viernes, 2 de febrero de 2018

"Naderías"



"Sassall lleva 25 años practicando la medicina. Hasta la fecha debe haber tratado unos 100.000 casos. Se diría que es una buena marca. ¿Pero sería una marca peor si solo hubiera tratado 10.000? Este tipo de estimación parece absurda. Preguntémonos, pues:
¿Cuál es el valor social de aliviar el dolor?, ¿Cuál es el valor social de salvar una vida?
¿Cómo se compara el valor de cuidar una enfermedad grave con el mejor poema de un poeta menor? ¿Cómo se compara dar un diagnóstico correcto y extremadamente complicado con pintar un gran cuadro?"
Un Hombre afortunado. John Berger.

El doctor Alcaine es “sólo” un médico de familia. Ha dedicado su vida profesional a atender pacientes en un centro de Atención Primaria de la provincia de Málaga, en España. Tal vez por la naturaleza de su trabajo probablemente nunca será entrevistado por Julia Otero o Carles Francino, no saldrá en ningún telediario ni se le dedicará las páginas de ningún semanario dominical, ni por supuesto recibirá la Medalla de Andalucía, distinción reservada para los que “de verdad” hacen un trabajo relevante, los que realizan trasplantes espectaculares o descubren el increíble efecto de supresión de una proteína de un extraño gen en ratones coloraos. El doctor Alcaine simplemente atiende “naderías”.
Respecto a éstas, envió un comentario a este blog hace unis días donde  escribía lo siguiente: “Respecto a las "naderías" quería comentar como son muchas veces la "parte flotante del iceberg" , la parte del problema que utiliza el paciente como "tarjeta de presentación", problema que no está dispuesto a compartir con el profesional si este no puede desplegar una mínima empatía, herramienta clave en el desempeño de nuestra profesión, con frecuencia ignorada por los gestores que han de facilitar nuestro trabajo y que incluso pueden acabar bloqueando por los objetivos que imponen. Esta empatía es el requisito imprescindible para "abrir la puerta" de acceso al motivo real de consulta ( duelos, acontecimientos vitales estrésantes, disfunciónes familiares,., terminología basada en las tipologías de las demandas y no en la CÍE 10 ni en el DSM IV, más objetivas pero menos prácticas para nuestro contexto”.
La impresión generalizada de políticos, periodistas, gestores y ciudadanía  es que la Atención Primaria se dedica exclusivamente a atender problemas sin importancia. No es extraño por ello que buena parte de esos ciudadanos se pregunten por qué deben pasar por la “ventanilla” de una estación, si lo importante es subir al tren que lleva al hospital, donde están  los que “saben de verdad”.  Al fin y al cabo casi cualquiera podría resolver esas “naderías”: el catarro, la diarrea, el dolor de cabeza, la ansiedad. No es de extrañar por ello que las medallas y los distintivos se le otorguen a los que “ de verdad” salvan vidas, y no a esta especie de desocupados que entorpecen el natural flujo del ser humano hacia su destino natural: la cama hospitalaria, a ser posible en habitación individual.
Admiramos en la novela negra y en las serie de HBO las habilidades del detective que, como Sherlock Holmes, ve lo que nadie ve, en lo que todo el mundo ha mirado sin ver nada. Encontrar la pista que lleva a desentrañar un enigma precisa de mucho esfuerzo, paciencia, perseverancia y, por supuesto, inteligencia. La misma que realiza el doctor Alcaine y, como él, muchos profesionales en Atención Primaria, para indagar lo que se esconde detrás de esa nadería, una detrás de otra, un día tras otro, año tras año. Esperando que el paciente adquiera la confianza suficiente para “abrirle la puerta” a lo que se esconde tras su particular nadería.
Sin embargo este tipo de pesquisa, tan apreciada cuando la vemos en una pantalla, es sistemáticamente despreciada por los que deberían supuestamente facilitarla y protegerla, los que se benefician de todos esos tipos y tipas anónimos, que nunca recibirán premios, ni saldrán en los medios ni serán reconocidos por la calle, pero que son imprescindibles para que el sistema sanitario no se desmorone definitivamente.
En “ La maladie de Sachs” escribe Martin Winckler: “Hoy en día se incita a los médicos a meterlo todo en un ordenador con fines epidemiológicos, estadísticos, contables. Pero nadie parece querer grabar en su memoria el nombre ni la cara de la gente, recordar el primer encuentro, las primeras emociones, las sorpresas, los detalles cómicos, las historias trágicas, las incomprensiones…”.

Algo sin la más mínima importancia. El arte de atender “naderías.”

