jueves, 30 de abril de 2015

Baltimore

La segunda industria de Baltimore es el negocio que genera la universidad Johns Hopkins. La primera obviamente, es el crimen. Ambos mundos nunca, o casi nunca, se mezclan, pero conviven de forma tan estrecha , que recuerdan a esos matrimonios que siguen durmiendo junto,s pero parecen haber renunciado a entenderse. Del poder económico de la universidad es buena muestra la existencia de dos líneas de autobús que circulan permanentemente por toda la ciudad de Baltimore para llevar y traer a los alumnos a los dos grandes campus que tiene  la ciudad (Homewood y East Baltimore). Cuando uno toma ese bus (gratuito para todos los estudiantes y trabajadores de la universidad) llama la atención que los viajeros son mayoritariamente asiáticos., signo de la pujanza de aquel continente en los asuntos relacionados con el aprendizaje y la innovación. El campus “médico” de la universidad (que incluye la facultad de medicina y enfermería, el hospital y la Escuela de salud Pública, posiblemente la más grande y prestigiosa del mundo), se encuentra ubicada en el Middle East, una de las zonas más degradadas de la ciudad. En cada esquina del campus  (que no está delimitado sino que se extiende a lo largo de varias cuadras) , un policía con fusil vigila desde una garita que no se ponga en peligro la seguridad de los habitantes de este mundo, situado en la lado soleado de la vida. Dos manzanas más allá , se extienden hileras de casas degradadas, con algún que otro grupo de adolescentes ociosos, y que en el reparto los tocó vivir en el lado oscuro.
Una buena muestra de la impermeabilidad de los dos mundos aparece en una escena de The Wire, en la que D’Angelo Barksdale, uno de los mandos intermedios del Holding de Stringer Bell, el capo del negocio de la droga local, le dice a uno de los jóvenes camellos de la red que es demasiado inteligente para ese mundo de trapicheo , y que debería acabar en Hopkins, cuyos edificios se ven a lo lejos. Ambos sin embargo, mueren acribillados algunos episodios después.
.Yo compartía apartamento con un estudiante del Máster de Salud Pública, un australiano delgado de casi dos metros, sumamente amable. El primer día que le invité a tomar una cerveza en el bar de al lado me miró con cara de pánico y me preguntó si estaba loco. Tenía razones para tener miedo. Había cambiado de apartamento a uno frente a la estación de tren porque en el anterior, situado a solo tres manzanas de distancia, le habían agredido en la puerta de su casa porque le identificaron como un miembro de una banda rival.
Nada de lo que describe The Wire es una exageración en Baltimore. El centro sigue siendo una zona relativamente segura de día ( de noche es otra historia) , pero en cuanto uno abandona la ciudad rumbo a Nueva York ve desde la ventana del autobús como se suceden hileras de casas bajas con tablones cruzados en las ventanas y solo alguna débil luz en una manzana de casas abandonadas donde aún vive alguna anciana. Kilómetros de degradación frente a los que cualquier intento de cambio parece insuficiente, aunque la alcaldesa de turno sea negra.
En la época que estuve allí , Peter Beilenson , que daba clase en Hopkins, presentaba un libro que acababa de escribir entonces  (Tapping into The Wire. The real urban crisis), en el que utilizaba la serie para describir los problemas de educación y salud pública de la ciudad. Para que el taburete de la ciudad pudiera sostenerse en su opinión se necesitaban cuatro patas sólidas: buena educación, casas decentes, salarios dignos y un buen sistema de salud.
El libro es un excelente texto de salud pública, basado en una serie que es un magnífico análisis de los que son los determinantes de la salud en el mundo en que vivimos.
Determinantes que solo preocupan cuando la gente ya no aguanta más. Los incidentes de estos días en Baltimore son más un problema social que un problema racial. Al margen de que pongan en evidencia el eterno problema racial norteamericano, lo que demuestran es que sigue aumentando la fractura social entre ricos y pobres , como bien argumentaba el domingo alguien que conoce muy bien Hopkins y Baltimore, como es Vicens Navarro.
Lo que más sorprende no es que se produzcan disturbios, sino lo poco frecuentes que son dada la situación desesperada en que vive tanta gente. Apenas hay avances en esas cuatro patas ue mencionaba Beilenson. Pro lo peor es que no hay tampoco esperanzas de que el panorama cambie.
Como escribían en The Onion se recomienda a los habitantes de la ciudad que permanezcan en sus hogares mientras el progreso social sigue su: cursodado lo que está pasando en la ciudad , pedimos a los ciudadanos que permanezcan  en sus domicilios durante las diez o doce próximas décadas , mientras van erosionándose poco a poco las barreras para la igualdad y oportunidad para todas las personas . Como continuaremos progresando adecuadamente hacia una sociedad más justa y libre en los próximos 100 años , por favor no se aventuren en el exterior a menos de ser estrictamente necesario“.

