miércoles, 14 de diciembre de 2016

El desguace de la Atención primaria (VI): el "coste cero"



 “Toda decisión política que no vaya manifestada en forma de presupuesto no es una decisión política”.
Rubén Torres. Ex-Director de la división de Servicios y Sistemas de la Organización Panamericana de la Salud. Rector de ISALUD (Argentina).

En la introducción a “El laberinto español”, un libro imprescindible para entender las causas de la Guerra Civil española, Gerald Brenan sintetiza las características fundamentales que definían nuestro país hace un siglo: el reino de la patria chica (donde la pequeña parcela en que hemos nacido es siempre infinitamente mejor que lo que hay más allá), la irresistible tendencia a la corrupción que tienen sus habitantes, y el optimismo patológico que demuestran a la hora de hacer previsiones. Especialmente en el ámbito político este se manifestaba en la peculiar tendencia a realizar todo tipo de proyectos “a coste cero”, resultado de la combinación de un reconocimiento inconsciente del despilfarro existente y de la insensata creencia de que, con buena voluntad, todo acaba saliendo bien. Han pasado casi cien años de su publicación y es difícil discutir que aquellas premisas no sigan estando plenamente vigentes.
Especialmente en el sistema sanitario, desde la década de los 90 del siglo pasado, “A Coste cero” es un mantra que se repite sin descanso por todos y cada uno de los brillantes decisores políticos que hemos tenido la fortuna de padecer: ya sea abrir un nuevo centro de salud, poner en marcha un ambicioso programa de acreditación o implantar un “novedoso” modelo de gestión, todo es posible realizarlo sin recursos adicionales, puesto que nuestro “nivel de ineficiencia” es de tal envergadura que permite eso y mucho más.
Y es cierto que existe ineficiencia. Pero ninguna de las supuestas reformas actúa contra las verdaderas razones de ésta: la imposibilidad de acabar con el “café para todos” hagas lo hagas, puesto que es intocable el modelo funcionarial del XIX, los hospitales que se construyen para garantizar votos en lugares en que ningún estudio elemental de coste-efectividad sustentaría su necesidad o idoneidad, o la puesta en marcha de servicios altamente tecnificados y especializados pero sin suficiente casuística atendida para que su desempeño sea efectivo, son algunos ejemplos de esa ineficiencia.
Ya comentamos hace un mes cuales podrían ser las consecuencias de la facilitación por parte de Coalición Canaria, Ciudadanos y PSOE,(además del PP) de la formación de un nuevo gobierno de Rajoy: entre los compromisos en materia económica con la Comisión Europea, se incluye una reducción del gasto sanitario público del 6.17 de 2015 al 5,74 prometido para 2019: un descenso del 7%, cuando en los años duros del recorte “solo” bajamos un 4,5%. Es decir habrá que recortar casi medio punto del PIB (un 0,43% ), algo menos de cincuenta mil millones de euros, lo que (volviendo a Brenan) solo puede significar una de estas dos alternativas: o estamos ante un nuevo caso de optimismo delirante a la hora de establecer compromisos de nuestros gobernantes , o se desguaza definitivamente, ya no la Atención Primaria, sino el sistema nacional de salud , puesto que alcanzar esa cifra del 5,74% sería completamente incompatible con mantener un sistema público con garantías de calidad y sostenibilidad ( según laos estándares  OMS).
Cada Consejería de Economía y Hacienda de cada comunidad autónoma, del gobierno que sea, hará sus fuegos de artificio para demostrar que (a diferencia del resto), ellos no recortan; algunos incluso hablarán de su firme decisión de reforzamiento de la atención primaria, pero dejando las cifras reales de esa decisión política para más adelante: solo serán creíbles las que asocien esa prioridad a inversiones reales, contantes y sonantes, destinadas de forma finalista al primer nivel.
De momento los signos no pueden ser peores: Juan Simó ya demostró cómo se ha repartido el pastel en estas dos últimas décadas: desde 1995 a 2013 el gasto en atención especializada ha ido aumentando hasta ser más de 4 veces el gasto de atención primaria, produciéndose el mayor incremento de la brecha paradójicamente desde el inicio de la crisis.;el crecimiento de plazas de medicina de familia ha sido de un 13% aproximadamente desde 2004, mientras el de plazas de especialista ha alcanzado el 63% de incremento. Todo ello ante el silencio, entre resignado y cómplice, de los profesionales de la AP.
La política del coste cero está más vigente que nunca: no hay más que estar un poco atentos a las decisiones que se tomen en cada servicio de salud ante la generación de una vacante en Atención primaria, ya sea por jubilación, excedencia o muerte. Desde el inicio de la crisis, por decisión del gobierno y con la aceptación de las consejerías de hacienda del país, la tasa de reposición de efectivos se redujo al 10%; actualmente algunos responsables políticos aseguran que en su comunidad se recuperará la tasa del 100% en sanidad, pero como de costumbre no aportan datos de ello. Sin embargo en muchos centros de salud de España cada día desaparece otra plaza de medicina o enfermería, llegándose al despropósito de pedir al responsable del centro un informe para justificar la necesidad de cobertura de la plaza vacante.
Cada ausencia que no se sustituye es una amenaza a la accesibilidad, continuidad y calidad de la asistencia: acumular las demandas al compañero de al lado solo significa más tiempo de espera y menos tiempo digno de atención.
Cada plaza que se pierde en Atención primaria es un nuevo aldabonazo en el desguace de la misma: el argumento de que por ratios de población no es necesaria, no es cierto: dados los datos de actividad si en una zona básica no es necesaria, sin duda lo será en otra.
Algún día habrá que poner fin a este optimismo insensato que considera que todo es posible a coste cero.



