viernes, 8 de septiembre de 2017

Investigadores del primer cuartil (I)



“Para mí, la esencia de la vida académica era responder preguntas. Si alguien más sabía la respuesta, entonces lo que se precisaba era formación. Si nadie conocía la respuesta entonces la investigación era necesaria. Formación e investigación son las caras opuestas de una misma moneda”
Charles Bridges-Webb.

Tras acabar la carrera de medicina en la universidad de Melbourne, Charles Bridges-Webb comenzó a trabajar en el pequeño pueblo de Traralgon (Victoria) donde ejerció de médico rural durante más de 15 años, de 1960 a 1975. Había sido un chaval debilucho, hijo y nieto de médicos lo que le determinó inicialmente a no estudiar la carrera de sus antecesores; lo que deseaba de verdad era ser granjero. Pero la carta que recibió de su padre informándole de que iba a ser operado de cáncer avanzado le llevó a cambiar de opinión, y dedicarse a la medicina rural, la última alternativa (también entonces) para la mayor parte de sus colegas.
En cuarto de medicina cayó en sus manos un olvidado libro, Epidemiology in a country practice, en donde William Pickles, otro médico general pero británico, explicaba la evolución epidemiológica de las enfermedades infecciosas en el condado de Yorkshire en la década de los años 30 del siglo pasado. Ahí vio el joven Charles que podía aunar su observación de los pacientes, con la observación de la evolución de la salud de su comunidad. No empezó bien su práctica sin embargo: el primer paciente que atendió en el hospital mientras hacía la residencia cayó fulminado mientras le auscultaba. Una situación que le hizo tambalearse en sus expectativas. Pero siguió adelante, y tras casarse con Anne se incorporó como médico al pueblo de Traralgon; como algo de gafe sí debía ser al segundo día de trabajo el tren que por allí pasaba embistió al autobús del colegio y dejó a 23 chavales malheridos y a 6 muertos, además del conductor del autobús.
Resulta difícil imaginar cómo podría ser la vida y los alicientes de un villorrio australiano en aquellos años. En modo alguno cumplía los requisitos del investigador moderno: Bridges-Webb no había sido becario de ningún catedrático déspota, ni mucho menos era de los figurones que firman los trabajos que escriben sus esclavos; por allí no menudeaba este tipo de especie, tan moderna y respetable.
Pero Bridges-Webb tenía dos cosas que no dan ni el primer cuartil, ni el horizonte 2020, ni los ciber de diverso pelaje: la primera, tenía una “curiosidad organizada”, en las acertadas palabras del también medico general Tev Eimerl ; la segunda, amaba a la gente y la rutina. De forma que se puso a observar lo que ocurría a su alrededor: no a “la diabetes”, ni siquiera a “sus hipertensos” sino lo que ocurría a diario en la oficina de farmacia, la cantina o el taller, además por supuesto de lo que atendía cada día en su consulta, en sus avisos, en su propia casa.
Aprendiendo sus primeros rudimentos en investigación a distancia, comenzó por hacer lo que cualquier médico normal debería preguntarse: ¿qué es lo más común? ¿Cómo se trata? Para responder a las cuales nada mejor que registrar la información de sus pacientes y analizarla después. De forma que tras viajar por Inglaterra, acoger a algunos estudiantes y seguir leyendo, decidió emprender un curioso proyecto: convencer a 56 familias ( incluida la suya) de que registraran cada día en un pequeño diario sus incidencias en materia de salud, sus achaques, molestias y preocupaciones, sus visitas en busca de ayuda o consejo; mientras él paralelamente revisaba la atención que se le daba en los diferentes lugares de la comunidad, desde la farmacia al hospital. Poco después amplió el proyecto a 81 familias y además lo completó con una entrevista mediante cuestionario a una muestra aleatoria de las 371 familias del pueblo, manteniendo su revisión de la atención prestada en todos los lugares del mismo, incluida la iglesia. El interés de su proyecto le permitió obtener una pequeña financiación para pagar el trabajo de apoyo de una monja, enfermera comunitaria, durante un año, a la que formó en la metodología.
En su trabajo Bridges-Webb reivindica algo viejuno: la absoluta necesidad de complementar la información de los pacientes con la procedente de la comunidad para entender qué es el proceso de enfermedad. La encuesta sobre salud y enfermedad de Traralgon ( Traralgon Health and Illness Survey) estudia la influencia de los factores sociales y ambientales en la salud y la dolencia, y su percepción por parte de sus habitantes.
Su “pequeño” trabajo es un ejemplo de descripción precisa y sencilla de lo que era su comunidad; le permitió conocer que cerca de una cuarta parte de sus conciudadanos no se encontraban habitualmente enfermos; que de los que sí se sintieron enfermos solo un 26% recibió atención médica, que el número de enfermedades crónicas por paciente era cercano a uno, que su frecuentación estaba próxima a las 5 visitas al año, o que el número de días de trabajo perdidos en el año era de 11.
Birdges-Webb solo necesitó libretas, bolígrafos, inteligencia y perseverancia. Seguro que no aparece en la lista de los grandes estudios de investigación que “conmovieron al mundo”. Pero marca sin duda la línea de lo que debería investigar un humilde, sencillo y a la vez grandioso médico de cabecera.

2 comentarios:

  1. Gracias por recordar a Charles Bridges-Webb, bellísima persona además de gran médico rural y después primer catedrático de Medicina Comunitaria en la Universidad de Sydney. Sólo destacar que fue miembro del Comité Internacional de Clasificaciones de la WONCA (WICC) desde su creación en 1972, y que fue presidente del mismo entre 1991 y 1998. Como tal fue clave en el desarrollo de la Clasificación Internacional de la Atención Primaria. Nunca fue candidato al Premio Nobel, por supuesto, pero vivió una vida plena en lo profesional, científico, familiar, social y religioso. Para los interesados, vale la pena leer su obituario http://oa.anu.edu.au/obituary/bridges-webb-charles-16747
    En fin.
    Juan Gérvas, miembro del WICC de 1986 a 2017

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    1. Mil gracias Juan.
      Increible el panel de sabios que se reunia en torno al grupo de Clasificación de Atención primaria de WONCA
      Un abrazo

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