lunes, 30 de junio de 2014

Mi vida sin mi

En la magnífica Mi vida sin mi, de Isabel Coixet, una joven madre debe afrontar el diagnóstico de un cáncer irresecable con un pronóstico infausto. Ann, interpretada por Sarah Polley, decide imaginar como sería su vida sin estar ella presente, como mantener su recuerdo cuando sus hijas vayan creciendo, quien podría ser incluso una buena madre para ellas. Si hace unas semanas comparábamos la situación de la atención primaria con la de “El Increíble Hombre Menguante”, tras leer algunos de los artículos del último Informe SESPAS publicados en Gaceta Sanitaria, el futuro de la atención primaria parece tan ominoso como el de la admirable protagonista de la película de Coixet.
A pesar de las recomendaciones de Anna García Altés y Vicente Ortún a orientar el sistema sanitario hacia la atención primaria como una de las claves para garantizar  solvencia del mismo, la política de aniquilación de la Atención primaria por parte de todas las administraciones sanitarias españolas avanza inexorable. En su excelente trabajo sobre el funcionamiento del “ascensor social” ( la movilidad vertical que permitiría que los hijos de los pobres pudieran dejar de serlo), García-Altés y Ortún defienden que para invertir la tendencia de aumento en las desigualdades y disminución de la movilidad intergeneracional resulta imprescindible mejorar la educación PRIMARIA y la atención PRIMARIA, dos de los ámbitos del estado de bienestar más castigados por el gobierno de la nación , con la colaboración inestimable de la práctica totalidad de las comunidades autónomas.
Una buena prueba del castigo son los datos que aporta Andreu Segura en su análisis sobre recortes, austeridad y salud publicado también en el citado Informe:  mientras el gasto en atención primaria se redujo ,en el periodo 2009-2011, un 5,7% ( de 10.831 MM a 10.219 MM), lo que representa nada menos que un 22% de la reducción global de gasto realizada, el gasto hospitalario no solo no disminuyó, sino que aumentó un 1%, alcanzando  el 58,35% del gasto sanitario global. Crecimiento desde 39149 MM a 39497 MM, en un escenario de recortes drásticos para lo que no sea la partida protegida de todas las comunidades autónomas, y en el que el margen para la mejora de la eficiencia es más que evidente.
Las consecuencias de este estrangulamiento financiero para la Atención Primaria son muy relevantes: se mantiene desde hace décadas el menor tiempo de consulta por paciente de los países de nuestro entorno, manteniendo presiones asistenciales diarias más propio de consultas veterinarias que médicas ( parafraseando a Tudor Hart). Los médicos de familia de todo el país aceptan, con su habitual resignación,  disminuciones de sueldos de cerca de un 20%, desaparición de suplencias ante ausencias por vacaciones, enfermedad o docencia ( cubiertas sin rechistar por el resto del equipo) y amortización de las plazas que dejan de estar cubiertas por titulares.
Nos lamentamos de que queden sin cubrir plazas ofertadas de medicina de familia en el MIR, pero callamos  ante el vergonzoso hecho de que los residentes que terminaron su periodo de formación con posterioridad a 2007 solo pueden emigrar, iniciar una segunda especialidad o aceptar contratos humillantes. Aquellos que tenemos la suerte de tener una plaza estable aceptamos y callamos la situación puesto que, al fin y al cabo, no nos afecta.
Como complemento a la reducción radical de financiación, va cundiendo de manera sutil otra suerte de estrategia destinada a hacer invisible la atención primaria como entorno diferenciado: se comenzó por hacer desaparecer el nombre de AP de las direcciones generales o gerencias; se continuó con la aparición de gerencias únicas o áreas integradas en todos los servicios regionales del país,  que en ningún caso han demostrado mejorar la eficiencia o la coordinación que los modelos clásicos de organización. La última ofensiva es la implantación de modelos de atención a crónicos liderados por los servicios hospitalarios  con la ayuda intangible de las grandes empresas tecnológicas y farmacéuticas, y en el que la Atención primaria corre el riesgo de convertirse en un simple recolector de pacientes, clasificándolos en el lote más adecuado ( simple, complejo, multimórbido) para su posterior explotación especializada. Hablar de Atención Primaria resulta incómodo en muchos servicios regionales, término que se considera más propio del pasado que de los nuevos tiempos; sin embargo nadie tiene complejo en seguir hablando de hospitales y de su importancia en los sistemas sanitarios.
No debería ser descartable un escenario futuro de un sistema sanitario en el que la atención primaria resulte invisible, difuminada en un entramado de organizaciones centradas en enfermedades ( reales o inventadas) bajo la permanente supervisión de los hospitales. Podemos empezar a imaginar como sería el sistema sanitario sin la atención primaria, algo que , en definitiva, quizá no nos importa demasiado porque para entonces tal vez estaremos jubilados.
Pero si creemos que sigue mereciendo la pena fortalecerla para proteger a los pacientes, reducir desigualdades o mantener la sostenibilidad del sistema no queda otra alternativa que luchar por ella. Ningún político ni administración sanitaria va a hacerlo por nosotros. 

