España es un país al que le encanta marear la perdiz. Los
adolescentes que van a entrar en la universidad siguen estudiando (como en época
de sus abuelos) listados interminables de fechas y reyes, pero no entienden una
factura ( bien es cierto que para entender las de cualquier compañía eléctrica
tienes que haber hecho un Máster en maquinación para alterar el
precio de las cosas).
Mientras los coetáneos de nuestros estudiantes de bachillerato
finalizan el grado dentro del Espacio Europeo de Educación Superior en 3 años (
180 ECTs) nosotros presumimos de hacerlo en 4 ( este ha sido un país siempre
muy preocupado por el tamaño). A nadie parece importar que lleven de partida un
año de retraso frente a su cohorte. Ahora parece que empiezan a pensar que
quizá debieron haber hecho como los demás.
Los Decanos de las facultades de medicina españoles se
felicitaron efusivamente al conseguir mantener en 6 años el grado de medicina.
Así los cátedros que heredaron la cátedra de su prestigioso padre ,o de algún
señor feudal al que rindieron pleitesía ,pueden seguir dedicando 8 de los 9
meses del calendario docente a explicar la segunda vértebra cervical , tema
sobre el que hicieron la tesis hace treinta años. Sobre el hecho de que ninguna
universidad española figure entre las 100 mejores del mundo no opinan en
cambio; tampoco de que ninguna facultad de medicina sea objeto de deseo para un
alumno extranjero.
Como hemos comentado muchas veces en Estados Unidos el grado de
medicina son 4 años; es cierto que previamente tienen otros 4 años de collage
pero lo invierten a menudo en estudiar algo que les permita averiguar cuales
son sus verdaderas inquietudes. En la canadiense McMaster son tres de año
de grado con similares resultados en calidad a las universidades canadienses
que lo hacen en 4
Acaba de aprobarse el Real decreto
639/2014 por el que se regula la “troncalidad”. Si Lázaro Carreter
regresara de la tumba se volvía a morir con estos neologismos a que tan
aficionados son nuestros tecnoburócratas sanitarios: cronicidad,
troncalidad, se emplean con desparpajo como si cualquiera poseyera el
conocimiento esotérico que esconde. A mi troncalidad me recuerda al Troncomóvil ( ver foto) que conducía el leñador Brutus y el castor Listus en los Autos
Locos de Hanna-Barbera. Pero evidentemente estoy equivocado: el Real Decreto
tiene como objetivo “la adquisición de competencias comunes a varias
especialidades en ciencias de la salud a través de un periodo de formación
uniforme, denominado tronco”. Lenguaje , como se aprecia, bastante
coloquial (¿ que pasa, tronco?).
El invento viene de los años gloriosos de Elena Salgado y ,como
suele ocurrir con los grandes desatinos, es en donde más acuerdos alcanzan los
dos partidos de gobierno ( hasta ahora)
Pero, ¿realmente necesitamos que especialidades que se definen
por ser diferentes tengan competencias comunes? ¿ No deberían haber sido
adquirida esa uniformidad en un grado que dura nada menos de 6 años? En muchos
países los estudiantes de medicina están mucho mejor preparados que un R1
español porque han aprendido en grados de 4 años lo que un MIR aprende en la
residencia. Sin sonrojo alguno los autores del manual del Tronco llegan a
escribir en el preámbulo que con la Troncalidad se pretende que “aprendan
a abordar desde las primeras etapas de su formación especializada, los problemas
de salud de una manera integral y a trabajar de la forma más adecuada para
poder proporcionar una atención sanitaria orientada a la eficaz resolución de
los procesos de los pacientes, con el enfoque interdisciplinar y
pluridisciplinar que el estado actual de la ciencia requiere.” Entonces, ¿qué
aprenden en la carrera, además de a preparar el MIR?