Agradecimientos: a M. López del Pueyo por su retuiteo de la noticia de The Onion

lunes, 27 de abril de 2015

El volumen de la ausencia

“¿Sabías tú que también las ausencias pueden tener volumen?
 La tuya lo tuvo”
El volumen de la ausencia. Mercedes Salisachs

Lo que más me gusta de Que bello es vivir, el clásico de Frank Capra que se ha acabado convirtiendo en algo más navideño que el pavo y el turrón, es la escena en que un ángel a la búsqueda de méritos para ascender en el escalafón, presenta a un  desesperado George Bailey ( James Stewart) lo que hubiera sido la vida del pequeño pueblo donde vive si él no existiera. Para bien y para mal , pasamos por el mundo dejando una huella , mayor o menor, pero siempre una huella.
En algunos casos la huella es inmensa. Aunque es posible que tarde o temprano hubiera aparecido algo semejante, es difícil imaginar hoy un mundo sin Google, o una forma de relacionarnos sin que esté Facebook  de por medio. Google fue creado por Larry Page y Sergei Brin cuando ambos tenían 25 años. Facebook por Marck Zuckerberg cuando apenas llegaba a los 20. Estas dos compañías (que mueven el mundo y determinan nuestra forma de buscar información y comportarnos) siguen siendo dirigidas por las personas que inventaron los engendros: en el primer caso Page y Brin acaban de alcanzar la cuarentena. En el caso de Zuckerberg acaba de cumplir 30 años.
Si en vez de dedicarse a Internet o las redes sociales fueran españoles y se hubieran dedicado a la atención primaria serían considerados “jóvenes” médicos de familia. Posiblemente acumularían a estas alturas un voluminoso expediente de contratos de días o incluso horas de duración. Tal vez habrían abandonado el país buscando las  oportunidades que aquí no encuentran en el norte de Europa. Con algo de suerte ocuparían algún pequeño cargo de representación en alguna organización profesional, la cuota de representación que se asigna a las minorías.
En mi paseo por lado oscuro fui gerente con 35 años. Mi jefe consideraba que me “faltaba un hervor” ( y tenía razón) , pero a nadie se le pasó por la cabeza  que yo perteneciera a ningún tipo de minoría étnica o etaria.
Nadie considera Page, Brin o Zuckerberg “jóvenes tecnólogos”. Son los tipos que mueven al mundo y su edad no entra en la ecuación que determina su valor. En ésta solo está lo que aportan, lo que innovan , los ingresos y revalorización de las acciones que generan.
Es difícil  imaginar un mundo en que los tres, en vez de dedicarse a sus empresas, estuvieran vegetando en un oscuro despacho de Microsoft, esperando las órdenes de la gente de Gates y soñando por un ascenso. Sería un mundo con un inmenso agujero.
Pero aún es más difícil imaginar  de cuanto talento nos estamos privando, cuantas oportunidades de innovación, creatividad e ilusión hemos desperdiciado por no facilitar la eclosión de mucha gente brillante que anda ahí fuera, amargada en busca de un contrato que dure más de dos días.
La juventud no es un valor por si mismo. Muchas de las personas que siguen siendo mis referentes personales para entender el mundo son personas por encima de los 60 años , como Iona Heath,Trisha Greenhalgh, o el increíble Zygmunt Bauman, más joven que la mayor parte de la gente de 30 años a pesar de que cumple este año 90.
Pero a la vez tengo ya una lista muy larga de gente que he conocido de 20 o 30 y tantos años que nos da sopas con onda en brillantez a la gente de mi generación. Posiblemente nunca seremos conscientes del volumen de su ausencia.

