sábado, 20 de abril de 2013

Enlazando cerezas


¿Qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros
Mario Benedetti.

Sangre que no se desborda,
juventud que no se atreve,
ni es sangre, ni es juventud,
ni relucen, ni florecen.
Cuerpos que nacen vencidos,
vencidos y grises mueren:
vienen con la edad de un siglo,
y son viejos cuando vienen.
Miguel Hernández.

Estos dos poemas (cortesía de Miguel y Ana)  enmarcan el debate mantenido en este blog a raíz del último post. Si hay algo por lo que merece la pena mantener un modesto blog como éste, es por la oportunidad que supone  de servir de espacio para conversaciones tan interesantes como las de esta semana., enlazadas como las cerezas que se van enganchando según las vas cogiendo de la fuente. Al hilo de la supuesta incompetencia de los ministros de sanidad españoles(sobre la que escribíamos hace tres semanas) Ana Rico escribió un comentario que acabó convirtiéndose en un nuevo post ( las reformas las harán nuestros nietos). Pero esa posibilidad de desentendernos de nuestra responsabilidad y dejar el trabajo para las próximas generaciones fue demasiado provocación para Valentina Martufi, una de nuestras más  brillantes participantes en la edición de este año del Máster de Salud Pública. El comentario de Valentina, censurando en cierta forma esa tendencia actual a arrojar la toalla y dejar que otros luchen por cambiar el mundo, generó un interesante debate sobre el por qué, el cómo y el cuando de la necesidad cada vez más acuciante de cambiar las cosas: Miguel , Javier ,Valentina y de nuevo Ana Rico han acabado por cerrar el círculo sobre un asunto esencial.
 ¿ES imprescindible el hambre, como comentaba Javier, para hacer revoluciones? Y si es así, ¿de que tipo de hambre hablamos? Por desgracia parece que el hambre de alimentos no es algo lejano, limitado a países a los que mirábamos con horror en el telediario a la hora de la cena. Ya se pasa hambre y mucha, en los países desarrollados. Pero se precisa también otro tipo de hambre, “de justicia, de ideas, de que no te insulten cada día, de que se reconozca tu valía para conseguir un empleo y mantenerte en él”, de cambiar una situación que cada vez es más insostenible.
Es difícil que ese cambio puedan acometerlo los que hemos contribuido a estar donde estamos, por acción u omisión. Los que disfrutamos de la comodidad que esta situación produce; en palabras de Javier “los que vieron recompensadas sus carreras delante de los grises” . Puede ser comprensible , pero es sonrojan, comprobar el grado de pereza, desidia y “docilidad extrema” ( de nuevo Javier) a la que hemos llegado como generación.
El brutal cambio del contexto determina que ya no sirvan las estrategias que tradicionalmente se habían venido utilizando. Como señalaba Javier , qué papel pueden tener los sindicatos nacionales cuando salvo los profesionales autónomos, la mayor parte de los que aún conservan su trabajo ( exceptuando los indolentes funcionarios) lo hacen en corporaciones multinacionales que suelen emplear innovadoras técnicas de recursos humanos ( como el plato de lentejas, “o lo tomas o lo dejas ,  que ya encontraremos otro en alguna parte del mundo dispuesto a humillarse más”) . Los partidos políticos devienen en innecesarios ( cualquiera sabe ya quien determina la toma real de decisiones políticas y evidentemente no vive en Moncloa); y aunque su credibilidad desaparece como el hielo de los polos (algo que por cierto ya no preocupa a nadie) siguen empleando el mismo argumentarlo rancio y poco creíble. Como señalaba Valentina, para este cambio no pueden servir tampoco los modos y maneras que utilizaron generaciones pasadas , de ese 68  tan cansino que cantaba Ismael Serrano. Si el contexto es tan distinto también deberían serlos las estrategias, por eso irrita tanto a la tecnoestructura política todo aquello que suponga salirse de la foto ( del 15M a los escraches, de la aparición de nuevos partidos a la de nuevos candidatos que aparecen “cuando no toca”).
Quizá como conclusión sirvan los argumentos de Ana Rico justificando una afirmación que encierra múltiples significados ( las reformas- reformas las harán nuestros nietos):
1.- Cuando las cosas se estancan por bloqueo estructural solo la fuerza de la juventud puede con ellas ( lo cual no exime de su responsabilidad de facilitar esa tarea a las generaciones previas, en mi opinión)
2.- No cabe el pesimismo una vez que se entiende que la política es a 200 años . Si se preparan las cosas así si que es seguro el cambio futuro
3.- Necesitamos urgentemente personas con capacidad de soñar, o al menos con capacidad de ayudar a que otros sueñen en serio
Ana regalaba una joya de John Maynard Keynes, un visionario cuya sabiduría siendo asombrosa, y que sigue indicando el camino a seguir. Uno de sus párrafos dice así:
el amor al dinero como una posesión ( que hay que distinguir del amor al dinero en cuanto medio para el disfrute de la vida) se acabará reconociendo por lo que es , una asquerosa morbilidad, una de esas inclinaciones medio patológicas y medio criminales que uno entrega con pavor a los especialistas en salud mental…
Y más adelante añade :”Nos veo libres por lo tanto de volver a algunos de los más ciertos y seguros principios de la religión y las virtudes clásicas: que la avaricia es un vicio, el ejercicio de la usura una estafa, y el amor al dinero es detestable…capaces de dar más valor a los fines que a los medios y preferir el bien a lo útil. De honrar a los que nos enseñan como “arrancar” las horas al día virtuosamente, bien; la gente encantadora capaz de encontrar gozo inmediato  en las cosas, esos lirios del campo que no trabajaron ni hacen que giren”

