jueves, 28 de septiembre de 2017

Joaquim






 “Caminan lentamente sobre un lecho de confeti y serpentinas, una noche estrellada de septiembre, a lo largo de la desierta calle adornada con un techo de guirnaldas, papeles de colores y farolillos rotos: última noche de Fiesta Mayor (el confeti del adiós, el vals de las velas) en un barrio popular y suburbano, las cuatro de la madrugada, todo ha terminado. Está vacío el tablado donde poco antes la orquesta interpretaba melodías solicitadas, el piano cubierto con la funda amarilla, las luces apagadas y las sillas plegables apiladas sobre la acera. En la calle queda la desolación que sucede a las verbenas celebradas en garajes o en terrados: otro quehacer, otros tráfagos cotidianos y puntales, el miserable trato de las manos con el hierro y la madera y el ladrillo reaparece y acecha en portales y ventanas, agazapado en espera del amanecer. El melancólico embustero, el tenebroso hijo del barrio que en verano ronda la aventura tentadora, el perdidamente enamorado acompañante de la bella desconocida todavía no lo sabe, todavía el verano es un verde archipiélago.”
Últimas tardes con Teresa. Juan Marsé,

Cuando David Sackett deconstruyó la epidemiología clínica sacándose de la chistera la Medicina basada en la Evidencia (MBE), y marchó de McMaster a Oxford como si fuera un Messi de la medicina científica, algunos pocos pioneros iluminados cogieron el testigo en aquellas sesiones iniciáticas  de la nueva logia: entre ellos estaban RafaBravo y Joaquim Camprubi, que siempre mantuvieron vivas las enseñanzas del maestro: la MBE no eran sólo las pruebas científicas, con ser éstas absolutamente relevantes, puesto que son las que nos pueden ayudar a separar la verdad de la superchería. Era también la experiencia del clínico, y las preferencias del paciente, y lo que es más importante, la integración de las tres hasta encontrar una respuesta.
Rafa permaneció en el lado soleado de la carretera, Joaquim paseó por el lado oscuro de la industria durante unos cuantos años, de esa industria de la que apostatan clínicos puros y “administraciones intachables”, pero a la que recurren emboscados cuando hace falta financiación para algún evento.
Durante años organizamos en mi Escuela múltiples actividades destinadas a poner algo de luz, ciencia y debate en una disciplina tan pantanosa como es la gestión. Mi amigo José Francisco García y yo le proponíamos a Joaquim tipos casi desconocidos por estos territorios, pero de los que convierten en respetable a un oficio cuya base científica no supera habitualmente la charlatanería de los libros de aeropuerto. Había veces que nos salía bien, y otras rematadamente mal. En una de las esas ocasiones nuestra propuesta rozó el más absoluto de los fracasos, tal vez por equivocarnos en la elección del contenido, tal vez porque el poder de turno consideró intolerable un foro en que convivieran crítica, debate y opiniones diferentes a las suyas.
Tanto da. Ante tal desastre Joaquim sonrió y sin darle importancia a lo que no la tenía, preguntó por algún tugurio donde beber una botella de vino mientras conversábamos de filosofía de la felicidad, literatura catalana o de las viejas aventuras de Archie Cochrane cuando estuvo en nuestra guerra civil en la Unidad de ambulancias británicas.
Joaquim siguió viniendo hasta este mismo año por la Escuela a dar clase: sabía mucho de investigación y medicina. Pero por encima de todo era maestro en un arte que se desvanece: el arte de la conversación, donde más importante que hablar es escuchar. Él lo sabía hacer y de qué forma.
Ayer se marchó. Le pillaron de improviso cuando creía que el verano aún era un verde archipiélago. En la calle queda la desolación, como escribía Marsé.
Se quedaron muchas conversaciones en el tintero. Pero ahí quedan para siempre las que tuvimos la suerte de compartir con él.

11 comentarios:

  1. Magnifico recuerdo para muchas tardes con poesia

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  2. Me he quedado sin habla. Lamento, como tú y muchos otros, la desaparición de una gran persona y profesional. Otra vez la muerte injusta.

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  3. Excelente recuerdo, Sergio, de quién ayudó a trenzar los hilos de unas cuantas trayectorias vitales en corrientes innovadoras como las que describes.

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  4. Una gran pérdida. Gracias por este emocionado y hermoso recuerdo, Sergio.

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  5. Me he enterado por este post. Lo siento mucho. Discutimos mucho, pero daba gusto discutir con alguien tan inteligente y de quien he aprendido tanto.

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  6. Sensación intensa de vacío en el estómago.....
    Gran recuerdo de su manera de ser y de pensar
    Gran persona desde Sant Pau a finales de los sesenta
    Descansa en paz

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  7. Fue nuestro primer director general de la naciente salud pública regional madrileña. Momentos instituyentes (1985) llenos de ilusión, con un jovencisimo director catalán que llegaba en vaqueros y Vespa a su despacho oficial.

    Descanse en paz!

    Javier Segura del Pozo

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  8. Inteligente conversador consciente de contradicciones y de una curiosidad infinita. Lo vamos a echar de menos. Gracias Sergio por esa semblanza tan cercana a como supongo le gustaría verse.
    Un abrazo

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  9. Mi mayor agradecimiento a todos vosotros. Todos compartimos, cada uno de una forma, en un luagr y un tiempos diferentes, muchos ratos con Joaquim, y disfrutamos de su conversación, su afán permanente de controversia, su sonrisa irónica y sobre todo su bonhomía. Tuvimos esa suerte
    Un abrazo a todos

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  10. Muchas gracias por dedicar una entrada en tu blog para joaquim.Una abraçada

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