( Fotograma de Que bello es vivir, cuando Bailey está a punto de tirarse al río)

domingo, 19 de abril de 2015

TTIP: el acuerdo invisible

Ayer las protestas contra el Acuerdo transatlárico de inversion y comercio entre la Comunidad Europea y Estados Unidos (TTIP o Transatlantic Trade Investment Partnership) fueron durante buena parte del dia el primer Trending Topics en Twitter. La mayor parte de los medios de comunicacion occidentales se hacen hoy lógicamente eco de las manifestaciones contra dicho Acuerdo celebradas en buena parte de las ciudades europeas , incluidas Madrid y Barcelona. Hasta Televisión Española haló de ellas en su telediario.
Sin embargo, en  la pagina  del periodico El Pais de hoy no se encuentra ni rastro de referencia al TTIP.
Hace tres semanas dicho medio de comunicacion , propiedad del grupo PRISA, dedico su número semanal de Negocios a dicho acuerdo . No se encontraba en él ningun tipo de informacion critica sobre el mismo, en especial a las gravisimas consecuencias que tendra su aprobacion para el sistema sanitario.
Hoy la cadena SER, tan beligerante en otras ocasiones en la defensa de lo público, hace una revisión sorpendentemente aséptica de lo que es el TTIP, en que de nuevo brilla por su ausencia referencia alguna a sus cosecuencias sobre el sistema sanitario.
Hace justamente un año tanto  el Partido Popular como el Partido Socialista español. rechazaron someter a referendum el citado acuerdo. El "orate" del partido socialista en materia internacional, el veterano Javier Solana, suele ser la voz del partido en esta materia, siendo un firme defensor del acuerdo. Nadie le ha refutado tus tesis dentro de su partido. En sus escasas intervenciones sobre la materia ( que prefieren mantener oculto por lo que se ve) los socialistas de manifiestan a favor del acuerdo, sin hacer numca referencias a cuales serian sus consecuencias sobre el sistema sanitario.
Éstas son sobradamente conocidas en la literatura cientifica desde hace años, como señalaba el BMJ hace unos meses. Implicará la vulnerabilidad absoluta del sistema sanitario a los intereses económicos de todas aquellas empresas que intervengan o puedan intervenir en él, hasta el punto que empresas privadas podrian demandar directamente a un estado miembro si consideran que sus intereses económicos pudieran ser vulnerados por las decisiones democráticas de un estado.
Cuando empezamos a hablar en este blog del TTIP podria haber sido una excusa para tanto silencio la escasa informacion sobre el tema, aunque no deja de ser extraño en un medio de comunicación como El Pais que suele erigirse en el bastión de la defensa de lo público. Pero ahora ya no hay justificación alguna para tanto silencio.
Entre las organizaciones profesionales españolas, solo la Organizacion Médica Colegial ha alertado de las graves consecuencias que tendria la aplicacion del TTIP para el sistema sanitario, tanto en el
ámbito de la salud pública como en el de los medicamentos y los servicios sanitarios. El escándalo de las condiciones abusivas para la financiación de fármacos contra la hepatitis C es solo un boton de muestra.
Sin embargo el resto de organizaciones profesionales siguen sin enterarse, aparentemente, de algo cuya aplicación supondrá la definitiva privatización del sistema y la renuncia defintiva a los derechos de protección de la salud para todos los ciudadanos.
Mientras tanto, en Reino Unido el TTIP es un elemento abierto de confrontación entre los partidarios de un sistema nacional de salud y los interesados en su definitiva destrucción. Investigadores tan prestigiosos como Martin McKee o Alison Pollock reiteran una y otra vez su oposición al trratado. Si aqui existen " referentes" de un nivel semejante, andan callados como muertos.
El apoyo al TTIP es la prueba del algodón de hasta donde llega un partido o un medio de comunicación en su apoyo a un sistema sanitario publico. Y por lo que se ve , ni el partido socialista español ni el grupo PRISA  lo están. De éste ya se esperaba, habida cuenta de que no deja de ser un medio más de defensa de los intereses de las grandes corporaciones mulinacionales por mucho que quiera disimularlo.
Del otro aún teníamos esperanza de que no se hubiera enterado.
El inmenso elefante del TTIP no parece molestar a nadie

jueves, 16 de abril de 2015

Pimpón



Pimpón es un muñeco

Muy lindo y de cartón

Se lava la carita

Con agua y con jabón

¡Con jabón¡

Se desenreda el pelo

Con peine de marfil

Y si le dan tirones

No llora ni hace así

¡Ni hace así¡
Pimpón ( Nana)

