domingo, 31 de mayo de 2020

No todo cabe. Ustedes eligen



El paciente es un celador de un hospital público de Madrid. Su médico de familia le pregunta sobre la evolución del COVID-19, que fue diagnosticada por PCR hace unos días: afortunadamente se encuentra mejor, desapareció la fiebre pero sigue muy cansado. El médico le pregunta si le han llamado para el estudio de sus contactos; dice que a él no le ha llamado nadie. No es un caso aislado. Ya comentamos que los informes del Ministerio de Sanidad enviado a las Comunidades Autónomas para justificar la fase de "desescalamiento"  no dan información suficiente para saber cómo se está realizando el proceso. Lo que sirve para enmascarar la ausencia de refuerzo real de la Atención primaria, como se ha puesto de manifiesto en Madrid donde aún andan esperando los 600 profesionales que se iban a contratar.
El Banco Central Europeo ha corregido sus previsiones de contracción económica en la Zona Euro , estimando que a final de año la caída del Producto Interior Bruto será entre el 8 y el 12%. Las estimaciones para España son inevitablemente peores y podrían llegar al 15%; todo ello suponiendo que no haya un rebrote similar al de primavera.
La miserable situación en la que se encuentra, financieramente hablando la Atención Primaria, ha sido claramente puesta de manifiesto por Juan Simó hace unos días. Es ingenuo pensar que tantos “arrepentimientos” sobre el deterioro infligido durante más de una década al sistema sanitario público, tantos aplausos fariseos de las 8 de la tarde, y tantas buenas promesas de “fortalecer” el sistema vayan a convertirse en realidad; aún más ingenuo es pensar que  una parte de esa raquítica tarta vaya a ir destinada a la AP; es más, como ha puesto de manifiesto la gran farsa sobre la aplicación de los criterios de “desescalada” y las supuestas estrategias diseñadas por los servicios de salud para la identificación y seguimiento de contactos, los políticos españoles han comprobado una vez más que a AP se le puede seguir pidiendo más por menos, sin que levanta apenas la voz.
Es indiscutible que buena parte de los exiguos recursos que queden irán dirigidos a comprar ventiladores mecánicos y reforzar Unidades de Cuidados Intensivos y Urgencias; pero por si hubiera dudas de donde está el centro del sistema  ya se empieza a reclamar la constitución de nuevas unidades hospitalarias para atender a las secuelas del COVID-19 sin tener en cuenta que todos esos pacientes donde serán atendidos una y otra vez es en Atención Primaria.
Uno de los dos partidos de gobierno  centraba su oferta estrella  de las últimas elecciones en la llamada Medicina Personalizada o de Precisión. A pesar de las más que dudas razonables existentes respecto a su efectividad y eficiencia; a pesar de ser un riesgo evidente, de sobremedicalización que implica. como escribía Vogt et al  en BMJ.
Las sociedades occidentales y de forma especial la española, una de las más destrozadas por la pandemia, se dirigen a un escenario económico y social más que sombrío, en el que va a ser esencial ser sumamente cuidadoso en elegir a qué se destina cada euro.
España ha sido el fanfarrón de barra en el bar europeo, siempre presumiendo de tener “el mejor sistema sanitario del mundo”, la mejor Atención Primaria, los mejores profesionales, los mejores trasplantes, las células madre más desarrolladas... En el bar ya nos conocen, y no estaría de más reconocer qué somos y qué tenemos. A partir de ahora antes de comprar el Ferrari sería más conveniente reparar el techo del charolo por si el invierno trae lluvias.Tras la debacle de la COVID-19 investigaciones fulgurantes, transplantes múltiples y medicinas de suma precisión tendrán que esperar mejores días. No queda otra. Salvo que se prefiera socialmente volver a colapsar hospitales y UCIs y montar hospitales de campaña en los que hacerse fotos. Solo una Atención Primaria adecuadamente financiada y dotada de recursos humanos y materiales podría evitar que de nuevo todo se colapse.
Cada vez que un político comprometa un euro en una intervención sanitaria habría que pensar cual es el coste de oportunidad que supone. Si se opta por la propaganda o se elige resolver problemas que ponen en riesgo la vida de las personas.
Residencias, seguimiento de contactos, atención a secuelas, efecto de la crisis económica, problemas de salud mental son los cinco jinetes del Apocalipsis que se aproximan a una Atención Primaria hecha jirones. Para comprobar qué importancia le siguen dando los políticos que nos llevaron a ese deterioro solo hace falta mirar en qué invierten.

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