Horatio: “Heaven will direct it”.
Hamlet ( Acto I, escena IV). W. Shakespeare.
En el año 2.000 Michael Moran, profesor de la Universidad de Manchester, realizó una interesante revisión sobre los estados de bienestar,
ya entonces en pleno proceso de cuestionamiento por determinados actores. En su
taxonomía identificaba tres grandes tipos de modelos sanitarios: el primero de
ellos ( Supply State ) estaría constituido por aquellos sistemas en los que el
mercado juega un papel relevante en la regulación y prestación de servicios.
Estados Unidos y Suiza serían dos ejemplos de ello. El segundo estaría formado
por los sistemas sanitarios “bismarkianos” ( Corporatist states) entre los que se encontrarían los
países del centro de Europa como Alemania, Francia o Bélgica. El tercer grupo ( Command and control systems) lo constituirían los sistemas nacionales de salud, en el
que el estado asume la responsabilidad sobre la organización y la prestación
sanitaria, como serían los países escandinavos y el Reino Unido . Pero Moran añadió una cuarta categoría, a las tres habituales. Los llamó Insecure
command and control states ( estados de comando y control inseguros o
inestables), y lo formaban los inevitables “pigs” (Portugal, Italia, Grecia y
España). En su opinión estos países aspiran a pertenecer al grupo de los estados de Comando y control, pero están lejos de ellos por dos razones fundamentales:
primero, porque tuvieron que construir sus estados de bienestar en una época de
austeridad fiscal derivada de la necesidad de cumplir los compromisos de
Maastrich ( a diferencia de los países nórdicos que habían apuntalado sus
modelos sanitarios en las décadas previas), y segundo porque mientras en los
países del norte de Europa los conceptos "webberianos" de racionalidad
administrativa estaban profundamente interiorizados socialmente, los países del
sur están socavados por un amplio grado de corrupción política.
Moran escribió su estudio hace más de 12 años , cuando ya
era sobradamente conocida cual era la gran debilidad de nuestro sistema
sanitario.
Al igual que ocurre en las huelgas de los servicios de
limpieza municipales (convenientemente externalizadas para eludir
responsabilidades) recorrer hoy las páginas de los periódicos obliga a sortear
toneladas de basura maloliente en cada página: el partido que gobierna está
inmerso en un escándalo de proporciones gigantescas, en el que el problemas
menos importante es hasta que punto la información que publica El Pais refleja
la existencia de sobresueldos en toda la cúpula directiva del partido popular.
Aún peor es la desvergüenza de argumentar que los supuestos delitos están
prescritos o el hecho incuestionable de que el máximo responsable de las finanzas
del partido aprovechó la normativa
aprobada por su propio partido ( la llamada “amnistía fiscal”) para eludir el pago de impuestos.
La monarquía por su parte, se sumerge cada día un poco más,
en un chapapote cada vez más espeso de desvío de fondos públicos para el
beneficio privado de los diferentes miembros de la familia llamada real.
En otro ámbito, el informe de Greenpeace respecto a los
intereses vinculados a la reforma de la ley de costas demuestra que forman
parte de la misma pandilla de golfos apandadores los que legislan y los que se
benefician de las decisiones gubernamentales.
El Ministro de Justicia del mismo partido indulta a un kamikaze que causó la muerte de un
joven de 25 años y que fue defendido por el bufete que dirige el hermano de un
antiguo dirigente de su partido y en el que trabaja su propio hijo.¿Su
argumento?: “¿por qué no quieren que los demás hagan lo que ustedes hicieron?
Está probado que uno de los partidos que gobierna en
Cataluña desvió fondos procedentes de la Unión europea destinados a formación, para
la financiación irregular del partido. Y el supuesto think tank ( es un decir) del principal partido de la oposición
es descubierto en un ingenioso recurso literario de creación de heterónimos ( a
la manera de Pessoa) mediante el que
su director pagaba a un fantasma que acababa entregándole el dinero.
Mientras tanto continúan las exigencias de nuevos
sacrificios a los ciudadanos, el número de parados alcanza los 6 millones, los
jóvenes solo tienen la emigración como futuro, y los salarios se reducen
vertiginosamente ( a la reducción se añade la inflación de 2.6%).
El escándalo es ya de alcance mundial . En una intervención simplemente patética, el presidente del gobierno fue incapaz de recordar la última vez que vio a Bárcenas, como si fiera un demente angustiado por la desaparición de la memoria. En un país decente
las noticias de hoy obligarían a dimitir al gobierno y a convocar elecciones
generales. Pero es evidente que éste no es un país serio , cuyo único futuro es
seguir perteneciendo al grupo de los países que nunca serán de fiar.