Durante los primeros años de la vida de mis hijas, Pimpón era el mejor remedio para solucionar todo tipo de males. Ya fueras rabietas, pataletas o pesadillas, el suave soniquete de la canción tranquilizaba más que cualquier chupete, y bastaban unos minutos para que acabaran dormidas. A veces incluso, el que acababa dormido era yo.
Durante las dos últimas décadas, la Atención Primaria en España ha sido sumamente sensible a su propio Pimpón. Múltiples han sido las razones que justificaban sobradamente la rabieta. Primero fue el abandono de una dimensión que la había definido desde sus orígenes y que se llamaba Atención Comunitaria. Algo que súbitamente empezó a considerarse algo obsoleto, más propio de perroflautas trasnochados que de un sistema moderno orientado al producto y la rentabilidad. Pero cuando la Primaria comenzaba con sus lloriqueos bastaba que la autoridad sanitaria de turno comenzara a susurrar Pimpón para que volviera a agarrar con fuerza su chupete.
Después llegaron los tiempos en que dejó de ser correcto mencionar ni siquiera el término Primaria: dejaron de existir Gerencias de Primaria, Direcciones Generales de Primaria , áreas de Atención Primaria sustituidas por términos mucho más adecuados a los tiempos como Gerencias Únicas, Direcciones Asistenciales , Unidades docentes multiprofesionales , Troncalidades varias…Sin embargo a nadie se le ocurrió calificar de obsoleto al Hospital. Bastaba el primer verso de Pimpón para que el bebote de la Primaria volviera a dormir.
Perdimos la capacidad de gestionar las propias agendas, de explotar los datos que generaban las propias historias, de establecer las propias prioridades en materia de salud y de intervención sanitaria. Se introdujo el visado en fármacos que no existía para los compañeros de otras especialidades, se redujo sustancialmente la capacidad de gestión de la Incapacidad Temporal en beneficio de las Mutuas, y se fueron desgajando del ámbito de la Atención Primaria las tareas más “incómodas”, desde acercarse a los domicilios a atender a los terminales, derivados a otros profesionales o empresas capaces de sacarles más “provecho”. Los cupos aumentaron, y los tiempos de consulta se estandarizaron y redujeron hasta llegar  a tener la menor duración por consulta de Europa.
Aquí el bebote de la Primaria se enrabietó de verdad, parecía que le habían quitado a Pimpón, su muñeco preferido. Aquella experiencia se llamó Diez Minutos y duró lo que se tarda en cantar completa la primera estrofa de la canción.
El bebé volvió a dormir plácidamente ayudado de un nuevo chupete al que llamaron Estrategias AP XXI, que calmaba el hambre pero no alimentaba. De forma que se continuó con el desmantelamiento: la clasificación de enfermedades que se emplea en Primaria es la de hospitales, los protocolos que se aplican en Primaria proceden de estudios realizados en ámbito hospitalario, y la presupuestación baja significativamente cada año sin que el bebé despierte.
Ante la falta de respuesta, los “canguros” de la Primaria decidieron quitarle primero la manta, y después la almohada. La excusa fue la crisis, que sin embargo no parecía afectar al hermano mayor: se asumió que una baja en Atención Primaria nunca se cubría ( por definición), que las actividades docentes eran superfluas, que su realización era a costa de sobrecargar a los compañeros, y que para todas esas nuevas generaciones que alegremente animamos a apuntarse a la especialidad “ más bonita del mundo” no hay oposiciones ni trabajos estables porque no dejan de ser ya “ cosas del pasado”.
Estos días de nuevo parece que el bebé se inquieta: ha empezado a lloriquear, a veces parece que hasta berrea.Y de nuevo solícitos se acercan los canguros para entonar Pimpón. Individuos e instituciones que durante años han estado ignorando y despreciando a la Atención Primaria se adhieren con entusiasmo a los fastos del Día de la AP. Al menos el Gobierno y el partido que le apoya es coherente con su política que en esta materia, consistente simplemente en considerar a la Atención Primaria invisible.
Hace ya diez años Juan Gervas y Juan Simó publicaron un visionario artículo en SEMERGEN de lo que sería la Atención Primaria en el año 2015. Es tan interesante como deprimente volverlo a leer. Impresiona comprobar que nada ha cambiado desde entonces, que no solo no hemos avanzado un ápice en dignidad, autonomía y respeto sino que claramente vamos a peor. Da miedo pensar donde estaremos dentro de 10 años.
Pero parece no importarnos mucho. Siempre tendremos  el consuelo de Pimpón.
(Foto: Pimpón en la intimidad)

lunes, 13 de abril de 2015

¿Donde la imposible soberbia de las revoluciones?

