Hoy se
clausuró el 39º Congreso Nacional de SEMERGEN , ampliamente celebrada por laindustria hostelera de Granada, necesitada de que la gran esperanza del AVE
vuelva a colocar a la ciudad en el circuito de los destinos favoritos para la
celebración de este tipo de eventos.
Según
informa Redacción Médica en su propósito de “delimitar claramente “la
participación de la industria en su congreso, la junta directiva de la citada
sociedad ha decidido “tomar cartas en el asunto”, realizando un loable llamamiento
a las empresas farmacéuticas para que se abstengan de invitar a comer a los
congresistas…en horario de congreso.
Un hito
sin duda en la transparencia y lucha contra los conflictos de interés. De hecho
Redacción Médica concluye su noticia resaltando con esta atrevida medida “los
almuerzos de trabajo con la industria farmacéutica en estas citas se
transformarán, como mucho, en cenas”.
Relevante
avance. Como dice el refrán de grandes cenas están las sepulturas llenas, por lo que
sin duda se reducirán los importes de las facturas de los señores representantes
de la industria, reduciéndose en igual medida el posible efecto sobre la
conducta del invitado ( o invitada).
Un
amigo me confirma la realidad del hecho: la invitación de su laboratorio amigo
se realizó en horario nocturno, lo que en el fondo agradeció porque de esa
forma pudieron acudir a la visita de mediodía de los Palacios Nazaríes ( en
horario de congreso, pero ya se sabe que esta actividad no interfiere tanto por
su carácter artístico).
Si hace
poco más de un año comentábamos que el congreso de la que fue durante años mi
sociedad, la semFYC, se identificaban las mesas con el nombre del laboratorio patrocinador
quizá para que no hubiera lugar a dudas sobre que se esconde detrás del
contenido, este año SEMERGEN avanza un paso más en el distanciamiento con la
industria facilitando el acceso a la wifi de los congresistas colocando como
password el nombre del nuevo anticoagulante de BAYER , indudablemente más fácil
de recordar y que evitará sin duda el uso de De Memory a más de un congresista.
Al
igual que en el caso de semFYC, la inscripción en el congreso de SEMERGEN está
al alcance de cualquier economía: entre 525 y 640 euros para socios dependiendo
si lo dejan para última hora, algo más exigente para foráneos (entre 610 y 715),
y precios populares para jubilados (entre 250 y casi 400 si lo dejaban para
última hora). En ambos casos es evidente que dados los estratosféricos salarios
que perciben los médicos de familia de este país, precios así son casi
testimoniales, al alcance del residente más dilapilador.
Aunque
quepa la sospecha de que el combo inscripción-viaje-alojamiento, más alguna
cenilla (por supuesto fuera del horario de congreso) es posible que sea
financiado en algún caso por algún laboratorio (generalmente consecuencia de
las relaciones de hermandad construidas con el representante de cabecera a lo largo
de los años), queda claro que la influencia en la prescripción es inimaginable
dado el altísimo compromiso ético de nuestros médicos. Aunque siempre hay voces
discrepantes como la de Joel Lexchin que publicó recientemente su libro Doctors in Denial: Why Big Pharma and the
Canadian Medical Profession are too close for confort, donde se permite afirmar
que los mecanismos de compensación del médico hacia quien le paga las cenas es
inconsciente.
En la entrada a propósito de las innovaciones
semFYC en materia de mesas comentábamos el trabajo en JAMA Internal Medicine que estimaba en una
cantidad tan miserable como la de menos de 20 dálares el precio de un médico. Y eso en
Estados Unidos.
Afortunadamente también hay en el tema buenas
noticias: mayormente que el problema no es sólo nuestro, alivio importante
frente a la idea creciente de que los españoles somos intrínsecamente
corruptos.
El artículo del BMJ de Torjesen de hace unos
meses ya señalaba la frustración dominante, cuando frente al compromiso de que los médicos británicos
declararían los pagos recibidos por la industria en relación con diferentes
actividades, solamente el 50% habían acabado realizándolo.
En Canadá
aún andan intentando montar una web que permita hacerlo
Aquí
por supuesto algo así ni se nos pasa por la cabeza.