viernes, 23 de agosto de 2019

El reparto


La vicepresidenta del gobierno de España, Carmen Calvo, se dispone a iniciar “el reparto”. Al ser preguntada respecto al objeto del viaje del buque de la Armada española Audaz hacia las costas de Lampedusa  respondió que éste “ es un buque que está deprácticas y que está en disposición para estar cerca o ir en caso de que seponga en marcha el reparto”.
La Real Academia Española de la Lengua recoge diversas acepciones del término reparto: desde la relación de personajes de una obra artística al barrio residencial en Cuba o República Dominicana, incluyendo, claro está, la acción de repartir una cantidad; las personas pueden ser beneficiarias de dicho reparto, pero no son los  elementos objeto del mismo: se reparten panes, derechos de riego, beneficios y dividendos, tortillas de patata y tartas de cumpleaños, pero no seres humanos por pobres, negros y desgraciados que sean. Los migrantes del Open Arms, y por extensión los migrantes en cualquier lugar del Mediterráneo se han ido convirtiendo paulatinamente en cosas, objetos inanimados que aparecen en las pantallas de televisión a la hora del almuerzo. Los medios de comunicación, los políticos de turno, no hablan de las historias que definen a cada una de estas personas, simplemente mencionan las patera, el número de ocupantes de las mismas, su distribución por edad y sexo. Son sólo objetos.
Ejemplo de este proceso de “reificación”, de cosificación progresiva del extraño que quiere contaminar nuestra inmaculada Europa son las declaraciones de Pablo Casado, el líder la derecha, en que asemeja la situación actual con un juego de estrategia entre gobiernos y mafias, en que el objeto de intercambio es una cosa (la patera) rellena de otras “cosas” ( “desdichados inmigrantes”) que carecen de voz propia y deseos personales.
Es políticamente muy incorrecto censurar a los que ocupan los botes que atraviesan el Mediterráneo; es inhumano hablar mal de las muchedumbres que cada año se juegan su triste suerte a la ruleta rusa de comprar boleto buscando que el tambor del revólver no les deposite en el fondo del Mediterráneo, ese lindo mar que cantaba Serrat. Resulta embarazoso acusarles de poner en juego nuestra tranquilidad, nuestro admirado estado del bienestar, nuestra envidiable cultura cristiana. Por ello el procedimiento más idóneo es despojarles de su entidad de seres humanos, dotados de opinión y voluntad propia y convertirlos en simples objetos que se reparten, como reparte la herencia la gente de bien.
Solo considerándoles objeto y no personas  puede entenderse que la “progresista” vicepresidenta del “progresista” gobierno de España pueda amenazar a la organización que less salvó de morir, Open Arms, con multas de cerca del millón de euros, el mismo día que las personas por ellos rescatadas duermen por vez primera en tierra tras 20 días de angustia en el mar: “nuestro país es un estado de derecho y las instituciones , poderes públicos y ciudadanos estamos todos sometidos a las leyes, nadie está a salvo de esto, incluido un barco". Calvo otorga así  a un barco la capacidad por sí mismo de vulnerar la ley. Pero además apostilla refiriéndose al Open Arms: “ Tiene una autorización para ayuda humanitaria y esas son las condiciones en que puede salir y puede operar; se lo recordó el ministro y en nuestro país todos sabemos lo que se puede hacer y lo que no”. Es decir, que si alguna vez ve usted en la playa a alguien pidiendo auxilio y ahogándose, absténgase de intervenir puesto que probablemente usted carezca de autorización adecuada para ello.
Sólo desde la consideración de los migrantes como objetos inertes es posible entender “el reparto”. En ese aspecto los políticos europeos no se equivocan, no emplearon inadecuadamente el término: ningún político europeo, ningún miembro del gobierno español, desde el mudo presidente bronceado a la inefable Calvo ha sido capaz de mostrar la más mínima sensibilidad a las trayectorias humanas, a los dramas personales o los proyectos de vida de cada una de las personas que fueron rescatados por el Open Arms.
Ninguna vida, biografía o expectativa puede ser repartida como si se tratara de atunes de Barbate. Una vez más, se observa el abismo que separa a los que ayudan de verdad a las personas que escapan de muerte, hambre, persecución o violencia , de las que las convierten en números, mercancías, simples amenazas a nuestra agradable vida occidental..
Escribía Zygmunt Bauman en Mortalidad, inmortalidad y otras estrategias de vida: “Mi responsabilidad por el Otro es mi significación-toda la significación que tengo, que puedo tener y puedo soñar con tener. Mi responsabilidad significa que la suerte del otro depende lo que yo haga. Mi existencia importa , tiene consecuencias , es más que un simple episodio en la monotonía de la reproducción de la especie…Agnes Heller plantea que el yo debería actuar como si el alivio del sufrimiento de cada ser dependiera de su acción. Solo actuando de esta forma mi vida cuenta; su finalización, su dejar de ser, mi muerte deja de ser un sin sentido, un absurdo…”.
Considerar que nuestros congéneres, los seres humanos que tuvieron la desgracia de nacer en el lugar equivocado, no tienen derecho a buscar una vida mejor es privarnos de la posibilidad de encontrar sentido a nuestra vida; esto sí es convertirnos en objetos, autómatas preocupados por leyes, reglas, acuerdos y cifras. Son estos burócratas, políticos autómatas, ( y no los migrantes) lo que deberían entrar en el reparto de enseres inservibles.

2 comentarios:

  1. Es doloroso constatar que la humanidad sigue sin aprender. Estamos todos en el mismo barco, la Tierra, sin posibilidad cierta de encontrar otro lugar donde vivir. Es posible que la división de la Tierra en Países, sea útil para administrar, tener un lenguaje oficial, una educación, costumbres diferentes, pagar impuestos, pero creo que todos los nacidos en esta Tierra, tenemos el derecho de transitar por ella sin límites y decidir donde queremos vivir.

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