 “ En qué siglo suceden las cosas de ahora mismo.
Dime: por qué tanto silencio cobarde en la avenida
Dónde los gritos, los abrazos, las caducas consignas,
La imposible soberbia de las revoluciones.
Que ha quedado del comercio en furia de lo joven,
Del afán de ocupar las tierras sin promesa,
Del fulgor de apurar la noche
Porque nunca bastó la luz
Para un solo amor ni para hundir galeones.

37 años. Antonio Lucas.

Esta semana se celebró en Granada el III Congreso Nacional de Médicos Jóvenes de la Organización Médica Colegial, con el objetivo de “dar un espacio para el pensamiento crítico de los médicos jóvenes”. Un punto de encuentro muy bien organizado gracias a la excelente coordinación de Mónica Terán y al apoyo impecable del Colegio de Médicos de Granada, y que cumplió  con su objetivo de dar a los jóvenes médicos referencias e instrumentos para buscarse la vida en un entorno cada vez más imposible. Que la encuentren es harina de otro costal.
Compartí con Juan José Rodríguez Sendín, Oscar Gorria y Javier Padilla una interesante mesa redonda sobre la crisis y el valor de la profesión. Precisamente Javier comentaba en su blog el sorprendente hecho de que no participara en la mesa ninguna mujer (salvo la moderadora), considerando que “sin mujeres no existe legitimidad en la construcción del discurso médico”, y menos si se persiste en el discurso de la feminización de la profesión.
Esto último es un hecho incuestionable: según datos del Instituto Nacional de Estadística cerca del 48% de los colegiados son mujeres, porcentaje que ya alcanzaba el 75%  si de lo que hablamos es de estudiantes de medicina. Además del peso tan sustancial que tienen y van a tener en la profesión médica, su situación es sensiblemente peor que la de los hombres en términos genéricos: según el reciente Estudio sobre la situación laboral de los médicos en España, elaborado por la OMC en septiembre pasado, mientras que las mujeres representaban el 49,5% de la muestra encuestada, éstas superaban en más de 10 puntos ( 55,5 frente a 42,5) a los hombres en condiciones de trabajo precario (médicos sin plaza en propiedad), doblando a los hombres en porcentaje de profesionales en situación de desempleo.
Similar situación de precariedad afecta a los más jóvenes: en el mismo estudio de la OMC se señalaba que solo el 8.8% de los médicos con plaza en propiedad tiene menos de 40 años. El reciente trabajo de Kringos et al sobre la Atención Primaria en Europa señala el grave problema de envejecimiento que está sufriendo la medicina / general en toda Europa, convertida en una especialidad añosa donde la edad media se encuentra entre los 45 y 55 años. De la misma forma que España va camino de convertirse en un país de ancianos, el trabajo de médico de familia aquí es un trabajo de viejos. Según el citado libro de Kringos, solo Italia y la República Checa nos supera en envejecimiento de la medicina familiar: más del 60% de los médicos de cabecera españoles tienen más de 55 años.
Ser mujer y tener menos de 40 años son dos importantes factores de riesgo para no tener futuro en la medicina de familia en este país. Espero que tanto experto como hay en hacer vistosas tablas de colores para calcular los riesgos de morir de un evento vascular, estén trabajando ya en una tabla para estimar tu RAF (Riesgo de Ausencia de Futuro) si trabajas de médico de atención primaria.
Los médicos de riesgo alto tienen también un alto nivel de invisibilidad en mesas redondas, congresos o asociaciones profesionales. Por el contrario, los de riesgo bajo las copamos, entretenidos en las cosas en las que siempre hemos estado interesados, desde el manejo de los inhaladores a losdeterminantes de la salud.
Hoy se conmemora el día de la Atención Primaria en España, en el que sus organizaciones profesionales han hecho público un Decálogo de intervenciones para mejorar la Atención Primaria. Pero el mayor problema que tiene hoy la AP no es la baja presupuestación, ni la falta de tiempo, ni su ausencia clamorosa en la Universidad. Siendo todos ellos importantes no son comparables al hecho de que no existe un futuro medianamente esperanzador en ella para los jóvenes médicos que han empezado estos días a elegir especialidad.
Tal vez llegó el momento de hacer congruentes las sociedades y organizaciones con la realidad social que dicen representar y con los principales problemas que esa realidad manifiesta. De poco servirá poner cuotas si las cúpulas de las organizaciones médicas siguen sin estar repletas de mujeres y menores de 40 años, los más afectados por esa insidiosa enfermedad ( la precariedad) que nos va a dejar sin futuro.