10 comentarios:

  1. Recojo, entre tanto bueno de este post, esta expresión “La última ofensiva es la implantación de modelos de atención a crónicos liderados por los servicios hospitalarios con la ayuda intangible de las grandes empresas tecnológicas y farmacéuticas”.
    Ante esa ofensiva nos hallamos en mi comunidad autónoma, en donde los poderes políticos y clínicos (cada vez hay menor diferencia) celebran la bondad de las que llaman “áreas de gestión clínica” como inminente modelo maravilloso de atención sanitaria, tras haber descubierto varios médicos egregios por sí solos con su preclara inteligencia que hay enfermos crónicos, cosa que hasta ahora desconocíamos.
    Ocurre que, de la lejana discusión racional entre profesionales, hemos pasado a una situación en la que abundan homilías por parte de los médicos que son respaldados por el poder político. En ellas se nos habla del bien y del mal y nada mejor que la eficiencia de la gestión y la gestión de la eficiencia, que creemos que es no decir nada, pero será porque no estamos a la altura de quien usa ese discurso tan elevado.
    Es obvio el interés de las grandes compañías farmacéuticas y diagnósticas en desarrollar al máximo la visión “hospital-céntrica” de la Medicina. Quienes ocupan cargos directivos y usan puertas giratorias están también sumamente complacidos, como lo están asimismo los avanzados investigadores que, desde el hospital, desarrollan ciencia de la buena que permite prometer en la televisión próximas curaciones de enfermedades temibles, en vez de optar por cuidar las enfermedades de siempre. Y es que ha que preguntarse ¿Es buena la investigación? Depende. Parece un postulado decir que sí lo es, pero depende, porque hay mucha investigación inútil, no por no conseguir hallazgos, sino por dedicarse en exclusiva a agrandar curricula en vez de buscar algo que tenga interés epistémico o aplicado reales.
    No basta con lamentos. Conocemos muchos culpables de lo que ocurre y que, entre otros efectos, tiene un serio impacto negativo en la Atención Primaria, pero eso no evita la responsabilidad propia, la de cada uno de nosotros. Como tan bien se indica en el post, callamos ante todo, desde bajadas de sueldo hasta sobrecargas laborales o desplazamientos geográficos. La docilidad se ha impuesto pero este blog y otros tantos muy respetables son muestras ejemplares de que el servilismo dista de ser generalizado. Como decía alguien, nos queda la palabra, que no es poco. Y si cada uno, desde su lugar, es coherente con lo que piensa (si piensa, que no siempre ocurre), las cosas pueden, deben, mejorar.

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  2. Recojo, entre tanto bueno de este post, esta expresión “La última ofensiva es la implantación de modelos de atención a crónicos liderados por los servicios hospitalarios con la ayuda intangible de las grandes empresas tecnológicas y farmacéuticas”.
    Ante esa ofensiva nos hallamos en mi comunidad autónoma, en donde los poderes políticos y clínicos (cada vez hay menor diferencia) celebran la bondad de las que llaman “áreas de gestión clínica” como inminente modelo maravilloso de atención sanitaria, tras haber descubierto varios médicos egregios por sí solos con su preclara inteligencia que hay enfermos crónicos, cosa que hasta ahora desconocíamos.
    Ocurre que, de la lejana discusión racional entre profesionales, hemos pasado a una situación en la que abundan homilías por parte de los médicos que son respaldados por el poder político. En ellas se nos habla del bien y del mal y nada mejor que la eficiencia de la gestión y la gestión de la eficiencia, que creemos que es no decir nada, pero será porque no estamos a la altura de quien usa ese discurso tan elevado.
    Es obvio el interés de las grandes compañías farmacéuticas y diagnósticas en desarrollar al máximo la visión “hospital-céntrica” de la Medicina. Quienes ocupan cargos directivos y usan puertas giratorias están también sumamente complacidos, como lo están asimismo los avanzados investigadores que, desde el hospital, desarrollan ciencia de la buena que permite prometer en la televisión próximas curaciones de enfermedades temibles, en vez de optar por cuidar las enfermedades de siempre. Y es que ha que preguntarse ¿Es buena la investigación? Depende. Parece un postulado decir que sí lo es, pero depende, porque hay mucha investigación inútil, no por no conseguir hallazgos, sino por dedicarse en exclusiva a agrandar curricula en vez de buscar algo que tenga interés epistémico o aplicado reales.
    No basta con lamentos. Conocemos muchos culpables de lo que ocurre y que, entre otros efectos, tiene un serio impacto negativo en la Atención Primaria, pero eso no evita la responsabilidad propia, la de cada uno de nosotros. Como tan bien se indica en el post, callamos ante todo, desde bajadas de sueldo hasta sobrecargas laborales o desplazamientos geográficos. La docilidad se ha impuesto pero este blog y otros tantos muy respetables son muestras ejemplares de que el servilismo dista de ser generalizado. Como decía alguien, nos queda la palabra, que no es poco. Y si cada uno, desde su lugar, es coherente con lo que piensa (si piensa, que no siempre ocurre), las cosas pueden, deben, mejorar.

