El BMJ
ha recibido más de 20.000 hits en una semana, todas ellas respuestas rápidas
positivas, a un trabajo publicado en la revista. En apenas unos días se ha
convertido en uno de los 25 artículos más vistos en la historia del British
Medical Journal. Un caso sin precedentes, según señalaba en su cuenta de Twitter
Trisha Greenhalgh. Sin embargo la revista da la callada por respuesta. Incluso
algunos de los editores de la misma han dejado de seguir en Twitter a la
investigadora británica, quizá evitando tener que debatir con ella ¿La razón?
Greeenhalgh
es la primera autora de una carta abierta a la revista respecto al lugar de la investigación
cualitativa , firmada por 76 profesores de centros académicos de 11 países. Muestran su preocupación
por la escasa valoración que otorga el BMJ a la investigación cualitativa, a la
que sus editores consideran de “baja prioridad”, entre otras razones por la “baja
probabilidad de ser citado” qua aparentemente tiene un artículo de estas
características. Ya sabemos que en el mundo de “cuantofrenia “ que vivimos ( en
palabras de Vicent de Gaulejac), solo lo que se mide y expresa numéricamente
importa, y eso sirve tanto para la investigación ( la buena es la que genera dígitos) como para la
valoración de la misma ( cuyo único criterio es su factor de impacto y el
número de veces que se cita). Por lo que describe la carta la revista adorna el
rechazo de manuscritos de este tipo de comentarios del tipo “ no tiene interés
para nuestros lectores” o “ carece de utilidad práctica”. Otro de los tótems de
nuestro tiempo: la aplicabilidad inmediata. Hace unos años una agencia de
financiación de investigación del sur de España nos rechazó un proyecto por esa
misma razón. Lo que no se convierte en un fármaco, un instrumento, o una
patente no sirve. Va siendo hora de eliminar la filosofía de nuestros estudios
y nuestras vidas por su nula utilidad práctica.
Sin
embargo esa valoración tan negativa de lo cualitativo es radicalmente falsa. Hace
un año se publicó en la misma revista un excepcional artículo sobre los 20
artículos más relevantes para otros tantos investigadores, revisores o editores
del BMJ. Nombre tan relevantes como la propia Greenhalgh, Iona Heath, Iain
Chalmers, o Richard Smith. Entre ellos se encontraban 3 ensayos clínicos
aleatorizados, y otros 3 estudios cualitativos, dos encuestas y un artículo
metodológico ( además de 11 editoriales y comentarios diversos). Los ensayos habían
sido citados por 321, 78 y 38 artículos. Los cualitativos por 572,197,y 114 respectivamente.
Por
supuesto no se trata de entrar en guerras pueriles sobre que método de
investigación es bueno y cual es malo. Como en todo, hay mucho trabajos de
investigación que emplean metodologías cualitativas que son malos. Como lo son
muchos ensayos clínicos.
La
misión del BMJ es la de “ dirigir el debate sobre salud, implicando, informando
y estimulando a todos los médicos, investigadores y otros profesionales de la
salud de forma que les permita tomar mejores decisiones y mejorar los
resultados en sus pacientes”. Algunas cuestiones en medicina y política sanitaria
se responden mejor con metodologías cuantitativas, pero otras solo pueden
averiguarse a través de métodos cualitativos
Los
autores de la carta ponen un ejemplo paradigmático. Hace unos años un trabajo
de Haynes et al en New England puso de manifiesto que la aplicación de
checklist quirúrgicos antes de las intervenciones reducía la mortalidad perioperatoria
y la tasa de complicaciones.Sin embargo intentos posteriores de aplicarlo no obtuvieron
los mismos resultados ( publicados también en NEJM o en JAMA Surgery). La razón
de ello fue aportada por estudios cualitativos, en especial una revisiónsistemática de la literatura que demuestra que el quirófano es un lugar
sumamente complejo con jerarquías y rutinas específicas. Un simple instrumento
como es un checklist, si no va acompañado de nuevas formas de colaboración y
comunicación entre cirujanos, enfermeras y anestesistas puede convertirse en un
instrumento de distorsión en lugar de ayuda. Y eso solo puede detectarse
mediante estudios cualitativos que si en medicina son necesarios, en el ámbito
de la investigación sobre servicios y sistemas sanitarios resulta esencial.
