viernes, 21 de junio de 2013

La austeridad mata


Mientras el siempre prestigioso Valentín Fuster planteaba un escenario idílico para los ancianos ( término sustituible por cualquier otro eufemismo más políticamente correcto)., Martin McKee y David Stuckler ( menos mediáticos pero no menos brillantes, aunque no sean españoles) dibujan un panorama bastante diferente. Porque los ancianos, categoría a la que acabaremos perteneciendo todos (si antes la muerte no lo remedia), se encuentran asediados desde todos los frentes, al menos en Inglaterra. Podríamos pensar que aquí las cosas no son tan graves, pero como señalaba The Independent, los ancianos españoles son los ciudadanos europeos con mayor riesgo de pobreza, honor que compartimos a la cola de Europa con Bulgaria y  Chipre.
Mientras el grupo de prestigiosos científicos congregados por el patronato de la Fundación Pro CNIC en torno a la Reina hablaba de que el límite para la supervivencia humana no está claro, lo que si lo parece es que esos años finales cada vez serán peores.
Se parte de la base de que, para buena parte de los gurús económicos, la generación del baby boom hemos vivido a crédito, que tendrán que pagar nuestros hijos por nuestra irresponsable conducta.
Montgomery et al demostraron que la existencia de problemas financieros tras la jubilación está asociada con una peor salud. Pero además, definieron la “paradoja de la decepción”, en la cual aquellos que fueron protegidos de la adversidad en edades previas de sus vidas, sufren más cuando esa protección desaparece al hacerse viejos.
Cinco son los frentes que identifican McKee y Stuckler.
El primero tiene que ver con la crisis en los cuidados sociales: hay acuerdo en que hay quehacer algo pero nadie hace nada.
El segundo habla de pensiones, en el que al menos nosotros podemos presumir de tener una comisión de expertos que saben como defender las razones por las que los futuros ancianos deben tener menos prestaciones, en definitiva ser más pobres. Pero la medida que genera tantos entusiasmos aquí por los supuestos expertos en la materia ( la contratación de pensiones privadas ) presenta resultados más que preocupantes: un cotizante sabe lo que paga, pero no lo que recibirá, puesto que esto dependerá de cómo cambien las condiciones y de cómo lo gestionen en su aseguradora. McKee y Stuckler ponen como ejemplo que, mientras en Noruega las 100 libras invertidas en 2000 supusieron un retorno sobre la inversión de 149 diez años después, las 100 libras invertidas en Inglaterra en 2000 se convirtieron en solamente 90 en 2010. En cualquier caso, según los datos de OCDE sobre retornos de inversión en fondos de pensiones, no es Inglaterra la que ocupa el peor puesto en esta penosa clasificación, sino Estados Unidos y, por supuesto, España. Como para pensar en contratar un fondo de pensiones.
El tercer frente es el sistema fiscal, congelando las prestaciones existentes en lugar de revalorizarlas con la inflación, algo en el que no hay gurú económico avezado que no esté de acuerdo.
El cuarto señala la inexorable tendencia a reducir beneficios universales, cuyo objetivo no es otro que el de excluir del sistema de bienestar a las clases medias, convirtiendo el sistema de protección social mantenido desde la II Guerra Mundial en un servicios para harapientos, al que solo accederían los más pobres ( para los cuales la calidad del servicio ya se sabe que puede sacrificarse, ya que no pagan).
Y el último frente hace referencia a la organización de los servicios: pacientes ancianos ( a pesar de las optimistas opiniones de Fuster y demás sabios) tendrán más enfermedades y más complejas. No está el gobierno británico ni el español (incluido en esta categoría el de buena parte de sus comunidades autónomas) muy por la labor de realizar una inversión ambiciosa en reforzar el sistema público. Más bien al contrario, la situación brinda la excusa perfecta para privatizar servicios cuyos principales destinatarios serán los ancianos, como la atención a domicilio, la atención comunitaria y los servicios sociales. Entregados a empresas dedicadas a la rapiña del desvalimiento ajeno.
David Stuckler estará el lunes en mi Escuela a las 12. Alguien que habla alto y claro. Y que no promete Eldorados, sino que lleva tiempo avisando que la AUSTERIDAD…MATA

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