Animados por su cargamento de razones , justifican la medida
“Tronca” en que pretende “permitir una mayor flexibilización del catálogo
de especialidades en ciencias de la salud que en muchos casos se han
configurado como compartimentos estancos aislados entre sí”. Es decir, la
industria sanitaria que va conquistando territorios, lo que necesita son
empleados polivalentes tipo Ikea o McDonald capaces tanto de limpiar las mesas
como de preparar la hamburguesa. Lo que hay ( profesionales
especializados en áreas de conocimiento que lleva años adquirir) ya no les
sirve.
Por si fueran pocos argumentos la aplicación del “Troncalismo”
como filosofía implica “ una adaptación de las estructuras docentes a nuevos
programas formativos y a los correspondientes requisitos de acreditación de
centros y unidades docentes”. ¿Cree alguien de verdad que este país está
preparado y dispone de recursos financieros, logísticos y organizativos para
realizar un cambio de esta envergadura a corto plazo?
En definitiva tendremos un nuevo sistema dividido en dos fases:
el propiamente llamado “Tronco” y el de verdadera” formación específica en
la especialidad de que se trate”. Conociendo nuestro carácter, en cuanto
plantemos unos Troncos será imprescindible ampliar los años de
especialización en el llamado "periodo de formación especifica".
Porque dos años siempre nos parecerán pocos.
¿Por qué no tres o cuatro habida cuenta de que los residentes
seguirán sin demasiadas posibilidades de trabajo? ¿Qué mas da seguir hasta los
50 años en casa de papá?
Hola Sergio:
ResponderEliminarComo siempre muy lúcido. El problema fundamental, tal como señalas, es la enseñanza pregrado. Seis años muy largos, cargados de contenidos teóricos, ausencia de aprendizaje en habilidades clínicas y descuido de las aptitudes más elementales. Un modelo de evaluación similar a la secundaria y bachillerato, en su sentido más negativo. Y finalmente un proyecto educativo de las Facultades de Medicina, centrado en el manejo de la enfermedad, muy paternalista, marcado por a la especialización y orientado, para vergüenza de propios y extraños, a la preparación del examen MIR (de forma similar a lo que es la selectividad para los dos años de bachiller). Sonroja reconocer que después de seis años de licenciatura, prácticamente todos los estudiantes de medicina "necesitan" acudir a una academia de preparación del MIR, que actualmente es un examen exclusivamente ¡teórico!.
Los intentos de compensar el déficit de r estos largos años con algo de formación básica, están en la fundamentación de la troncalidad. De ahí la dificultad de definir y articular los propios troncos comunes.
El modelo de formación universitaria en Medicina se ha convertido lamentablemente en algo "intocable". Hace muchos años alguien me comentó que el gran éxito y aceptación del modelo MIR se basaba en, desde su inicio, haberse "independizado" de Educación / Universidad. El tiempo ha confirmado esta impresión y todavía el sistema MIR tiene que dedicar parte de su tiempo y estructura en compensar deficiencias de la formación pregrado.
Un abrazo, miguel melguizo jiménez
Muchas gracias como siempre Miguel por tus excelentes comentarios. Creo que o analizamos el problema de la formación en ciencias de la salud , y de la medicina en particular, en su conjunto, o nos estaremos desubicando del corazón de la discusión. estamos prolongando la formación universitaria con contenidos estériles solo por beneficio de otro tipo de "casta" que no ha sufrido cambios desde antes de Franco.
EliminarEstoy completamente de acuerdo en que si no se hubiera desgajado radicalmente la formación de especialistas de colegios y facultades ahora tendríamos un sistema sanitario deleznable
La cuestión es si estamos dispuestos a seguir plantando cara a ese intento de monopolio centrado en intereses personales o no
Un abrazo
Un desatino lo de la troncalidad... que cruz...
ResponderEliminarEs verdad Carlos. Otro más. Un abrazo fuerte
EliminarExcelente post.
ResponderEliminarSólo para clarificar, la Universitat de Barcelona está en el top 100 mundial