Los
autores de la carta instan al BMJ e indirectamente a revistas como JAMA o New
England que también consideran la investigación cualitativa de baja prioridad a
reconsiderar sus políticas editoriales. Incluso a resaltar una vez al año
investigaciones realizadas mediante el uso de dichas metodologías.
Una
demanda que no debería ser privativa una vez más de las revistas de mayor
impacto ni de profesionales de fuera de España. Porque la epidemia de ceguera que
lleva a considerar que solo los números generan ciencia y conocimiento también está muy extendida en nuestro país,
según marcan las prioridades de investigación de las escasas agencias que la
financian.
Me parece muy importante este post y la referencia de la que parte. El ejemplo que citas de las “checklists” supone una importancia que va más allá de las publicaciones calando malamente en la práctica diaria.
ResponderEliminarLa obsesión biométrica es patente desde hace años en las publicaciones médicas.
Referiré un ejemplo personal, en el que un compañero y yo fuimos afortunados ya que el trabajo acabó siendo publicado en “Burns”. Se trataba de analizar el valor pronóstico de determinaciones seriadas de algunas citoquinas en quemados. Fue objeto de su tesis y como tal sólo pudo ser aceptada con los datos agrupados, aun cuando las cinéticas de lo que medíamos variaran notablemente entre pacientes y no cupiera agrupación alguna tomando el tiempo como variable.
Hay que medir, hay que obtener una conclusión estadística aunque la estadística no tenga ningún objeto en casos concretos, y lo que se publique tendrá, como indicas, un impacto también medido en función de la revista que lo acoja (se lea por muchos o por nadie, algo frecuente).
No me extraña que haya habido ese impacto real ante lo cualitativo, lo que me parece encomiable.
La estadística, que es una herramienta metodológica, pasa a veces a considerarse una “conditio sine qua non” a la hora de que los referees estimen un trabajo. Es frenesí métrico parece haber llevado a un extremo el arco pendular metodológico. Esperemos que el péndulo retorne a una posición más equilibrada con un retorno a la visión de cada paciente como un alguien y no un algo.
Pocos saben mas de esto y lo han explicado mejor Javier.
EliminarDe los despropósitos de la ciencia mucho aprendí en tu libro,imprescindible
Lo que pone de manifiesto esta polémica es precisamente buena parte de las miserias que esconde esa ciencia aparentemente tan desinteresada y entregada
Impresiona ver como la métrica acaba por abarcar la totalidad de la vida humana
Muchas gracias, Sergio por ese cariñoso comentario.
EliminarAprovecho ya esta respuesta para agradecer también el último post, en el que vuelcas la atinada versión de Maite Cruz. Ella expresa muy bien ese intento persistente de borrar lo subjetivo en aras de una pretendida objetividad. Así nos va.
Y, por eso, porque las cosas no van bien, todo lo que se critique ese "carácter hegemónico del modelo biomédico positivista" (como ella lo nombra) será poco, por lo que un blog como el tuyo, con una ya larga trayectoria, es esencial en nuestro tiempo y lo es, sobre todo, si pensamos en los médicos jóvenes y especialmente en los propios pacientes.
Un abrazo
Por abrir una "Vieja ventana" que amplía la línea delebate recojo el final de este post:
ResponderEliminar.....as Duncan Watts, the famous network physicist and complexity scientist has pointed out in an article for the Annual Review of Sociology (2004), while the overwhelming majority of physicists, mathematicians and computational scientists are incredible technicians and methodologists, most are not very good social scientists. In turn, however – as I have hopefully made clear in this essay – by today’s standards, the overwhelming majority of social scientists are not very good technicians or methodologists. And, both sides are at fault for not extending their reach, and both are foolish for not doing so – and with all sorts of negative and unintended consequences for how we deal with the global social problems we currently face! Still, lots can be done to overcome this problem, from rethinking undergraduate methods education to reorganizing the social sciences. The problem, however, is that, judging from the state of things, it is highly unlikely anything will be done. Methods education in the social sciences will continue to fail its students.
Now, don’t get mad at the messenger just because you don’t like the message. After all, it’s been around since, at least, 1948.
el post completo lo tienes en: http://discoversociety.org/2014/11/04/focus-complexity-and-the-failure-of-quantitative-social-science/