”Durante
los últimos años he visitado tantos médicos que necesito a otro médico para que
lo organice todo”.
Barbara Starfield. Atención Primaria:equilibrio entre
necesidades de salud, servicios y tecnología.
Como
comentaba aquel paciente con cuya declaración iniciaba su capítulo sobre
Coordinación Barbara Starfield , poner un cierto orden en el recorrido de los pacientes
por los recovecos del sistema es otra de las obligaciones esenciales de la
atención primaria, cuyo incumplimiento siempre parece que es responsabilidad únicamente suya.
Las
grandes ocurrencias que tuvieron los servicios de salud españoles para
“mejorarla” en la década de los 90 fueron vigilar la cumplimentación del parte
de interconsulta y reducir las tasas de derivación desde Atención Primaria a
los hospitales. Precisamente en 1993 Martin Roland y Angela Coulter, dos de los
mayores investigadores sobre servicios de salud de los últimos 30 años ( el
primero en Cambridge, la máxima autoridad mundial en evaluación de modelos de
incentivos, y la segunda en Oxford y Boston, quien dedicó su última etapa a
estudiar el rol del usuario en el sistema sanitario) , publicaron el mejor
libro hasta ahora escrito sobre el proceso de derivación entre Atención
primaria y los hospitales: se llamaba Hospital referrals, y lo llevo
comentando, difundiendo y recomendando desde su publicación ( sugerencia de mi
tutor, Luis García Olmos).
En el
citado texto se demuestra, a través de múltiples estudios, que no existe ninguna
relación entre derivar más o menos y realizar una mejor o peor práctica
clínica. De hecho hay experiencias de especialistas que por diversas
circunstancias acabaron por trabajar de médicos generales que paradójicamente
derivaban más a las especialidades que habían ejercido durante décadas. Establecer
objetivos de reducción pura y dura del número de derivaciones, ya sea totales o
a ciertas derivaciones, como hacen múltiples comunidades autónomas, no solo es
una simple medida de recorte sanitario que puede poner en peligro la vida de
los pacientes, una medida que vulnera los principios éticos más elementales,
sino que además no sirve en modo alguno para mejorar la calidad de la atención
si no se acompaña de un análisis de la adecuación de las mismas. Ningún médico
digno debería tolerar que le impusieran un indicador de esas características.
Y sin
embargo, la dócil y sumisa Atención Primaria, la que tanto apostola por la
evidencia científica, sigue aceptando sin rechistar este tipo de despropósitos.
Pasada
la moda de pactos de derivación, tasas y cumplimento de pactos de
interconsultas apareció en el panorama la solución definitiva a los problemas
de coordinación: vino de la mano de un palabro horrible, “cronicidad”, y de la
clasificación de las personas como si fueran tomates de diferente tamaño,
mediante su “estratificación” en pirámides de diferentes formas y colores, de
nuevo sin ningún fundamento científico. No solo es que las revisiones de la
literatura no han demostrado hasta la fecha que el Modelo de atención a
crónicos o la pirámide de Kaiser Permanente haya obtenido mejores resultados
que otras modalidades de atención, sino que aquellos que tanto emplean el
nombre de Barbara Starfield,en vano, deberían recordar lo que escribió pocos
meses antes de morir: “ el concepto de
atención a enfermedades crónicas es antitético con el de atención primaria al
focalizarse en enfermedades y no en personas…las enfermedades crónicas y agudas
comparten etiologías comunes; las enfermedades crónicas tienen exacerbaciones
agudas y hacen a las personas susceptibles a enfermedades agudas, así como las
enfermedades agudas recidivantes pueden comportarse como enfermedades
crónicas”. Al final, como decía Osler en aquella cita tan repetida por
todos, muy a menudo para sustentar lo contrario “ es mucho más importante saber
qué clase de enfermo tiene una enfermedad que no qué clase de enfermedad tiene
un enfermo”. Y para atender enfermos (y no enfermedades) se necesita una
atención primaria fuerte y convencida de sus fundamentos y no el seguidismo de
las modas procedentes de países donde la atención primaria apenas significa
nada, y que asombrosamente apoyan las sociedades profesionales de atención
primaria españolas.
Una
prueba del avance real en coordinación de un sistema sanitario consiste simplemente
en leer el tono de las comunicaciones de los especialistas hacia los generalistas:
en Francia por ejemplo, suelen comenzar así: “Querido colega: gracias por
haberme permitido examinar a tu paciente”. Aquí por el contrario, preferimos cebar
a las unidades de insuficiencia cardiaca con los pacientes que más les
interesan.
(Foto: mi apolillado libro de Roland y Coulter)
Una buena concreción...
ResponderEliminarCiertamente, el MF es el coordinador del sistema.
El "control" de la derivación (el fin de los protocolos de interconsulta) es antiético.
El hecho de que prevalezca el proceso sobre el hombre, o la enfermedad codificada sobre el paciente individual, dice sobre la importancia que se le da a lo humano.
Y hablar de la descortesía hospitalaria daría para un tratado.
Muchas gracias José Manuel
EliminarEse es el punto critico: ignorar que el que acude a consulta es ante todo un ser humano único y no estandarizable, y que el médico que le atiende debe tener suficciente criterio para ser medido en función de la calidad de lo que hace y no de tasas son sentido
Me gustaría comentar que No todas las interconsultas que hace el médico de familia son generadas por él.En la provincia donde yo trabajo una gran parte de los médicos hospitalarios derivan a sus pacientes al médico de familia para que les hagan parte de ITC para otro especialista, pudiendo hacer ellos un parte de ITC hospitalario que implica una cita más rápida, una visita menos al médico y un parte de ITC menos para el médico de familia.
ResponderEliminarHay que añadir a estos "falsos positivos" los numerosos pacientes que solicitan nuevo volante para una revisión por el médico hospitalario que le trata, porque cuando se supera el año de la última cita le solicitan un nuevo volante en el que se indica que es "revisión anual".
Llevamos con este sistema instaurado desde siempre...Hablo de Castilla y León.
Estas dos circunstancias hacen que se incrementen las ITC solicitadas por el médico de familia, que aumenten las primeras visitas a los médicos hospitalarios ( las revisiones solicitadas les cuentan como 1era visista) y les generan a los usuarios del sistemas visitas innecesarias al médico , y retrasan su atención hospitalaria.
Para terrminar, hacer referencia a que cada vez observo mayor número de ITC contestadas desdde el hospital.No es extraño que el médico de familia sea informado por el propio paciente de lo que le han dicho en el hospital. Lo más lamentable es la situación no pocas veces repetida en la que el paciente no es visto por el médico hospitalario por no llevar volante, incluso cuando le ha supuesto al usuario un desplazamiento importante desde su pueblo.
Hablo de médicos de hospital y médicos de familia porque especialistas somos todos.Reivindico la Medicina de Familia como especialidad.
M.Antonia Casado
Muchas gracias M. Antonia por el comentario
EliminarLo que sseñalas es otro problema clave, el secuestro de los pacientes por los esspecialistas de hospital y consultas exxternas: más de la mitad de las citas en este último son revisiones, una forma de garantizarse pacientes comodos y mantener cifras de actividad que justifiquen los puestos
Sin duda especialistas somos todos
Pero los de familia somos esspecialistas en generalismo, la especialidad más dificil de todo
Leonardo era generalista,