Bloomberg,
la compañía privada fundada en 1981 por Michael Bloomberg y dedicada a negocios
múltiples de software, finanzas, gestión de datos y comunicación, acaba de
publicar su informe periódico sobre el estado de situación de las “economías”
del mundo en materia de salud, y en el que España asciende a la primera
posición como si fuera la clasificación anual de la FIFA sobre selecciones nacionales
de fútbol. En justa correspondencia con la empresa que lo publica, conviene
resaltar que el informe no habla de países, ni tampoco de estados sino de
economías. Y en ese ranking la economía “España” alcanza el puntaje de 92,75 en
grado de salud (sacando ya 1,16 a Italia) y 96,56 en resultado en salud (con
una diferencia de 0.45 sobre Islandia, otro de nuestro grandes rivales).Aún más
relevante es el salto descomunal de este país, puesto que en el ranking de hace
dos, España ocupaba el sexto lugar (proeza semejante a que el Getafe ganara la Liga).
Poco importa a la población española que vive bajo el umbral de la pobreza
(uno de cada cinco), a los desempleados de larga duración (33,7% en menores de
25 años), a los migrantes sobreexplotados y “devueltos en caliente” (como si
fueran pizzas), o a los profesionales altamente cualificados y sometidos a
contrataciones precarias y salvajes, saber que se encuentran viviendo en un país
tan saludable,. Término por otra parte cada vez más cargante, en un mundo en que
la búsqueda de la apariencia de bienestar y felicidad se ha convertido en la
nueva religión.
Curioso
que además de aludir a los típicos tópicos de los beneficiosos efectos de la
paella y el “gazpacho” (ignorando las beneficiosas consecuencias para la salud
de las gambas con gabardina), se haga referencia a que “la Atención Primaria es
prestada fundamentalmente por proveedores públicos, principalmente
especialistas en medicina familiar y enfermería, que proveen de servicios
preventivos a niños, mujeres y ancianos, además de prestar atención aguda y
crónica”.
Ha sido
difundirse el dato y venirnos inmediatamente arriba desde la (hasta ayer)
maltrecha y desmoralizada trinchera de la Primaria: de nuevo aparecen los
mantras de lo buena que es nuestra Atención Primaria (“una de las mejores del mundo”,
si no la mejor), y hasta El País habla de la misma, periódico que, como todo el
mundo sabe, siempre ha estado comprometido con la Atención primaria hasta niveles inauditos ( en
sus más de 40 años de existencia jamás realizó un reportaje en profundidad sobre
alguno de sus profesionales, mientras abarrota sus dominicales de todo tipo de
trasplantador, cirujano micromolecular o científica de mitocondria).
Todos
contentos. La muestra de lo importante que REALMENTE es la atención primaria en
España es que en la Asamblea Mundial de la Salud de la Organización Mundial de
la Salud celebrada en estos días en Ginebra, la representante del gobierno
español olvidó hablar de ella y de sus profesionales al presentar los logros
de nuestro sistema sanitario. Olvido compartido por buena parte de los
responsables políticos, que siguen sin
saber muy bien para qué sirve eso de la Primaria, más allá de para rellenar discursos
huecos de inauguración de eventos en que al final hay jamón (otra de las
poderosas razones de que seamos tan saludables).
Sigamos
así. Felices y contentos con nuestra atención primaria, única en el mundo.
Aunque el empleo precario haya hecho desaparecer cualquier viso de
longitudinalidad y de atención de la cuna a la tumba. Aunque los presupuestos
se reduzcan cada año para poder tener un hospital en cada pueblo. Aunque los estudiantes
de medicina sigan sin saber a que dedica su tiempo una médica de familia y por
tanto sigan sin elegir la especialidad como una opción interesante. Aunque
sigamos sorprendiendo al mundo atendiendo a todo tipo de paciente, grande o
chico, multimórbido o con problemas sociales, solo en cinco minutitos.
Sigamos
así. Encantados de habernos conocido.