(Fotos: mesas redondas de los dos eventos citados)

sábado, 4 de abril de 2015

Desacreditando sistemas públicos con informes pintorescos

“El capital social que hizo al NHS posible fue un entendimiento popular compartido de la palabra “solidaridad”. Si ésta se sustituye por “la orientación hacia el consumidor” los fundamentos de nuestro sistema sanitario habrán desaparecido
Julian Tudor Heath. The political economy of healthcare: a clinical perspective

Hace un par de años revisamos la fiabilidad de un instrumento de comparación de los sistemas sanitarios europeos ( el Eurohealth Consumer Index o EHCI) utilizado como principal argumento por la periodista Mónica Mullor, de Libertad Digital, a la hora de cuestionar las reivindicaciones de la marea blanca madrileña en contra de la privatización del servicio madrileño de salud. Estos días vuelve a emplear la misma fuente de información para comparar el funcionamiento de los sistemas sanitarios europeos.
No merece la pena volver a discutir de nuevo la escasa solvencia del informe del EHCI, cuyas principales debilidades son las siguientes:
-    El EHCI es elaborado por la Health Consumer Powerhouse, una compañía privada sueca cuyos informes son financiados “con fondos ilimitados” ( sic) por dos interesantes entidades: Medicover SA (una compañía privada de servicios sanitarios que actúa en Centro y Este de Europa con sede social en Luxemburgo ) y The New Direction, un centro de pensamiento de derecha, promotor del libre mercado y opuesto al avance hacia una Europa Federal y que pertenece a la AECR ( Alliance of European Conservatives and Reformists). Con estos antecedentes lo milagroso sería que sus informes fueran mínimamente favorables a cualquier sistema de protección social para toda la población.
-    Su objetivo queda explícito desde la introducción: reformar y modernizar la mayor industria de Europa, es decir parte de la consideración de la salud y la atención sanitaria como una mercancía más, equiparable quizá a los “smartphones”.
-    Aunque reconocen la influencia de la crisis económica y las medidas de austeridad en el aumento de la inequidad en Europa, consideran que es preciso olvidar la obsesión por la crisis, que a menudo “ es una escasa para justificar el bajo nivel de desempeño”. De hecho reconocen que las peores consecuencias de las políticas de austeridad han sido “el incremento de las listas de espera y la lenta inclusión de nuevos fármacos en los sistema de financiación”
-    Emplea una metodología sumamente pintoresca, inspirada en alguna ocasión en el sistema de votación de Eurovisión, y que otorga medallas de oro (Holanda), plata ( Suiza) y bronce ( Noruega) a los países con mejores resultados.
-    Reconocen ( oh milagro) la posibilidad de encontrar buenos servicios sanitarios en España, pero siempre y cuando el consumidor sea lo suficientemente astuto como para mantener una doble cobertura de servicio público y privado. Sn embargo las categorías en las que España alcanza mejores resultados ( salud, prevención) son subsidiarias de intervenciones en lo público, no en lo privado.
-    Descalifican burdamente a los grandes sistemas nacionales de salud( Beveridge)  y especialmente el modelo “ británico”, cuando la última revisión de la Commonwealth Fund ( una de las instituciones más reconocidas en el mundo a la hora de comparar sistemas) coloca precisamente al Reino Unido en el primer lugar.
Es completamente lógico que alguien como la señora Mullor defienda un enfoque de la salud como mercancía. El problema surge cuando se intenta convencer a incautos de las excelencias de su propuesta con “pseudociencia”. Pero esta vez por desgracia, debo reconocer que la Sra. Mullor posiblemente tenga razón si sostiene que nuestro sistema empeora. De cumplirse las previsiones del gobierno el gasto sanitario público en España se habrá reducido en España 1.4 puntos del PIB en 8 años, pasando del 6.7% en 2009 al 5.3% en 2017. No hay ningún sistema sanitario que pueda mantener unos servicios mínimanente dignos con ese recorte.
Estamos asistiendo a una guerra invisible en que uno de los bandos no se ha enterado aún de que empezó la batalla: entre los partidarios de sistemas basado en la solidaridad entre clases sociales y generaciones, y los defensores de un modelo en que la salud es una mercancía más, y en el que la calidad del servicio que recibes es proporcional a lo rico que eres. Esto sobre todo, se dirime en las tres próximas elecciones, donde algunos partidos ( Partido Popular, Ciudadanos, Convergencia i Unió) hace tiempo que se quitaron la careta sobre qué modelo prefieren.