Ningún país de la OCDE dedica menos tiempo que España a atender a cada paciente que visita a su médico de Atención Primaria; tampoco ningún país latinoamericano. En Inglaterra durante años han tenido garantizado al menos 10 minutos par cada uno de ellos, tiempo que se viene ampliando a 15 ante la imposibilidad de recibir, saludar, preguntar, escuchar, explorar, explicar y negociar , todo lo que supone una consulta, aunque sea tan “sencilla” ( para algunos) como una consulta de Atención primaria. En Estados Unidos llevan décadas con al menos 15 minutos por paciente , algo que les parece completamente insuficiente, reclamando al menos 20.
España es diferente,una vez más. Los demagogos que diseñaron la reforma de la Atención Primaria en España, consideraron que un sistema público debe satisfacer todas las peticiones de cualquier ciudadano, aunque sean ridículas, sin darse cuenta de que en los sistemas nacionales de salud el coste de oportunidad de atender a los “caprichos” de algunos supone dejar de dar lo verdaderamente necesario para otros. Para ello, establecieron algo tan absurdo como la ausencia de límites para el número de pacientes que pueden ser atendidos en una jornada laboral en Atención Primaria. Esa demagogia delirante es la que permite que si los 1500, o 2000 pacientes de un cupo de un médico de familia decidieran solicitar todos una cita en el mismo día, hipotéticamente ese médico debería atender les a todos. Afortunadamente esto no ocurre nunca, pero explica por qué hay médicos de Atención primaria en España que atienden en un solo día 50, 60 o 70 pacientes. O como escribió en la pizarra de nuestra consulta hace muchos años mi compañera Inmaculada Gómez, 103 pacientes en una sola tarde.
La complejidad de una consulta de Atención Primaria es perfectamente puesta de manifiesto en el libro The Appointment de Graham Easton, en que un médico general británico describe a los ciudadanos del sistema lo que se piensa y hace en los diez minutos establecidos. Como la describía Jonathon Tomlimson en su post Four problems en que describe perfectamente la multiplicidad y complejidad de problemas que puede esconder una aparentemente fácil consulta con una mujer joven.
Ningún paciente acude por un solo problema; ninguno de ellos tiene puesto en la frente un código CIE que permita clasificarlo como si fuera una manzana en la cadena de preparación y embalaje. Cada diabetes se vive de una manera diferente, cada fractura de quinto metatarsiano es única y especial, porque son únicas y especiales las personas que las padecen.
Nada de estro entendieron ni entienden los responsables sanitarios de este país. Por fin esta semana la gota colmó en vaso y en diferentes servicios de salud, como Cataluña o Andalucía, se convocaron paros, huelgas o manifestaciones. Una situación que no es nueva, que se viene arrastrando años y años, y que no se ni estalla es por la asombrosa resignación de los médicos de atención primaria, que llevan todos estos años condiciones de trabajo y atención a personas que son simplemente indignas y que no se toleran no permiten en ningún país civilizado.
La respuesta a la tímida y civilizada protesta de los médicos de Andalucía y Cataluña ha sido tan patética como de costumbre. Siguen sin entender nada: ya sea acusándoles de hacer maniobras pre-electorales o ya sea poniendo sobre la mesa como por arte de magia 100 millones de euros que se venía negando a la Atención Primaria año tras año, la respuesta política ignora la realidad de la Atención Primaria y las causas del problema. Entre las curiosas propuestas de la Generalitat estaba pagar a los médicos horas extras para atender más, algo que como comentaba Antonia Raya en Twitter , no deja de reflejar la ideología neoliberal de que “más haces más te pago” sin entrar a valorar si tiene sentido atender más pacientes.
El problema no se soluciona con descalificaciones ni parches de dinero milagroso. Sus causas son profundas y se asientan al olvido, maltrato y desprecio de los políticos españoles por la Atención primaria durante décadas; en las que sólo les ha interesado invertir en unidades de trasplante y hospitales en cada pueblo. En que han continuado prometiendo lo imposible para un sistema público cuyos recursos son finitos por definición, y en que fomentan la medicalización de cada circunstancia de la vida con sus mensajes de consulte a su médico ante cualquier majadería.
Las verdaderas soluciones solo vendrán con un replantamiento global del actual sistema que comience por poner coto a la demanda de atención social desmedida; que implique reorganizar la atención diversificando ésta entre los múltiples profesionales que constituyen la Atención primaria y que en el futuro debería incorporar nuevos perfiles; y en la que debería seguir siendo sagrado, y por tanto dotada del tiempo que merece lo sagrado, la atención a un paciente en Atención primaria.