4 comentarios:

  1. Tengo el gran honor y suerte de haber sido residente del Doctor Alcaine. Él siempre va a ser mi referente, mi "gold standard", mi tutor. Siempre me he sentido acompañada por él. Muchas cosas aprendí de él, entre ellas: estar atenta a todas las pistas que nos da el paciente desde que entra por la consulta . Me enseñó a coger el guante cuando el paciente nos pide ayuda y también a ofrecer nuestra disponibilidad y presencia hasta el momento en que el paciente considere que es momento de solucionar su problema. Me enseñó a diferenciar entre queja y demanda; a ver mucho más allá de la simple base biológica; a disfrutar LA MEDICINA , así con mayúsculas; a dedicarle su tiempo; a defender nuestras ideas con determinación, a la vez que moderación y sobre todo, a creer y vivir que la Atención Primaria tiene una función esencial como base de nuestra SANIDAD.
    Muchas gracias Paco.
    Cristina.

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  2. Mi admirado amigo y compañero, el doctor Alcaine, sí tiene una medalla de Andalucía

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  3. El Dr. Alcaine, en sus 33 años de ejercicio de la medicina de familia, ha formado como tutor a unas cuantas promociones de médicos de familia. Han aprendido de él y con él ("learning in context") como mirar la parte sumergida de las necesidades, lo que es imprescindible para poder ayudar a los pacientes.
    Los residentes han compartido su tiempo y su manera de mirar y, hoy, son excelentes profesionales y buenos tutores de otros médicos de familia. Ellos están permitiendo que esa progresión geométrica de médicos que saben "indagar en la parte sumergida", no se detenga… Ojalá siga siendo así… ¡por el bien de todos!
    Por cierto, creo recordar que le dieron la medalla de honor de la SAMFyC hace unos años, por ser el médico de familia que más años llevaba como director de un centro de salud (¿eran 18?). Mis felicitaciones de nuevo.

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  4. Estimado Dr. Minué, muchas gracias por su contestación, y como aludido brindo sus comentarios a todos los compañeros de AP que trabajan ilusionados y tb, especialmente, a los que se han "quemado" en el camino, los que han visto como los "suspendían" en la evaluación que emitía su Dirección, a pesar de salir muchos días a las 4 de la tarde de la consulta ( con cupos que eran " concentrados" de patologías cónicas, ignorados y penalizados por nuestro modelo de Gestión Clínica y que a veces recogían también a los pacientes que abandonaban cupos de titulares calificados con una alta puntuación); para los profesionales referidos, el Centro de Salud ha pasado de ser uno de los ejes centrales de su vida a convertirse en un lugar que definen como"tóxico".

    Aprovecho este foro para recordar el apoyo que nos disteis, al sector que presagiabamos grandes riesgos para el deterioro del "CLIMA" de la organización, en una mesa sobre el modelo de Unidad de Gestión Clínica del Congreso de la SAMFyC en Benalmadena (sobre el 2001).
    Ese "clima", en este momento considero que fue unos de los grandes valores implícitos del Equipo Básico de Atención Primaria, y desde mi óptica la construcción del Equipo era una de las funciones cotidianas, inherentes a la Dirección de los Centros de Salud.
    La falta de interés en fomentar la participación de los diferentes profesionales en la planificación y organización de las actividades del Centro,.....el control a veces hasta extremos absurdos (por ejemplo con las firmas de asistencia a sesiones docentes), las evaluaciónes con las puntuaciones antes comentadas (parece que el resto de las cosas q se hacen pasan a un segundo lugar, desde mirar a los ojos al paciente, dar un abrazo, compartir emociones, connotar positivamente logros, utilizar redefiniciones normalizadoras, ..) , todos estos descalabros nos conducen a establecer una brecha entre los que están para ayudarnos a dar esa asistencia (gestores) y los q formamos teóricamente ese EBAP.
    Reconociendo la satisfacción de poder ejercer la medicina en una empresa pública donde el ingrediente lucrativo no interfiere para nada en el ejercicio profesional, los extraordinarios avances tecnológicos de nuestra empresa, el despliegue de Centros de Salud por toda la Comunidad, el formidable Diraya aunque de vez en cuando, cada vez menos suframos la caída de la red, la excelente formación de los nuevos MIR, y sabiendo que el 90% de nuestra motivación la recibimos a través del reconocimiento y la valoración de los pacientes que asistimos , puede resultar fácil utilizar la energía de esta "tormenta" en la q llevamos muchos años navegando para que con pequeños toques de timón, dejemos de estar "al pario":

    -10 minutos por paciente para los profesionales que se comprometan en el control de su demora.
    - elección de los directores de las UGC entre los profesionales propuestos por los equipos.
    - abolición de los contratos programas.
    - abrir la empresa a la autocrítica, abandonar los esquemas de una organización cerrada y hacerla abierta.
    - transparencias en los contratos.
    - sustituciones para todas las ausencias.
    - establecer flujos bidireccionales de la información , no sólo de arriba a abajo.
    - establecer un 50% de actividad asistencial en la jornada de todos los coordinadores de los Distritos.

    Pidiendo perdón por la extensión de la respuesta, le saluda atentamente

    Francisco Alcaine

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