“El lenguaje no son solo palabras; no va de representar la
realidad, también crea la realidad;establece relaciones y muchas otras cosas.
Hágame un favor doctor, piense un poco antes de abrir su boca ( o poner el
bolígrafo sobre el papel)”.
Dariusz Galasinski.
Junio es tiempo de comentarios de textos; de preparación
obsesiva para saltar uno de los obstáculos de esa carrera desquiciada llamada Selectividad. De aprender trucos ridículos para pasar el trámite, sin que a
prácticamente ninguno de los estudiantes de Bachillerato le vuelva a interesar el tema el resto
de su vida. Todos los cursos se producen airadas protestas sobre su oportunidad
y contenido: este año parece que la indignación procede del texto periodístico
elegido, excesivamente complejo y rebuscado para los estudiantes.
A través de la cuenta de Twitter de Trisha Greenhalgh me he
encontrado con una comentario de texto que no tiene desperdicio alguno. Lo
firma un lingüista, Dariusz Galasinki, experto en el análisis del discurso;
explora cómo la gente construye discursivamente sus experiencias, lo que le
desvía un poco de su campo natural para transitar en el de la psicología.
Reino Unido no es ajeno a la invasión de un peligroso
insecto conceptual que asola el mundo: se llama "Cronicidad" ( en su versión española) y amenaza con erradicar toda
forma de pensamiento original que se aparte de los sagrados dogmas de la nueva
fe: la sostenibilidad de los sistemas sanitarios está amenazada por el crecimiento
de las llamadas enfermedades crónicas ( que paradójicamente se procuran
identificar desde antes de que aparezcan), y la única forma de domeñarlas será
estratificar a las personas como si fueran frutas de diferente calidad y
tamaño.
Volvamos al texto: Galasinski recibe una carta de su centro de
salud invitándole a asistir a una cita en la clínica de condiciones crónicas (
long term conditions clinic) puesto que él sufre una de esas condiciones. El
lingüista comienza a analizar el texto: parece una invitación a un nuevo tipo
de centro porque padece algo que llaman "condición crónica", pero lo único que
sabe es que lleva años tomando pastillas para la tensión y nunca le habían
invitado a ninguna cita. Es decir, la carta “crea” una nueva condición crónica
que precisa, además, cita. Acaba de ser convertido en todo un "paciente con
condición crónica" por medio de una carta.
Galasinski empieza a preocuparse: la segunda lectura del texto le hace temer que la invitación no es por ser hipertenso sino por tener
una “segunda” condición crónica, algo que le lleva preocupando desde el verano
y aún no se atreve a contar; han sido meses de incertidumbre, dudas,
preocupaciones que se resuelven de repente a través de una simple carta. A
Galasinski le dan ganas de ir a la cita, pero fundamentalmente para mandar al
médico a la mierda ( dicho finamente).
Llevado por su dilatada experiencia en el análisis de texto
desbroza su carta en las tres oraciones que lo conforman:
1.- “Si tienes más de una condición crónica, la revisaremos
en la misma cita”.
¡Demonios¡ Este debe ser el gancho, piensa Galasinski: ¿es
posible hablar de dos cosas al mismo tiempo? ¿Y si tengo tres? ¿podrá
apañárselas el médico o deberé buscar otra cita?
El lingüista repara en el significado del pronombre
“nosotros” (we): existen dos posibles interpretaciones: una haría referencia a
los médicos de la práctica, los que envían la carta, la otra es la construcción
conjunta entre mi médico y yo. ¿A cual se referirá la carta?
2.- “ (El centro) ha adoptado un nuevo sistema para atender
condiciones crónicas y nos gustaría invitarle a asistir a la revisión”.
3.- “”la revisión tiene como fin ayudarle a cuidar de usted
mismo”
Analizándolas sintácticamente parece evidente que el
“nosotros” de la sentencia 2 es distinto del “usted” de la 3; ésta coloca al
paciente (“usted”) fuera de la revisión, que la hacemos “nosotros”; sin “usted”
claro.
Galasinski desencadena su furia (lingüísticamente hablando):
lleva años leyendo en Twitter hablar a los médicos, gestores y políticos de empatía, narrativa, cuidados centrados en el paciente y toma de decisiones
compartidas. Pero sin pretender aspirar a nada de eso, escribe :”¿podría alguien
comunicarse conmigo sin asustarme, irritarme o mosquearme¿, ¿sin ser
condenadamente condescendiente?
No estaría mal comenzar una cierta comentario de textos de
lo que contamos a los pacientes. Como el lingüista señala “el que te comuniques
conmigo no significa que yo lo entienda como tu esperas; yo lo leo desde el
lado inepto y doliente, y me fijo en cosas diferentes”.
A Galasinski le gustaría otro modelo de sistema , bastante
alejado del que produce el insecto mental
de la cronicidad:
“Debo admitir que no me gusta un sistema en el que los
médicos manejan condiciones crónicas; prefiero médicos que se preocupen, se
preocupen, me traten”.
A mi también me gustaría que nos centráramos de verdad en
las personas y sus problemas , y no en artificios conceptuales imaginarios.
Tan cierto es que el lenguaje crea la realidad, como que el proceso salud-enfermedad nos empeñamos en definirlo desde estándares de salud planteados exclusivamente por los profesionales sanitarios, ensalzando modelos basados en síntomas y déficit, sin tener presente el enfoque de la recuperación funcional. El enfoque de recuperación no debe significar curación en el sentido de desaparición de los síntomas o la vuelta a niveles de funcionamiento previos a la enfermedad, sino alcanzar una forma de vida en la que es posible sobreponerse a la propia enfermedad, definiendo y asumiendo una expectativa personal de vida. No nos engañemos, tan interesado puede ser el concepto de cronicidad, como lo es la propia insostenibilidad del sistema.
ResponderEliminar"Dejad que los crónicos se acerquen a mí", susurraba al oído el presidente de una multinacional farmacéutica a un intrépido facultativo, tan empeñado como aliviado en el "descubrimiento" de nuevos padecimientos.....
Muchas gracias como siempre Rafa. Qué interesante es el enfoque que comentas en relación con la recuperación funcional tan ignorado en los modelos al uso, y tan importante para el paciente que padece.
ResponderEliminarLa última cita la usaré con tu permiso citando a la fuente en una próxima clase aqui en la Escuela. Genial