miércoles, 23 de agosto de 2017

Libres de humos ( y no solo industriales)



Más de 1400 personas asistieron la semana pasada en Lima al 5º Congreso de la Conferencia Iberoamericana de Medicina Familiar (CIMF), procedentes de la mayor parte de la Región Americana, aunque con un alto porcentaje de participación peruana lógicamente.
Como ya ocurriera con el congreso de Montevideo en 2015 o Río de Janeiro en 2016 se realizó sin patrocinio de la industria farmacéutica, sin sus stands ni sus comidas, demostrando que organizar un congreso sin humos industriales no sólo está al alcance de pequeñas organizaciones o grupos de trabajo. Hay otra manera de hacer las cosas y su demostración hace cada vez menos justificable por qué la mayor parte de las organizaciones profesionales españolas de atención primaria siguen en esa carrera ridícula a ver quién tiene más larga la lista de inscritos, el número de stand y el precio de sus inscripciones.
El Congreso limeño también estaba libre de otro tipo de humos, menos llamativos pero no más inocentes: el que generan las organizaciones gubernamentales cuando deciden financiar este tipo de eventos.
De la misma forma que la gran industria financia matrículas, alquileres de hoteles o salas de conferencias y comidas buscando mejorar sus ventas y beneficios empresariales, cuando una administración u organización, pública o privada, decide contribuir económicamente a un evento no lo hace por amor al arte. Busca como es lógico beneficiar sus intereses, alcanzar su objetivos estratégicos, para lo cual nada mejor que conseguir el compromiso de las sociedades científicas que podrían cuestionarle el fundamento o la oportunidad de muchos de ellos. En la década pasada y parte de ésta no fue excepcional este proceso de financiación de matrículas para congresos por parte de la misma administración que penalizaba de forma significativa en sus acuerdos de gestión la prescripción de fármacos que se apartaban de sus directrices. Incluso llegaban a hablar públicamente de la existencia de conflictos de interés en la práctica profesional de muchos médicos (lo cual era cierto) cuando a la vez estaban implicados en otro tipo diferente de conflicto de interés: como señalaba Jonathan Richards en el British Journal of General Practice, “tengo unconflicto de interés, la cuantía de mi salario depende de mi desempeño”. Este “elefante” que ocupa la mayor parte de la habitación de la gestión clínica es invisible para los responsables de Farmacia o Asistencia sanitaria de las organizaciones, la boca de cuyo embudo es estrecho para la industria pero ancho para ellos mismos.
Quizá sea ese acuerdo tácito (matrículas a cambio de silencio) lo que explica parte de la contemporización, la desidia y la sumisión de la mayor parte de las sociedades científicas ante la demolición sistemática de la Atención Primaria en los servicios regionales de salud de las comunidades autónomas españolas.
En América no es muy diferente, por lo que se observa, la valoración de la Atención Primaria por parte de los responsables políticos. Solo así se explica la demostración de indiferencia y desprecio del Ministerio de Salud del Perú hacia la Atención primaria de ese país, que no consideró relevante enviar a ningún representante a un evento que reunía en la capital de su país a más de 1400 profesionales de un gran número de países. Algo inimaginable si el congreso hubiera sido de cirujanos maxilofaciales. Esta es la importancia, por desgracia, que tiene la Atención primaria en las políticas sanitarias actuales. Una situación que no debe pasar desapercibida, que debe ponerse de manifiesto, denunciarse y combatirse.
La organización del Congreso de CIMF por parte de la Sociedad Peruana de Medicina Familiar sirve de referencia sobre cuál debe ser el camino a seguir: un camino que debe hacerse solos, porque tan lejos de los principios de la medicina familiar y de la atención primaria están los intereses de la industria como las prioridades de los políticos sanitarios, cuyo supuesto interés por la población a la que dicen representar es a menudo un papel mojado.

6 comentarios:

  1. Estimado Sergio, se puede decir más alto pero nunca más claro. El desprecio del Ministerio de Salud hacia la atención primaria es evidente para propios y extraños. Una pena que sea así. Pero tengo la plena confianza que pronto cambiará...

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  2. Por ver algo positivo en el tema: los gatitos del Facebook peruano no están en peligro de extinción

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  3. Parece claro. Cuando el menospreciar la atención primaria se convierte en un mal endémico es porque hay intereses económicos en altos niveles de especulación

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  4. Muchas gracias a los tres y disculpad el retraso. Conviene en cualquier caso no callar ante el silencio y el desprecio.

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  5. Me llamó la atención en el acto inaugural,ausencia de Ministra o de un representante de alto nivel ,lo denuncie en twitter ,muchos médicos peruanos me pidieron lo hiciera varias veces....existe temor en todas partes por realizar control social de autoridades incompetentes

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  6. Gracias doctor, es verdad no debemos callar, un abrazo :)

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