8 comentarios:

  1. Anoche, antes de acostarme, me leí los comentarios planteados por Ana, Javier y Valentina enlazados como las cerezas por este gerente demediado. Alguna huella debió dejar en mi inconsciente porque durante la noche he soñando con élites extractivas, debatido el significado de justicia, y planificado una revolución. En mi sueño todos discutíamos alrededor de una mesa. El despertar ha sido duro, no sólo porque a todos se nos deben ocurrir mil placeres antes que soñar con escribir una revolución, sino porque se hace eco de una sensación que aún dormida se manifiesta: todos estábamos sentados y hablando, pero hacer, lo que se dice hacer, hacíamos poco. Junto a la protesta que plantea Valentina también me gustaría despertarme de mi pesadilla y desayunar un licuado de ilusión. Había una frase que me parece que dijo el ex ministro Piqué que decía algo así como que ser de izquierdas es normal cuando se tienen 20 años pero a partir de los 40 es una gilipollez, Aznar también dijo que ser de izquierdas “es una perdida de tiempo” y mucho más recientemente Hernando llamaba al juez Pedraz ante la sentencia de absolución de las personas que participaron en el 25S como “un pijo ácrata”. Debió ser a partir de Herodoto cuando se afianzó la idea de que todo relato es un relato de legitimación, los vencedores narran su victoria pero lo hacen con el descaro de presentarla como la victoria de la justicia, de la superioridad y del triunfo. Así que para empezar no deberíamos asumir sin más ese cuento y lo que puede llegar a contar en el doble sentido del término. Existen iniciativas que se están poniendo en marcha para cambiar esta situación. El 15M, Stop Desahucios, mareas blancas y verdes o una convocatoria que acaba de entrarme en el correo sobre una reunión de la cooperativa con la que nos autoabastecemos comprando solo productos locales en mi pueblo, es prueba de ello. Por último, esta mañana después de un café y mucho menos espesa, he pensando qué música sería la que acompañaría una revolución. Al bucear en Google aparecían los pesados cantautores de todos los tiempos, pero hay una lista de spoty de muy buen gusto que os anexo. Es posible, que la revolución de las cerezas esté por venir, quizás no la hagan mis nietos sino que sean ellos quienes la disfruten, y seguro (espero) que traerá, por lo menos, buena música. http://open.spotify.com/user/barbara73/playlist/4OCTIRC4YoDaYL6cqG3dXk

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy buen gusto ¡vive dios¡ la de esta lista. Yo me he puesto Everything must change de la gran Nina Simone cuyo link adjunto(http://open.spotify.com/track/0pd0XIgtwnzusYAjncqYi3)
      Tienes razón Maite. Muchas palabras y pocos hechos, pero aunque no sean suficientes necesitamos las palabras. Las tuyas, al igual que las de Javier, Valentina y Ana han supuesto para mi algo importante: que hay tanto talento como ganas de cambiar las cosas. Supongo que el que no se consuela es porque no quiere, pero creo que la reflexión sensata y debatida es el primer paso para ese cambio
      Un beso