(Imágenes tomadas del blog de Juan Simó)

4 comentarios:

  1. Creo que en el analisis de la asistencia sanitaria habria que mencionar la tragedia de los comunes o la fatalidad de la dula.Si tenemos un prado limitado y todo el mundo puede llevar las vacas que quiera....al final todo el mundo llevara todas sus vacas y acabara con el bien comun del prado.Los sabios dicen que solo hay dos opciones o privatizar o gestionar...enfin mal futuro veo

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    1. Buen ejemplo. Hace tiempo se sabe cual es la opción más eficiente y equitativa, pero hay mucho interesados en que esto esté cada vez peor para que al final no haya más remedio que privatizar
      Y los que más contribuyen a esa medida son los demagogos de palabra ( muchos políticos que prometen todo porque el pueblo siempre tiene razón) o por acción ( los que sse llenan la boca sobre el sistema píublico pero son los primeros en escurrir el bulto y no cumplir con sus obligaciones)

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  2. Apreciado Sergio,
    Muchas gracias por este (y otros muchos) análisis sobre la falacia del "coste cero". Los políticos (los que no quieren servicios públicos efectivos) que están desarrollando estrategias neoliberales feroces no se conforman con matar la atención primaria y comunitaria si no que además pretenden hacerlo de forma lenta, con un sadismo torturador que para sí querrían nuestros antepasados inquisidores. Son inteligentes y listos y tienen visión de medio y largo plazo y por ello saben que al someter a la atención primaria y comunitaria a un lento y progresivo estrangulamiento de sus recursos de todo tipo conseguirán simultáneamente deteriorar su prestigio y, con ello, hacer que una parte cada vez mayor de la población reniege de la misma.
    Por favor, si tienen decidido matar a la atención primaria y comunitaria, al menos que lo hagan de forma rápida y limpia....

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    1. Mil gracias por tu comentario
      Que alguien como tú, con todo lo que representas en la Atención Primaria y la medicina familiar y comunitaria de este país, afirme esto , creo que es el mejor ejemplo de como estamos y a donde vamos
      Mi siguiente comentario en el blog va en la misma dirección que comentas precisamente. Mejor sería una muerte rápida que no este tormento
      Un saludo agradecido

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