“Un país desarrollado no es aquel en el que el pobre tiene coche sino donde el rico utiliza el transporte público” . Enrique Peñalosa, alcalde de Bogotá
“Un país desarrollado no es aquel donde el pobre tiene un seguro privado, sino donde el rico usa la Atención Primaria pública” Juan Simó, médico de familia.
En ese permanente intento de la Atención Primaria por querer parecer lo que no es ( en esencia el mundo hospitalario) no hay término menos apreciado que el de puerta de entrada o filtro (gatekeeper en inglés): nosotros no somos la puerta de nadie, ni el filtro o el portero o el alguacil o el cancerbero, no somo criados de ningún señorito hospitalario al que damos acceso a la gente. Ese papel se considera una barrera o barricada, un elemento defensivo para proteger el sistema del abuso de la sociedad insaciable.
Es cierto que no todos los sistemas sanitarios tienen el filtro de la Atención Primaria; como también es cierto que la mayor parte de los que no lo tenían han acabado por fomentar, incentivar o favorecer la existencia del mismo, desde los modelos de Medicina gestionada puramente privados norteamericanos al sistema sanitario francés
No es un asunto menor: en el magistral Los misterios de la Medicina General, Iona Heath sintetizaba los roles esenciales del médico general en dos: el ser guardián (salvaguardando al paciente de interpretar como Enfermedad lo que no lo es) y el ser testigo (cuyo valor como tal depende de haber sido testigo del sufrimiento y la muerte de muchos otros).
Apenas nadie repara en la protección descomunal que lleva a
cabo la Atención Primaria evitando la realización de procedimientos e intervenciones
innecesarias y dañinas. Desde Barbara Starfield a Martin Makary se ha venido insistiendo
en que la iatrogenia, el error clínico, la intervención inadecuada, representa
la tercera causa de muerte en los sistemas sanitarios tras las cardiovaculares
y el cáncer, y sin embargo nadie quiere ver que el sistema sanitario es una
efectiva y eficiente máquina de matar. Y que son esos habitantes de la Tierra Media, los "Medianos" de la Atención
Primaria, los que evitan que ese daño se produzca. Simplemente gracias a ese
descomunal instrumento llamado técnicamente continuidad y coloquialmente
confianza y conocimiento mutuo.. Porque depende que lo que conoce el profesional
de su paciente pero también de lo que conoce éste de aquel. Desde un punto de
vista científico pocos lo han descrito mejor que Knottnerus en aquel clásico y
viejo trabajo en Family Practice: el deseo denodado por reducir el número de pacientes que
necesitarían potencialmente la atención por el especialista ( y en su máximo
desarrollo el acceso libre al especialista que supone el que ningún paciente
que debiera de ser visto por él, deja de serlo) se paga en un acceso libre e
indiscriminado de pacientes que no deben ser atendidos por el especialista porque
no tienen ningún problema susceptible de ser solucionado por él. Y lo que lleva ligado a ello, una importante yatrogenia..
El problema no es únicamente por tanto de despilfarro de recursos e ineficiencia descomunal que supone el acceso directo al especialista de turno , sino más grave aún , el riesgo innecesario para la salud y supervivencia de los ciudadanos que esto implica.
El modelo MUFACE y sus satélites, el lugar donde son atendidos las élites y decisores de este país ( de parlamentarios a miembros del gobierno, de jueces y fiscales a periodistas) desprecia radicalmente este papel de filtro: ya no sólo es que queda limitada a la élite que dirige (sea de supuestas derechas o supuestas izquierdas) la posibilidad de elegir proveedor en la mayor muestra de inequidad de nuestro sistema, sino que permite en el sector privado el acceso directo al especialista sin pasar por el “filtro”. Que eso suponga un grave riesgo para la salud de los que prefieren no tener Atención Primaria y gozar de los inmenso privilegios que supone arrastrar un dolor abdominal del digestivo al cardiólogo, y de éste al urólogo, traumatólogo o ginecólogo, entra de lleno en al terreno de la imbecilidad humana a a que todo el mundo tiene derecho. Lo que no es tan respetable es el despilfarro de recursos, finalmente públicos, que supone el continuo derroche de consultas, procedimientos e intervenciones que MUFACE fomenta, y que pagamos todos, bajo el sacrosanto mantra de la satisfacción del usuario, aunque sea a costa de su propia salud.
Pero la abyección humana no conoce límites. Juan Simó lleva años denunciando el escándalo mayúsculo que supone el hecho de que los llamados sindicatos de “clase” como UGT y CCOO, que se llenan la boca en su supuesta defensa del sistema público, defiendan con uñas y dientes el derecho de sus afiliados a permanecer en MUFACE, que no sólo supone un riesgo para su salud manifiesto al no tener ese “filtro” tan despreciado, sino que implica una dilapidación sistemática de recursos en pruebas y consultas que pagamos todos
En la consulta de una práctica de medicina general londinense concurren un migrante pakistaní con un escritor eterno candidato al Nobel. Como muy bien señala Juan Simó en su última entrada, o la Atención Primaria muta y el engendro consigue que el denostado “filtro” se aplique a toda la población y no sólo a los pobres, o la Atención Primaria acabará siendo un residuo de guetto y para guettos.
Mientras tanto seguiremos observando como políticos, periodistas, jueces y sindicalistas defienden su modelito inequitativo e ineficiente creyendo que con ellos acceden a una mejor sanidad para ellos y los suyos. Que atrevida y dañina es la ignorancia.
Imágenes tomadas de Juan Simó:
1. Una buena sanidad pública exige una atención primaria para
todos. Jornada Parlamento Valenciano Atención Primaria: situación
actual y perspectivas de futuro en el sigloXXI. 1 febrero 2018
2.- Entrada del blog Salud, dinero y Atención Primaria:"http://saludineroap.blogspot.com/2022/03/del-ya-no-te-quiero-al-no-te-he-querido.html