      Eliminar
  2. Sergio,
    Muchas gracias por recoger algo que comenté a un post anterior.
    Ese agradecimiento no es narcisista. No deriva de verme reflejado en este post. Va mucho más allá. Surge del sentimiento de no verme solo. No tienes ni idea de lo que significa para mí ese comentario tuyo en este momento, ahora, justamente ahora. Somos muchos los aislados, los mobbingizados.
    Ya está bien.
    Necesitamos demasiada poesía, como la que recoges. Necesitamos la palabra. Necesitamos sabernos humanos en un mundo al que aun podemos aportar algo.
    Gracias y un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti Javier. Tu comentario es el mejor regalo que puede tener este blog.
      Llevo ya mucho tiempo aprendiendo ti, con lo que escribes así como lo que comentas habitualmente en este pequeño espacio que siempre estará a tu disposición.
      Lo decía antes Maite y tiene razón. Ella soñaba con la preparación de una revolución que solo era teórica. Posiblemente sobren palabras y falten hechos, pero como señalas necesitamos poesía y por supuesto palabras. Siempre fueron el primer paso.
      Aunque sirva de poco ya sabes donde estamos para lo que haga falta.
      Un fuerte abrazo

      Eliminar
  3. No creo que sea remilgoso recordar algo de Whitman:
    "Que estás aquí - que existe la vida y la identidad,
    Que prosigue el poderoso drama,
    y que puedes contribuir con un verso"

    Un verso. De cada uno. Me recuerda al ochavo de la viuda del Evangelio. Tal vez la gran revolución consista en lo poco que pueda aportar cada uno tratando de ser libre ... para escribir su verso, aunque nunca entre en ninguna antología. Quizá baste con esa contribución vital. Para "habitar poéticamente" como decía Hölderlin.

    Un abrazo a tí, Sergio, y a todos vosotros, Miguel, Ana, Valentina... por hacer la vida llevadera, por resaltar el valor de lo humano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí Javier."Tal vez la gran revolución consista en lo que poco que puede aportar cada uno tratando de ser libre"...tal vez eso fuera suficiente si hubiera suficientes personas con interés de hacerlo.Al drama se puede contribuir con un verso...cuanta sabiduría en 12 palabras.
      Ayer estuve ayudando a mi hija a escribir un poema. Era la tarea que tenia para hoy, día del libro, el único día del año en que se preocupan de éstos. Nadie le habia leido un poema en el colegio ( sí en casa porque su padre es un tarado y sigo leyendo poesia), nadie les habia dicho que es poesia, como se elabora un poema. Nadie les ha contado que las poesias no tiene por que rimar siempre, no tienen que hablar de flores y de amor necesariamente.
      El problema no se reduce a la situación económica. El sistema educativo está generando robots poco cualificados fácilmente domesticables. Incapaces de leer a Whitman o a Hölderlein (que acabarán por no conocerse porque no nacieron aqui), escribir un poema o, por supuesto pensar que hay que cambiar las cosas.
      Somos cuatro gatos. Pero al menos sabemos que hay otros tres gatos al otro lado de la pantalla
      Un abrazo y mil gracias

      Eliminar
  4. Creo que me toca a mí ahora, agradeceros a todos, Sergio por proporcionar un espacio así para compartir ideas, Javier, Ana, Maite, Miguel y Sergio por las palabras y poemas inspiradoras y renovadoras de pensamientos (¡y la música!).
    Momentos así son muy refrescantes para mí, me recuerdan que con solo darle voz a algunas frustraciones interiores se puede encontrar alguien preparado a escuchar y contestar, y así alimentar la mente de una/o. Me recuerdan que tenemos un capital humano (en formato de mentes, cuerpos y ánimos) que necesitamos acumular (así como el capital acumulado que, según Keynes, empezó la 'edad moderna') y orientar hacía objetivos comunes. Los robots que menciona Sergio, no solo son fácilmente domesticables, sino también entrenados a actuar estricta y únicamente en su propio interés. El esfuerzo (y trabajo) de grupo, de equipo, es menospreciado, y solo se recurre a el cuando no quedan alternativas de salida "individual" en el horizonte.
    Y es por eso que cuando hay, aún que sea, 5 o 6 personas preparadas a juntar esfuerzos mentales para tratar de entender lo que está pasando, es como si una brisa refrescante y aliviadora pasara por una habitación encerrada hace mucho tiempo.
    Muchas gracias a todos

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias a ti Valentina. Tu comentario, como habrás podido comprobar fue un revulsivo. No se si esta conversación ( más que discusión) la habrá seguido mucha gente. Quizá no interese. Pero es evidente que a los que hemos participado nos ha interesado y mucho. Ha sido como una reflexión en voz alta ( pero tampoco muy alta, casi un susurro) a varias voces. A cual más inteligente por cierto. He aprendido mucho, y conocido poemas que desconocía.
    Una brisa de momento tenue ha refrescado la habitación con olor a rancio en que vivimos desde hace tiempo.El tiempo dirá en que se convierte.
    Pero has tenido que ser tu, de lejos la más joven de todos, la que haya abierto la ventana. Gracias

    ResponderEliminar