miércoles, 16 de diciembre de 2015

Lo que esconde un síntoma ( 1ª parte)

El síntoma apareció una mañana de forma tímida, como si no quisiera ser descubierto. Una leve punzada, de difícil definición, en el costado izquierdo. Síntoma en griego significa simplemente “algo que ha sucedido”, e incluye tres significados nucleares: es un fenómeno subjetivo, implica un cambio en el orden corporal y refleja la existencia de algo que no estaba ahí antes.
Los tres criterios los cumplía perfectamente esa molestia. Como paciente, el paso siguiente es darle un significado: sobre su causa, su relevancia, su tratamiento. En aquel momento no le asigné importancia, lo atribuí a una mala postura ( o al simple hecho de que los dolores aparecen) y no le consideré digno siquiera de ser tratado.
El grupo de Kirsti Malterud de la Unidad de Investigación en Medicina General de la Universidad de Copenhagen acaba de publicar un preciosotrabajo sobre el proceso de comprensión de los síntomas en medicina, que debería merecer una lectura para los que resuelven los problemas clínicos a base de arsenal analítico.
La aparición del síntoma no supone, en la mayor parte de las ocasiones, contacto con el sistema sanitario. Es “la percepción, interpretación, manejo y comunicación las que determinarán la utilización o no de los servicios sanitarios”. Malterud analiza estas cuatro fases ayudada de la fenomenología, la semiótica, la interacción social y el análisis del discurso. El “progreso” del síntoma hasta hacerse consulta está lleno de avances y retrocesos, saltos y atajos, demostrando una vez lo complejo que es el proceso de enfermar , diagnosticar y atender , a pesar de los intentos de los “estandarizadores de la medicina”  por convertirla en el montaje de un mueble de IKEA.
El primer paso en la comprensión del síntoma es la percepción. El grupo de Cophenhagen emplea un término de muy difícil traducción ( “thematizing”). Algo así, como convertir algo en tema de atención, discusión o discurso . Es decir convertir “el cuerpo ausente en presente”. Porque habitualmente el cuerpo se encuentra ahí y no reparamos en él hasta que aparece algo que lo trae a la conciencia, ausencia que ( por otro lado) resulta imprescindible para poder vivir normalmente. Drew Leder, una referencia en el ámbito de la fenomenología, denomina a esta fase con un término equívoco , dys-appearance ( “dis-apariencia”, más que desaparición).Esa aparición “anormal” de la corporalidad que no debería estar ahí.
A la percepción sigue la fase de búsqueda de un significado, de una causa que lo explique. El individuo aspira a interpretar las señales que emite su cuerpo y de las que se ha hecho consciente. Para Jasper Hoffmeyer , la vida es un fenómeno basado en signos, y la semiótica ( la ciencia de los signos) puede ser una disciplina sumamente útil para interpretarlos. Aquella molestia casi imperceptible y fugaz que tuve hace semanas, fue haciéndose presente de forma cada vez más regular. Apareció la necesidad de buscarle un significado, de encontrarle un sentido. En el caso de un médico inevitablemente se procede a buscar su origen, irradiación, carácter e intensidad. Se buscan, casi inconscientemente , otros “familiares”, es decir síntomas acompañantes que  ayuden a encontrar el sentido a esa ausencia que se ha hecho presencia. Se llega a explorar de mala manera porque , en el fondo, se evita en lo posible dar el paso que lleva a buscar atención. La molestia se hace cada vez más presente, no es intensa pero si es urente, genera disconfort y comienza a pensarse en otras causas, razonamiento sesgado de las que a menudo se excluyen las más severas, ya sea por temor a ser etiquetado de hipocondriaco o aún peor , porque se conviertan en profecías autocumplidas.
El trabajo de Malterud señala que el síntoma es ignorado o desatendido cuando se valora como familiar, trivial, no genera alarma o supone un escaso impacto en la función. Este último aspecto es especialmente relevante: Derte Gannik ( desde el ámbito de la interacción social) describe cómo el individuo se encuentra inmerso en un gran número de actividades sociales a lo largo del día que requieren su atención e intervención La aparición del síntoma  muy a menudo es  “contenida” puesto que, por un lado no interfiere  con la práctica diaria y además no se quiere o puede permitir que interfiera. Dentro de este marco la enfermedad puede ser “ un fenómeno social y relacional de contención”. Este enfoque es sustancialmente diferente del tratamiento médico hacia enfermedades concretas ( tan del gusto del Disease Management). Gannik concluye que el tratamiento médico que no está anclado en la situación y el contexto del paciente está contradiciendo su propio propósito.

En el caso que nos ocupa al no interferir con el trabajo diario ( interesante e intenso) el síntoma se contiene.

2 comentarios:

  1. ¿se contiene?, o sea, ¿se mantiene "a dentro"? El médico, de hoy, no los atiende (generalizando, lo que es injusto). Tampoco el sistema da para más. Tampoco la cultura. Tampoco el paciente.
    El otro día, hace un par, sé que por motivos distintos, anduve dándole vueltas al término "diagnóstico", creo que, desde su etimología, algo, o mucho, degenerado actualmente.
    No sé bien cómo me atrevo a opinar en tus entradas cuando vengo de un interés "tan distinto" al tuyo (básico o comúnmente hablando), pero el caso es que siempre me resultan interesantes sin que la medicina me importe " per se" como contemporáneamente pueda interesar. Desde luego pienso que subversiones como la tuya son las necesarias. Cuerpo tenemos, cuerpo somos, y solo cuerpo, con todo lo que conlleve.

    Un saludo. Y feliz navidad, con mi afecto, que obvia casi cualquier principio :)

    ResponderEliminar
  2. Mil gracias Sofía. Precisamente por todo lo que comentas tus comentarios son indispensables. Tenemos una visión demasiado anquilosada y predeterminada para reparar en aspectos cruciales que solo desde fuera se ven
    Curioso. Estamos llevando a cabo dos proyectos de investigación sobre el diagnóstico y mi percepción es muy similar a la tuya. En realidad no sabemos lo que hacemos. Ponemos etiquetas. Y ello nos tranquiliza
    Feliz Navidad. Y por favor, sigue escribiendo. Un saludo muy afectuoso

    ResponderEliminar