“If you like my work
I’ve heard enough applauses
Next time, please throw money”
(Anónimo, cartel colgado en el despacho de José Francisco García Gutiérrez)
Dentro del IV Congreso subregional WONCA-CIMF celebrado en el marco del último Congreso semFYC tuve la suerte de moderar una mesa redonda sobre el ejercicio profesional del médico de familia. Junto al siempre brillante Salvador Casado, intervinieron Tiago Villanueva y Virginia Hernández Santiago, dos jóvenes médicos de familia cuyo futuro laboral se encuentra en el Reino Unido, puesto que en sus países de origen ( Portugal y España) no hay salida para su brillantez y talento. En la sala abundaban médicos muy jóvenes, muchos residentes, interesados en conocer que alternativas laborales pueden existir fuera de España. Porque son conscientes que aquí, no se les abre ninguna puerta.
Ese mismo día la semFYC había hecho público un documento sobre los Recortes en los servicios sanitarios de las Comunidades Autónomas, obtenida a partir de la información de las diferentes sociedades federadas autonómicas, porque información oficial transparente, accesible y fiable sencillamente no existe.
El panorama que dibuja el informe es desolador. El gran recorte en materia sanitaria en la mayoría de las comunidades autónomas se está aplicando en Atención Primaria, según semFYC, en contra de todos los planteamientos de entidades internacionales desde la OMS al Banco Mundial. Y lo que es peor, sobre una situación previa de progresiva disminución de la financiación en Atención Primaria que no llega al 15% del total. La mayor parte del recorte en materia sanitaria además se ha producido en gastos de personal, cuyos endémicos bajos salarios son la razón principal del bajo gasto sanitario público que tiene España en comparación con otros países de la OCDE (como bien ha demostrado Juan Simó).
Además de ello se ha intensificado la erosión a uno de los atributos básicos de la Atención Primaria, según Barbara Starfield : la accesibilidad. Porque es predominante el cierre de centros de atención primaria en buena parte de las comunidades autónomas, así como la disminución de su oferta horaria en aras de una supuesta eficiencia en el uso de los servicios ( cuando salvar una vida humana en un medio rural aislado nunca será eficiente en términos exclusivamente económicos).
El 75% de las comunidades ha suprimido Gerencias de Atención Primaria y el 52% ha reestructurado sus áreas sanitarias, a pesar de que no hay pruebas de que la integración de primaria y especializada mejore la coordinación asistencial.
Apenas existen innovaciones en la gestión de servicios en Atención Primaria, en casi la mitad de las comunidades se ha reducido la ayuda a la investigación ( que sigue sin tener la prioridad que debería en los programas de ayuda a la investigación, obsesionados por la investigación básica) y en el 70% de las comunidades autónomas se ha producido una reducción en el abastacimiento de material a los equipos de atención primaria.
Casi en la mitad de las comunidades se han despedido interinos , y ninguna de ellas tiene previsto poner en marcha nuevas ofertas de empleo. Eso sí, para los robots Da Vinci ( como para la ternura) siempre hay tiempo ( y dinero).
La época de las buenas intenciones, de las declaraciones pomposas sobre que la atención primaria es el centro del sistema ya ha pasado. Necesitamos tener de pruebas de que las palabras se corresponden con los hechos. Ahora más que nunca se precisa de información exhaustiva sobre la inversión real en atención primaria, en comparación con la que se realiza en otros entornos asistenciales. Las administraciones no la van a dar. A pesar de las limitaciones ante la ausencia de información disponible, las sociedades profesionales están bien situadas para realizar esa tarea. Es urgente monitorizar estrechamente la intervención de las administraciones en atención primaria. Ya hemos escuchado suficientes aplausos.
Desde una perspectiva quizá simplista, creo que el “problema” para quienes deciden sobre estas cosas reside en que la Atención primaria no es industrializable (de momento) y la hospitalaria sí. Por eso cabe que hablen de una integración en el peor de los sentidos, un ir tomando nota de lo que se hace en los hospitales. De integración, nada de nada.
ResponderEliminarEn el ámbito hospitalario, el paciente, cuando no cliente, pasa a ser visto como cuerpo enfermo parcelado por órganos cuya patología será tratada por el pertinente procedimiento (con todo lo que supone de peregrinaciones inter-consulta, mal tratamiento de viejos y raros, iatrogenia por polifarmacia, etc.).
Los médicos pasamos a ser ya meros técnicos cualificados, entendiendo por cualificación saber leer y aplicar un protocolo confeccionado por supuestos expertos. Tan cualificados como sustituibles. Los médicos estuporosos de Madrid que no entienden que se les jubile a los 65 proporcionan un buen ejemplo.
Tanto más sustituibles cuanta mayor automatización se dé y cuanta mayor globalización sea factible. No es descartable que, tras una época de macro-concursos para dotación instrumental (todo a la firma A o a la firma B, aunque no todo de ese todo sea bueno) asistamos a la interpretación lejana de imágenes diagnósticas radiológicas, oftalmológicas, dermatológicas, cardiológicas, etc. (en China, quizá, que seguro que lo hacen más barato). Seremos portadores de iPhones y iPads para que las cosas lleguen pronto a Asia.
Ese criterio del médico se robustece gracias a la informática, que no es propiamente herramienta diagnóstica en sus manos sino de control de quienes lo vigilan (médicos también, que traicionan la profesión) en términos de productividad cuantitativa. De lo cualitativo ya se encargarán las ISOficaciones. Ya no hay médicos buenos o malos; sólo los que cometen menos o más errores perfectamente trazables.
Estamos ante una mala perspectiva: la de ser técnicos, sustituibles, dedicados a volcar datos, rellenar registros y dar el medicamento que hay que dar, pues para eso están las sociedades “científicas” de ciencia tan discutible. Pero no todo está cerrado, algún médico puede llegar incluso a hacerse experto o gestor de fondos para que un grupo de becarios le haga una tesis impactante sobre la relación entre las endorfinas y la menopausia, por ejemplo (si hay algo en marcha exactamente así es mera coincidencia).
Se acabó lo que se daba. Cuando el hospital funcione plenamente como una fábrica (hace poco en DM hablaban de Toyota y Mercadona como referencias), ya extenderán el modelo a la Primaria. No es extraño que florezcan las flores de Bach, la homeopatía, la astrología y la quiromancia. Llegaremos a resucitar el mesmerismo.
Caminamos hacia una sociedad de enfermos en la que sobrarán paradójicamente los médicos… A no ser que lo remediemos los que aun creemos que ser médico es algo distinto a otro tipo de trabajo. No más respetable, pero sí distinto.
Una sociedad de enfermos en la que sobrarán los médicos...apocalíptico futuro , pero perfectamente posible. Sustituido por obreros especializados como aquel grupo de los 80 ( El aviador Dro).
ResponderEliminarDe la importancia de que los médicos no pueden ser intercambiables hablaba precisamente Iona Heath
El debate es absolutamente actual, pertinente y urgente. Una amiga me comentaba lo que decia uno de sus residentes en una universidad americana:"el problem es confuncir la calidad con la adherencia a algoritmos"
Y apostillaba acabaremos convirtiendo en las guias de atencion a enfermedades en una profesión en si misma. Clarividencia ( la suya y la tuya)