“La nueva plenitud del planeta significa, en esencia, una aguda crisis
de la industria de eliminación de residuos humanos. Mientras que la producción
de residuos humanos persiste en sus avances y alcanza nuevas cotas, en el
planeta escasean los vertederos y el instrumental para el reciclaje de
residuos”
Zygmunt Bauman. Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias.2003
El Presidente de Chile, Sebastián
Piñera, afirmó hace cinco días que “el país está en guerra contra un enemigo
implacable, que no respeta a nadie ni a nada, que está dispuesto a usar la
violencia y la delincuencia sin ningún límite”. De la "guerra" de Chile España
no se ha enterado, dado el alto grado de desinformación actualmente existente:
los medios de comunicación españoles se parecen cada vez más a los diarios de
capital de provincia del siglo pasado, que solo publicaban las noticias de casamientos en los pueblos: de hecho, los medios “progresistas” ( El diario, La Sexta) han ignorado
completamente la noticia durante toda una semana de protesta social,
entretenidos como estaban en el traslado de los despojos de la momia del
dictador (traslado que, al igual que en Chile, pone manifiesto hasta donde
llega la sombra alargada de los dictadores). El Pais si ha ido recogiendo la
noticia en los huecos que deja su página de recetas y cotilleos. Su capacidad
beligerante (tan comprometida contra el gobierno venezolano) aquí brilla por su
ausencia; no en vano uno de sus oráculos de referencia, el gurú Vargas Llosa,
siempre ha sido un entusiasta admirador de Piñera ( “Con Sebastián Piñera en la
Presidencia, el desarrollo económico y la democratización de Chile recibirán un
fuerte impulso y consolidarán el progreso integral de la sociedad chilena que,
desde la caída de la dictadura de Pinochet hace 20 años, es el más profundo que
ha conocido América Latina”). Hoy, tras una manifestación popular que no sólo
ocurrió en Santiago sino en las principales ciudades del país, y que superó
sobradamente las cifras que da el diario español, éste recurre como analista destacado al ex presidente Lagos, en parte
también responsable de la situación actual, y que por supuesto no considera que Piñera debiera dimitir.
El golpe de estado de Pinochet,
auspiciado, promovido y apoyado por el gobierno de Estados Unidos, no solo implantó
una de las dictaduras más sanguinarias del siglo XX, sino que dio respuesta a
los deseos inalcanzables de Milton Friedman y su escuela de Chicago: realizar un experimento
de laboratorio (con humanos en lugar de ratas) sobre los efectos de la aplicación
en condiciones reales de su modelo de economía neoliberal, planteado ya por
Hayek (“Debemos enfrentarnos al hecho de que la preservación de la libertad
individual es incompatible con la satisfacción de los planteamientos de la justicia redistributiva”). De forma que
comenzaron a desmontar todos los avances en redistribución y justicia social
que había conseguido Chile a lo largo del siglo, para convertirlo en el país más
desigual de la OCDE. .
Más de 40 años después del inicio
del experimento el liberalismo está profundamente insertado en el genoma del
país. En el sentido que describe William Davies en The Limits of neoliberalism:” El estado neoliberal aplica los principios de la competición y el
ethos de la competitividad a todo el conjunto de la sociedad. La organización
de las relaciones sociales en termino de “competición” supone que los
individuos, las organizaciones, las ciudades y regiones y las naciones son
evaluadas en términos de su capacidad para ser más exitoso que el otro. Pero no
sólo eso, sino que dichas evaluaciones deben considerarse justas siendo las
inequidades existentes reconocidas como legítimas. Cuando esto se aplica a los
individuos se llama meritocracia”
Es cierto que en la causa de las
causas de las protestas de Chile está la brutal inequidad existente. Pero aún
más estremecedor es lo que lo que subyace a esa inequidad es la idea de que esta inequidad es merecida. De nuevo Davies señala: “El corolario es que el
fracaso y la debilidad son también ganadas: cuando los individuos y las
comunidades no obtienen el éxito, lo que refleja es falta de talento o energía.
Conceptos como dependencia o bienestar (welfare) se han convertido en materia
de vergüenza desde el ascenso de las políticas conservadoras en los años 80”.
Tras este planteamiento teórico no solo está la guerra encubierta de los
gobiernos chilenos contra sus ciudadanos, sino el proceso progresivo de
desmantelamiento de los estados de bienestar europeos de las últimas décadas.
“Una cultura que valora por
encima de todo a los ganadores y a la competitividad, aporta pocas fuentes de
seguridad y confort incluso a quienes lo hacen razonablemente bien. Todos
podrían hacerlo mejor, y si no lo hacen, también se sienten culpables, puesto
que en cualquier momento puede hacerlo peor. Bajo las condiciones neoliberales,
el remordimiento se vuelca hacia dentro, produciendo efectos depresivos, y las
personas buscan en sí mismos-y no fuera las causa de su infelicidad”, escribe
también Davies.
Es cierto que existe una guerra,
pero no en los términos planteados por el patético Piñera. Es una guerra de
bajo coste, puesto que no necesita grandes despliegues de tropas ( más allá de
las imprescindibles para mantener la revuelta bajo control) ni declaraciones pomposas. Pero es
tan sofisticada que uno de los bandos en cuestión (los fracasados, perdedores,
desfavorecidos, dependientes, pobres, residuos en definitiva) ni siquiera saben
que están en guerra. Es más, creen que ellos mismos son los culpables de la
situación en la que se encuentran
Excelente análisis Sergio. Solo me permito sumar un pensamiento: el chileno promedio, el de a pie, el que vive para trabajar y sobrevivir, se hartó de los politicos. De todos. Han destruido una sociedad bella, resiliente, un país hermoso. Lo han hecho, por avaricia: de dinero y poder.
ResponderEliminarMuchas gracias Alex. Es cierto lo que comentas, y no es exclusvo de chile. La desafección de los ciudadanos con sus politicos es creciente y generalizada.Porque no les escuchan,porque están mucho más pendientes de las encuestas y sus exxpectativas elecorales. El patético caso de Esapaña y en especial de su partido gobernante es buen ejemplo
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