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  3. Recojo, entre tanto bueno de este post, esta expresión “La última ofensiva es la implantación de modelos de atención a crónicos liderados por los servicios hospitalarios con la ayuda intangible de las grandes empresas tecnológicas y farmacéuticas”.
    Ante esa ofensiva nos hallamos en mi comunidad autónoma, en donde los poderes políticos y clínicos (cada vez hay menor diferencia) celebran la bondad de las que llaman “áreas de gestión clínica” como inminente modelo maravilloso de atención sanitaria, tras haber descubierto varios médicos egregios por sí solos con su preclara inteligencia que hay enfermos crónicos, cosa que hasta ahora desconocíamos.
    Ocurre que, de la lejana discusión racional entre profesionales, hemos pasado a una situación en la que abundan homilías por parte de los médicos que son respaldados por el poder político. En ellas se nos habla del bien y del mal y nada mejor que la eficiencia de la gestión y la gestión de la eficiencia, que creemos que es no decir nada, pero será porque no estamos a la altura de quien usa ese discurso tan elevado.
    Es obvio el interés de las grandes compañías farmacéuticas y diagnósticas en desarrollar al máximo la visión “hospital-céntrica” de la Medicina. Quienes ocupan cargos directivos y usan puertas giratorias están también sumamente complacidos, como lo están asimismo los avanzados investigadores que, desde el hospital, desarrollan ciencia de la buena que permite prometer en la televisión próximas curaciones de enfermedades temibles, en vez de optar por cuidar las enfermedades de siempre. Y es que ha que preguntarse ¿Es buena la investigación? Depende. Parece un postulado decir que sí lo es, pero depende, porque hay mucha investigación inútil, no por no conseguir hallazgos, sino por dedicarse en exclusiva a agrandar curricula en vez de buscar algo que tenga interés epistémico o aplicado reales.
    No basta con lamentos. Conocemos muchos culpables de lo que ocurre y que, entre otros efectos, tiene un serio impacto negativo en la Atención Primaria, pero eso no evita la responsabilidad propia, la de cada uno de nosotros. Como tan bien se indica en el post, callamos ante todo, desde bajadas de sueldo hasta sobrecargas laborales o desplazamientos geográficos. La docilidad se ha impuesto pero este blog y otros tantos muy respetables son muestras ejemplares de que el servilismo dista de ser generalizado. Como decía alguien, nos queda la palabra, que no es poco. Y si cada uno, desde su lugar, es coherente con lo que piensa (si piensa, que no siempre ocurre), las cosas pueden, deben, mejorar.

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  4. Como siempre, aciertas en la diana del análisis

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    1. Muchas gracias Vicente. El que lo digas tu supone en cierta forma la prueba del algodón de que no desvario tanto como temo. La desgracia es que sea cierto. Pero creo que tenemos los recursos y el talento para evitar un mundo sin nosotros

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  5. Muchas gracias Javier. Como siempre. me preocupa mucho observar que no hay apenas reacción cuando nos están hurtando todo. El problema es nuestro por tolerar lo que cada vez es más intolerable.
    El silencio es escandaloso. Cuando a la vez el espectáculo de connivencia entre empresas, politicos, inestigadores y clinicios es cada vez mas obsceno
    Si, nos queda la palabra. No es poco

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  6. Lo has clavado, Sergio. En el tema de la "cronicidad", me parece tan evidente la jugada que aún me sorprende que haya gente que no lo vea. Y que decir de la docilidad ante todo...

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  7. Qué podemos esperar de una ministra que dice que el RD 16/2012 “da cobertura a la reforma sanitaria más ambiciosa de la democracia”.
    Otra Mato-perla:
    "un Tribunal de Cuentas que detecta en 2009 que cerca de 700.000 extranjeros obtuvieron una tarjeta sanitaria en nuestro país a la que no tenían derecho lo que supone un gasto de casi mil millones de euros para el maltrecho bolsillo de los españoles"
    Todo ello y más en:
    http://www.actasanitaria.com/ana-mato-afirma-que-el-gobierno-ha-llevado-cabo-la-reforma-sanitaria-mas-ambiciosa-de-la-democracia/

    ¡Habrá que sacar la guillotina a la plaza mayor de la sanidad pública de este país!

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  8. Nosotros lideramos un proyecto donde la atención primaria es la base del control de la atención a crónicos con telemonitorización y utilizando la misma consulta para gestionar eventos. Respuesta de primaria ,...que inventen otros. Si el proyecto fuera descendente claramente otro cantar hubiera sucedido,..nadie es profeta en su tierra. El modelo que defendemos es un modelo integrador basado en la unidad basica (medico-enfermera) y que busca mantener al paciente en su entorno. La telemonitorización esa hidra de 4 cabezas maligna que estamos intentando valorar si funciona para mejorar la calidad de nuestra atención, la aporta telefónica. Que inventen otros.

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  9. Muchas gracias Manuel. Por desgracia la pasividad de la Primaria es la principal causa de su deterioro, deprecación y arrinconamiento. Seria muy interesante conocer vuestro proyecto. El hecho de que se articule desde la AP y no empleando a ésta como un simple recolector de pacientes lo hace especialmente valioso. Un saludo

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