón. Y después seguiremos piernas  arriba.
Tony Judt decía que “si queremos construir un futuro mejor debemos empezar por apreciar en toda su dimensión la facilidad con la que, incluso las democracias liberales más sólidas, pueden zozobrar”. Consideraba que para la mayoría de la gente la legitimidad y credibilidad de un sistema político descansa sobre el orden y la capacidad de que el futuro sea medianamente predecible. Si no existen instituciones fuertes en las que confíe la comunidad, o servicios fiables proporcionados por un sector público con la financiación adecuada, tendrán que buscarse lo que llamaba sustitutos “privados”. Y él creía que, por lo que se sabe de la II Guerra Mundial o la antigua Yugoslavia, ninguna sociedad está exenta de caer en pesadillas “hobbesianas” de violencia y atrocidad. Por ello la primera tarea de nuestros gobernantes debería ser recordar los logros del siglo XX y no actuar como si este siglo no hubiera existido nunca.
Según informaba el BMJ, en Reino Unido ya está en marcha el People’s Health Movement, un movimiento ciudadano para plantar cara a las reformas neoliberales que, también allí, asolan el país. No es el primer país que organiza una iniciativa de ese tipo.
La asamblea británica, celebrada en Nottingham la pasada semana, acordó apoyar lo que llaman “acciones creativas” para defender la salud como derecho fundamental y rescatar los sistemas sanitarios de los intereses corporativos. La asamblea la forman médicos, estudiantes, enfermeras, economistas, académicos, ambientalistas o defensores de los derechos sociales. En su opinión la crisis económica global y las reformas liberales que pretenden darle respuesta están sembrando el caos en la salud de las personas, el medio ambiente y la propia democracia, socavando trabajos, comunidades, y los propios sistemas de protección social.
Aunque uno de sus principales objetivos es salvar al NHS del proceso de privatización en que está inmerso, saben que no es un problema local. Consideran que pueden aprender y aportar a otras iniciativas existentes en otros países del mundo que padecen la misma agresión.
Como la gota malaya, va calando la idea de que “no hay alternativa” a la globalización y lo que Judt llamaba “ capitalismo global integrado”.Que es un proceso irreversible y natural y no una decisión humana más. Llegar a donde llegaron las sociedades europeas al final del siglo XX costó dos grandes guerras y un sinfín de sufrimiento. No estaría más hacerles ver cuales serían las consecuencias que tendría el imprudente desmantelamiento de esos logros.
(Viñeta de El Roto, hoy en el Pais)

2 comentarios:

  1. Hola Sergio. La denuncia que llevas tiempo haciendo de la situación para mí es muy meritoria porque es de las más razonadas y serias que podemos encontrar hoy en la web. Pero creo que la situación no tiene vuelta atrás por mucha denuncia que podamos hacer. Una de las causas profundas de lo que estamos viviendo es la separación entre poder y política, que empezó hace ya muchas décadas pero que se ha acentuado muchísimo en los últimos años. Y en este momento la separación es absoluta, sobre todo en los países que están en una situación financiera más crítica, como nos pasa a nosotros. Esto hace que nuestros últimos gobiernos anden como pollos sin cabeza, dando bandazos a uno y otro lado, sin un norte concreto, diciendo hoy una cosa y mañana la contraria, haciendo lo contrario de lo que prometieron ayer o criticando lo que ellos mismos hicieron antes de ayer. Porque no tienen el poder real. En el fondo no son malos sino que hay que aplicarles el principio de Hanlon: “No atribuyas a la maldad lo que pueda ser explicado por la estupidez”.

    Desgraciadamente las previsiones del profesor Niño-Becerra de hace un año se van cumpliendo una tras otra. En el verano de 2011 sostenía que el gobierno que saliera de las elecciones de noviembre, fuera del color que fuera, no se sostendría más de dos años. Porque tenía dos alternativas: o hacer caso a la troika, de manera más o menos planificada, con lo que las revueltas sociales internas le harían caer; o no hacerle caso con lo que los acreedores exteriores le harían caer, como pasó en Italia o Grecia. Y que necesariamente lo que vendrá después será un gobierno de tecnócratas sin ataduras políticas cuyo único objetivo será garantizar a los acreedores externos que podrán cobrar sus deudas. Y en vez de ir dando palos de ciego una semana sí y otra también amputarán directamente lo que consideren que es más sencillo amputar para garantizar ese objetivo. Sin miramientos políticos de ningún tipo. En ese momento el poder volverá a alinearse con la política. Pero obviamente ya no seremos una democracia como la que hemos conocido hasta ahora. Y me temo que el grupo de los prescindibles aumentará todavía mucho más. En España el futuro a medio plazo se presenta bastante más negro que el presente. Los prescindibles que no puedan salir fuera lo van a pasar muy mal. Personalmente no veo ninguna alternativa aunque me encantaría que existiera.

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  2. Que baño de realidad Guillermo. Gracias por ello. No se puede contar mejor en menos líneas. Lo que no significa que no sea a la vez escalofriante el futuro que planteas. estoy de acuerdo contigo enque el futuro pinta peor aún que este horrible presente. Yo también sigo al profesor Niño-Becerra y se que sus pesimistas previsiones siempre se cumplen. Pero aunque sea un iluso sigo pensando que lo que costó tanto en conseguir debe ser defendido hasta el final.Aunque las posibilidades de éxito sean muy escasas.
    la cuestión última es saber si la propia civilización que inventó y desarrolló la democracia, está acabando con ella sin disparar un solo tiro, con la excusa de que los prestamistas deben recuperar su préstamo. Aunque éstos ean abusivos, sus condiciones modificadas al propio interés del usurero y sin que ellos paguen las consecuencias de sus malas inversiones.
    Creo que como ratones hemos caido en la trampa que tendieron aquellos que nunca estuvieron interesados en que el modo de vida europeo perviviera. El ratón ya está en la ratonera.

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